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30 abril 2009

Carta al diario El Mundo

HERIDAS CURADAS

Estimado Sr. Director

Después de leer el artículo sobre Kiko Argüello en su periódico publicado el lunes 27 de abril, debo agradecerle los comentarios que en él se hacen.

Soy católica practicante y no conozco de cerca este Movimiento eclesial, pero desde que he leído este artículo se ha despertado en mí un interés tremendo por conocerlo.

Si lo que pretendían con este artículo es que los lectores pensáramos que una nueva secta era sacada a la luz, que de nuevo gente extremadamente rara con sus actos, con su vida en general circulaban por el mundo sin enterarnos, debo decirle, señor Director, que la reacción provocada en mi, lectora asidua de su periódico, es la de una admiración profunda hacia este movimiento.

En un mundo en el que el perdón, la búsqueda del bien del otro, la apertura a la vida, la generosidad por encima del bienestar, la acogida a un marido adúltero porque se le ama y porque se quiere luchar por reconstruir una situación herida, la generosidad de unos hermanos con otros, si, incluso en un compartir bienes materiales,…en definitiva, valores no reconocidos, no valorados ni premiados en grandes eventos, parece que un halo de luz y de esperanza ilumina el mundo.

¿Por qué molesta tanto a la sociedad el que haya personas que miren dentro del hombre y quieran curar sus heridas, reconstruir personas rotas, situaciones difíciles y llenas de dolor, que miren más allá, que llenen el corazón del hombre de un sentimiento que perdura eternamente y es el siguiente: DETRÁS DE SITUACIONES TERRIBLES Y ACTOS TREMENDAMENTE DOLOROSOS EL HOMBRE DESCUBRE EL VALOR DEL PERDON, DE LA ESPERANZA Y DE LA FE. ¿Por qué molesta tanto esto?

A mí ,sin duda, artículos como éste me llenan de gratitud por ver que en la Iglesia, mi Iglesia, hay comunidades de cristianos que viven así, como una comunidad en la que son una verdadera familia, preocupados unos por otros.

Gracias por el artículo, sr. Director.

Cristina Rodríguez Camaño.

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