Páginas

29 diciembre 2009

El mejor regalo.

EL MEJOR REGALO.


Catequesis sobre el Icono de la Natividad.

Catequesis sobre el Icono de la Natividad.
Una realización del Padre Sami Bou Chalhoub y de Raghida Skaff (Centro Audiovisual Beirut). Duración: 13".

 
Encuentra más vídeos como este en RedCamino.com

INTERVENCION KIKO ARGÜELLO POR LA FAMILIA CRISTIANA MADRID 27.12.2009

Encuentro por la familia cristiana 27.12.2009

Encuentro por la familia cristiana en Madrid 27.12.2009

28 diciembre 2009

Homilía del cardenal Rouco en la misa de las Familias de Europa en Madrid

Homilía del cardenal Rouco en la misa de las Familias de Europa en Madrid
Sin las familias, “Europa se quedaría sin el futuro del amor”

MADRID, domingo, 27 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que pronunció el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, durante la misa que congregó este domingo de la Sagrada Familia a familias de Europa en la plaza de Lima en Madrid.
* * *


Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor:
Una vez más, una Plaza madrileña, la Plaza de Lima, nos ofrece un bello marco para celebrar la Fiesta de la Sagrada Familia públicamente ante la sociedad y ante el mundo como "una Misa de las Familias": de las familias de Madrid y de toda España. Así sucedió el pasado año. Hoy, además, como una Eucaristía de las familias de toda Europa. Me es muy grato, por ello, saludar con afecto fraterno en el Señor a los Sres. Cardenales, Arzobispos y Obispos de las Diócesis de España, pero, especialmente, a los hermanos venidos de Roma y de diversos países europeos. En un lugar destacado quisiera hacerlo con el Sr. Cardenal Prefecto del Pontificio Consejo para las Familias, que subraya con su presencia el valor pastoral que le merecen al Santo Padre y a sus colaboradores más próximos nuestra iniciativa a favor de la familia. El luminoso y siempre certero mensaje del Papa Benedicto XVI no nos ha faltado tampoco en esta ocasión en que la Eucaristía de las familias cristianas de España se abre a las Iglesias particulares de Europa. Mi saludo muy cordial se dirige también a los innumerables hermanos sacerdotes españoles y europeos, cercanos siempre a las familias que ellos atienden y sirven con cuidadoso celo y caridad pastorales. Nuestro más efusivo saludo va dirigido, sin embargo, a las innumerables familias - abuelos, padres, hijos, hermanos... - que se han sacrificado para venir a Madrid y poder celebrar en esta fría mañana madrileña, unidos en una extraordinaria asamblea litúrgica con los fieles de nuestra diócesis, la Acción de Gracias eucarística con alegría jubilosa por el inmenso don de la familia cristiana: familia que se mira en la Sagrada Familia de Nazareth como el modelo insuperable y decisivo para poder vivir en plenitud la riqueza de la gracia del matrimonio cristiano en el día a día del crecer y del quehacer de la propia familia. La familia cristiana sabe, además, que en Jesús, María y José, encuentra el apoyo sobrenatural necesario que le ha sido preparado amorosamente por Dios para que no desfallezca en la realización de su hermosa vocación.
Vuestra multitudinaria presencia, queridas familias, y vuestra participación atenta, piadosa y activa en esta celebración eucarística habla un claro y elocuente lenguaje: ¡queréis a vuestras familias! ¡queréis a la familia!; ¡mantenéis fresca y vigorosa la fe en la familia cristiana!; estáis seguras, compartiendo la doctrina de la Iglesia una, santa, católica y apostólica, de que el modelo de la familia cristiana es el que responde fielmente a la voluntad de Dios y, por ello, es el que garantiza el bien fundamental e insustituible de la familia para sus propios miembros -los padres y los hijos en eminente lugar-, para toda la sociedad y, no en último lugar, para la Iglesia. La Iglesia es, en definitiva, la "construcción de Dios", "en la que habita su familia", como enseña el Vaticano II; y la familia en ella es "Iglesia doméstica" (LG 6 y 11). Queridas familias cristianas: sois