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30 abril 2009

Jornadas sobre aborto u eutanasia

Especialistas en los diversos campos analizarán el aborto y la eutanasia en las jornadas El CEU con la vida, que concluirán con un coloquio sobre la vida al que asistirá Eduardo Verástegui.

Aquilino Polaino, José Manuel García Verdugo, Pilar Muñoz, Eduardo Verástegui, José Pérez Adán, Vicente Morro y José Carlos Muñoz son algunos de los partipantes en las jornadas sobre aborto y eutanasia que ha organizado la Universidad Cardenal Herrera CEU de Valencia.

Desde hoy, 28 de abril, y hasta el jueves 14 de mayo,


La Facultad de Derecho, Empresa y Ciencias Políticas de la Universidad Cardenal Herrera CEU y el Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala desarrollarán unas jornadas que, con el título genérico El CEU con la vida, se centrarán en el análisis y la reflexión sobre Aborto y eutanasia.

Bajo el lema Decisiones sobre la vida y la muerte: derecho, filosofía y medicina, expertos de diferentes disciplinas abordarán las cuestiones éticas, jurídicas y médicas relacionadas con el aborto y la eutanasia:

  • Aquilino Polaino, catedrático de Psicopatología de la Universidad CEU San Pablo de Madrid y miembro correspondiente de la Pontificia Academia Pro Vita, disertará sobre La interrupción voluntaria del embarazo y la psicopatología de la mujer.
  • José Miguel Serrano Ruiz Calderón, profesor titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Complutense, abordará la Eutanasia y eugenesia: extensión legal del mal radical.
  • Carlos Pérez del Valle, catedrático de Derecho Penal de la Universidad Abat Oliba-CEU, abordará La relativización de la protección de la vida en sus inicios. Aspectos penales.
  • La profesora Carolina Castillo Martínez, titular de Derecho Civil de la Universidad de Valencia, analizará La protección de la vida en la legislación civil.
  • José Manuel García Verdugo, catedrático de Biología Celular de la Universidad de Valencia y uno de los expertos mundiales en el conocimiento de las células madre neuronales, reflexionará sobre La biología de las células troncales adultas.
  • Javier Romero Gómez, catedrático de Fisiología de la Universidad CEU-Cardenal Herrera, se ocupará de las Consideraciones bioéticas en torno al principio y final de la vida: la perspectiva de la fisiología.
Además se celebrarán varias mesas redondas y proyecciones:
  • 28 de abril de 2009. Mesa Redonda ILP Red Madre . Moderador Joaquín Marco, prof. CEU-UC H Ponentes: Mª José Torres, coordinadora RED Madre en Valencia; Pilar Muñoz, psicóloga de la Casa Cuna Santa Isabel; David Calatayud, Secretario autonómico de Familia y Coordinación Social.
  • 29 de abril de 2009. Mesa Redonda Iniciativas por la vida Moderador Javier Romero, Vicerrector de Investigación y Tercer Ciclo CEU-UCH. Ponentes: José Pérez Adán, Provida; Vicente Morro, Foro de la Familia; José Carlos Muñoz, Plataforma Derecho a Vivir.
  • 30 de abril de 2009. Proyección de la entrevista a Bernard Nathanson. Proyección del vídeo de las clínicas abortistas realizado con cámara oculta por el grupo Intereconomía.
  • 7 de mayo de 2009. Presentación del libro Mala Tierra, de María Vallejo-Nágera.
  • 14 de mayo de 2009. Proyección de la película Bella. Coloquio con Eduardo Verástegui.


Asociación Valenciana para la Defensa de la Vida

www.provida.es/valencia

Carta al diario El Mundo

HERIDAS CURADAS

Estimado Sr. Director

Después de leer el artículo sobre Kiko Argüello en su periódico publicado el lunes 27 de abril, debo agradecerle los comentarios que en él se hacen.

Soy católica practicante y no conozco de cerca este Movimiento eclesial, pero desde que he leído este artículo se ha despertado en mí un interés tremendo por conocerlo.

Si lo que pretendían con este artículo es que los lectores pensáramos que una nueva secta era sacada a la luz, que de nuevo gente extremadamente rara con sus actos, con su vida en general circulaban por el mundo sin enterarnos, debo decirle, señor Director, que la reacción provocada en mi, lectora asidua de su periódico, es la de una admiración profunda hacia este movimiento.

En un mundo en el que el perdón, la búsqueda del bien del otro, la apertura a la vida, la generosidad por encima del bienestar, la acogida a un marido adúltero porque se le ama y porque se quiere luchar por reconstruir una situación herida, la generosidad de unos hermanos con otros, si, incluso en un compartir bienes materiales,…en definitiva, valores no reconocidos, no valorados ni premiados en grandes eventos, parece que un halo de luz y de esperanza ilumina el mundo.

