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27 noviembre 2008

Domingo 30 de noviembre

I domingo de adviento
30 de noviembre de 2008 (ciclo B, año par)



Primera lectura
¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!

Lectura del libro de Isaías
Is 63, 16b-17. 19b; 64, 2b-7

Tú, Señor, eres nuestro padre,
tu nombre de siempre es «Nuestro redentor».

Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos
y endureces nuestro corazón para que no te tema?

Vuélvete, por amor a tus siervos
y a las tribus de tu heredad.

¡Ojalá rasgases el cielo y bajases,
derritiendo los montes con tu presencia!

Bajaste, y los montes se derritieron con tu presencia.

Jamás oído oyó ni ojo vio
un Dios, fuera de ti,
que hiciera tanto por el que espera en él.

Sales al encuentro del que practica la justicia
y se acuerda de tus caminos.

Estabas airado, y nosotros fracasamos:
aparta nuestras culpas, y seremos salvos.

Todos éramos impuros,
nuestra justicia era un paño manchado;
todos nos marchitábamos como follaje,
nuestras culpas nos arrebataban como el viento.

Nadie invocaba tu nombre
ni se esforzaba por aferrarse a ti;
pues nos ocultabas tu rostro
y nos entregabas en poder de nuestra culpa.

Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre,
nosotros la arcilla y tú el alfarero:
somos todos obra de tu mano.

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19.

R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve

Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos.
R.

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.
R.

Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti;
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
R.

Segunda lectura
Aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 3-9

Hermanos:

La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.

En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.

Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es fiel!


Palabra de Dios

Aleluya
Sal 84, 8

Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación

EVANGELIO
Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa

+ Lectura del santo evangelio según San Marcos 13, 33-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.

Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.

Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.

Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!».



Palabra del Señor



COMENTARIO

Velad, pues no sabéis cuando vendrá el dueño de la casa

Comenzamos hoy el Tiempo de Adviento, y con él comenzamos un nuevo año litúrgico, la gran peregrinación anual de la Iglesia a través de los misterios del Señor.En este tiempo de Adviento la comunidad eclesial, mientras se prepara para celebrar el gran misterio de la Encarnación, está invitada a redescubrir y profundizar su relación personal con Dios. La palabra latina "adventus" se refiere a la venida de Cristo y pone en primer plano el movimiento de Dios hacia la humanidad, al que cada uno está llamado a responder con la apertura, la espera, la búsqueda y la adhesión” (Benedicto XVI, Angelus, 4-XII-2005).

El tiempo de Adviento es un regalo del Señor, es un tiempo de esperanza, bajo una doble perspectiva: por una parte, es el tiempo de preparación a la NAVIDAD, en la cual celebramos la primera venida del Hijo de Dios, y, por otra, con este recuerdo se dirige nuestra atención hacia la expectación de la SEGUNDA VENIDA DE CRISTO al final de los tiempos. Por esto se presenta el Adviento como el tiempo de la alegre esperanza.

Nuestra vida cristiana adquiere sentido a partir de estos dos momentos: la Encarnación de Cristo que nos diviniza, que nos hace hijos de Dios, y la Parusía (segunda venida de Cristo al final de los tiempos) que lleva esta obra hasta su total cumplimiento. El cristiano vigila y está siempre esperando la venida del Señor.

Este hecho de la venida del Señor debe despertar en el cristiano una actitud personal de fe y vigilancia, de hambre o pobreza espiritual, y de misión o presencia en el mundo, para que se realice el encuentro personal con Cristo que constituye el fin de nuestra vida espiritual.

La fe no es una cuestión meramente intelectual: Dios no quiere ser sabido, Dios quiere ser amado y vivido. Por eso, hemos de llegar a descubrir la presencia misteriosa de Dios en los sacramentos, en su Palabra, en la oración, en el hermano, especialmente en los pobres y en los que sufren, en el testimonio de dar la cara por Él cada día.

Sin embargo, no sólo existe la última venida, al final de los tiempos. En cierto sentido, el Señor desea venir siempre a través de nosotros, y llama a la puerta de nuestro corazón: ¿estás dispuesto a darme tu carne, tu tiempo, tu vida? Esta es la voz del Señor, que quiere entrar también en nuestro tiempo, quiere entrar en la historia humana a través de nosotros. Busca también una morada viva, nuestra vida personal. Esta es la venida del Señor. Esto es lo que queremos aprender de nuevo en el tiempo del Adviento: que el Señor pueda venir a través de nosotros (Benedicto XVI, Homilía 26-XI-2005)

La vigilancia a la que nos invita la Palabra de Dios que proclamamos hoy no debe entenderse solamente como defensa del mal que nos acecha, sino como expectación confiada y alegre de Dios que nos salva y libera de ese mal. La vigilancia es una actitud de atención concentrada hacia el paso del Señor por nuestra vida, es la actitud del amigo que está pendiente de la llegada del que espera.

Hay que estar en vela, porque no sabemos cuándo vendrá el dueño. No se trata de tener miedo a su venida; al contrario, se trata de esperarla con alegría, y, más aún, de pedir a gritos su venida... porque es la venida de Dios, el Amigo. Por tanto, si vivimos la vida desde Dios, si cada día tratamos de ser fieles a Jesucristo y a la Iglesia, la perspectiva de la venida del Señor es optimista, aunque exigente.