muy conscientes, incluso en virtud de vuestras propias experiencias de la vida en el matrimonio y en vuestra familia, de que ese otro lenguaje de los diversos modelos de familia, que parece adueñarse, avasallador y sin réplica alguna, de la mentalidad y de la cultura de nuestro tiempo, no responde a la verdad natural de la familia, tal como viene dada al hombre "desde el principio" de la creación y de que, por ello, es incapaz de resolver la problemática tantas veces cruel y dolorosa de los fracasos materiales, morales y espirituales que afligen hoy al hombre y a la sociedad europea de nuestro tiempo con una gravedad pocas veces conocida por la historia. Queridas familias: porque queréis vivir vuestra familia en toda la verdad, la bondad y la belleza que le viene dada por el plan salvador de Dios, estáis aquí como protagonistas del nuevo Pueblo y de la nueva Familia de Dios, que peregrina en este mundo hacia la Casa y la Gloria del Padre, celebrando con la Iglesia el Sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, culmen y fuente de toda la vida cristiana -y consecuentemente ¡de la verdadera vida de vuestras familias!- como una Fiesta, iluminada por la memoria, hecha actualidad, de la Sagrada Familia de Nazareth.
Con la Sagrada Familia, formada por Jesús, María y José, se inicia el capítulo de la nueva y definitiva historia de la familia: el de la familia, que, fundada por el Creador en el verdadero matrimonio entre el varón y la mujer, va a quedar liberada de la esclavitud del pecado y transformada por la gracia del Redentor. Acerquémonos pues con la mirada de la fe, clarificada por la palabra de Dios, a la realidad de esta familia, sagrada y entrañable a la vez, que abre a las nuestras el tiempo nuevo del amor y de la vida sin ocaso. Llama la atención desde el primer momento de su preparación y constitución que lo que guía y mueve a María y a José a desposarse y acoger en su seno al Hijo, a Jesús, es el cumplimiento de la voluntad de Dios sin condiciones; aunque, humanamente hablando, les cueste comprenderla. María dice "Sí" a la maternidad de su Hijo, que era nada menos que el Hijo del Altísimo. Lo concibe por obra del Espíritu Santo, siendo Virgen y permaneciendo Virgen. José acepta acoger a María en su casa como esposa, castamente, sabiendo que el Hijo que lleva en sus entrañas no es suyo, ¡es de Dios! Se abandonan a su santísima voluntad, sabiendo que responden así a los designios inescrutables, pero ciertos, del amor de un Dios que quiere salvar al hombre por caminos que le sobrepasan por la magnitud infinita de la misericordia que revelan. Son cada vez más conscientes de que a ellos se les ha confiado la vida y la muerte terrena de un niño, que es el Hijo de Dios, el Mesías, el Señor. Sí, sobre todo, lo sabe su Madre María que lo acompaña, a veces desde la distancia física, pero siempre desde una inefable cercanía del corazón hasta el momento de la Cruz: ¡la hora de la expropiación total del Hijo y de la Madre en aras del Amor más grande! En la escena del adolescente Jesús, perdido y hallado por sus padres en el Templo de Jerusalén, que nos relata hoy el Evangelio de San Lucas, se confirmaba y se preludiaba hasta qué grado de entrega y oblación de la vida conllevaba la aceptación amorosa de la voluntad del Padre: "¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?". Y, aunque ellos no comprendieron del todo lo que les quería decir, su angustia precedente quedó enternecedoramente compensada por el Hijo: Jesús bajó con ellos a Nazareth y, bajo su autoridad, "iba creciendo en sabiduría, estatura, y en gracia ante Dios y ante los hombres". Y "su madre conservaba todo esto en su corazón". De aquel amor de María y José, amor de total entrega a Dios, y, por ello, de una fecundidad humanamente inimaginable, ¡sobrenatural!, surge la familia en la que nace, crece y vive el Salvador del hombre, el Autor de la Nueva Vida, el Cabeza del Nuevo Pueblo de Dios, el Primero entre una incontable multitud de hermanos, que habrían de configurar la nueva familia humana.