¿Por qué molesta tanto a la sociedad el que haya personas que miren dentro del hombre y quieran curar sus heridas, reconstruir personas rotas, situaciones difíciles y llenas de dolor, que miren más allá, que llenen el corazón del hombre de un sentimiento que perdura eternamente y es el siguiente: DETRÁS DE SITUACIONES TERRIBLES Y ACTOS TREMENDAMENTE DOLOROSOS EL HOMBRE DESCUBRE EL VALOR DEL PERDON, DE LA ESPERANZA Y DE LA FE. ¿Por qué molesta tanto esto?

A mí ,sin duda, artículos como éste me llenan de gratitud por ver que en la Iglesia, mi Iglesia, hay comunidades de cristianos que viven así, como una comunidad en la que son una verdadera familia, preocupados unos por otros.

Gracias por el artículo, sr. Director.

Cristina Rodríguez Camaño.

Domingo 3 de mayo

Domingo IV de PASCUA
3 de mayo de 2009 (ciclo B, año impar)



Primera lectura
Ningún otro puede salvar

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4, 8-12)

En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo:

— «Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros.

— Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 117, 1 y 8-9. 21-23. 26 y 28-29 (R/. 22)

R/. La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.

O bien:
Aleluya.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de os hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes. R/.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
Tu eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. R/.

Segunda lectura
Veremos a Dios tal cual es

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3, 1-2)

Queridos hermanos:

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Palabra de Dios.

Aleluya
Jn 10, 14

Yo soy el buen Pastor — dice el Señor—,
conozco a mis ovejas, y las mías me conocen.

EVANGELIO
El buen pastor da la vida por las ovejas

+ Lectura del santo evangelio según san Juan (10, 11-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús:

— «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»

Palabra del Señor



COMENTARIO

El buen pastor da la vida por las ovejas

El cuarto Domingo de Pascua es el del Buen Pastor. La Palabra de Dios que proclamamos nos presenta a Jesucristo como el Buen Pastor que cuida de sus ovejas, que da la vida por ellas, que las conoce y es conocido por ellas. Esta comparación nos hace comprender de una manera sencilla y profunda cuál es la relación que Jesucristo quiere tener con nosotros.

Jesucristo es el Buen Pastor. Es decir, Él es el encargado de guiar, conducir, cuidar y alimentar el rebaño. Él es el pastor, y no hay otro. Él es el único maestro y el único Señor. Él es el camino, la verdad y la vida.

Nosotros somos las ovejas. Es decir, debemos seguir al pastor, debemos escuchar su voz, debemos estar atentos a la voz del pastor. Debemos estar atentos a su enseñanza. “La cabra tira al monte” –decimos–, es rebelde, va a la suya, no hace caso del pastor. La oveja es mansa, dócil, se deja llevar por el pastor. Se fía de él porque sabe que el pastor busca su bien. Las ovejas no escuchan la voz de los extraños, sino que se fijan en la voz del pastor y sólo le escuchan a él.

Toda esta hermosa comparación tiene que hacernos pensar cómo está nuestra relación con Jesucristo, el Buen Pastor. ¿Escuchamos su voz? ¿Somos dóciles a su palabra, a su enseñanza? ¿A quién nos parecemos más? ¿Hacemos más caso a la voz de los “extraños” que a la voz de Jesucristo? Hemos de tener una actitud de mansedumbre, dejándonos llevar por el Buen Pastor, aunque a veces no le comprendamos, pero fiándonos siempre de quien sabemos que nos ama más que nadie y quiere para nosotros la felicidad y la vida eterna.

Como estamos viendo en estos domingos de Pascua, Jesucristo ha confiado a la Iglesia la misión de pastorear al rebaño del Pueblo de Dios. Es el Papa y los Obispos en comunión con El quienes tienen que pastorear el rebaño. De esta misión participan también los sacerdotes en la medida en que son colaboradores de los Obispos y reciben de ellos la misión pastoral, y también los laicos en la medida en que reciben de la Iglesia la misión para participar en la tarea pastoral (cf. Catecismo, 910s).

Por ello, es preciso que nos preguntemos si estamos escuchando la voz de la Iglesia, si estamos en comunión con ella, si somos dóciles a sus enseñanzas. Porque es la Iglesia la que pastorea el rebaño en nombre de Jesucristo.

También es necesario descubrir la dimensión vocacional de este Domingo: hemos de pedirle al Señor que nos dé pastores según su corazón, que haga suscitar entre nosotros jóvenes valientes, capaces de aceptar el reto de entregarse totalmente por Jesucristo en la misión de cuidar y guiar al rebaño. Es necesario pedir por todos nosotros, para que estemos atentos a la llamada del Señor y seamos generosos para responderle.

