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08 abril 2009

Domingo 12 de abril

Domingo de pascua de la resurrección DEL SEÑOR
12 de abril de 2009 (ciclo B, año impar)



Primera lectura
Hemos comido y bebido con él después de su resurrección

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (10, 34a. 3 7-43)

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

— «Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.

Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 117, 1-2. 1 6ab- 17. 22-23 (R/: 24)

R/. Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.

O bien:
Aleluya.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/.

La diestra del Señor es poderosa
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R/.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.

Segunda lectura
Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3, 1-4)

Hermanos:

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.

Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

Palabra de Dios.

Aleluya
ICo 5, 7b-8a

Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo.
Así, pues, celebremos la Pascua en el Señor.

EVANGELIO
Él había de resucitar de entre los muertos

+ Lectura del santo evangelio según san Juan (20, 1-9)

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
— «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio la vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que habla llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.



COMENTARIO

¡Resucitó, Aleluya!

Cristo ha resucitado, ¡Aleluya! Este es el gran mensaje de la Pascua. El dolor, el sufrimiento, la muerte de Cristo, no han sido inútiles, no han sido estériles: Cristo ha vencido, ha triunfado sobre el pecado, sobre el mal y sobre la muerte. Todo ello nos llena de alegría y de esperanza. Porque ahora sabemos que también nosotros venceremos con Cristo al pecado y a la muerte; también nosotros encontraremos, desde Cristo, el sentido al dolor y al sufrimiento.

“Sólo Cristo resucitado puede llevarnos hacia arriba, hasta la unión con Dios, hasta donde no pueden llegar nuestras fuerzas. Él carga verdaderamente la oveja extraviada sobre sus hombros y la lleva a casa. Nosotros vivimos agarrados a su Cuerpo, y en comunión con su Cuerpo llegamos hasta el corazón de Dios. Y sólo así se vence la muerte, somos liberados y nuestra vida es esperanza. Éste es el júbilo de la Vigilia Pascual: nosotros somos liberados. Por medio de la resurrección de Jesús el amor se ha revelado más fuerte que la muerte, más fuerte que el mal” (Benedicto XVI, Homilía en la Vigilia Pascual, 7-IV-2007).

Con la resurrección de Cristo tiene sentido la historia, cobra sentido nuestra propia vida: somos ciudadanos del cielo, estamos llamados a vivir una vida que no se acaba: la vida eterna. La resurrección de Cristo es el triunfo del amor de Dios.

Por ello la Palabra de Dios nos invita hoy a vivir de otra manera. El que cree en Cristo resucitado, el que cree en la vida eterna, vive con otro estilo de vida: el estilo de Jesús. ¿Cuál fue‚ el estilo de vida de Jesús? La lectura de los Hechos de los Apóstoles nos da la clave: Jesús vivió una vida de fidelidad a la voluntad del Padre, y pasó por el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo.

Ese ha de ser nuestro estilo de vida: fidelidad a Dios, cumpliendo los mandamientos y sus enseñanzas; pasar por el mundo haciendo el bien, preocupándonos por vivir el mandamiento nuevo del amor: amar como Cristo nos amó, es decir, entregándonos por los demás, dando la vida por ellos, haciendo nuestros los problemas y sufrimientos de los demás y tratando de ayudar a todos.

Y todo ello, en medio de una sociedad, como la nuestra, que rechaza a Cristo y vive unos valores contrarios a los del Evangelio. Por ello, como a las mujeres que acudieron al sepulcro de Jesús, el ángel hoy nos repite: ¿Por qué‚ buscáis entre los muertos al que vive? Sí, porque hoy mucha gente centra su vida en lo que no da ni la vida ni la felicidad, sino en lo que conduce a la destrucción, al vacío, al sin sentido: mucha gente centra su vida en el dinero, el sexo, la droga, el poder, la fama, la imagen, la vanidad, el consumismo... ¡Ese camino conduce a la muerte!
El cristiano no puede seguir ese camino. ¡Hay que seguir el camino de Cristo! San Pablo nos dice hoy: Buscad los bienes de arriba. El principal “negocio” que tenemos todos es llegar a la vida eterna. Para ello hemos de seguir ese camino de fidelidad y de caridad, viviendo la vida nueva de Cristo, a pesar de que el camino se nos haga duro, y a pesar de que tengamos tropiezos y caídas. Cristo ha vencido al mundo, y nosotros, unidos a Cristo, también lo venceremos. ¿Qué camino estás siguiendo en tu vida? Piénsalo y, únete más a Cristo para poder triunfar con Él y llegar, así, a la vida eterna.