Queridas familias cristianas de España y de toda Europa: miraos a vosotras mismas como esposas y esposos, padres e hijos, en el límpido espejo de ese prototipo de la nueva familia querida y dispuesta por Dios en su plan de salvación del hombre, que es la familia de Jesús, María y José. ¿Verdad que también vosotros podéis certificar que, cuando todo ese edificio de íntimas relaciones personales entre vosotros y con vuestros hijos se fundamenta en la vivencia fiel y siempre renovada de vuestro compromiso contraído sacramentalmente en Cristo, ante Dios y ante la Iglesia, os es posible e incluso sencillo y gratificante configurar vuestra familia como esa íntima comunidad de vida y amor donde se va abriendo día a día, "cruz a cruz", el camino de la verdadera felicidad? Entonces os sentís "como elegidos de Dios, santos y amados, para revestiros "de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión". Sabéis pedir perdón y perdonáis. Sabéis sobrellevaros y ¿os santificáis mutuamente? Colocáis por encima de todo "el amor" que "es el ceñidor de la unidad consumada". ¿En quién y en dónde podrán encontrar los niños, que van a nacer, los discapacitados, los enfermos, los rechazados... etc., el don de la vida y del amor incondicional sino en vosotros, padres y madres de las familias cristianas? ¿Hay quien responda mejor y más eficazmente a las situaciones dramáticas de los parados, de los ancianos, de los angustiados por la soledad física y espiritual, de los rotos por las decepciones y fracasos sentimentales, matrimoniales y familiares, que la familia verdadera, la fundada en la ley de Dios y en el amor de Jesucristo?
En esta madrileña Plaza de Lima, el día 2 de noviembre de 1982, el inolvidable Juan Pablo II, declarado Venerable el pasado día 19 de diciembre por nuestro Santo Padre Benedicto XVI, celebraba una Eucaristía memorable, convocada como "la Misa para las familias" en el tercer día de su largo primer viaje por toda la geografía de las Diócesis de España ¡Viaje Apostólico inolvidable! En su vibrante homilía se encuentra un pasaje, cuya vigorosa fuerza profética no ha perdido ni un ápice de actualidad. Permitidme que os lo recuerde:
"Además, según el plan de Dios, -afirmaba el Papa- el matrimonio es una comunidad de amor indisoluble ordenado a la vida como continuación y complemento de los mismos cónyuges. Existe una relación inquebrantable entre el amor conyugal y la transmisión de la vida, en virtud de la cual, como enseñó Pablo VI, "todo acto conyugal debe permanecer abierto a la transmisión de vida". Por el contrario, -como escribí en la Exhortación Apostólica "Familiaris Consortio"-"al lenguaje natural que expresa la recíproca donación total de los esposos, el anticoncepcionismo impone un lenguaje objetivamente contradictorio, es decir, el de no darse al otro totalmente: se produce no sólo el rechazo positivo de la apertura a la vida, sino también una falsificación de la verdad interior del amor conyugal.
Pero hay otro aspecto aún más grave y fundamental, que se refiere al amor conyugal como fuente de la vida: hablo del respeto absoluto a la vida humana, que ninguna persona o institución, privada o pública, puede ignorar. Por ello, quien negara la defensa a la persona humana más inocente y débil, a la persona humana ya concebida aunque todavía no nacida, cometería una gravísima violación del orden moral. Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente. Se minaría el mismo fundamento de la sociedad."
Benedicto XVI nos enseña hoy, en medio de una crisis socio-económica generalizada, un cuarto de siglo después de la homilía de la Plaza de Lima, en su Encíclica "Cáritas in Veritate": "La apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica... Por eso, se convierte en una necesidad social, e incluso económica, seguir proponiendo a las nuevas generaciones la hermosura de la familia y del matrimonio, su sintonía con las exigencias más profundas del corazón y de la dignidad de la persona. En esta perspectiva, los estados están llamados a establecer políticas que promuevan la centralidad y la integridad de la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, célula primordial y vital de la sociedad".