También debemos preguntarnos hoy cómo estamos viviendo nuestra misión pastoral: todos los que tenemos alguna responsabilidad sobre los demás: sacerdotes, padres, padrinos, maestros, catequistas, educadores... Porque hemos de asumir que el Señor ha puesto en nuestras manos una parte del rebaño, pequeña o grande, y debemos cuidar con esmero a los que Él nos ha confiado, procurando guiarles por el camino de la fe.

Compromiso semanal

Reza por los sacerdotes y por las vocaciones sacerdotales.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Hechos 4, 8-12. Ningún otro puede salvar.

Nos encontramos ante la realidad de la persecución. La oposición a la predicación de Jesús no ha de ser causa de miedo o de retroceso, sino motivo de proclamar aún más audaz y fuertemente al mismo Señor Jesús y su poder salvador. Pedro hace una confesión absoluta de Cristo como único salvador. Cristo es la piedra angular que los “arquitectos” siguen rechazando porque creen saberlo ya todo.

Salmo 117, 1. 8-9. 21-23. 26. 28-29. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

La Pascua es el “día en que actuó el Señor”. La resurrección de Jesucristo es el milagro patente y el día que con más verdad podemos escuchar los cantos de victoria y gritar con entusiasmo: ¡no he morir, viviré! El día en que Cristo, vencedor, se pone al frente de todos los hombres, para dar gracias al Padre y hacernos participar de su alegría y gozo para siempre.

2ª lectura: 1 Juan 3, 1-2. Veremos a Dios tal cual es.

Juan nos invita a reflexionar sobre el don prodigioso del amor del Padre a los creyentes. Es una invitación emocionada y gozosa a apreciar con el corazón, a comprobar, a comprender en el amor, a contemplar, admirados y alegres, el excepcional, generoso y gratuito amor de Dios que nos hace realmente hijos suyos. Ya lo somos aquí y ahora, aunque estemos en camino hacia la plena filiación que nos dará el Señor cuando vuelva. Seremos como él, viviremos donde él vive, como él vive.

Evangelio: Juan 10, 11-18. El buen pastor da la vida por las ovejas.

Juan nos presenta a Jesús como el buen pastor que da la vida por las ovejas y viene en nombre de Dios a reunir las ovejas dispersas. El buen pastor no ve en las ovejas su negocio y prosperidad: las ama y está dispuesto a dar la vida por ellas, para que así tengan vida abundante. También se pone de relieve la preocupación de Jesús por la unidad: Habrá un solo rebaño y un solo pastor. El nuevo pueblo de Dios está unido no por la raza, la nación o las costumbres, sino por la fe en Jesús. Todos están llamados a formar parte de él y a todos busca y conoce el Pastor.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 4 Hch 11, 1-18 También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva la vida.
Sal 41, 2-3; 42,3-4 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.
Jn 10, 1-10 Yo soy la puerta de las ovejas.
Reza por el Papa y los Obispos
Martes 5 Hch 11, 19-26 Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos “cristianos”.
Sal 86, 1-7 Alabad al Señor todas las naciones.
Jn 10, 22-30 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.
Da testimonio de Jesucristo
Miércoles 6 Hch 12,24 - 13,5a. Apartadme a Bernabé y a Saulo.
Sal 66. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Jn 12,44-50. Yo he venido al mundo como luz.
Reza por la nueva evangelización
Jueves 7 Hch 13, 13-25 Pablo y sus compañeros se hicieron a la vela en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia.
Sal 88, 2-3.21-22.25.27 Anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Jn 13, 16-20 El que come mi pan, se ha vuelto contra mí.
Reza por los sacerdotes
Viernes 8 Hch 13, 26-33 Nosotros os anunciamos que la promesa que hizo Dios la ha cumplido resucitando a Jesús.
Sal 2, 6-11 Tú eres mi hijo: Yo te he engendrado hoy.
Jn 14, 1-6 Volveré y os llevaré conmigo… para que podáis estar donde voy a estar yo.
Reza por los moribundos
Sábado 9 Hch 13, 44-52 La palabra de Dios se iba difundiendo por toda la región.
Sal 97, 1-4 Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Jn 14, 7-14 Si me conocieras a mí, conoceríais a mi Padre.
Haz una obra de caridad
Domingo 10
5º de PASCUA
Hch 9, 26-31 Saulo se quedó con ellos.
Sal 21, 26-32 El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
1 Jn 3, 18-24 Éste es su mandamiento, que creamos y nos amemos.
Jn 15, 1-8 El que permanece en mí y yo en él ése da fruto abundante.
Reza por tu familia y por la parroquia


25 abril 2009

Los lunes compartidos

Hola a todos:
Os adjunto la nueva convocatoria de "Los Lunes compartidos" que Cáritas organiza cada último lunes de mes. El próximo lunes 27 de abril lleva por título: "El reto de ser contemplativos en la acción", a cargo de Antonio Guillén, todo un lujo contar con su presencia. Sabéis que estas charlas están abiertas a toda persona interesada, así que si conocéis a alguien que le pueda interesar, no dudéis en invitarle.
Un abrazo
Charo



