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14 junio 2014

Cumbre mundial para detener violencia sexual en conflictos armados ningunea a grupos proaborto

NUEVA YORK, 13 de Junio (C-FAM). El aborto no se cuenta entre las políticas legales y de salud de la más reciente iniciativa mundial para acabar con la violencia sexual en conflictos armados.
Naciones y ONGs se reunieron esta semana en una cumbre en Londres para asegurar compromisos políticos para poner fin a la impunidad de los responsables de la violencia sexual. Más de 150 países han dado su apoyo a la Declaración de Compromiso de las Naciones Unidas para Acabar con la Violencia Sexual en Zonas de Conflicto lanzada por el Reino Unido en 2012.
El secretario de política exterior del Reino Unido, William Hague presentó un protocolo para investigar y procesar a estos criminales, con miras a que sea utilizado para poner fin a la impunidad. Con demasiada frecuencia, los violadores quedan impunes en zonas afectadas por la guerra, dado que no hay mecanismos efectivos para obtener reparación judicial.
El protocolo no recomienda el aborto como parte integral de una respuesta jurídica a la violencia sexual. En cambio, condena las esterilizaciones forzadas y el aborto como crímenes de lesa humanidad. En uno de los anexos del protocolo relativo a respuestas multisectoriales a la violencia sexual se excluye el aborto, pero se incluye la anticoncepción de emergencia entre las intervenciones médicas recomendadas.
El documento contiene el testimonio de una mujer que quedó embarazada debido a una violación. Al contar su terrible experiencia como esclava sexual de los milicianos, expresó: «Nunca le he contado esto a nadie, y amo a mi hija y quiero protegerla.»
Esta iniciativa británica está evitando controversias sobre el aborto, y la cumbre recibió el asentimiento del Vaticano la semana pasada.
La violación en los conflictos armados «está diseñada para destruir mujeres, familias y comunidades» dijo la Hna. Elena Balan en una emisión especial de Radio Vaticana antes de la cumbre en Londres. Describió cómo las mujeres y las niñas son «violadas por grupos de hombres frente a sus familiares... casa por casa». 
«Una de las más grandes injusticias en este planeta es que tan pocos perpetradores sean llevados a la justicia», declaró Nigel Baker, embajador del Reino Unido ante la Santa Sede. La emisión con el auspicio conjunto del Vaticano y el Reino Unido contó con la presencia de Baker, grupos humanitarios católicos y misioneros religiosos que trabajan en zonas afectadas por conflictos armados y han sido testigos de la devastación que causa la violencia sexual.

Los expertos en asistencia humanitaria resaltaron la importancia del apoyo psicosocial para sanar y «rehumanizar» a las niñas y mujeres víctimas de violencia sexual.

A menos que más trabajadores humanitarios sean capacitados para dar asistencia emocional y psicosocial a los sobrevivientes, «las víctimas de hoy serán los criminales de mañana, debido a la opresión internalizada que habrán vivido», dijo la Hna. Victoria Chiahula, misionera de Nuestra Señora de África. «Pero si las liberamos», continuó, «serán agentes que construyan reconciliación y comunidades amorosas.»
«Los trabajadores humanitarios católicos entienden el camino hacia la sanación», dijo Horik Macarochter, agente del Servicio Jesuita a Refugiados en Burundi. La presencia estable de redes de la Iglesia en comunidades afectadas es el mejor medio para ofrecer apoyo y reconciliación, y por lo general es mejor que las organizaciones con un «enfoque restringido».
Los combatientes usan la violación como táctica de deshumanización, para poder dominar, según Michel Roy, secretario general de CARITAS Internacional, la red de asistencia y desarrollo católica más grande.
Roy afirmó que los gobiernos pueden adoptar medidas concretas para disuadir a los criminales y citó una ley de los EE.UU. que prohíbe la compra de minerales de la República Democrática del Congo si fueran extraídos en zonas donde se utiliza esta práctica.
A pesar de la decisión del Reino Unido de evitar la polémica, grupos abortistas asistirán a la cumbre de Londres esta semana para pedir a los gobiernos que incluyan el aborto como ayuda humanitaria.