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01 julio 2008

Domingo 6 de julio

DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO
6 de julio de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
Mira a tu rey que viene a ti modesto

Lectura de la profecía de Zacarías 9, 9-10


Así dice el Señor:
«Alégrate, hija de Sión;
canta, hija de Jerusalén;
mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso;
modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.

Destruirá los carros de Efraín,
los caballos de Jerusalén,
romperá los arcos guerreros,
dictará la paz a las naciones;
dominará de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.»

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 144, 1-2. 8-9. 10-11. 13cd-14


R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,

endereza a los que ya se doblan. R/.

Segunda lectura
Si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 9. 11-13


Hermanos:
Vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros.
El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo.
Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
Así, pues, hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.


Palabra de Dios

Aleluya
Mt. 11, 25

Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla

EVANGELIO
Soy manso y humilde de corazón

+ Lectura del santo evangelio según San Mateo, 11, 25-30


En aquel tiempo, exclamó Jesús:
- «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»



Palabra del Señor



COMENTARIO

Soy manso y humilde de corazón

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos regala para nuestra vida un fragmento del Evangelio muy profundo. Un texto que nos da algunas de las claves más importantes para descubrir lo que es ser cristiano.

Jesús nos dice que Dios ha escondido las cosas de la fe a los sabios y entendidos y se las ha revelado a los sencillos. Efectivamente, la humildad es la puerta de la fe.

Sólo los humildes y sencillos, sólo los pobres de espíritu pueden tener fe. Los soberbios, los orgullosos, los que se creen que lo saben todo, los que se sienten autosuficientes, los que creen no tener necesidad de nadie, no pueden tener fe porque tienen su corazón cerrado, lleno de egoísmo; y en un corazón así Dios no puede estar, no tiene sitio: hay que vaciar el corazón de uno mismo para que sea llenado por Dios.

Jesús nos invita a descansar en Él. La vida de cada día nos trae problemas y agobios de toda clase. Muchas veces vivimos angustiados y preocupados. Esta es una de las características de la persona humana. Hoy, por las características que tiene el mundo postmoderno esa angustia se convierte en un problema realmente preocupante, agobiante para la persona. ¿Cuánta gente vive hoy sin paz interior? ¿Cuánta gente vive amargada, angustiada?

Pues bien, Jesús es nuestro descanso. Jesús no nos va a quitar los problemas: nos va a enseñar a vivirlos, a darles sentido, a que nos hagan crecer en vez de que nos destruyan. Por eso, el cultivo de la vida espiritual, de la amistad con el Señor, es fundamental: es por medio de la oración y la confianza en Dios como nosotros encontramos ese descanso, esa paz que necesitamos para nuestra alma y que sólo Dios nos puede dar.

Jesús nos invita a ser mansos y humildes de corazón. La humildad y la mansedumbre se complementan. Sólo los humildes pueden ser mansos y la verdadera humildad conduce necesariamente a la mansedumbre. Al invitarnos a ser mansos, Jesús nos está invitando a que nos dejemos llevar por Él. Sin preocuparnos, sin agobiarnos, Jesús quiere que nos fiemos de Él, que seamos dóciles a su Palabra, a su enseñanza, que estemos convencidos de que Él es el único Maestro y el único Señor, y que nos lancemos a la aventura de seguirle sin ponerle condiciones, sabiendo que Él nos ama más que nadie, sabiendo que quiere lo mejor para nosotros y que, aunque a veces no entendamos su voluntad, nuestra vida está en seguirle dócilmente.

Jesús nos invita a que carguemos con su yugo, que es suave y ligero. Y con ello Jesús nos está diciendo dos cosas importantes: que hay que asumir el yugo, es decir, que hay que "atarse" a Cristo, que no se puede ser cristiano haciendo lo que a uno le da la gana. El que quiere ser cristiano se "ata" a Cristo y se compromete a vivir como Él vivió, aunque ello sea, a veces, exigente. Pero además, Jesús nos dice que la carga es suave y ligera, y ello puede parecernos extraño porque el Evangelio se nos vuelve a veces duro y exigente.