24 abril 2009

Carmen Hernandez




El alma de `los kikos´

El Camino Neocatecumenal es ya el movimiento más potente dentro de la Iglesia católica en España. Son casi un millón y medio de hermanos, de `kikos´ como se los conoce. Los iniciadores fueron Kiko Argüello y una mujer, Carmen Hernández, de la que apenas se sabe. Hasta ahora. Por primera vez se publica en nuestro país la vida de esta soriana, auténtico cerebro en la sombra de la organización. Su autora, Virginia Drake, estuvo más de un año recorriendo el Camino.

Faltaban unos minutos para las 11 de la mañana del 13 de junio de 2008 y brillaba un Sol espléndido en Roma. El presidente Bush paseaba por los jardines del Vaticano con el Papa. A no mucha distancia, en el Trastevere, en el patio del palacio del Pontificio Consejo para los Laicos, una mujer de 76 años apuraba el penúltimo cigarrillo. Junto con ella, Kiko Argüello, el padre Mario Pezzi y media docena de catequistas itinerantes.

–¿Qué hace ésta aquí? ¡Fuera! No queremos periodistas ¡Fuera! –bufó, nada más verme.
Acababa de conocer a Carmen Hernández, iniciadora junto con Kiko, del Camino Neocatecumenal en los años 60 y cuyos estatutos definitivos, aprobados meses antes por la Santa Sede, iban a ser entregados ese mismo día por el cardenal Stanislaw Rylko. De nada sirvió que Kiko mediase en mi favor y le explicase que estaba escribiendo un libro sobre el Camino.
–El Camino no necesita que ningún periodista se forre a costa de contar mentiras sobre nosotros.
Kiko insistía intentando rebajar el tono: «Esta criatura de Dios me puso una pistola en la cabeza y me dijo que lo iba a escribir con o sin nuestra ayuda y pensé que era mejor XLSemanal revista online de actualidad, que conociese el Camino por dentro antes de hablar».

–Pues mira, ¡qué ocasión desperdiciada de que te pegaran un tiro! –remató Carmen.

Así es Carmen Hernández: seca, rotunda y sin contemplaciones. Esta soriana de Ólvega, criada en Tudela (Navarra), puede ser la mujer más desagradable del mundo, pero lo que es innegable es que es el `cerebro´ o, mejor, el `alma´ de la realidad eclesial (se niegan a definirse como movimiento u organización) más potente dentro de la Iglesia católica en los últimos 40 años: casi un millón doscientos mil hermanos siguen el Camino y, de ellos, en torno a 300.000 lo recorren en España (el Opus Dei, por ejemplo, cuenta con 87.000 miembros en el mundo; 36.000 en nuestro país).

Carmen no soporta el protagonismo de Kiko en los actos públicos: «Los estatutos son un rollo –dijo unas horas después, en la única rueda de prensa convocada por el Camino Neocatecumenal–. Lo importante son la Iglesia y el Concilio, no Kiko, que os ha convocado aquí para que lo saquéis mañana en los periódicos».

Pese a que muchos se refieren a los seguidores del Camino como ‘los kikos’, lo cierto es que nunca hubiera existido esta realidad eclesial sin la labor de Carmen Hernández. Es ella quien traza teológicamente las coordenadas del Camino.

Es ya un clásico que cada vez que Kiko Argüello participa en un acto público comience su alocución hablando de los inicios del Camino en la década de los 60, en las barracas de Palomeras Altas, en Vallecas (Madrid), donde vivió unos años rodeado de quinquis, gitanos y prostitutas, a los que predicaba el Evangelio sin más recursos que una Biblia y una guitarra, hasta que el arzobispo de Madrid, monseñor Casimirio Morcillo, lo animó a formar comunidades dentro de las parroquias, sometiéndolas a la autoridad del párroco. Y no es menos habitual que, cuando esto ocurre, Carmen lo interrumpa para decir que el Camino no son las «chabolitas» de Kiko en Palomeras:

«Este reino no es el kikiano, caro Kiko. No somos ni tú ni yo, sino Dios, quien está actuando a través de Pedro. Kiko y yo pasaremos, como todo pasa, como todas las congregaciones pasan, pero la Iglesia no. El peligro verdadero para mí es Kiko Argüello.

No queremos morir ‘kikos’.»

