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29 mayo 2010

Domingo 30 de mayo de 2010


 SANTÍSIMA TRINIDAD 
30 de mayo de 2010  (ciclo C, año par)




Primera lectura 
Antes de comenzar la tierra, la sabiduría fue engendrada
Lectura del libro de los Proverbios 8, 22-31
Así dice la sabiduría de Dios:
«El Señor me estableció al principio de sus tareas, 
al comienzo de sus obras antiquísimas.
En un tiempo remotísimo fui formada,
antes de comenzar la tierra.
Antes de los abismos fui engendrada,
antes de los manantiales de las aguas.
Todavía no estaban aplomados los montes, 
antes de las montañas fui engendrada.
No había hecho aún la tierra y la hierba,
ni los primeros terrones del orbe.
Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; 
cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo;
cuando sujetaba el cielo en la altura,
y fijaba las fuentes abismales.
Cuando ponía un limite al mar,
cuyas aguas no traspasan su mandato;
cuando asentaba los cimientos de la tierra, 
yo estaba junto a él, como aprendiz,
yo era su encanto cotidiano,
todo el tiempo jugaba en su presencia:
jugaba con la bola de la tierra,
gozaba con los hijos de los hombres.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 8, 4-5. 6-7a. 7b-9. (R/.: 2a)
R/. Señor, dueño nuestro, 
     ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, 
la luna y las estrellas que has creado, 
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, 
el ser humano, para darle poder? R/.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R/.
Todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros, 
y hasta las bestias del campo, 
las aves del cielo, los peces del mar, 
que trazan sendas por el mar. R/.
 Segunda lectura 
A Dios, por medio de Cristo, en el amor derramado con el Espíritu
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1-5
Hermanos:
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
Palabra de Dios.
Aleluya
Ap 1, 8
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, 
al Dios que es, que era y que viene.
EVANGELIO 
Todo lo que tiene el Padre es mío; 
el Espíritu tomará de lo mío y os lo anunciará
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.»
Palabra del Señor.




COMENTARIO
Dios es amor
En este domingo, que sigue a Pentecostés, celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad. Gracias al Espíritu Santo, que ayuda a comprender las palabras de Jesús y guía a la verdad completa, los creyentes pueden conocer, por decirlo así, la intimidad de Dios mismo, descubriendo que él no es soledad infinita, sino comunión de luz y de amor, vida dada y recibida en un diálogo eterno entre el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo, como dice san Agustín, Amante, Amado y Amor (cf. Benedicto XVI, Ángelus, 11-VI-2006).
La celebración de hoy nos recuerda que Dios es un misterio. Misterio que hemos de vivir desde la fe y el amor. Todo el universo, para quien tiene fe, habla de Dios uno y trino.
            En el misterio de Dios que celebramos hoy, es fundamental que sepas descubrir que Dios te ama, y que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Dios te ama más que nadie: hasta dar la vida. Dios te ama como eres: aunque tú no quieras saber nada de él, aunque tú lo persigas. Dios te ama con fidelidad, no deja de amarte nunca: aunque seas inconstante y pecador.
Y, por tanto, has de descubrir que todo lo que Dios dice, enseña y manda, no lo hace para fastidiarte, sino para mostrarte el verdadero camino que conduce a la felicidad y a la vida eterna. ¡Dios quiere que seas feliz! Y quiere que seas feliz no sólo un ratito..., sino ¡para toda la eternidad! ¡Esta es la clave para comprender todo el mensaje cristiano, con todas sus exigencias!
Aquel que entra en la dinámica del amor verdadero, de la entrega generosa, puede descubrir a Dios, porque DIOS ES AMOR. Tres Personas que sonun solo Dios, porque el Padre es amor, el Hijo es amor y el Espíritu es amor. Dios es todo amor y sólo amor, amor purísimo, infinito y eterno. No vive en una espléndida soledad, sino que más bien es fuente inagotable de vida que se entrega y comunica incesantemente. La prueba más fuerte de que hemos sido creados a imagen de la Trinidad es esta: sólo el amor nos hace felices, porque vivimos en relación, y vivimos para amar y ser amados. Utilizando una analogía sugerida por la biología, diríamos que el ser humano lleva en su "genoma" la huella profunda de la Trinidad, de Dios-Amor.
La Virgen María, con su dócil humildad, se convirtió en esclava del Amor divino: aceptó la voluntad del Padre y concibió al Hijo por obra del Espíritu Santo. En ella el Omnipotente se construyó un templo digno de él, e hizo de ella el modelo y la imagen de la Iglesia, misterio y casa de comunión para todos los hombres (cf. Benedicto XVI, Homilía 7-VI-2009).
            La fiesta de hoy es una invitación a amar a Dios, a entrar en el misterio, y, a través del amor, dejar que El te ilumine, se te vaya manifestando, y te haga crecer en la santidad para estar lleno de Él. Es una invitación a vaciarte de ti mismo para llenarte de Dios: así serás verdaderamente feliz, así vivirás auténticamente como persona y tendrá sentido tu vida.

