SAN PEDRO Y SAN PABLO
28 de junio de 2009 (ciclo B, año impar)
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Primera lectura
Era verdad: el Señor me ha liberado de las manos de Herodes
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 12, 1-11
En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando de su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él. La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel.
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Salmo responsorial
Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
R. El Señor me libró de todas mis ansias. Bendigo al Señor en todo momento,
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Segunda lectura
Ahora me aguarda la corona merecida
Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo
a Timoteo. 4, 6-8. 17-18
Querido hermano:
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Aleluya
Mt. 16, 18
Tú eres Pedro
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EVANGELIO
Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos
+ Lectura del santo evangelio según San Mateo, 16, 13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
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COMENTARIO
Tú eres Pedro... Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia La fiesta de San Pedro y San Pablo, apóstoles, es una grata memoria de los grandes testigos de Jesucristo y, a la vez, una solemne confesión de fe en la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Ante todo es una fiesta de la catolicidad. El signo de Pentecostés ―la nueva comunidad que habla en todas las lenguas y une a todos los pueblos en un único pueblo, en una familia de Dios― se ha hecho realidad (cf. Benedicto XVI, Homilía en la fiesta de San Pedro y San Pablo, 2005). Los santos apóstoles Pedro y Pablo son las columnas de la Iglesia. Ellos han transmitido la fe y sobre ellos se edifica la Iglesia. Fueron elegidos por el Señor para ser testigos de la Buena Noticia, para ser pescadores de hombres. Siendo débiles y pecadores fueron elegidos por Dios para que en su debilidad se manifestara la fuerza y la grandeza de Dios. Ellos hicieron de Jesucristo, el Señor de su vida, el centro de su existencia, la razón y la fuerza para vivir: Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir, dirá San Pablo; Señor, ¿a quién iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna, dirá San Pedro. En el Evangelio vemos como Jesucristo elige, de entre todos los apóstoles, a Pedro como cabeza de la Iglesia. Este oficio pastoral de Pedro y de los demás apóstoles pertenece a los cimientos de la Iglesia, y se continúa por los obispos bajo el primado del Papa (cf. Catecismo 881). El Papa ha sido puesto por Jesucristo para enseñar, santificar y gobernar la Iglesia. San Pablo fue el apóstol de los gentiles, el que recorrió el mundo anunciando la Buena Noticia, el que fundó y visitó numerosas comunidades cristianas, el que no tuvo miedo a las dificultades: hambre, palizas, cárcel, persecución, muerte...: Todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo. La memoria de San Pedro nos invita a confesar que Jesús es el Señor, a tenerle a Él como único Maestro, a permanecer siempre fieles a las enseñanzas de Jesucristo que vive en su Iglesia. La memoria de San Pablo nos invita a la nueva evangelización, a ser apóstoles, a no tener miedo de dar la cara por Cristo, a recorrer el mundo de hoy aprovechando todas las ocasiones para ser heraldos, apóstoles y maestros del Evangelio, sin tener miedo, no porque confiemos en nuestras fuerzas, sino porque sé de quién me he fiado y que tiene poder para asegurar hasta el final el encargo que me dio (cf 2 Tim 1, 12s). Esta dimensión misionera necesita ir siempre acompañada por la de la unidad, representada por san Pedro, la "roca" sobre la que Jesucristo edificó su Iglesia. Como subraya la liturgia, los carismas de estos dos grandes Apóstoles son complementarios para la edificación del único pueblo de Dios, y los cristianos no pueden dar un testimonio válido de Cristo si no están unidos entre sí (cf. Benedicto XVI, Ángelus, 29-VI-2009). Compromiso semanal Reza por el Papa y los Obispos. Pídele a Dios que les dé luz y fuerza para pastorear la Iglesia. Reza también por los que quieren apagar la luz. La Palabra del Señor, luz para cada día 1ª lectura: Hechos 12, 1-11. Era verdad: el Señor me ha librado de las manos de Herodes. Es la hora de la prueba para la Iglesia que ora por Pedro, que está encarcelado. Su liberación se sitúa en la línea de los grandes gestos salvadores de Dios. El Señor hoy, como ayer, continúa liberando y manifestando su poder. Salmo 33, 2-9. El Señor me libró de todas mis ansias. El salmo respira un agradecimiento cordial por el amor que Dios muestra a sus fieles. 2ª lectura: 2 Timoteo 4, 6-8. 17-18. Ahora me aguarda la corona merecida. Pablo comprende que ha llegado la hora de su muerte y no se deja llevar por la tristeza sino que da gracias al Señor y se llena de esperanza. Ve que su vida de evangelizador ha transcurrido en fidelidad al Señor. Espera recibir la corona de gloria, reservada a los que han llegado a la meta y han mantenido la fe. Evangelio: Mateo 16, 13-20. Tú eres Pedro y te daré las llaves del Reino de los Cielos. En Cesarea de Filipo, Pedro reconoce que Jesús es el Mesías. Naturalmente, con la luz del Padre y no por su saber humano. A la confesión de Pedro siguen las palabras de Cristo. Eres Pedro. Hay un cambio de nombre. Cefas significa Piedra y expresa su nueva misión: ser el fundamento de la Iglesia. Edificaré mi Iglesia. La Iglesia de Jesús, será la que Jesús reúna y edifique sobre la roca, que es Pedro. Y no habrá otra que pueda llamarse "Iglesia de Dios". El poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino. El "poder de las llaves" es el mismo que Jesús tiene. Es el poder de "atar y desatar". Es decir, poder dar normas a la comunidad y poder admitir o separar de ella. En la Iglesia, es un poder espiritual y se manifiesta, sobre todo, en el poder de perdonar los pecados. Jesús da esta autoridad a Pedro, pero también a los Apóstoles. |
CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 29
| Hch 12,1-11. Era verdad: el Señor me ha librado de las manos de Herodes.
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Martes 30
| Gn 19,15-29. El Señor hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra.
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Miércoles 1
| Gn 21,5.8-20. El hijo de esa criada no va a repartirse la herencia con mi hijo Isaac.
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Jueves 2 | Gn 22,1-19. El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe.
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Viernes 3
| Ef 2,19-22. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles.
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Sábado 4
| Gn 27,1-5.15-29. Jacob echó la zancadilla a su hermano y le quitó su bendición.
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Domingo 5
| Ez 2, 2-5 Son un pueblo rebelde.
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