El panorama que presenta la realidad de la familia en la Europa contemporánea no es precisamente halagüeño. El preocupante diagnóstico del estado de salud de la familia europea, que hacía en octubre de 1999 la II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos y que, después, Juan Pablo II recogía, detallaba y confirmaba en la Exhortación Postsinodal "La Iglesia en Europa", se ha ido agravando más y más. La actualidad del matrimonio y de la familia en los países europeos está marcada por la facilitación jurídica del divorcio hasta extremos impensables hasta hace poco tiempo y asimilables al repudio; por la aceptación creciente de la difuminación, cuando no de la eliminación, primero cultural y luego legal de la consideración del matrimonio como la unión irrevocable de un varón y una mujer en íntima comunidad de amor y de vida, abierta a la procreación de los hijos; por el crecimiento, al parecer imparable, de las rupturas matrimoniales y familiares con las conocidas y dramáticas consecuencias que acarrean para la suerte y el bien de los niños y de los jóvenes. A esta situación se ha añadido la crisis económica, con la inevitable secuela del paro y el desempleo como factor sobrevenido a la situación ya muy extendida de la crisis del matrimonio y de la familia. El derecho a la vida del niño, todavía en el vientre de su madre -del "nasciturus"-, se ve lamentablemente suplantado en la conciencia moral de un sector cada vez más importante de la sociedad, y en la legislación que la acompaña y la estimula, por un supuesto derecho al aborto en los primeros meses del embarazo. La vida de las personas con discapacidades varias, de los enfermos terminales y de los ancianos, sin un entorno familiar que las cobije, se ve cada vez más en peligro. Un panorama a primera vista oscuro y desolador. Sólo a primera vista. En el trasfondo alumbran los signos luminosos de la esperanza cristiana: ¡Aquí estáis vosotras, las queridas familias cristianas de España y de toda Europa, para dar testimonio de esa esperanza y corroborarla. Con el "sí" gozoso a vuestro matrimonio y a vuestra familia, sentida y edificada cristianamente como representación viva del amor de Dios -amor de oblación y entrega, ofrecido y fecundo también en "vuestra carne"- y con vuestro "sí" al matrimonio y a la familia como "el santuario de la vida" y fundamento de la sociedad, estáis abriendo de nuevo el surco para el verdadero porvenir de la Europa del presente y del futuro. Europa, sin vosotras, queridas familias cristianas, se quedaría prácticamente sin hijos o, lo que es lo mismo, sin el futuro de la vida. Sin vosotras, Europa se quedaría sin el futuro del amor, conocido y ejercitado gratuitamente; se quedaría sin la riqueza de la experiencia del ser amado por lo que se es y no por lo que se tiene. El futuro de Europa, su futuro moral, espiritual e, incluso, biológico, pasa por la familia realizada en su primordial y plena verdad. ¡El futuro de Europa pasa por vosotras, queridas familias cristianas!
Habéis recibido el gran don de poder vivir vuestro matrimonio y vuestra familia cristianamente, siguiendo el modelo de la Familia de Nazareth, y, con el don, una grande y hermosa tarea : la de ser testigos fieles y valientes, con obras y palabras, del Evangelio de la vida y de la familia en una grave coyuntura histórica de los pueblos de Europa, vinculados entre sí por la común herencia de sus raíces cristianas. Unidas en la Comunión de la Iglesia, alentadas y fortalecidas por la Sagrada Familia de Nazareth, por Jesús, María y José, la podréis llevar a un buen y feliz término. ¡Sí, con el gozo jubiloso de los que han descubierto y conocen que en Belén de Judá, hace dos mil años, nos nació de María, la Virgen y Doncella de Nazareth, el Mesías, el Señor, el Salvador, lo podréis!
Amén.