Desde que se conocieron, Carmen y Kiko no han dejado de discutir, en privado y en público: «Carmen y yo siempre estamos en combate» –me reconoce Kiko con una sonrisa–. A primera vista, se diría que no tienen nada que ver el uno con el otro, por lo que a veces resulta complicado entender la sintonía que los unió y los llevó a iniciar juntos el Camino. Kiko, ocho años más joven que ella, ligado al arte (es el autor de las pinturas que decoran la catedral de la Almudena de Madrid), es creativo, carismático y con facilidad de palabra; ella es mucho más sobria, menos sociable y con una mayor formación intelectual. Es licenciada en Química y Teología.

Sobre la relación entre ellos, ambos laicos y solteros, y sin relaciones sentimentales, Kiko aclara: «Carmen y yo no estamos casados, ni somos novios ni hemos tenido ningún afecto de ese tipo. Somos compañeros de evangelización. Dios nos ha unido para una misión, me guste o no me guste. Por eso comprendo a los matrimonios, porque lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre. Y cuando a Carmen no hay quien la soporte, me digo: `Señor, Señor, tengo que morir a mí mismo´. Y cuando a mí no hay quien me soporte, porque yo también soy insoportable –soy vanidoso, soy un artista– es cuando comprendo mejor que el pobre padre Mario [Pezzi, otro de los responsables del Camino] es un santo, porque nos tiene que soportar a Carmen y a mí juntos».

Es pues, una «misión» la que los ha unido, la que hizo posible que se conociesen a mediados de los años 60 cuando, después de un complicado periplo vital y viajero.

Carmen, una joven con tremenda vocación evangelizadora, recaló en Madrid en casa de una de sus hermanas que era amiga de Kiko. «Madrid era el último lugar del mundo al que yo hubiera querido regresar, pero está claro que Dios me cerró todos los pasos para hacer posible el encuentro con Kiko. Mi hermana tenía un cuadro suyo en frente de su cama, La faz de Jesucristo. Ese rostro me gustaba muchísimo. Mi hermana me decía: `He conocido a un mesiánico como tú. Lo tienes que conocer´. Así que un día quedamos en Cibeles. Él se retrasó media hora y al final, cuando tenía que irse, me pidió que le diera mil pesetas, el dinero para el taxi, dijo. Éste fue mi primer encuentro con Kiko», recuerda Carmen. En otra ocasión coincidieron en la casa en la que Kiko vivía con sus padres: «Yo venía de sufrimientos enormes y él estaba allí tocando la guitarra,

comiéndose un pollo y coqueteando con una sueca. En fin, que pensé: `¡Es un crío!´ y no le hice caso». Un año más tarde se volvieron a ver en un bar de Palomeras. «Kiko, entonces, me contó sus visiones, que la Virgen le había dicho aquello de formar pequeñas comunidades como la Familia de Nazaret. Yo pensé: `Este crío que parece tan moderno es un beato´.» A carmen, que representaba la parte más ‘progresista’ de la Iglesia al respaldar en aquellos años el Concilio Vaticano II, Kiko le pareció «un rancio», pero cuando él mencionó lo de mandar itinerantes a otros países, le empezó a interesar el discurso.

«Yo ya había hecho eso con los jesuitas, cuando íbamos de dos en dos, sin dinero… Y pensaba: ‘Yo quiero una misión de evangelización y Kiko quiere hacer comunidades. Esto puede funcionar’.» Así es como, en 1967, Carmen y Kiko empiezan a impartir catequesis en el cinturón más deprimido de la ciudad. Con todo, la pareja no habría sobrevivido sin un mediador: el arzobispo de Madrid, monseñor Casimiro Morcillo. Él fue clave porque los invitó a dar sus catequesis en las parroquias y a celebrar la eucaristía, prácticamente a puerta cerrada, para no escandalizar a los conservadores con una liturgia salpicada de cantos e intervenciones de los hermanos, que comulgaban sentados en torno a una mesa, fabricaban ellos el pan ácimo (sin levadura), cantaban y bailaban en las celebraciones…

Pero, pese al apoyo del arzobispo, en Madrid los neocatecumenales no consiguen ser bien recibidos en casi ninguna parroquia y sus grupos no arraigan. Será en Zamora donde el párroco de San Frontis invite a Kiko y Carmen a catequizar y donde nazca la primera Comunidad Neocatecumental propiamente dicha. Hoy, sus 16.700 comunidades (de entre 30 y 60 hermanos cada una) están presentes en 120 países, al abrigo de 6.000 parroquias en 900 diócesis de los cinco continentes.

Carmen Hernández proviene de una familia numerosa y burguesa de la provincia de Soria. Los Hernández se trasladaron a Madrid en el año 45 y las hijas más pequeñas terminaron el bachillerato en el colegio Jesús María, en el barrio de Salamanca. Allí, Carmen destacó porque sacaba matrículas de honor en todas las asignaturas. De su curso, la mitad de las alumnas se hicieron monjas, pero Carmen no apuntaba exactamente en ese camino. «Yo sólo tenía una idea en la cabeza: ser misionera.»