Hemos recibido todos los dones espirituales necesarios para caminar. Cristo que viene nos mantendrá firmes hasta el final: no hay lugar para la angustia, sino para la esperanza. Por eso, toda la vida del cristiano es velar, vigilar para que el Señor no nos encuentre dormidos, dejarnos modelar por el alfarero, ser dóciles a su palabra, responder con nuestra vida a su llamada, vivir en su amor, desear encontrarnos con Él, VELAR…

Compromiso semanal

Haz un Plan de vida espiritual para este Tiempo de Adviento.
Intenta descubrir en qué debes estar más vigilante. Pon los medios necesarios para ello

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Isaías, 63, 16b-17; 64, 1. 3b-8. ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!

El pueblo confiesa su culpa y reconoce la responsabilidad que ha tenido en su propia desgracia. Pero confía, también, en que el Señor, como un padre que corrige, se compadecerá pronto de ellos. Porque Dios no quiere el sufrimiento sino la conversión. Por eso esperamos todos los años, al iniciarse el Adviento, el anuncio de que la ternura de Dios llega a todo hombre que confía en Él.

Salmo 79, 2-3. 15-19.
Señor, Dios nuestro, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

La Iglesia de Jesús es la viña del Señor. También es saqueada y pisoteada por sus enemigos. El peor de ellos es la división. Por eso, este salmo puede convertirse en una oración para pedir la reconciliación. La liturgia nos hace repetir durante el tiempo de Adviento la hermosa petición: “despierta tu poder y ven a salvarnos”.

2ª lectura: 1ª Corintios 1, 3-9.
Aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.

Pablo ora y agradece. En Cristo Jesús los cristianos han sido enriquecidos de tal manera que ya no carecen de nada. Por haber sido llamados a vivir en comunión con Cristo experimentan de qué manera Dios ha sido fiel a la promesa. Jesús les mantendrá firmes hasta el “día del Señor”, día de su “revelación gloriosa” al final de los tiempos.

Evangelio: Marcos 13, 33-37.
Velad, pues no sabéis cuando vendrá el dueño de la casa.

La vigilancia caracteriza la vivencia de la esperanza cristiana. En esta lectura se subraya uno de los motivos de la vigilancia: No sabemos el día ni la hora en que volverá el Señor. La vigilancia es una tarea impuesta por el dueño a todos sus siervos; por eso consiste en trabajar, en aprovechar bien el tiempo siguiendo las instrucciones del Señor.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 1

Is 2, 1-5 No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra.
Sal 121, 1-9 Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor.
Mt 8, 5-11 Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe.

Intenta vivir en una actitud de CONFIANZA TOTAL en Dios.

Martes 2

Is 11, 1-10 Brotará un renuevo del tronco de Jesé.
Sal 71, 2. 7-8. 12-13. 17 Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Lc 10, 21-24 Te doy gracias Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos.

Medita qué es lo que el Señor quiere que dejes para seguirle.

Miércoles 3
San
Francisco Javier

Is 25.6-10a. El Señor preparará para todos los pueblos un banquete. En aquel día enjugará las lágrimas de todos los rostros y nos salvará.
Sal 22. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Mt 15,29-37. El Señor cura a los enfermos. Multiplica los panes y los peces.

Reza por la nueva evangelización.

Jueves 4

San Juan Damasceno

Is 26, 1-6 Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua.
Sal 117, 1.8-9.19-21.25-27 Bendito el que viene en nombre del Señor.
Mt 7, 21.24-27 No todo el que me dice: ”¡Señor, Señor!” entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre.

Revisa la sinceridad de tu vida cristiana.

Viernes 5

Is 29, 17-24 Aquel día oirán los sordos, verán los ojos de los ciegos.
Sal 26, 1.4.13-14 El Señor es mi luz y mi salvación.
Mt 9, 27-31 Los dos ciegos curados hablaron de Él por toda la comarca.

Pídele a Dios lo que más necesitas.

Sábado 6
San
Nicolás

Is 30, 18-21.23-26 El Señor vendará la herida de su pueblo.
Sal 146, 1-6 Dichosos los que esperan en el Señor.
Mt 9, 35-10, 1.6-8 Se compadecía de las gentes extenuadas y abandonadas como ovejas que no tienen pastor.

Revisa qué has hecho esta semana por el Reino de Dios.

Domingo 7
2º de Adviento

Is 40, 1-5.9-11 Preparadle un camino al Señor.
Sal 84, 9-14 Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación
2 P 3, 8-14 Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva.
Mc 1, 1-8 Preparad el camino al Señor.

Reza por tu familia y por la parroquia


19 noviembre 2008

Domingo 23 de noviembre

JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
23 de noviembre de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
A vosotras, mis ovejas, voy a juzgar entre oveja y oveja

Lectura de la profecía de Ezequiel 34, 11-12. 15-17

Así dice el Señor Dios:

«Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro.
Como sigue el pastor el rastro de su rebaño,
cuando las ovejas se le dispersan,
así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré,
sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron
un día de oscuridad y nubarrones.

Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear
-oráculo del Señor Dios-.

Buscaré las ovejas perdidas,
recogeré a las descarriadas;
vendaré a las heridas;
curaré a las enfermas:
a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido.

Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor:
Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío."

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 22, 1-2a. 2b-3. 5- 6

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor,
nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar. R/.

Me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R/.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia
me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R/.

Segunda lectura
Devolverá a Dios Padre su reino, y así Dios lo será todo para todos.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 20-26. 28

Hermanos:

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.

Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.

Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.

Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte.

Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo habla sometido todo.

Y así Dios lo será todo para todos.