Palabras del Papa a las familias reunidas en Madrid

Palabras del Papa a las familias reunidas en Madrid
Intervención durante el Ángelus a los peregrinos congregados en el Vaticano

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 27 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras que pronunció Benedicto XVI desde la ventana de su estudio a los miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano con motivo del Ángelus. Las palabras del Papa, dirigidas en parte en español, fueron transmitidas en directo en la plaza de Lima de Madrid, donde se encontraban reunidas miles de familias de Europa con motivo de una celebración eucarística convocada en el día de la Sagrada Familia.



* * *
[En italiano]



Queridos hermanos y hermanas:
Se celebra hoy el domingo de la Sagrada Familia. Podemos seguir poniéndonos en el lugar de los pastores de Belén que, nada más recibir el anuncio del ángel, acudieron de prisa a la gruta y encontraron a "María, José y al niño, acostado en el pesebre" (Lucas 2,16). Detengámonos también nosotros a contemplar esta escena, y reflexionemos en su significado. Los primeros testigos del nacimiento de Cristo, los pastores, se encontraron no sólo ante el Niño Jesús, sino también ante una pequeña familia: la mamá, el papá y el hijo recién nacido. ¡Dios quiso revelarse naciendo en una familia humana, y por este motivo la familia humana se ha convertido en imagen de Dios! Dios es Trinidad, es comunión de amor, y la familia, con toda la diferencia que existe entre el Misterio de Dios y su criatura humana, es una manifestación que refleja el Misterio insondable del Dios amor. El hombre y la mujer, creados a imagen de Dios, se convierten en el matrimonio en "una sola carne" (Génesis 2, 24), es decir, en una comunión de amor que engendra nueva vida. La familia humana, en cierto sentido, es imagen de la Trinidad por el amor interpersontal y por la fecundidad del amor.
La liturgia de hoy presenta el famoso episodio evangélico de Jesús, a los doce años, que se queda en el Templo, en Jerusalén, sin que se dieran cuenta sus padres, quienes, sorprendidos y preocupados, vuelven a encontrarlo tres días después discutiendo con los doctores. A su madre que le pide explicaciones, Jesús le responde que tiene que estar "en la propiedad", en la casa de su Padre, es decir de Dios (Cf. Lucas 2, 49). En este episodio, el muchacho Jesús se nos presenta lleno de celo por Dios y por el Templo. Preguntémonos: ¿de quién había aprendido Jesús el amor por las "cosas" de su Padre? Ciertamente, como hijo, tuvo un íntimo conocimiento de su Padre, de Dios, una profunda relación personal permanente con Él, pero, en su cultura concreta, ciertamente aprendió las oraciones, el amor por el Templo y por las instituciones de Israel, de sus propios padres. Por tanto, podemos afirmar que la decisión de Jesús de quedarse en el Templo era sobre todo fruto de su íntima relación con el Padre, pero también fruto de la educación recibida de María y de José. Podemos entrever aquí el sentido auténtico de la educación cristiana: es el fruto de una colaboración que siempre hay que buscar entre los educadores y Dios. La familia cristiana es consciente de que los hijos son don y proyecto de Dios. Por tanto, no los puede considerar como una posesión propia, sino que, sirviendo en ellos al designio de Dios, está llamada a educarlos en la libertad más grande, que consiste precisamente en decir "sí" a Dios para hacer su voluntad. De este "sí" la Virgen María es ejemplo perfecto. A ella le encomendamos todas las familias, rezando en particular por su misión educativa.
Y ahora me dirijo, en lengua española, a los que participan en la fiesta de la Sagrada Familia en Madrid.
[En español]
Saludo cordialmente a los pastores y fieles congregados en Madrid para celebrar con gozo la Sagrada Familia de Nazaret. ¿Cómo no recordar el verdadero significado de esta fiesta? Dios, habiendo venido al mundo en el seno de una familia, manifiesta que esta institución es camino seguro para encontrarlo y conocerlo, así como un llamamiento permanente a trabajar por la unidad de todos en torno al amor. De ahí que uno de los mayores servicios que los cristianos podemos prestar a nuestros semejantes es ofrecerles nuestro testimonio sereno y firme de la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, salvaguardándola y promoviéndola, pues ella es de suma importancia para el presente y el futuro de la humanidad. En efecto, la familia es la mejor escuela donde se aprende a vivir aquellos valores que dignifican a la persona y hacen grandes a los pueblos. También en ella se comparten las penas y las alegrías, sintiéndose todos arropados por el cariño que reina en casa por el mero hecho de ser miembros de la misma familia. Pido a Dios que en vuestros hogares se respire siempre ese amor de total entrega y fidelidad que Jesús trajo al mundo con su nacimiento, alimentándolo y fortaleciéndolo con la oración cotidiana, la práctica constante de las virtudes, la recíproca comprensión y el respeto mutuo. Os animo, pues, a que, confiando en la materna intercesión de María Santísima, Reina de las Familias, y en la poderosa protección de San José, su esposo, os dediquéis sin descanso a esta hermosa misión que el Señor ha puesto en vuestras manos. Contad además con mi cercanía y afecto, y os ruego que llevéis un saludo muy especial del Papa a vuestros seres queridos más necesitados o que se encuentran en dificultad. Os bendigo a todos de corazón.
[Al final del Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. En este domingo de la Sagrada Familia, invito a todos a poner los ojos en el hogar de Nazaret, escuela incomparable de virtudes humanas y cristianas, para aprender de Jesús, José y María a vivirlas personalmente y dar ejemplo de ellas ante los que os rodean con humildad y convicción. De nuevo os deseo que, en estas fiestas de Navidad, la alegría del Señor Jesús, nacido en Belén, sea vuestra fortaleza. En su Nombre os bendigo con gran afecto.
[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina
© Libreria Editrice Vaticana]