Compromiso semanal
Dialoga con el Señor. Revisa como está vuestra historia de amor. ¡Pídele que te ayude a crecer en su amor, que te ayude a fiarte de Él!

La Palabra del Señor, luz para cada día 
1ª lectura: Proverbios 8, 22-31. 
Antes de comenzar la tierra, la sabiduría fue engendrada.
                    La sabiduría aparece como proveniente de Dios y perteneciente al ámbito de lo divino. Ella está con Dios, asiste con él a la obra de la creación y en ello se deleita; a los que la poseen los hace amigos de Dios.
Salmo 8, 4-9. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
            Este salmo es un himno a Dios, creador del universo y del ser humano. Es una estupenda meditación sobre los relatos de la creación y, como aquellos, un canto a Dios, artesano del hombre.
2ª lectura: Romanos 5, 1-5. 
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones.
                    Justificados por la fe, por la sangre de Cristo. Reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo. Salvados por su vida. En Jesucristo poseemos el don mesiánico por excelencia: la paz. Este don está destinado a crecer en cada uno de nosotros hasta la plena realización en la gloria. De ahí la exhortación a que nos gloriemos en las “tribulaciones”. No por lo que son en sí: sufrimiento que acompaña al justo, al fiel, y, sobre todo, al apóstol. Tampoco porque confiemos sacar fuerzas de nosotros mismos para no sucumbir. Pero sí por lo que significan: la posibilidad real de que la gracia de Dios, su amor “derramado en nosotros con el Espíritu Santo que nos ha sido dado”, despliegue su fuerza precisamente cuando somos débiles.
          Puedes leer 2 Corintios 12, 7-10; 1 Pedro 4, 18-18 y Filipenses 1, 27-30.
Evangelio: Juan 16, 12-15. 
Todo lo que tiene el Padre es mío; el Espíritu tomará de lo mío y os lo anunciará.
Jesús es el Revelador. Ha manifestado la realidad de Dios a los hombres. La acción del Espíritu Santo consiste en que, bajo el impulso de su presencia y de su iluminación, quedará desvelado el misterio de Jesús y de su revelación. Sin la acción del Espíritu no hay otra cosa que la suma de “muchas cosas” que resultan absolutamente incomprensibles e inaceptables.




CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 31La Visitación de la Virgen María
So 3,14-18. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti.
 Sal: Is 12,2-6.  Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.
Lc 1,39-56. ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Pídele a la Virgen lo que más necesites
Martes 1
San Justino
, mártir
2P 3,12-15a.17-18. Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva.
Sal 89. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en ge neración.
Mc 12, 13-17  Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dos, a Dios.
Haz una obra de misericordia
Miércoles 2San marcelino y san pedro, mártires
2Tm 1,1-3.6-12. Reaviva el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos.
Sal 122. A ti, Señor, levanto mis ojos.
Mc 12, 18-27. No es Dios de muertos, sino de vivos.
Pídele al Señor que te aumente la fe
Jueves 3
San Carlos Luanga y Compañeros
 Mártires
2Tm 2,8-15. La Palabra de Dios no está encadenada. Si morimos con él, viviremos con él.
Sal 24.  Señor, enséñame tus caminos.
Mc 12,28b-34. No hay mandamiento mayor que éstos.
Reza por los cristianos perseguidos
Viernes 4

 
2Tm 3,10-17. El que se proponga vivir piadosamente en Cristo Jesús será perseguido.
Sal 118.  Mucha paz tienen los que aman tus leyes, Señor.
Mc 12,35-37. ¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David?
Da testimonio de Jesucristo
Sábado 5
San Bonifacio
2Tm 4,1-8. Cumple tu tarea de evangelizador. Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el Señor me premiará con la corona merecida.
Sal 70. Mi boca contará tu salvación, Señor.
Mc 12,38-44. Esa pobre viuda ha echado más que nadie.
Haz una obra de caridad
Domingo 6
CORPUS
CHRISTI
Gn 14, 18-20  Melquisedec le ofreció pan y vino.
Sal 109, 1-4  Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
1 Co 11, 23-26  Siempre que coméis de este pan y bebéis de este cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que él venga.
Lc 9, 11b-17  Comieron todos hasta quedar saciados.
Reza por tu familia y por la parroquia

26 mayo 2010

22 mayo 2010

Pentecostés. Domingo 23 de mayo.



PENTECOSTÉS
23 de mayo de 2010  (ciclo C, año par)


Primera lectura
Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.
Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban:
— «¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa?
Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 103, lab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34 (R/.: cf. 30)
R/. Envía tu Espíritu, Señor,
     y repuebla la faz de la tierra.
O bien: Aleluya.