Palabra de Dios

Aleluya
Mc 11, 9b-10a

Bendito el que viene en nombre del Señor.
Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David.

EVANGELIO
Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-26,16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.

Él separará a unos de otros, corno un pastor separa las ovejas, de las cabras.

Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha:

"Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme."

Entonces los justos le contestarán:

"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?"

Y el rey les dirá:

"Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."

Y entonces dirá a los de su izquierda:

"Apartaos de mí, malditos, id al fue o eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis."

Entonces también éstos contestarán:

"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"

Y él replicará:

"Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo."

Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»

Palabra del Señor



COMENTARIO

Jesucristo, Rey del Universo

Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros

Celebramos hoy la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. La Iglesia quiere subrayar que Jesucristo es el único Rey, el único Señor, el único Maestro, y que no hay otro, que Jesucristo está por encima de todo.

Jesucristo, su mensaje y su obra están por encima de las modas; por encima de lo que piense la “mayoría” de la gente; por encima de nuestros sentimientos... por encima de todo.

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos recuerda que ante Jesucristo no caben medias tintas: o se le acepta o se le rechaza, o se le sigue o se le persigue. La Palabra de Dios nos invita a descubrir que aceptar a Jesús como Rey significa vivir con el estilo de vida de Jesús, ser fieles a su enseñanza.

Por ello, nos recuerda que Jesucristo nos ha de pedir cuentas de nuestra vida. Que nos ha de examinar sobre nuestra fidelidad a los mandamientos, al Evangelio y a la Iglesia, y sobre nuestra práctica de las obras de misericordia.

La Palabra de Dios nos invita a descubrir que ser cristiano no es cuestión de palabras, sino de obras. Creer, tener fe, no es tener la cabeza llena de ideas, sino vivir con un estilo de vida determinado: el estilo de vida de Jesucristo. Tener fe es aceptar con docilidad la enseñanza de Jesucristo y de la Iglesia y llevarla a la práctica.

Esta Palabra te invita hoy a que te preguntes qué significa de verdad Jesucristo en tu vida. ¿Es de verdad Jesucristo el Rey de tu vida? ¿Ocupa el centro de tu corazón? ¿Te fías de Él? ¿Le obedeces por encima de las modas? ¿Te esfuerzas por seguirle cada día?

La Palabra de Dios nos recuerda, además, que el trono de Cristo es la cruz y su corona no es de oro sino de espinas. Con ello se nos quiere decir que el que quiera aceptar a Cristo como Rey tendrá que cargar con la cruz, tendrá que luchar, tendrá que esforzarse, tendrá que soportar la incomprensión y la burla de los demás, tendrá que experimentar el rechazo del mundo... Tendrá que morir a sí mismo para alcanzar la gloria de la vida eterna.

¿Qué actitud tienes ante Jesucristo? ¿Es de verdad el Rey de tu vida? ¿Ocupa el centro de tu corazón? ¿Tratas de serle fiel en todo? ¿Te esfuerzas en vivir de acuerdo con su enseñanza y en practicar las obras de misericordia? ¡Anímate! ¡Decídete a seguir a Jesús en la Iglesia! ¡Ábrele tu corazón y déjate llenar por El! ¡Vive como un auténtico discípulo suyo! Tu vida cambiará, encontrarás la paz y la felicidad y alcanzarás la vida eterna

Compromiso semanal

Revisa tu vida para descubrir si de verdad Jesucristo es el Rey de tu vida. Mira qué es lo que te falta y proponte cambiar tu corazón para que Cristo pueda vivir en El.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Ezequiel 34, 11-12. 15-17. A vosotras, mis ovejas, voy a juzgar entre oveja y oveja.

Ezequiel anuncia al verdadero pastor que guiará a la humanidad por el buen camino, cuidando a los más débiles y velando con amor por las ovejas enfermas y sanas. Dios mismo reasume la conducción de su rebaño para entregárselo al Mesías. La imagen, llena de amor y ternura, suscita un eco de confianza amorosa y entregada. Puedes leer Lucas 15, 4-7.

Salmo 22, 1-6. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor Jesús es nuestro Pastor y nuestro Rey. Jesús es el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas y que al final de los tiempos nos conducirá a fuentes de agua viva. Puedes leer Juan 10, 1-16.

2ª lectura: 1ª Corintios 15, 20-26. 28. Devolverá a Dios Padre su Reino, y así Dios lo será todo para todos.

Los corintios, procedentes en su mayor parte de la cultura griega, no acababan de aceptar la resurrección de los muertos. San Pablo fundamenta la resurrección y el triunfo final de los cristianos en la Resurrección de Cristo. La resurrección no es una idea discutible, sino un hecho que san Pablo ya ha visto realizado en Jesucristo y que anima constantemente su vida. En Cristo resucitado se ve bien cuál es el destino del hombre: lo que Dios ha hecho con Jesús, por su Espíritu, resucitándole de entre los muertos, lo hará también con todos los hombres que le estén unidos. Puedes leer Colosenses 1, 18-20; Filipenses 3, 20-21.

Evangelio: Mateo 25, 31-46. Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros.

