DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO
29 de agosto de 2010 (ciclo C, año par)
29 de agosto de 2010 (ciclo C, año par)
Primera lectura
Hazte pequeño y alcanzarás el favor de Dios
Lectura del libro del Eclesiástico 3, 17-18. 20. 28-29
Hazte pequeño y alcanzarás el favor de Dios
Lectura del libro del Eclesiástico 3, 17-18. 20. 28-29
Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes. No corras a curar la herida del cínico, pues no tiene cura, es brote de mala planta. El sabio aprecia las sentencias de los sabios, el oído atento a la sabiduría se alegrará. Palabra de Dios. |
Salmo responsorial
Sal 67, 4-5ac. 6-7ab. 10-11 (R/.: cf. 11b)
Sal 67, 4-5ac. 6-7ab. 10-11 (R/.: cf. 11b)
R/. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.
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Segunda lectura
Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo
Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 18-19. 22-24a
Hermanos: Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando. Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús. Palabra de Dios |
Aleluya
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EVANGELIO
El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido
El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido
Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 1. 7-14
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: — «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: “Cédele el puesto a éste.” Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba.” Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.» Y dijo al que lo había invitado: — «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.» Palabra del Señor. |
COMENTARIO
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido La Palabra de Dios hoy nos propone la humildad como una actitud esencial para poder ser amigos de Dios. La humildad es la condición de posibilidad de la fe: sólo los humildes descubren a Dios, porque se sienten necesitados de Él y le buscan, y, como le buscan con sinceridad, le encuentran. Por eso, el Señor se resiste a los soberbios y se manifiesta a los humildes. Esta perspectiva que nos indican las Escrituras choca fuertemente hoy con la cultura y la sensibilidad del hombre contemporáneo. Al humilde se le considera un abandonista, un derrotado, uno que no tiene nada que decir al mundo. Y, en cambio, este es el camino real, y no sólo porque la humildad es una gran virtud humana, sino, en primer lugar, porque constituye el modo de actuar de Dios mismo. Es el camino que eligió Cristo, el mediador de la nueva Alianza, el cual, "actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz" (Flp 2, 8). Queridos jóvenes, me parece que en estas palabras de Dios sobre la humildad se encierra un mensaje importante y muy actual para vosotros, que queréis seguir a Cristo y formar parte de su Iglesia. El mensaje es este: no sigáis el camino del orgullo, sino el de la humildad. Id contra corriente: no escuchéis las voces interesadas y persuasivas que hoy, desde muchas partes, proponen modelos de vida marcados por la arrogancia y la violencia, por la prepotencia y el éxito a toda costa, por el aparecer y el tener, en detrimento del ser. El camino de la humildad no es un camino de renuncia, sino de valentía. No es resultado de una derrota, sino de una victoria del amor sobre el egoísmo y de la gracia sobre el pecado. Siguiendo a Cristo e imitando a María, debemos tener la valentía de la humildad; debemos encomendarnos humildemente al Señor, porque sólo así podremos llegar a ser instrumentos dóciles en sus manos, y le permitiremos hacer en nosotros grandes cosas. En María y en los santos el Señor obró grandes prodigios. Como sabéis bien, todos estamos llamados a ser santos. Contemplemos sobre todo a María: en su escuela, también nosotros podemos experimentar, como ella, el "sí" de Dios a la humanidad del que brotan todos los "sí" de nuestra vida. En verdad, son numerosos y grandes los desafíos que debéis afrontar. Pero el primero sigue siendo siempre seguir a Cristo a fondo, sin reservas ni componendas. Y seguir a Cristo significa sentirse parte viva de su cuerpo, que es la Iglesia. No podemos llamarnos discípulos de Jesús si no amamos y no seguimos a su Iglesia. La Iglesia es nuestra familia, en la que el amor al Señor y a los hermanos, sobre todo en la participación en la Eucaristía, nos hace experimentar la alegría de poder gustar ya desde ahora la vida futura, que estará totalmente iluminada por el Amor (cf. Benedicto XVI, Homilía en Loreto con ocasión del Ágora de los jóvenes iItalianos, 2-IX-2007) El humilde es la tierra buena en la que la semilla de la Palabra de Dios puede arraigar y dar mucho fruto. ¿Cómo está tu corazón? ¿Cuáles son tus deseos, tus ambiciones? ¿Cómo estás de humildad? Revisa tu vida y plantéate tomar en serio el ser humilde. ¡Vale la pena! Compromiso semanal Revisa tu vida. Piensa en las actitudes poco sinceras que encuentres en ella y pídele al Señor el don de la humildad. La Palabra del Señor, luz para cada día 1ª lectura: Eclesiástico 3, 17-18. 20. 28-29. Hazte pequeño y alcanzarás el favor de Dios. Una expresión del temor de Dios en el hombre es el comportamiento humilde con los demás hombres. La humildad se gana el favor de Dios y el amor de los hombres. Es una virtud religiosa y también humana. Por debilidad humana, los socialmente encumbrados están más expuestos a los embates de la soberbia. Por eso, cuando más encumbrado esté uno, más debe humillarse. El corazón del soberbio, replegado en sí mismo, está herido de muerte; el corazón en donde habita la sabiduría de Dios está siembre abierto a las insinuaciones del bien y las recibe con gozo. Salmo 67, 4-7. 