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R/.

Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.

Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R/.
 Segunda lectura
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13
Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Palabra de Dios.
 Secuencia
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Aleluya
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos la llama de tu amor.
EVANGELIO
Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Recibid el Espíritu Santo
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
— «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
— «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
— «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»

Palabra del Señor.
En el presente año C, pueden utilizarse también la siguiente lectura:
El Espíritu Santo os lo enseñará todo.
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 15-16. 23b-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros.
El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.»

Palabra del Señor.


COMENTARIO
Recibid el Espíritu Santo
Celebramos hoy la gran fiesta de Pentecostés, en la que la liturgia nos hace revivir el nacimiento de la Iglesia. Cincuenta días después de la Pascua, el Espíritu Santo descendió sobre la comunidad de los discípulos, que "perseveraban concordes en la oración en común" junto con "María, la madre de Jesús", y con los doce Apóstoles (cf. Hch 1, 14; 2, 1). Por tanto, podemos decir que la Iglesia tuvo su inicio solemne con la venida del Espíritu Santo.
En ese extraordinario acontecimiento encontramos las notas esenciales y características de la Iglesia: la Iglesia es una, como la comunidad de Pentecostés, que estaba unida en oración y era "concorde": "tenía un solo corazón y una sola alma" (Hch 4, 32). La Iglesia es santa, no por sus méritos, sino porque, animada por el Espíritu Santo, mantiene fija su mirada en Cristo, para conformarse a él y a su amor. La Iglesia es católica, porque el Evangelio está destinado a todos los pueblos y por eso, ya en el comienzo, el Espíritu Santo hace que hable todas las lenguas. La Iglesia es apostólica, porque, edificada sobre el fundamento de los Apóstoles, custodia fielmente su enseñanza a través de la cadena ininterrumpida de la sucesión episcopal.
La Iglesia, además, por su misma naturaleza, es misionera, y desde el día de Pentecostés el Espíritu Santo no cesa de impulsarla por los caminos del mundo, hasta los últimos confines de la tierra y hasta el fin de los tiempos (cf. Benedicto XVI, Regina Cæli, 27-V-2007).
Hoy la Iglesia recibe el don del Espíritu Santo. El Espíritu Santo se nos da para nuestra santificación: para que vivamos identificados totalmente con Cristo, y, para que, así podamos dar fruto abundante.
El Espíritu Santo nos da sus dones para sostener y animar nuestra vida cristiana, nuestro camino de santidad. Estos dones son actitudes interiores permanentes que nos hacen dóciles para seguir los impulsos del Espíritu (cf. Catecismo 1831). Estos siete dones son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Son dones que no podemos conseguir con nuestro esfuerzo, sino que los recibimos gratuitamente, y que hemos de pedir.
Si aceptamos en nuestro corazón estos siete dones, y vivimos animados por el impulso del Espíritu siguiendo a Jesucristo como único Maestro y único Señor, los dones del Espíritu producen en nuestra vida doce frutos, que son la obra del Espíritu en nuestra vida. Estos doce frutos, según la Tradición de la Iglesia, son: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad (firmeza, perseverancia), bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad (Gálatas 5, 22-23).
Por ello, la Palabra de Dios que proclamamos hoy nos invita a vivir según el Espíritu y no según la carne, es decir: nos invita a aceptar en nuestro corazón esos dones del Espíritu y a vivir la vida nueva de los hijos de Dios, la vida nueva de aquellos que quieren vivir a la luz de Cristo y de la Iglesia, la vida nueva de aquellos que aceptan el Evangelio y los mandamientos como los valores que hay que vivir.
La Palabra de Dios nos invita a rechazar el estilo de vida del mundo, el estilo de vida de aquellos que quieren vivir como si Dios no existiera, de aquellos que rechazan la luz de Cristo y de la Iglesia, de aquellos que quieren vivir según sus instintos y apetencias, convirtiéndose ellos mismos en el “dios” de su vida.
Los frutos de los que viven la vida según la carne están a la vista: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, ambición, divisiones, disensiones, rivalidades, borracheras, comilonas y cosas semejantes (cf. Gal 5, 19s)
¿Qué camino quieres elegir para tu vida? ¿El de la carne o el del Espíritu? El camino de la carne lleva al vacío, al sinsentido,  a la amargura y a la muerte. El camino del Espíritu lleva a la felicidad y a la vida eterna.
Es también el momento para preguntarnos qué estamos haciendo con los carismas, con los dones que hemos recibido del Espíritu Santo, y que los hemos recibido para ponerlos al servicio de los demás en la Iglesia. Esos carismas no los podemos guardar para nosotros: no son nuestros. Los hemos recibido para que fructifiquen en favor de los demás.
¡Anímate! Dios te ama y quiere tu felicidad y te da la vida eterna. Ábrele el corazón para que el Espíritu Santo vaya completando en tu vida esa obra del amor de Dios.