Carmen recuerda que las monjas le prometieron llevarla a la India, pero que, con 15 años, su padre se negó. La formación religiosa de Carmen es jesuítica, al contrario que la de Kiko, formado

entre dominicos. «El colegio de monjas estaba al lado del de los jesuitas. Dios puso en mi camino al padre Sánchez, un jesuita extremeño que me dio a conocer el libro del padre Lapuente, quien es un clásico para la meditación y me introdujo en la oración.»

Carmen insistía en irse a las misiones. Al acabar el bachillerato, con 17 años, hizo otro intento, que impidió de nuevo su padre. «Así que empecé una carrera universitaria. Mi padre, que había sido ganadero y había dejado todo por la industria, tenía planes ‘industriales’ para mis hermanos y para mí. A unos nos hacía químicos; a otros, físicos; a otros, ingenieros; y a otros, economistas. Él tenía ya su torre montada.»

A los 21 años se licenció en Químicas, pero un día, mientras estaba acompañando a su padre en una de sus fábricas en Andújar, se escapó. Su padre la siguió hasta Madrid, pero cuando él llegó, ella ya estaba en el pueblo navarro de Javier. «Había nacido entonces una cosa nueva, el Instituto de las Misioneras en Cristo e ingresé con ellas. Me pusieron a estudiar Teología y a trabajar en las tareas domésticas. Estuve un año entero lavando ropa a mano. Yo he lavado sábanas a montones.» Una aparición del señor. Y entonces, cuenta Carmen, se produjo su particular `revelación´ o, en sus palabras, la `kenosis´. Fue durante unos ejercicios espirituales en la casa de Javier. Se acostó reflexionando sobre la negación de Pedro a Jesucristo. «Y el Señor, a través de una visión, de un sueño fantasioso o como prefiráis llamarlo, me hizo una aparición y me dijo: `Tú sígueme´. `¡Pues te sigo!´, le dije. Entonces salí por la ventana y empecé un descendimiento. Viví una sensación parecida a la de caerte en el vacío sin paracaídas. Y Jesucristo me decía: `¿Pero no decías que me querías seguir?´. Y yo le contestaba: `Sí, sí´. Entonces noté cómo, cuando aceptas seguirlo, empieza un cambio radical, empieza un ascenso. Yo soy muy devota de la Ascensión porque la he vivido en mi propia carne. Entrar en una ascensión no tiene comparación con ningún goce sexual; es algo que sabe a eternidad; es entrar en Dios. Yo lo único que podía decir en ese momento era: `¡Basta, Señor, basta!´.» Así, Carmen confirmó que estaba llamada para una misión evangelizadora. Su tan deseado viaje a la India iba a producirse por fin, pero los misioneros de Javier la enviaron primero a Londres para que se preparase en el idioma y en la vida en el exterior. Allí vivió los años 60 y 61 y, cuando ya estaba en el avión que debía llevarla a la India, «de repente, misteriosamente, por designio de Dios, en vez de llevarme a la India, un aterrizaje forzoso me llevó a Barcelona, donde acabé viviendo una temporada». No queda claro por qué no cogió otro avión para su destino, pero lo cierto es que se quedó allí con las monjas Misioneras de Cristo. En Barcelona, según cuenta, trabajó en diferentes fábricas en un momento de intenso debate en el seno de la Iglesia. «Las monjas tuvieron una lucha interna enorme entre el conservadurismo y el aperturismo. Pero lo que hicieron fue introducir nuevas reglas. No entendían a nuestra generación y nos empezaron a echar: una, dos, tres… y la cuarta fui yo.» La expulsión, lejos de decepcionarla, la animó. Carmen conoció al padre Farnés, que venía del Instituto Litúrgico de París y dominaba la renovación teológica del Concilio Vaticano II: «En el Getsemaní de mi vida, Dios me puso un ángel».

El Concilio Vaticano II, las normas litúrgicas y de comportamiento de los fieles católicos, fue aprobado por Pablo VI en 1965 y Carmen estaba decidida a que hasta el último fiel se enterase de ello. Así hizo el guión de las catequesis del Camino. Más de 40 años después, Carmen vive en Roma, en uno de los pisos que la Santa Sede cede a los fundadores de los movimientos católicos y ha conseguido el reconocimiento para su `organización´ del Papa Juan Pablo II, primero, y de Benedicto XVI, ahora, contra la opinión de no pocos obispos y cardenales. Es llamativo y sin duda un mérito que con sus escasas dotes diplomáticas haya logrado moverse con tanta habilidad en el Vaticano. Su brusco carácter la ha llevado a corregir en público incluso al mismísimo Papa: en cierta ocasión, Juan Pablo II, al referirse en un acto al Camino, utilizó la palabra ‘movimiento’.

Carmen saltó como un resorte y se atrevió a interrumpirlo:
–Santo Padre, no es un movimiento –le dijo.