El evangelio nos enseña que el juicio empieza “aquí”. Cada instante lleva en sí el peso de la misteriosa presencia del Hijo del Hombre, del mismo Dios, en el pequeño que se cruza en nuestra vida. La revelación es extraordinaria: la conducta que tengamos con esos pequeños es la misma que tenemos con Dios. Por eso en el último día, puestos ante Dios, los hombres descubrirán asombrados que ya le amaron o despreciaron en el prójimo acogido o abandonado aquí en la tierra. Jesús se identifica con los hombres más humildes. Las palabras “conmigo lo hicisteis” señalan esta relación misteriosa pero real que une a Cristo con cualquier persona necesitada. Y este Rey y Juez universal sacará a la luz nuestra vida, tejida de incalculables pequeños gestos humanos, y seremos salvados o condenados según los hayamos vivido en el amor (que se entrega, que da la vida) o en el egoísmo (que se busca a sí mismo).

A nosotros nos toca averiguar cuáles son las necesidades de los “pequeños” para tratar de remediarlas. Eso importa más que dar vueltas obsesivamente a la sentencia. Puedes leer 2 Corintios 5, 1-10.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 24
San Andrés Dung-Lac
Ap 14, 1-3.4b-5 Llevaban grabado en la frente el nombre de Cristo y el de su Padre.
Sal 23, 1-6 Éstos son los que buscan al Señor.
Lc 21, 1-4 Vio a una viuda pobre que echaba dos monedas de poco valor.
Haz una obra de caridad. Que te suponga un sacrificio
Martes 25
Santa Catalina de Alejandría
Ap 14, 14-19 Ha llegado la hora de la siega, pues la mies de la tierra está más que madura.
Sal 95, 10-13 El Señor llega a regir la tierra.
Lc 21, 5-11 Estad atentos para que no os engañen.
¿Estás preparado para la venida del Señor?
Miércoles 26 Ap 15, 1-4 Cantaban el cántico de Mosiés y el cántico del Cordero.
Sal 97, 1-3.7-9 Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios soberano de todo.
Lc 21, 12-19 Todos os odiarán por mi nombre.
Reza por los cristianos perseguidos
Jueves 27 Ap 18,1-2.21-23; 19,1-3.9a. Ha caído Babilonia la grande.
Sal 99. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero.
Lc 21,20-28 Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que les llegue su hora.
Reza por todos los que sufren
Viernes 28 Ap 20, 1-4.11-21,2 Vio la nueva Jerusalén, que descendía del cielo.
Sal 83, 3-8 Ésta es la morada de Dios con los hombres.
Lc 21, 29-33 Cuando veáis realizarse estas cosas, sabed que el Reino de Dios está cerca.
Reza por los alejados.
Sábado 29 Ap 22, 1-7 Ya no habrá más noche porque el Señor irradiará luz sobre ellos.
Sal 94, 1-7 ¡Marana tha! Ven, Señor Jesús.
Lc 21, 34-36 Velad, pues, y orad en todo tiempo.
Revisa tu actitud ante el dinero
Domingo 30
1º de Adviento
Ciclo B Is 63, 16b-17; 64,1.3b-8 Ojalá rasgases el cielo y bajases.
Sal 79, 2-3.15-19 Señor, Dios nuestro, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
I Co 1, 3-9 Aguardamos la manifestación de Jesucristo nuestro Señor.
Mc 13, 33-37 Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa.
Haz oración por tu familia y por la parroquia


12 noviembre 2008

Domingo 16 de noviembre

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO
Día de la Iglesia Diocesana. 16 de noviembre de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
Trabaja con la destreza de sus manos

Lectura del libro de los Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31

Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará?
Vale mucho más que las perlas.

Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas.
Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida.

Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos.
Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca.

Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre.
Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura,
la que teme al Señor merece alabanza.

Cantadle por el éxito de su trabajo,
que sus obras la alaben en la plaza.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 127, 1-2. 3. 4-5

R/. Dichoso el que teme al Señor.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu Casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.

Segunda lectura
Que el día del Señor no os sorprenda como un ladrón.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6

En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba.

Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.

Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas.

Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.

Palabra de Dios

Aleluya
Jn 15, 4a. 5b

Permaneced en mí, y yo en vosotros -dice el Señor-;
el que permanece en mí da fruto abundante.

EVANGELIO
Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Señor

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

- «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.

El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.

En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.

Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:

"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco."

Su señor le dijo:

"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:

"Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos."

Su señor le dijo:

"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.

Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo:

"Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."

El señor le respondió:

"Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.»

Palabra del Señor



COMENTARIO

Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Señor

La Palabra de Dios que proclamamos hoy viene a iluminar nuestra vida con la parábola de los talentos. El mensaje central de la parábola se puede resumir en dos ideas fundamentales: que los dones que tenemos los hemos recibido de Dios, y que hemos de dar a nuestra vida el máximo rendimiento.
La parábola nos invita a pensar en la hora del encuentro con Dios. Él nos preguntará por el uso de los talentos encomendados... y cada uno recibirá su “paga” según lo que haya rendido. Esta parábola nos plantea que lo que importa es cumplir fielmente la voluntad del Señor. Pero no sólo se deben llevar a cabo determinados encargos, sino que los siervos deben trabajar de acuerdo con el deseo de su Señor. No basta con llevar a término un encargo muy concreto, sino que hay que desear aumentar los talentos con la iniciativa y el riesgo personal.

La magnitud de la suma es diferente en cada caso, y se mide según la capacidad de los distintos siervos. Se recalca que el señor regresa al cabo de mucho tiempo, de forma imprevista. Ahora se ajustan las cuentas: cada uno ha de decir donde se encuentra el dinero que se le había dado, e indicar la ganancia obtenida. Sólo el primero y el segundo pueden hacerlo con la conciencia tranquila. El tercero ha de confesar que no ha hecho ningún trabajo. Los dos primeros son recompensados, mientras que el tercero es castigado.

