DOMINGO XVii DEL TIEMPO ORDINARIO
26 de julio de 2009 (ciclo B, año par)
Primera lectura
Comerán y sobrará
Lectura del segundo libro de los Reyes (4, 42-44)
En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. Eliseo dijo: — «Dáselos a la gente, que coman.»
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Salmo responsorial
Sal 144, 10-11. 15-16. 17-18 (R/.: cf. 16)
R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
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Segunda lectura
Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4, 1-6)
Hermanos:
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Aleluya
Lc 7, 16
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo.
EVANGELIO
Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron
+ Lectura del santo evangelio según san Juan (6, 1-15)
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
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COMENTARIO
Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos plantea uno de los problemas que ha preocupado siempre a la humanidad de todos los tiempos y países: el hambre y la sed de felicidad y de plenitud. Efectivamente, la persona, como ser inteligente y abierto a Dios, experimenta constantemente como las cosas materiales, aunque son atractivas y nos dan una cierta satisfacción inmediata, no son capaces de calmar el hambre y la sed de felicidad y plenitud que tenemos. ¿Qué es lo que puede saciar nuestra hambre? La Palabra de Dios nos da la respuesta: Dios. Él es el único capaz de llenar nuestro corazón, Él es el único capaz de hacernos plenamente felices. El corazón del hombre es tan grande y profundo que sólo Dios puede llenarlo. Como dijo san Agustín: Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón andará inquieto hasta que no descanse en Ti. Y este es el drama de tanta gente en el mundo de hoy: demasiada gente vive triste, agobiada, angustiada, sin ser feliz, sin encontrar sentido a la vida, sin tener una meta y un camino. Demasiada gente vive desorientada y confundida. Demasiada gente vive así porque ha equivocado el camino. Esta es una de las consecuencias más graves del materialismo y del hedonismo de la sociedad neopagana en que vivimos: mucha gente vive deslumbrada por las cosas materiales y por la búsqueda del placer y de la comodidad. Mucha gente busca calmar la sed de felicidad en los falsos paraísos que la sociedad de consumo y materialista en que vivimos nos plantea: muchos han puesto su corazón en el dinero, en la fama, en el éxito, en el sexo, en la droga, en el poder, en la diversión mal planteada, en la apariencia, en la imagen, y... al final: se encuentra el vacío, el cansancio, la insatisfacción, la nada, la angustia. Este es el drama de tanta gente de hoy. Ante esta situación es urgente que nos demos cuenta de lo que la Palabra de Dios nos anuncia: sólo Dios puede hacernos plenamente felices. Por ello, si descubrimos que nuestro corazón está vacío, si descubrimos que no somos felices tendremos que cambiar la dirección de nuestra búsqueda. Como dijo san Agustín: Busca lo que buscas, pero no donde lo buscas. Es decir, busca la felicidad, pero no la busques en las cosas materiales (allí no la encontrarás), ¡búscala en Dios! Él llenará tu alma, no te quitará las dificultades de la vida, pero hará que tengan sentido y que te ayuden a crecer. Por ello, es importante que nos planteemos cómo estamos viviendo, cómo y dónde está nuestro corazón. Es importante que cuidemos en serio nuestra vida espiritual para estar llenos de Dios: la oración, la escucha de la Palabra, la Eucaristía, el sacramento del Perdón, las obras de misericordia nos ayudan a llenarnos de Dios y a encontrar el verdadero camino de la felicidad. ¡Anímate! ¡Ponte en las manos de Dios! ¡Descansa en Él! ¡Descubre el camino de la felicidad y decídete a recorrerlo! Compromiso semanal Revisa tu vida. Mira si estás satisfecho o si vives vacío, agobiado, angustiado. Piensa qué has de hacer para llenarte de Dios. La Palabra del Señor, luz para cada día 1ªlectura: 2 Reyes 4, 42-44. Comerán y sobrará. Eliseo, varón de Dios, es el heredero del espíritu de Elías. Este milagro prueba la misión divina de Eliseo. Por medio de él un piadoso israelita ofrece al Señor las primicias de su cosecha. Eliseo se vale de esta ocasión para demostrar una vez más que él no es más que el portavoz del Señor. Por medio del profeta, el Señor hace oír su voz y manifiesta su voluntad. Salmo 144, 10-11. 