El Papa aceptó la apreciación de Carmen y prosiguió. Poco después, Juan Pablo II volvió a referirse al Camino como un ‘movimiento’. Carmen de nuevo lo interrumpió e insistió en su aclaración:

–A ver, Carmen, en el Camino Neocatecumenal andáis, ¿verdad? –inquirió, firme, el Papa–. Pues si andáis, os movéis; y si os movéis, sois un movimiento.

Virginia Drake

Domingo 26 de abril

Domingo III de PASCUA
26 de abril de 2009 (ciclo B, año impar)



Primera lectura
Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (3, 13-15. 17-19)

En aquellos días, Pedro dijo a la gente:

«El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando habla decidido soltarlo.

Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos.

Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que habla dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.

Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 4, 2. 7. 9 (R/.: cf. 7)

R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.

O bien:
Aleluya.

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración. R/.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?» R/.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo. R/.

Segunda lectura
Él es víctima de propiciación por nuestros pecados
y también por los del mundo entero

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2, 1-5)

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis.

Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.

Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos.

Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.

Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.

Palabra de Dios.

Aleluya
Lc 24, 32

Señor Jesús, explícanos las Escrituras;
haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas.

EVANGELIO
Así estaba escrito: el Mesías padecerá y
resucitará de entre los muertos al tercer día

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas (24, 35-48)

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.

Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: — «Paz a vosotros.»

Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma.

Él les dijo: — «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»

Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: — «¿Tenéis ahí algo que comer?»

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: — «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: — «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»

Palabra del Señor



COMENTARIO

Vosotros sois testigos de esto

La conversión es un tema fundamentalmente pascual y resuena en la Palabra de Dios que proclamamos hoy. Jesucristo resucitado se aparece a los Apóstoles, les enseña y les manda a predicar la conversión y el perdón de los pecados.

La conversión (cambio de mentalidad), es una renuncia al pecado, una "penitencia". Este pesar, que mira hacia el pasado descansando en la misericordia de Dios, va acompañado normalmente de una “conversión”, por la que el hombre se vuelve hacia Dios e inicia una vida nueva. Penitencia y conversión son condiciones necesarias para recibir la salvación que trae el Reino de Dios.

Puede parecernos extraño que se nos plantee ahora, en el tiempo pascual, el tema de la conversión, pero hemos de darnos cuenta de que este tema, la conversión y el perdón de los pecados, se nos plantea constantemente a lo largo de todo el año litúrgico, y, con ello, la Iglesia quiere que nos demos cuenta de que ésta es una actitud fundamental y básica en cualquier cristiano: el que se convierte puede recibir la salvación de Dios. El que vive de cara a Dios le puede encontrar y recibir en su vida.

Por ello, la Palabra de Dios nos recuerda en la primera lectura, cómo hubo mucha gente que rechazó a Jesús, y san Pedro advierte con claridad a los judíos que se conviertan y se arrepientan para que puedan recibir la salvación, el perdón de los pecados.

El Evangelio nos presenta a Jesucristo resucitado que se aparece a sus Apóstoles. Con estas apariciones sucesivas, se quiere poner de manifiesto la realidad de la resurrección de Jesucristo. Y, al mismo tiempo, se nos plantea también el tema de la fe. Ver y tocar a Jesús no basta para creer. Muchos judíos le vieron y tocaron, y no creyeron sino que le rechazaron y mataron. La fe exige la conversión del corazón, no se apoya en los signos sensibles, sino en la confianza en Dios.

La fe que exige Jesús es confianza y abandono, por el cual el hombre renuncia a apoyarse en sus pensamientos y sus fuerzas, para abandonarse a la palabra y al poder de Aquel en quien cree. La fe, que exige un sacrificio del espíritu y de todo el ser, es un acto de humildad al que muchos se resisten. La fe, cuando es fuerte, obra maravillas, especialmente el perdón de los pecados y la salvación, para la cual es condición indispensable.

El mismo Jesucristo resucitado, presente hoy en la Iglesia, que se nos aparece en la proclamación de la Palabra de Dios, y, especialmente, en la Eucaristía, nos invita a abrirle el corazón para convertirnos, reconocerle a Él como el único Señor y único Maestro y decidirnos, así, a vivir como hijos de la luz, viviendo en la verdad, guardando sus mandamientos: así obtendremos la salvación, el perdón de los pecados.

El Evangelio nos invita a vencer la incredulidad y a creer en la resurrección de Cristo, porque sus discípulos están llamados a ser testigos precisamente de este acontecimiento extraordinario. La resurrección de Cristo es el dato central del cristianismo, verdad fundamental que es preciso reafirmar con vigor en todos los tiempos (cf. Benedicto XVI, Regina Coeli, 30-IV-2006).