10-11. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres. Humildad y sencillez son también bienaventuranza, porque preparan para recibir el reino de los cielos. Los pobres son dichosos y se alegran con la promesa y la bondad del Señor. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, y ha escondido estas cosas a los que se creen sabios y entendidos, revelándolas, en cambio a la gente sencilla. 2ª lectura: Hebreos 12, 18-19. 22-24a. Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo. La lectura establece un profundo contraste entre la experiencia de Israel en el Sinaí y la experiencia cristiana de la alianza. En ella no hay nada terreno, terrible, impresionante. Todo es personal, cercano, íntimo. Todo gozo, alegría, armonía, paz, bienestar, felicidad. Hemos obtenido por el bautismo un acercamiento real al monte Sión verdadero, es decir, a Dios mismo. Evangelio: Lucas 14, 1. 7-14. El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido. Quien quiera entrar en el Reino ha de hacerse pequeño, no tener pretensiones de ser justo. La verdadera grandeza es la que tenemos ante Dios. Además, frente al orgullo y el interés personal, Jesús proclama que la humildad es uno de los valores del Reino, al igual que la generosidad con los pobres, que debe tener como trasfondo el desinterés del que da a sabiendas de que muchas veces no será correspondido. l. la predicación de Jesús si en realidad la conversión a su evangelio no se lleva a cabo. Para entrar en el Reino de Dios se requiere la conversión. Jesús nos invita al esfuerzo por entrar en el Reino. |
CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 23 Santa Rosa de Lima | 2 Tes 1, 1-5.11b-12 El Señor sea vuestra gloria y vosotros seáis la gloria de Él. Sal 95, 1-5 Contad a los pueblos las maravillas del Señor. Mt 23, 13-22 ¡Ay de vosotros, guías ciegos! Reza por los padres, educadores y catequistas |
Martes 24 San Bartolomé, Apóstol | Ap 21,9b-14 En los cimientos estaban los doce nombres de los Apóstoles del Cordero. Sal 144,10-13.17-18 Tus amigos, Señor, proclamen la gloria de tu reinado. Jn 1,45-51 Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño. Reza por tus amigos |
Miércoles 25 San José de Calasanz | 2 Tes 3, 6-10.16-18 El que no trabaja, que no coma. Sal 127, 1-5 Dichosos los que temen al Señor. Mt 23, 27-32 Sois hijos de los que asesinaron a los profetas. Revisa si hay rasgos fariseos en tu religiosidad. |
Jueves 26 Santa Teresa Jornet | 1 Cor 1, 1-9 Habéis sido enriquecidos en todo. Sal 144, 2-7 Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey. Mt 24, 42-51 Estad preparados. Reza por los moribundos, que mueran en gracia de Dios. |
Viernes 27 Santa Mónica | 1 Cor 1, 17-25 Predicamos a Cristo crucificado. Escándalo para los hombres, pero para los llamados a Cristo, sabiduría. Sal 32, 1-5.10-11 La misericordia del Señor llena la tierra. Mt 25, 1-13 Que llega el esposo, salid a recibirlo. ¿Estás a punto? ¿Qué te falta o sobra? |
Sábado 28 San Agustín | 1 Cor 1, 26-31 Dios ha escogido lo débil del mundo. Sal 32, 12-13.18-21 Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad. Mt 25, 14-30 Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Señor. Medita qué estás haciendo con "tus" talentos. |
Domingo 29 22º del TIEMPO ORDINARIO | Ecli 3,19-21.30-31 Dios manifiesta sus secretos a los humildes. Sal 67,4-7.10-11 Has preparado, Señor, tu casa a los desvalidos. He 12,18-19.22-24a Vosotros os habéis acercado a Jesús. Lc 14,1.7-14 El que se humilla será enaltecido. Reza por tu familia y por la parroquia |
Lunes 30 Beatos Juan de Perusia y Pedro de Sassoferrato | 1 Cor 2, 1-5 Os he anunciado el testimonio de Cristo crucificado. Sal 118, 97-102 Cuánto amo tu voluntad, Señor. Lc 4, 16-30 El Espíritu del Señor está sobre mí Reza por los que no creen. |
Martes 31 San Ramón Nonato | 1 Cor 2, 10b-16 A nivel humano uno no capta lo que es propio del Espíritu de Dios. Sal 144, 8-14 El Señor es justo en todos sus caminos. Lc 4, 31-37 ¡Cállate y sal de ese hombre! Reza por los enfermos. ¡Visítalos! |
Miércoles 1 Nuestra Señora de los Ángeles del Puig | 1 Cor 3, 1-9 Nosotros somos colaboradores de Dios. Sal 32, 12-15.20-21 Dichoso el pueblo que el Señor se escogió. Lc 4, 38-44 También en las demás ciudades debo anunciar la Buena Noticia de Dios. Da testimonio de Jesucristo. |
Jueves 2 | 1 Cor 3, 18-23 Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios. Sal 23, 1-6 Del Señor es la tierra y cuanto la llena. Lc 5, 1-11 Dejaron todo y lo siguieron. Reza por las vocaciones sacerdotales y religiosas. |
Viernes 3 San Gregorio Magno | 1 Cor 4, 1-5. El Señor pondrá al descubierto los designios del corazón Sal 36. El Señor es quien salva a los justos. Lc 5, 33-39. Cuando se lleven al novio, entonces ayunarán. Haz una obra de caridad |
Sábado 4 | 1 Cor 4, 6-15 Hemos pasado hambre y sed y falta de ropa. Sal 144, 17-21 Cerca está el Señor de los que lo invocan. Lc 6, 1-5 El Hijo del Hombre es señor del sábado. Reza por los que critican a la Iglesia. |
Domingo 5 23º del Tiempo Ordinario | Sb 9,13-19 ¿Quién rastreará las cosas del cielo, quién conocerá tu designio si tú no le das sabiduría enviando tu Santo Espíritu? Sal 89,3-6.12-17 Señor, tú has sido nuestro refugio. Flm 9b-10.12-17 Recibe a Onésimo como hermano querido. Lc 14,25-33 Quien no renuncia a todos sus bienes y quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío. Reza por tu familia y por la parroquia |
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