El hombre recibe de su Señor los talentos como dones que debe hacer fructificar en su vida. Al que tiene mucho, se le exige mucho; al que tiene poco, se le exige poco. Pero el Señor espera que cada uno trabaje con lo suyo, que no sólo lo administre fielmente, sino que lo aumente.

El tema de la vigilancia alcanza su pleno desarrollo en esta parábola. Vigilar es ser fiel a la misión recibida; es estar preparado para el encuentro gozoso con Dios: hay que fructificar en la medida del don recibido. Esperar el Reino de Dios es trabajar y arriesgar por él. La despreocupación del holgazán es muy seria: en el fondo, el siervo desconoce a Dios; quiere vivir una seguridad falsa: es incapaz de amar. La omisión en que incurre es castigada como las faltas más graves.

En esta parábola es necesario que te plantees que has de descubrir los talentos que has recibido de Dios. ¿Cuáles son tus carismas? Has de vivir tus carismas como un regalo de Dios. Un regalo que Él te ha dado no porque seas mejor que nadie, sino por puro amor. Y un regalo que Él te ha dado no para que te luzcas y puedas presumir, sino para que los hagas fructificar en beneficio de la Iglesia, en beneficio de los demás. ¿De qué vas a presumir si todo lo que tienes te lo ha dado el Señor? También es necesario que revises si estás haciendo trabajar bien tus talentos y que te preguntes cómo los puedes mejorar. ¿Qué estás haciendo con tus talentos? ¿Qué estás haciendo con tu tiempo, tu dinero, tu juventud, tu fuerza, tu vigor, tus conocimientos, tu simpatía...? ¡Ánimo! ¡Sé valiente! ¡No tengas miedo en entregar tus talentos! Recibirás el ciento por uno. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.

Compromiso semanal

Revisa tu vida. Piensa si estás sacando a los talentos que has recibido el rendimiento que el Señor espera. Medita qué puedes hacer por mejorar.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31. Trabaja con la destreza de sus manos.

Este texto describe a la mujer activa, "fuerte", como una encarnación de la sabiduría. Ese elogio de la mujer virtuosa se centra en torno a la familia y la preocupación por los pobres y necesitados. Ella fomenta también el temor de Dios, virtud que lo envuelve todo.

Salmo 127, 1-5. Dichoso el que teme al Señor.

El salmo contiene la descripción de un hogar feliz, y es una alusión a la fidelidad y fecundidad de la gran familia llamada al reino futuro: allí los hijos de la Iglesia –nosotros-como "renuevos de olivo" nos sentaremos alrededor de la mesa del Señor.

2ª lectura: 1ª Tesalonicenses 5, 1-6. Que el día del Señor no os sorprenda como un ladrón.

La venida del Señor se realizará en un tiempo determinado, pero desconocido por ahora para todos. El cristiano, hijo de la luz, debe estar dispuesto a recibir al Señor en todo instante, debe estar disponible y siempre dispuesto. Esta espera vigilante da una orientación especial a la existencia cristiana. Porque "no somos de la noche" (=del mundo presente no regenerado por Cristo), sino que somos "hijos del día" (=iluminados por su Palabra) importa vivir vigilantes y con sobriedad, aprovechando el tiempo presente. Puedes leer Apocalipsis 3,3; Romanos 13, 11-14.

Evangelio: Mateo 25, 14-30. Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Señor.

El tema de la vigilancia alcanza su pleno desarrollo con la parábola de los talentos. Vigilar es ser fiel a la misión recibida. Hay que fructificar en la medida del don recibido. La actividad mientras esperamos la venida del Señor, no sólo no nos aparta del Señor sino que responde a sus deseos. Esperar el Reino es trabajar y arriesgar por él. Toda la fuerza de la parábola está en el diálogo del Señor con el siervo negligente y holgazán. Paralizado por el miedo ha enterrado su talento. No ha trabajado por los intereses de su señor. Semejante despreocupación es muy seria: en el fondo, el siervo desconoce a Dios; quiere vivir una seguridad falsa; es incapaz de amar. Cristo denuncia, una vez más, con la imagen de este siervo, el fariseo que busca su seguridad personal en la observancia minuciosa de la ley y deforma con ello la imagen de Dios.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 17
Santa Isabel de Hungría
Ap 1, 1-4; 2,1-5a Recuerda de dónde has caído y conviértete.
Sal 1, 1-6 Al que venciere le daré a comer del árbol de la vida
Lc 18,35-43 ¿Qué quieres que haga por ti? ¡Señor, que vea otra vez¡
Haz una obra de misericordia
Martes 18
Dedicación de las Basílicas de san Pedro y san Pablo
Ap 3, 1-6.14-22 Si alguien me abre, entraré y comeremos juntos.
Sal 14, 2-5 A los vencedores los sentaré en mi trono, junto a mí.
Lc 19,1-10 El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Reza por la conversión de los alejados
Miércoles 19 Ap 4, 1-11 Santo es el Señor, soberano de todo.
Sal 150, 1-6 Santo, santo, santos es el Señor, soberano de todo.
Lc 19,11-28 ¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?
Medita qué estás haciendo con tus talentos
Jueves 20
Beata Ángeles Lloret Martí y compañeras mártires
Ap 5, 1-10 El Cordero fue degollado y con su sangre nos ha comprado de toda nación.
Sal 149, 1-9 Nos hiciste para nuestro Dios reyes y sacerdotes
Lc 19,41-44 ¡Si comprendieras lo que conduce a la paz¡.
¿Vives en paz? ¿Qué te falta para alcanzar la paz?
Viernes 21
La Presentación de la Virgen
Ap 3, 1-6.14-22 Si alguien me abre, entraré y comeremos juntos.
Sal 14, 2-5 A los vencedores los sentaré en mi trono, junto a mí.
Mt 14, 22-33 Mándame ir hacia a ti andando sobre el agua
Haz oración por la Iglesia
Sábado 22
Santa Cecilia
Ap 4, 1-11 Santo es el Señor, soberano de todo.
Sal 150, 1-6 Santo, santo, santos es el Señor, soberano de todo.
Lc 20,27-40 No es Dios de muertos, sino de vivos.
Reza por tus difuntos
Domingo 23
Jesucristo, Rey del Universo
Ez 34, 11-12.15-17 Buscaré las ovejas perdidas, vendaré a las heridas.
Sal 22, 1-6 El Señor es mi pastor, nada me falta.
I Co 15, 20,26a.28 Devolverá el Reino de Dios Padre para que Dios sea todo en todos.
Mt 25, 31-46 Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, serán reunidas ante Él todas las naciones.
Haz oración por tu familia y por la parroquia