Compromiso semanal


Intenta dar testimonio de Jesucristo viviendo en tu ambiente los valores del Evangelio.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Hechos 10, 34a. 37-43. Nosotros hemos comido y bebido con él después de su resurrección.

Las palabras de Pedro a los presentes son un resumen de la historia evangélica. Van dirigidas a personas que conocen lo sucedido y están dispuestas a aceptar el significado de los acontecimientos: Dios unge con la fuerza del Espíritu a Jesús de Nazaret. Él es, en sus palabras y acciones, la manifestación definitiva de la bondad y misericordia del Padre con todos los hombres. Dios lo ha resucitado y establecido como juez universal. Los que crean en Él recibirán el perdón de los pecados.

Salmo 117, 1-2. 16-17. 22-23. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

La Iglesia repite incansablemente el día de Pascua de Resurrección esta aclamación. Para cantarla con todo el sentido tenemos que pensar en la Resurrección de Jesucristo. Este es el “milagro patente” y el día en que con más verdad podemos escuchar los cantos de victoria y gritar con entusiasmo: ¡no he de morir, viviré! El día en que el Señor nos llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. El día en que Cristo vencedor se pone al frente de todos los hombres, para dar gracias al Padre y hacernos participar de su alegría y gozo para siempre.

2ª lectura: Colosenses 3, 1-4. Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo.

San Pablo consigna como punto de partida y base sólida de la vida cristiana la unión con Cristo resucitado, en la que nos introduce el bautismo. Este nos hace morir al pecado y renacer a una vida nueva, que tendrá su manifestación gloriosa en la vida eterna. Destinados a vivir resucitados con Cristo en la gloria, nuestra vida tiene que tender hacia Él. Ello implica despojarnos del hombre viejo por una conversión cada día más radical y revestirnos cada día más profundamente de la imagen de Cristo por la fe y el amor. Tenemos que vivir con los pies en la tierra, pero con la mente y el corazón en el cielo, donde están los bienes definitivos y eternos.

Evangelio: Juan 20, 1-9. Él había de resucitar de entre los muertos.

El sepulcro vacío y el estado en que se encontraban las vendas y el sudario, apunta a la resurrección de Jesús. Queda excluido el robo de su cadáver: un ladrón no hubiera dejado las cosas tan ordenadas. Para el discípulo de Cristo son pruebas suficientemente indicativas de la resurrección: vio y creyó. Cuando llegó al sepulcro le vino a la memoria que así lo habían anunciado las Escrituras. El sepulcro vacío fue para él un signo.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 13 Hch 2, 14.22-32 Dios resucitó a Jesús y nosotros somos testigos.
Sal 15, 1-2a.5.7-11 Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Mt 28, 8-15 Ellas, con temor pero con mucha alegría, corrieron a llevar la noticia a los discípulos.
Vive y transmite la alegría cristiana.
Martes 14 Hch 2, 36-41 Dios le ha constituido Señor y Mesías.
Sal 32, 4-5.18-22 La misericordia del Señor llena la tierra.
Jn 20, 11-18 He visto al Señor y ha dicho esto.
Da testimonio de Jesucristo.
Miércoles 15 Hch 3, 1-10 En nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar.
Sal 104, 1-9 La misericordia del Señor llena la tierra.
Lc 24, 13-35 Mientras hablaban y se hacían preguntas, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos.
Haz oración ante la Eucaristía.
Jueves 16 Hch 3, 11-26 Dios lo resucitó de entre los muertos.
Sal 8, 2.5-9 Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra.
Lc 24, 35-48 Aún se resistían a creer por la alegría.
Reza por los que no creen en Cristo.
Viernes 17 Hch 4, 1-12 Enseñaban al pueblo y anunciaban que la resurrección de los muertos se había realizado ya en Jesús.
Sal 117, 1-2.4.22-27 La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Jn 21, 1-14 Sabían muy bien que era el Señor.
Medita el Evangelio de hoy.
Sábado 18 Hch 4, 13-21 Por nuestra parte, no podemos dejar de proclamar lo que hemos visto y oído.
Sal 117, 1.14-21 Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
Mc 16, 9-15 Id por todo el mundo y proclamad la Buena Noticia a toda criatura.
Reza por el nuevo Arzobispo.
Domingo 19
2º de PASCUA
Hch 4, 32-35 Los creyentes pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común.
Sal 117, 2-4.16-8.22-24 Dad las gracias al Señor porque es bueno.
1 Jn 5, 1-6 El Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.
Jn 20, 19-31 A los ocho días llegó Jesús: - La paz esté con vosotros.
Reza por tu familia y por la parroquia


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