Compromiso semanal
Revisa tu vida, mira si se dan en ella los frutos del Espíritu, y pídele al Espíritu Santo que transforme completamente tu corazón para que dé fruto.

La Palabra del Señor, luz para cada día 
1ªlectura: Hechos 2, 1-11. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar.
                        La comunidad nacida en Pentecostés se sabe espiritual y misionera; es decir, comunidad, impulsada por la fuerza del Espíritu para llevar la salvación de Jesús al corazón de todos los hombres. Se anuncia el Evangelio, por la fuerza del Espíritu, a todos los pueblos, a toda la familia humana, representada en Jerusalén por las doce naciones nombradas. La Iglesia nace universal.
Salmo 103, 1. 24. 29-31-34. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
              Este salmo es una meditación sobre las maravillas de la creación y la grandeza del Creador; pero estas maravillas dejarían de existir si el aliento del amor de Dios –su Espíritu– no las “recreara” continuamente; por ello, suplicamos que el Espíritu del Señor renueve constantemente la faz de la tierra.
2ª lectura: 1 Corintios 12, 3b-7. 12-13.
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo.
                        La Iglesia está gobernada por el Espíritu Santo. Toda profesión de fe en Jesús, reconociéndolo como Señor, es obra del Espíritu. Su presencia en la Iglesia se manifiesta por los carismas o gracias especiales que él otorga a algunos cristianos para el servicio de la comunidad. Porque proceden del Espíritu, a pesar de su diversidad, contribuyen a la unidad de toda la Iglesia.
Evangelio: Juan 20, 19-23. Recibid el Espíritu Santo.
  Jesús se aparece a los discípulos. Era domingo. Con el hecho de mostrar las manos y el costado se quiere subrayar que era el mismo Jesús: el que murió en la cruz está vivo para siempre en medio de ellos. Jesús les da la paz y los envía. Los discípulos entran así en la misión del Hijo enviado por el Padre. Continúan la misma obra, Y para ello cuentan con el Espíritu, ya anunciado. El soplo de Jesús sobre ellos evoca el primer soplo de Dios sobre Adán. Aquí también se trata de una creación que hace nacer a la nueva Vida, ya posible al hombre después de la resurrección. Jesús da a la Iglesia el poder de perdonar los pecados. La Iglesia lo ejerce por los Apóstoles y sus sucesores en el ministerio sacerdotal. La conversión y el perdón de los pecados aparecen siempre en la primera predicación apostólica.


CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 24
María Auxiliadora
1 Pe 1, 3-9  No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; creéis en Él, y os alegráis
Sal 110, 1-2.5-6.9-10  El Señor recuerda siempre su alianza.
Mc 10, 17-27  Vende lo que tienes y sígueme.
¿Qué te falta para ser buen cristiano?
Martes 25
Santa María Magdalena de Pazzi
1 Pe 1, 10-16  Los profetas predecían la gracia destinada a vosotros. Ahora se os anuncia por medio de los evangelizadores.
Sal 97, 1-4  El Señora da a conocer su victoria.
Mc 10, 28-31  Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, la vida eterna.
Reza por los sacerdotes
Miércoles 26
San Felipe Neri
1 Pe 1, 18-25  Os rescataron al precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto.
Sal 147, 12-15.19-20  Glorifica al Señor, Jerusalén.
Mc 10, 32-45  Estamos subiendo a Jerusalén.
Haz una obra de misericordia
Jueves 27
Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote
Hb 10,12-23. Tenemos un gran sacerdote al frente de la casa de Dios.
Sal 39. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Lc 22,14-20. Esto es mi cuerpo. Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre.
Reza por los sacerdotes
Viernes 28

 
1 Pe 4, 7-13.  Sed buenos administradores de la múltiple gracia de Dios.
Sal 95, 10-13.  Llega el Señor a regir la tierra.
Mc 11, 11-26  Mi casa se llama Casa de Oración para todos los pueblos.
Revisa la sinceridad de tu corazón
Sábado 29

 
Jud  17. 20b-25  Dios puede preservaros de tropiezos y presentaros ante su gloria sin mancha.
Sal 62, 1-6  Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Mc 11, 27-33  ¿Con qué autoridad haces esto?
Reza por los que no creen
Domingo 30
LA Santísima Trinidad
Pr 8, 22-31  Antes de comenzar la tierra, la sabiduría ya había sido engendrada. Yo era su encanto cotidiano.
Sal 8, 4-9  ¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre...!
Ro 5, 1-5  El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones.
Jn 16, 12-15  Todo lo que tiene el Padre es mío.
Reza por tu familia y por la parroquia