08 noviembre 2008

Domingo 9 de noviembre

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN
9 de noviembre de 2008 (Domingo XXXII - ciclo A, año par)



Primera lectura
Vi que manaba agua del lado derecho del templo,
y habrá vida dondequiera que llegue la corriente

Lectura de la profecía de Ezequiel (47, 1-2. 8-9. 12)

En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo.

Del zaguán del templo manaba agua hacia levante —el templo miraba a levante—. El agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar.

Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho.

Me dijo: —«Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente.

A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 45, 2-3. 5-6. 8-9

R/. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. R/.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora. R/.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe. R/.

Segunda lectura
Sois templo de Dios

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (3, 9c-11. 16-17)

Hermanos:

Sois edificio de Dios. Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento, otro levanta el edificio. Mire cada uno cómo construye.

Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo.

¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?

Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros.

Palabra de Dios.

Aleluya
2Cro 7, 16

Elijo y consagro este templo —dice el Señor—
para que esté en él mi nombre eternamente.

EVANGELIO
Hablaba del templo de su cuerpo

+ Lectura del santo evangelio según san Juan (2, 13-22)

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:

—«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»

Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora»

Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:

—«¿Qué signos nos muestras para obrar así?»

Jesús contestó:

—«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»

Los judíos replicaron:

—«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

Palabra del Señor.



COMENTARIO

Hablaba del templo de su cuerpo

Celebramos hoy la fiesta de la dedicación de la Basílica de Letrán, en Roma. Es la catedral del Papa como Obispo de Roma. Esta Basílica es una de las iglesias cristianas más antiguas, y es símbolo de la unidad de todas las comunidades cristianas con Roma. Por ello celebramos esta fiesta en todo el mundo, con el fin de honrar a la que es “madre y cabeza de todas las iglesias”, en señal de amor y unidad para con la cátedra de Pedro.

En la Iglesia no celebramos las fiestas por motivos históricos, sentimentales o folklóricos. Celebramos las fiestas por motivos pedagógicos: para aprender. Para aprender bien verdades fundamentales de nuestra fe, bien actitudes que los santos han vivido de manera ejemplar.

Por ello, es necesario que tratemos de descubrir qué es lo que se nos invita a aprender con esta celebración. Hoy, el Señor nos invita a descubrir que Él está vivo, está presente en medio de su pueblo, camina con nosotros guiándonos hasta la meta de la fe que es la vida eterna. La fe no es una teoría, sino una historia de amor y de salvación entre Dios y nosotros. Y esa historia de amor, Dios quiere vivirla invitándonos a formar parte de su pueblo que es la Iglesia.

Hoy el Señor quiere invitarnos a descubrir la grandeza de la Iglesia. La Iglesia es grande, porque Dios es grande. La Iglesia, pueblo de Dios, es santa porque Dios es santo. Y en esta Iglesia hemos sido llamados nosotros a la fe.

Por ello, hoy es un día, también, de acción de gracias a Dios por el don de la fe y por el don de la Iglesia a la que Él nos ha llamado, no por nuestros méritos sino conforme a su bondad. En la Iglesia actúa el Señor, en ella nos regala su Palabra, luz que ha de alumbrar nuestra vida; en ella nos bendice con los Sacramentos, signos de su amor y fortaleza de nuestra vida; en ella derrama con abundancia los carismas y los ministerios, don de Dios para el mundo; en ella está presente la fuerza del Espíritu, que nos hace crecer en el camino de la santidad para que podamos, como Cristo, vivir haciendo la voluntad del Padre.

La dedicación de la Basílica recuerda que el bautizado es templo vivo y verdadero de Dios. Él habita no sólo en templos construidos por hombres o en casas hechas de piedra, sino principalmente en el alma hecha a imagen de Dios. El templo de Dios es santo, y este templo somos los bautizados.

Hemos de procurar que Cristo no sea deshonrado en nosotros por nuestras malas obras. Somos templo del Dios vivo, y con nuestra vida hemos de dar gloria a Dios, hemos de hacer crecer la Iglesia, hemos de contribuir a que la Iglesia sea un signo claro del amor de Dios a los hombres.

¡Dale gracias a Dios por haber sido llamado a formar parte de la Iglesia! ¡Ama a la Iglesia como es y trata de que, con el ejemplo de tu vida, sea mejor cada día! Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre (S. Cipriano).

