DOMINGO de ramos EN LA PASIÓN DEL SEÑOR
16 de marzo de 2008 (ciclo A, año par)
Primera lectura
No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado
Lectura del libro de Isaías 50, 4-7
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, |
Salmo responsorial
Sal 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, |
Segunda lectura
Se rebajó, por eso Dios lo levantó sobre todo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, |
Aclamación antes del Evangelio
Flp 2, 8-9
Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre».
EVANGELIO
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 26, 14-27, 66
C. En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: |
COMENTARIO
DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR Vamos a celebrar en estos días santos el misterio pascual de nuestro Señor Jesucristo. Se van a cumplir los deseos ardientes de Jesús. Los de comer la Pascua con sus discípulos, los de beber el cáliz preparado... Nos disponemos a celebrar provechosamente este misterio, no sólo desde fuera, como el que ve un espectáculo, sino desde dentro, compenetrándonos con los sentimientos de Cristo, muriendo su misma muerte, para poder resucitar con él "y conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos". Compromiso semanal Vive al máximo estos días intensos que hoy comenzamos. Aprovecha al máximo todas las celebraciones y todos los momentos de oración para tu crecimiento en la fe. Procura encontrarte de verdad con Cristo, muerto y resucitado por ti, que, desde la Cruz, te invita a seguirle y, como él, a morir cada día para llegar a la gloria.
La Palabra del Señor, luz para cada día 1ª lectura: Isaías 50, 4-7. No oculté el rostro a salivazos y sé que no quedaré avergonzado. Esta lectura es el tercer cántico del Siervo del Señor. Yahvé capacita al siervo para cumplir su misión como consolador de los abatidos. El está siempre a la escucha de lo que Dios habla, dispuesto siempre a cumplir su voluntad, aunque esto le acarree dolores y ultrajes. Expresa su confianza amorosa en Yahvé, que le ayuda a soportar esos dolores. Al final, esa confianza salva al Siervo y le da la victoria sobre sus enemigos, aunque sea a través de la muerte. Salmo 21. Dios mío. Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Este salmo brota de la experiencia de un profundo sufrimiento iluminado por la revelación. Jesús crucificado oró con las palabras del salmo, después que los soldados se repartieron sus vestidos y las autoridades judías se burlaron de él. Lo cumplió al pie de la letra. Experimentó el abandono de Dios. Pero Dios lo escuchó y lo resucitó. Al orar con este salmo tenemos presente el relato del Siervo doliente de Yahvé (primera lectura) y la Pasión de Jesús (evangelio). Nos unimos, también, a todos los hombres que sufren, y pedimos que nos llegue pronto a todos la alegría definitiva. 2ª lectura: Filipenses 2, 6-11. Se rebajó a sí mismo; por eso Dios lo levantó sobre todo. San Pablo nos introduce en lo profundo del misterio de Dios y de su salvación. Dios ha tomado posesión efectiva de su obra y se la ha reconciliado consigo en Jesucristo, el "pobre", el anonadado. Cristo, "despojado de su rango divino", "se vació de sí mismo", "se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz. Jesucristo crucificado es la revelación del corazón mismo de Dios a los hombres. Es un profundo misterio que nos desconcierta. La Iglesia tiene la misión de hacer presente en el mundo la obra de redención de Jesús, el Siervo por excelencia. Para cumplirla, está llamada a comportarse como Jesús, el Siervo. Luchará constantemente por despojarse de toda autosuficiencia y desprenderse de todo poder y prestigio humanos. Buscará únicamente el apoyo y la protección de Dios. Le va en ello la propagación del Evangelio. Cristo es Señor a través de la humillación de la cruz. Puedes leer 2 Corintios 8, 9. Evangelio: Mateo 26, 14-27, 66. Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. En el relato de la Pasión del Señor, san Mateo nos presenta a Jesús inmolado como cordero pascual, realizando así la liberación de los hombres, la nueva alianza que sustituye a la de Moisés en el Sinaí, conmemorada en la Pascua judía. La sangre de Cristo -su sacrificio- sella esta nueva alianza. Y de este sacrificio han de comer todos los que participan de la Alianza. Puedes leer Éxodo 12, 14-20 y 1 Pedro 3, 18-22. |
CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes Santo, 17 | Is 42, 1-7. No gritará, no voceará por las calles. Sal 26, 1-3. 13-14. El Señor es mi luz y mi salvación. Jn 12, 1-11. Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura. Haz una obra de caridad |
Martes Santo, 18 | Is 49, 1-6. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra. Sal 70, 1-6. 15.17. Mi boca contará tu salvación, Señor. Jn 13, 21-33. 36-38. Uno de vosotros me va a entregar… Reza, pidiéndole al Señor la luz |
Miércoles Santo, 19 | Is 50, 4-9. No me tapé el rostro ante ultrajes. Sal 68, 8-34. Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor. Mt 26, 14-25. El Hijo del hombre se va; pero, ¡ay del que lo entrega! Revisa tu vida a la luz del Evangelio de hoy |
Jueves Santo, 20 | Ex 12, 1-8. 11-14. Prescripciones sobre la cena pascual. Sal 115, 12-18. El cáliz que bendecimos es la comunión en la sangre de Cristo. 1 Co 11, 23-26. Cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz proclamáis la muerte del Señor. Jn 13, 1-15. Los amó hasta el extremo. Participa en la Eucaristía de hoy |
Viernes Santo de la Pasión del Señor, 21 | Is 52, 13-53, 12. El fue traspasado por nuestras rebeliones. Sal 30, 2.6.12-17.25. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. Hb 4, 14-16; 5, 7-9. Aprendió a obedecer y se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación. Jn 18, 1-19, 42. Mi reino no es de este mundo. Participa en los Oficios de hoy |
Vigilia Pascual, 22 | Gn 1, 1-2.2. Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno. Sal 103, 1-35. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra. Gn 22, 1-18. El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe. Sal 15, 5.8-11. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. Is 54, 5-14. Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor. Sal 29, 2.4-6.11-13. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado. Is 55, 1-11. Venid a mí y viviréis, sellaré con vosotros alianza perpetua. Sal Is 12, 2-6. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. Ba 3, 9-15. 32-4, 4. Caminad a la claridad del resplandor del Señor. Sal 18, 8-11. Señor, tú tienes palabras de vida eterna. Ex 36, 16-28. Os daré un corazón nuevo. Sal 41, 3.5; 42, 3.4. Mi alma te busca a ti, Dios mío. Rm 6, 3-11. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Sal 117, 1-2.16-17.22-23. Aleluya, aleluya, aleluya. Mt 28, 1-10. Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea. Participa en la Vigilia Pascual |
Domingo de Pascua de Resurrección 23 | Hch 10, 34a. 37-43. Hemos comido y bebido con él después de la resurrección. Sal 117, 1-23. Este es el día en que actuó el Señor. Col 3,1-4. Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo. Jn 20, 1-9. El había de resucitar de entre los muertos. Haz oración por tu familia y por tu parroquia |
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