La clave está en el amor, la humildad y la mansedumbre. Para el que ama de verdad a Dios y tiene en su corazón humildad y mansedumbre, la carga -y la carga es "carga" que pesa- se vuelve suave porque el amor lo transforma todo, y cuando uno ama todo sacrificio es pequeño con tal de complacer a quien ama. Está es una de las claves del ser cristiano.

Compromiso semanal

Revisa tu vida para descubrir cómo estás de amor a Dios y de humildad. Haz oración presentándole a Dios tus preocupaciones y agobios, tratando de descansar en Él.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Zacarías 9, 9–10. Tu rey viene pobre a ti.

El profeta Zacarías anuncia la llegada de un rey humilde y sencillo que destruirá los poderes de la soberbia y la maldad. Ese rey será Cristo. Será un pastor bueno que dé la vida por las ovejas; un Mesías humilde, que anuncie la paz a todas las naciones; de una Jerusalén, cuyo prestigio, como agua de vida, no conozca ocaso; y de un pueblo que, purificado como el oro, renovado en el espíritu, reconozca, por fin, a su Dios.

Salmo 144, 1–2. 8–14.
Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey; bendeciré tu nombre por siempre jamás.

Este salmo es una invitación a la alabanza ante las maravillas de Dios y ante las obras que ha realizado en favor nuestro: Él ha querido ser nuestro rey y nos socorre en toda nuestra debilidad.

2ª lectura: Romanos 8, 9. 11-13.
Si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.

Los discípulos de Cristo están llamados a vivir según el espíritu. Carne y espíritu son dos realidades antagónicas. Si se quiere las apetencias de la carne se sigue la senda de la muerte. Quien vive siempre en la dirección marcada por el Espíritu, vive en plenitud la vida de Cristo resucitado.

Evangelio: Mateo 11, 25–30. Soy manso y humilde de corazón.

La profecía de Zacarías la hace suya Jesucristo, que es manso y humilde de corazón, convirtiéndola, además, en condición indispensable para todo el que quiere recibir a Jesús. La verdad que es y predica Jesús es acogida sólo por los humildes y sencillos; por el contrario, son veladas a los que se creen sabios y confían en sus conocimientos y quieren manipular a Dios. Jesús hace una llamada por los que están cansados por la dureza del camino. Basta tener un corazón sencillo y creyente para que Él sea su alivio y paz.

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CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 7

Os 2, 14-16.19-20 Me casaré contigo en matrimonio perfecto.
Sal 144, 2-9 El Señor es clemente y misericordioso.
Mt 9, 18-26 Mi hija acaba de morir. Per ven tú y vivirá.

Pídele al Señor que cure tus dolencias

Martes 8

Os 8,4-7.11-13. Siembran vientos y cosechan tempestades.
Sal 113 B. Israel confía en el Señor.
Mt 9,32-38. La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos.

Reza por las vocaciones sacerdotales y religiosas

Miércoles 9
San Agustín Zhao Rong, y compañeros mártires

Os 10, 1-3.7-8.12 Es tiempo de consultar al Señor.
Sal 104, 2-7 Buscad continuamente el rostro del Señor.
Mt 10, 1-7 Id a las ovejas descarriadas de Israel.

Reza por los que no conocen a Jesucristo

Jueves 10

Os 11, 1-4. 8c-9. Soy Dios y no hombre.
Sal 79, 2-3. 15-16. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Mt 10, 7-15 Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.

Da testimonio de Jesucristo.

Viernes 11
San Benito, Patrono de Europa

Prov 2, 1-9 Presta atención a la prudencia.
Sal 33, 2-15 Bendigo al Señor en todo momento.
Mt 19, 27-29 Vosotros, los que me habéis seguido, recibiréis cien veces más.

Reza por la nueva evangelización

Sábado 12

Is 6, 1-8 Dios cuidará de vosotros y os sacará de esta tierra
Sal 92, 1-5 El Señor reina, vestido de majestad.
Mt 10, 24-33 No tengáis miedo a los que matan el cuerpo

Reza por los cristianos perseguidos

Domingo 13
15º del TIEMPO ORDINARIO

Is 55, 10-11. La lluvia hace germinar la tierra.
Sal 64, 10-14. La semilla cayó en tierra buena, y dio fruto.
Rm 8, 18-23. La creación expectante está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios.
Mt 13, 1-23. Salió el sembrador a sembrar.

Reza por tu familia y por la parroquia


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