Compromiso semanal

Haz oración de acción de gracias a Dios por el don de la Iglesia, por haberte llamado a ella. Pídele que te ayude a crecer cada día en la santidad.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Ezequiel 47, 1-2. 8-9. 12. Vi que manaba agua del lado derecho del templo.

La lectura es un pasaje lleno de imágenes simbólicas en el que el profeta Ezequiel presenta la fuente de agua viva que fecunda la tierra. Cristo, el verdadero templo, es el agua viva que vivifica a quien le beba.Puedes leer Apocalipsis 22, 1-7; Juan 19, 34.

Salmo 45, 2-9. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios.

La gloria de Dios se revela en Jerusalén. Allí está el templo. En él vive Dios en medio de su pueblo. La ciudad es comparada al paraíso (el correr de las acequias expresa su fertilidad) y a una ciudad regia, desde la cual Dios gobierna, juzga y bendice a las demás naciones.

2ª lectura: 1 Corintios 3, 9-11. 16-17. Sois templo de Dios.

El cristiano es un edificio de Dios, levantado sobre el fundamento único: Jesucristo. El cristiano es una casa de Dios, un santuario: recinto sagrado del templo, dedicado exclusivamente al servicio de Dios. Puedes leer Efesios 2, 20-22; 2 Corintios 6, 14-18.

Evangelio: Juan 2, 13-22. Hablaba del templo de su cuerpo.

Jesús tiene autoridad y defiende el templo como casa de oración y no convertido en un mercado. Anuncia el verdadero templo en el que se dará un culto en espíritu y en verdad. Él es el verdadero templo.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 10
San León Magno
Tit 1, 1-9 Establece presbíteros, siguiendo las instrucciones que te di.
Sal 23, 1-6 Estos son los que buscan al Señor.
Lc 17, 1-6 Si tu hermano peca, repréndelo, pero si se arrepiente, perdónalo.
¿Guardas rencor a alguien? Intenta perdonar
Martes 11
San Martín de Tours
Tit 2, 1-8.11-14 Llevemos una vida religiosa, aguardando la dicha que esperamos.
Sal 36, 3-4.18.23.27.29 El Señor es quien salva a los justos
Lc 17, 7-10 Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que teníamos que hacer.
Revisa si das el fruto que el Señor espera de ti
Miércoles 12
San Josafat
Tit 3, 1-7 Íbamos fuera de camino, pero según su propia misericordia nos ha salvado.
Sal 22, 1-6 El Señor es mi pastor, nada me falta.
Lc 17, 11-19 ¿Tan sólo ha vuelto a dar gracias a Dios este extranjero?
Haz oración de acción de gracias a Dios
Jueves 13
San Leandro
Flm 7-20 Recíbelo no como esclavo, sino como hermano querido.
Sal 145, 8-10 Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
Lc 17, 20-25 El Reino de Dios ya está entre vosotros.
Reza por los que no creen
Viernes 14 2 Jn 4-9 Quien permanece en la doctrina, vive con el Padre y el Hijo.
Sal 118, 1-2.10-11.17-18 Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Lc 17, 26-37 El que quiera salvar su vida la perderá, pero el que la pierda la recobrará.
¿Estás preparado para la venida del Señor?
Sábado 15
San Alberto Magno
3 Jn 5-8. Debemos sostener a los hermanos cooperando así en la propagación de la verdad.
Sal 111. Dichoso quien teme al Señor.
Lc 18,1-8. Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan.
Pídele a Dios lo que más necesites
Domingo 16
33º del Tiempo Ordinario
Pr 31, 10-13.10-20 Trabaja con la destreza de tus manos.
Sal 127, 1-5 Dichoso el que teme al Señor.
I Ts 5 ,1-6 El día del Señor llegará como un ladrón en la noche.
Mt 25, 14-30 Como has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor.
Haz oración por tu familia y por la parroquia


01 noviembre 2008

Domingo 2 de noviembre

CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS
2 de noviembre de 2008 (ciclo A, año par)



Las lecturas se toman de las misas de difuntos en los leccionarios V y VIII.
Se propone, como ejemplo, esta selección de textos:

Primera lectura
Los recibió como sacrificio de holocausto

Lectura del libro de la Sabiduría 3, 1-9

La vida de los justos está en manos de Dios,
y no los tocará el tormento.

La gente insensata pensaba que morían,
consideraba su tránsito como una desgracia,
y su partida de entre nosotros como una destrucción;
pero ellos están en paz.

La gente pensaba que cumplían una pena,
pero ellos esperaban de lleno la inmortalidad;
sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes favores,
porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí;
los probó como oro en crisol,
los recibió como sacrificio de holocausto;
a la hora de la cuenta resplandecerán
como chispas que prenden por un cañaveral;
gobernarán naciones, someterán pueblos,
y el Señor reinará sobre ellos eternamente.

Los que confían en él comprenderán la verdad,
los fieles a su amor seguirán a su lado;
porque quiere a sus devotos, se apiada de ellos
y mira por sus elegidos.

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 22, 1-3. 4.5.6 (R.: 1; o bien 4ab)

R. El Señor es mi pastor, nada de falta.

o bien

R. Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

Segunda lectura
Por Cristo todos volverán a la vida

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 20-26

Hermanos:

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.

Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo;después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino.

Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte.

Palabra de Dios

Aleluya
Mt 25, 34

Venid vosotros, benditos de mi Padre —dice el Señor—;
heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

EVANGELIO
Éste es mi deseo: que estén conmigo donde yo estoy

Lectura del santo evangelio según san Juan 17, 24-26

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo:

—«Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.

Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos.»

Palabra del Señor



COMENTARIO

Yo soy la resurrección y la vida

La Iglesia celebra hoy la solemnidad de la Conmemoración de todos los fieles difuntos, y nos invita a consagrar este día a la oración por todos nuestros hermanos difuntos.

La Iglesia quiere que recordemos que, hasta que venga Jesucristo al final de los tiempos, sus discípulos, unos peregrinamos en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; mientras otros están ya en el cielo, glorificados, contemplando a Dios tal cual es. Hay una comunión entre la Iglesia del cielo y la de la tierra. La Iglesia es Iglesia militante que lucha en la tierra para alcanzar la meta que es la vida eterna; es Iglesia purgante que se purifica para poder participar de la gloria de Dios; es Iglesia triunfante que ha alcanzado ya la meta de la fe y vive junto a Dios para siempre.
Por ello, conscientes de esta comunión de todo el Cuerpo Místico de Cristo, tiene sentido el recuerdo y la oración por los difuntos. Por todos los difuntos: los conocidos y los desconocidos, los amigos y los que no nos cayeron bien; los que hicieron "grandes" cosas y los que pasaron desapercibidos.

Toda la Iglesia está en oración, viviendo el misterio de la comunión de los santos. Rezamos a la Iglesia triunfante para que, ella que viven ya junto a Dios, interceda al Padre por nosotros que vivimos luchando en nuestro caminar hacia la meta que es la vida eterna. Rezamos por la Iglesia purgante para que estos hermanos nuestros puedan disfrutar pronto de la vida eterna.

Al mismo tiempo, la celebración de hoy quiere recordarnos a todos que la meta de la fe es la vida eterna. Efectivamente, Dios te ama tanto que no te ha creado para vivir sólo cien años: Dios te ama tanto que te ha creado para vivir una vida que no tiene fin, la vida eterna.

Y por ello no puedes olvidar que ésta es la meta de los que caminamos en la tierra. Tu meta no es hacer dinero o acaparar títulos académicos. Tu meta no es ser importante o famoso a los ojos de los demás. Tu meta no es otra que la vida eterna, porque de nada le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde a sí mismo.

Y, cuando al final de tu vida, el Señor te pida cuentas no te va a pedir las libretas de los bancos, ni te pedirá las notas de los estudios, ni te pedirá las escrituras de tus propiedades, ni te pedirá las medallas o trofeos de los hombres, ni te pedirá tu índice de popularidad...

Al atardecer de la vida seremos examinados sobre el amor por el Amor, decía San Juan de la Cruz. Lo único que te va a pedir el Señor es si has sido fiel al Evangelio y a la Iglesia y si has pasado por el mundo haciendo el bien, viviendo las obras de misericordia. Esa ha de ser tu única riqueza. Y será lo único capaz de hacerte feliz, lo único capaz de llenar tu corazón. Sólo Dios basta, y sólo dejándote llenar por Él, serás auténticamente feliz.

Compromiso semanal

Reza por todos los difuntos. Pídele al Señor que te ayude a ser rico en fidelidad y en obras de misericordia.

La Palabra del Señor, luz para cada día

Las lecturas se toman de las misas de difuntos en los leccionarios V y VIII.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 3
San Martín de Porres
Flp 2, 1-4 Dadme esta gran alegría: manteneos unánimes.
Sal 130, 1-3 Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
Lc 14,12-14 No invites a tus amigos, sino a pobres y a lisiados.
Haz una obra de misericordia
Martes 4
San Carlos Borromeo
Flp 2, 5-11 Se rebajó, por eso Dios lo levantó.
Sal 21, 26-32 El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
Lc 14, 15-24 Sal por los caminos y convence a la gente para que entre.
Revisa cómo respondes a las llamadas del Señor
Miércoles 5 Flp 2, 12-18 Por vuestra parte estad alegres y asociaos a mi alegría.
Sal 26, 1.4.13-14 El Señor es mi luz y mi salvación.
Lc 14, 25-33 El que no renuncia a todo lo que tiene, no puede ser discípulo mío.
Medita el Evangelio de hoy
Jueves 6 Flp 3,3-8a. Eso que para mí es ganancia, lo considero pérdida comparado con Cristo.
Sal 104. Que se alegren los que buscan al Señor
Lc 15,1-10 Habrá más alegría en el cielo por un pescador que se convierta.
Reza por la conversión de los pecadores
Viernes 7
San Jacinto María Castañeda, presbítero mártir.
Flp 3, 17-4,1 Aguardamos un salvador; él transformará nuestra condición humilde según el modelo de su condición gloriosa.
Sal 121, 1-5 Llenos de alegría vamos a la casa del Señor
Lc 16, 1-8 Los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.
Revisa cómo está tu fidelidad
Sábado 8 Flp 4, 10-19 Todo lo puede en aquel que me conforta.
Sal 111, 1-9 Dichoso el que teme al Señor.
Lc 16,9-15 Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras?
Revisa como está tu fidelidad en lo pequeño
Domingo 9
Dedicación de la Basílica de Letrán
Ez 47, 1-2. 8-9. 12. Vi que manaba agua del templo.
Sal 45, 2-9 El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios.
1 Co 9c-11. 16-17. Sois templo de Dios.
Jn 2, 13-22 Hablaba del templo de su cuerpo.
Haz oración por tu familia y por la parroquia