Compromiso semanal

¿Cuál es tu actitud ante la Palabra de Dios y la Eucaristía? ¿Cómo puedes mejorarla?

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Hechos 3, 13-15. 17-19. Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos.

A partir de la admiración que ha provocado el milagro, Pedro proclama la Resurrección de Jesús y su papel en la salvación de los hombres. Los que reciben con asombro los hechos de Dios son invitados por la palabra del Apóstol a descubrir el sentido de lo que está sucediendo. No basta “saber” para salir de la ignorancia: es necesario cambiar de actitud. Destaca la necesidad y urgencia de la conversión para acoger la oferta de salvación, cumpliendo así el plan de Dios. Aceptar que el paralítico ha sido curado en nombre de Jesús, es aceptar que el resucitado es el Dios de la vida, actúa en la vida y transforma nuestra existencia por el perdón que sigue al arrepentimiento.

Salmo 4, 2. 4. 7. 9. Haz brillar sobre nosotros el resplandor de tu rostro.

Este salmo es una bella oración que nos invita a confiar en Dios, a pesar de las dificultades. El salmista ha experimentado el amor de Dios en profundidad: el Señor le dio anchura en el aprieto. Puede, entonces, resistir ante sus enemigos y animar a sus amigos. El Señor resucitado es el más firme apoyo de la fe y de la esperanza de la Iglesia. Si recibimos la luz del rostro de Dios experimentamos alegría y paz. Al llegar la noche acogemos con confianza el sueño, muerte aparente e imagen de nuestra vida escondida con Cristo en Dios.

2ª lectura: 1 Juan 2, 1-5a. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados y por los del mundo entero.

Contra los autosuficientes, Juan ha declarado la universalidad del pecado como experiencia personal de cada hombre. Pero si hay pecado, existe también el perdón, porque tenemos un abogado ante el Padre: Jesucristo. Vivir en la luz supone reconocer que somos esclavos y pecadores. Saberse pecador y pedir perdón es encaminarse hacia la comunión con Dios. El conocimiento de Dios es palabrería vana si no se dan dos condiciones: la aceptación de Jesús como el enviado de Dios y la conducta ética–moral derivada y exigida por la acción salvadora de Dios.

Evangelio: Lucas 24, 35-48. Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día.

Esta es una preciosa catequesis para que aprendamos que el Señor vive y está presente entre nosotros. Los discípulos habían recibido ya el testimonio de Pedro, pero necesitan la experiencia personal del encuentro con Jesús resucitado. Esta experiencia personal es el fundamento de la fe de los creyentes de todos los tiempos, aunque el testimonio de otros sea indispensable. Jesús les descubre el sentido profundo de la Escritura y les envía como testigos a predicar la conversión y el perdón de los pecados. Para esta tarea cuentan con la ayuda y fuerza del Espíritu.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 27 Hch 6,8-15. No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
Sal 118. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Jn 6,22-29. Trabajad no por el alimento que perece sino por el alimento que perdura para la vida eterna
Reza por los niños que van a recibir la Primera Comunión
Martes 28
San Pedro
Chanel, presbítero y mártir
Hch 7, 51-59 Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y dicho esto expiró.
Sal 30, 3-8.17.21 A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Jn 6, 30-35 Mi Padre os da el pan del cielo.
Haz oración ante el Señor, en la Iglesia
Miércoles 29
Santa Catalina de Siena,
patrona de Europa
1Jn 1,5 - 2,2. La sangre de Jesús nos limpia los pecados.
Sal 102. Bendice, alma mía, al Señor.
Mt 11,25-30. Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla.
Reza por la nueva evangelización
Jueves 30
San Pío V, papa
Hch 8, 26-40 Siguieron su camino, y llegaron a un lugar donde había agua.
Sal 65, 8-9.16-17.20 Aclama al Señor, tierra entera.
Jn 6, 44-51 Yo soy el pan de vida bajado el cielo.
Reza por los que rechazan la Eucaristía.
Viernes 1
San José, obrero
Gn 1, 26-2,3 Llenad la tierra y sometedla.
Sal 89, 2-4.12-14.16 Haz prósperas, Señor, las obras de nuestras manos.
Mt 13, 54-58 ¿No es éste el hijo del carpintero?
Dale gracias a Dios por todos los que te ayudan.
Sábado 2
San Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia
Hch 9, 31-42 La Iglesia se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba animada por el Espíritu Santo.
Sal 115, 12-17 ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Jn 6, 60-69 Nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios.
Reza por los alejados
Domingo 3
4º de PASCUA
Hch 4, 8-12 Jesús es la piedra que desechasteis vosotros.
Sal 117, 8-9.21-3.26.28-39 La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
1 Jn 3, 1-2 Somos hijos de Dios.
Jn 10, 11-18 Yo soy el buen pastor, que conozco a mis ovejas.
Reza por tu familia y por la parroquia