DOMINGO XiX DEL TIEMPO ORDINARIO
9 de agosto de 2009 (ciclo B, año par)
Primera lectura
Con la fuerza de aquel alimento, caminó hasta el monte de Dios
Lectura del primer libro de los Reyes (19, 4-8)
En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte:
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Salmo responsorial
Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R/.: 9a)
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
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Segunda lectura
Vivid en el amor como Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4, 30—5, 2)
Hermanos:
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Aleluya
Jn 6, 51
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo dice el Señor—;
el que coma de este pan vivirá para siempre.
EVANGELIO
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo
+ Lectura del santo evangelio según san Juan (6, 41-51)
En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían:
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COMENTARIO
Yo soy el pan vivo
La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos presenta al profeta Elías solitario en el desierto, agotado por la fatiga corporal y el desánimo. Elías manifiesta la debilidad de su humanidad y se desea la muerte. Pero Dios no abandona en la prueba a su fiel amigo: por medio de su ángel le prepara un alimento misterioso. Elías era un profeta celoso guardián de la ley y del verdadero culto a Dios. Ante las dificultades que encontraba en el cumplimiento de su misión sintió la tentación de abandonarlo todo y deseó la misma muerte. Fortalecido con la fuerza de Dios, Elías puede llegar después de cuarenta días al monte de Dios. El pan preparado por el ángel es recuerdo del maná y figura del verdadero pan de vida, venido del cielo: la Eucaristía. Nosotros, discípulos de Cristo que peregrinamos por el desierto de la vida, podemos sentir y experimentar también el cansancio del bien obrar. Sentir la tentación de dejarlo todo: ante las dificultades de la vida cristiana y el rechazo del mundo…, el demonio nos tienta con el desánimo. Por eso, debemos como Elías, despertar del sueño, comer el Pan de la Vida que ofrece el Señor y emprender reconfortados el camino que lleva hasta el monte santo, hasta la Vida eterna. En la segunda lectura, san Pablo nos anima a vivir la vida nueva propia del cristiano, que se distingue por el amor sin límites. Hay que desterrar de nosotros la acritud, la ira, el insulto, las riñas, la mentira…, frutos del hombre viejo. Hay que crecer en actos propios del hombre nuevo: bondad, compasión y perdón, a semejanza de Dios. En el evangelio Jesús se nos presenta como “pan bajado del cielo”, quien come este pan no morirá, sino que vivirá para siempre. Sólo el que se alimenta del pan del cielo puede caminar sin desfallecer. Jesús es el pan que da la vida eterna. La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos invita a tomar conciencia de nuestra propia pobreza y debilidad, a tomar conciencia de que el camino es superior a nuestras fuerzas y, que, por tanto, necesitamos el Pan del Cielo para no desfallecer. La Palabra de Dios nos invita a apoyarnos en Dios, no en nuestras fuerzas, y, por consiguiente a buscar la fuerza para el camino donde está: en la oración, en la Eucaristía y en la Penitencia y en la práctica de las obras de misericordia. El que confíe en sí mismo perecerá en el camino. El que se apoye en Dios superará todas las dificultades del camino, disfrutará de él y alcanzará la meta de la fe: la salvación. Compromiso semanal Revisa tu vida. Mira cómo estás de fuerzas para el camino de la vida cristiana. ¿Aprovechas el alimento que Dios te da? ¿Cómo puedes aprovecharlo mejor? La Palabra del Señor, luz para cada día 1ª lectura: 1 Reyes 19, 4-8.