15-18. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias. Este salmo es un himno de alabanza por todas las bondades de Dios hacia sus criaturas. Las maravillas pasadas se quedan pequeñas ante la gran hazaña de resucitar a Jesús de entre los muertos. Proclamamos que no hay nadie como el Señor, que sus obras son grandes y maravillosas. 2ª lectura: Efesios 4, 1-6. Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo. El misterio eterno que Dios ha revelado a Pablo y que éste anuncia es un proyecto de unidad. El cristiano sabe que, en la comunidad, vive de realidades que son, por su naturaleza, creadoras de unidad y comunión: Un único Espíritu, un único cuerpo, un único Señor, un único Padre, una única fe, un único bautismo y una única meta hacia la que caminar. Pero experimenta también, con fuerza, la constante tentación de disgregación y división. Por eso, Pablo pondrá en guardia a los cristianos de tres peligros que amenazan su unidad: la discordia entre ellos, la división de los responsables, y las falsas doctrinas. Puedes leer Filipenses 1, 27-30. Evangelio: Juan 6, 1-15. Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron. En este texto Jesús aparece como el Señor. Toda la situación se halla bajo su control, y tiene la iniciativa en todo momento. Juan pretende destacar la finalidad por la que Jesús vino al mundo. Este relato es el signo de la salvación, que Jesús ha traído para los hombres. Es el cumplimiento de las esperanzas asociadas a la pascua: la liberación total del hombre de sus esclavitudes; es la superación de lo que parece imposible a los hombres; es un gesto sólo comprensible desde la fe. La multiplicación de los panes es también anuncio de la Eucaristía. |
CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 27
| Ex 32,15-24.30-34. Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo haciéndose dioses de oro. Sal 105. Dad gracias al Señor porque es bueno. Mt 13, 31-35 El reino de los cielos es como un grano de mostaza. Reza por los alejados de Cristo y de la Iglesia |
Martes 28
| Ex 33,7-11;34,5b-9.28. El Señor hablaba con Moisés cara a cara. Sal 102. El Señor es compasivo y misericordioso. Mt 13, 36-43 Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo. Haz una obra de misericordia |
Miércoles 29
| 1Jn 4, 7-16. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros. Sal 33. Bendigo al Señor en todo momento. Jn 11,19-27. Creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Pídele al Señor que te aumente la fe |
Jueves 30
Crisólogo, obispo y doctor | Ex 40,16-21.34-38. La nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria del Señor llenó el santuario. Sal 83. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos! Mt 13, 47-53 Reúnen los peces buenos en cestos y tiran los malos. Revisa cómo cuidas tu vida espiritual |
Viernes 31
| Lv 23,1.4-11.15-16.27.34b-37. En las festividades del Señor os reuniréis en asamblea litúrgica. Sal 80. Aclamad a Dios, nuestra fuerza. Mt 13, 54-58 ¿No es el hijo del carpintero? ¿De dónde saca todo eso? Reza por los sacerdotes |
Sábado 1
| Lv 25,1.8-17. El año jubilar cada uno recobrará su propiedad. Sal 66. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben Mt 14, 1-12 Herodes mandó decapitar a Juan. Reza por los cristianos perseguidos |
Domingo 2
| Ex 16,2-4.12-15. Yo haré llover pan del cielo. Sal 77. El Señor les dio un trigo celeste. Ef 4, 17.20-24. Vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios. Jn 6,24-35. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará sed. Reza por tu familia y por tu parroquia |
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