Elías está al borde de la desesperación. No vale la pena seguir luchando. El poder del rey, manejado por una mujer ambiciosa y desaprensiva es más fuerte que él: su vida está en peligro. Pero en la lucha entre su fe en Dios y el miedo al rey vence la fe. Dios sostiene a su profeta. En la vida sentimos, a veces, que no vale la pena molestarse más: nada cambia e incluso todo va peor. En esta situación encontramos a Jesús que fue capaz de seguir hasta el final. Su pan y su vino, la Eucaristía, sostienen nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor. El pan preparado a Elías por el ángel es recuerdo del maná y figura del verdadero pan de vida, venido del cielo: la Eucaristía. Salmo 33, 2-9. Gustad y ved qué bueno es el Señor. El salmo respira un agradecimiento cordial por el amor que Dios muestra a sus fieles. La Iglesia utiliza este salmo desde antiguo con referencia a la Eucaristía: la Eucaristía recuerda, celebra, hace presente el triunfo pascual del Señor y nos conecta al mismo. Si a Jesús el Señor le libró de todas sus ansias por la resurrección, quien comulga en su triunfo por la Eucaristía, también vivirá eternamente y resucitará en el último día. Esta certeza nos llena de gozo: contempladlo y quedaréis radiantes. 2ª lectura: Efesios 4, 30-5,2. Vivid el amor como Cristo. Como exigencias de la nueva vida, san Pablo menciona un conjunto de actitudes que hay que evitar: la mentira, que destruye la unidad y la convivencia, y la ira, las palabras groseras que hieren y hacen mal... El cristiano ha de evitar con todo esmero entristecer al Espíritu Santo, y también ha de evitar cualquier actitud que se oponga al amor, que ha de ser el distintivo del discípulo de Cristo. En cambio, el cristiano ha de practicar la compasión y el perdón, a imitación de Cristo. Puedes leer Lucas 6, 36-38, Evangelio: Juan 6, 41-51. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Los judíos se muestran interesados en el pan que reparte Jesús. Pero en su interior siguen deseando nada más que el alimento material para mantener la vida corporal. Ahora, después de realizar el signo, Jesús debe presentarles la Verdad de lo que con aquel signo quería decir: Yo soy el pan de la vida. No os detengáis en las cosas terrenas, alimentos, acciones. Creed en mí, eso basta. La escena está rodeada de sencillez y crudeza. Sólo se requiere creer en Jesús. Creer que Él es el pan de Vida y comerlo. Basta la fe que obra por la caridad. Jesús, aceptado en la fe, es como el alimento que asegura la vida íntegra, imperecedera, sin ocaso: la vida divina. Puedes leer Jeremías 31, 33-34. |
CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 10
| 2Co 9,6-10. Al que da de buena gana lo ama Dios. Sal 111. Dichoso el que se apiada y presta Mt 17, 21-26 Lo matarán, pero resucitará. Reza por los cristianos perseguidos |
Martes 11
virgen | Dt 31,1-8. Sé fuerte y valiente, Josué, porque tú has de introducir al pueblo en la tierra. Sal: Dt 32,3-4.7-9.12. La porción del Señor fue su pueblo. Mt 18,1-5.10.12-14. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños. Reza por los niños y por los jóvenes |
Miércoles 12
Juana Francisca de Chantal | Dt 34,1-12: Murió Moisés, como había dicho el Señor, y ya no surgió otro profeta como él Sal 65: Bendito sea Dios, que me ha devuelto la vida. Mt 18, 15-20 Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Intenta ser luz para los demás |
Jueves 13
y San Hipólito, mártires | Jos 3,7-10a.11.13-17. El arca de la alianza del Señor va a pasar el Jordán delante de vosotros. Sal 113a. Aleluya Mt 18, 21-19, 1 No hasta siete, sino hasta setenta veces siete. ¿Guardas rencor a alguien? Intenta perdonar |
Viernes 14
| Jos 24,1-13. Tomé a vuestro padre del otro lado del río; os saqué de Egipto; os di una tierra. Sal 135. Porque es eterna su misericordia. Mt 19, 3-12 Al principio no era así. Reza por los matrimonios |
Sábado 15
| Ap 11,19a;12,1-6a.10ab Apareció una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Sal 44,11-12.16 De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro. 1 Co 15,20-27 Por Cristo todos volverán a la vida. Lc 1,39-56 El Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Pídele a la Virgen aquello que más necesites |
Domingo 16
| Prov 9, 1-6 Venid a comer mi pan y a beber el vino que he mezclado. Sal 33, 2-3.10-15 ¡Gustad y ved qué bueno es el Señor! Ef 5, 15-20 ¡Fijaos en lo que el Señor quiere! Jn 6, 51-58 Mi carne es verdadera comida y mi sangre es... Reza por tu familia y por tu parroquia |
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