26 diciembre 2009

Domingo 27 de diciembre


domingo de LA SAGRADA FAMILIA
27 de diciembre de 2009  (ciclo B, año par)







Primera lectura
El que teme al Señor honra a sus padres
Lectura del libro del Eclesiástico 3, 2-6. 12-14
Dios hace al padre más respetable que a los hijos
y afirma la autoridad de la madre sobre su prole.
El que honra a su padre expía sus pecados,
el que respeta a su madre acumula tesoros;
el que honra a su padre se alegrará de sus hijos
y, cuando rece, será escuchado;
el que respeta a su padre tendrá larga vida,
al que honra a su madre el Señor lo escucha.

Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre,
no lo abandones mientras vivas;
aunque chochee, ten indulgencia,
no lo abochornes mientras vivas.

La limosna del padre no se olvidará,
será tenida en cuenta para pagar tus pecados.

Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 127, 1-2. 3. 4-5 (R/.: cf. 1)

R/. Dichosos los que temen al Señor
     y siguen sus caminos.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa; tus hijos,
como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R/.

Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.

Segunda lectura
La vida de familia vivida en el Señor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21
Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.
Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente.
Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.
Palabra de Dios.
Aleluya
Col 3, 15a. 16a

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón;
la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza.

EVANGELIO
Los padres de Jesús lo encuentran en medio de los maestros
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 41-52
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
— «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
Él les contesto:
— «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
Pero ellos no comprendieron lo que queda decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
Palabra del Señor.




COMENTARIO
Familia, buena noticia
            En este domingo, que sigue al Nacimiento del Señor, celebramos con alegría a la Sagrada Familia de Nazaret. El contexto es el más adecuado, porque la Navidad es por excelencia la fiesta de la familia.
Jesús quiso nacer y crecer en una familia humana; tuvo a la Virgen María como madre; y san José le hizo de padre. Ellos lo criaron y educaron con inmenso amor. La familia de Jesús merece de verdad el título de "santa", porque su mayor anhelo era cumplir la voluntad de Dios, encarnada en la adorable presencia de Jesús.
Por una parte, es una familia como todas las demás y, en cuanto tal, es modelo de amor conyugal, de colaboración, de sacrificio, de ponerse en manos de la divina Providencia, de laboriosidad y de solidaridad; es decir, de todos los valores que la familia conserva y promueve, contribuyendo de modo primario a formar el entramado de toda sociedad.
Sin embargo, al mismo tiempo, la Familia de Nazaret es única, diversa de todas las demás, por su singular vocación vinculada a la misión del Hijo de Dios. Precisamente con esta unicidad señala a toda familia, y en primer lugar a las familias cristianas, el horizonte de Dios, el primado dulce y exigente de su voluntad y la perspectiva del cielo al que estamos destinados (cf. Benedicto XVI, Ángelus, 28-12-2008).
 La Palabra de Dios nos invita a iluminar nuestras familias, para descubrir si son auténticas familias y si son verdaderamente cristianas.
A veces nos encontramos con familias que, lejos de ser comunidades de vida y amor, son comunidades de servicios, "hoteles" en los que no hay una verdadera vida entre sus miembros, sino solamente una satisfacción de las necesidades de todos y un "pacto de no agresión" para que cada uno pueda hacer lo que le apetezca sin “molestar” a los demás. ¿Es eso una familia? Ciertamente, no.
La familia ha de ser una comunidad de vida y amor en la que la comunicación entre sus miembros sea rica, y se viva de verdad, una auténtica unión entre todos. La celebración de hoy nos invita a descubrir qué es una familia cristiana: aquella que se construye sobre el Señor y se apoya en los valores auténticamente cristianos: es aquella en la que,
     Los esposos, varón y mujer, viven verdaderamente unidos, se aman y se entregan hasta dar la vida, con unos ideales y metas comunes, basados en el Evangelio; se esfuerzan por superarse cada día y dialogan constantemente para crecer y madurar en el amor. Y tratan de superar las tensiones y conflictos que se puedan producir, mediante el diálogo, el perdón, la misericordia y la corrección fraterna, excluyendo siempre el recurso a cualquier tipo de violencia, tanto física como psicológica.
     Los esposos viven abiertos a la vida, y no rechazan el tener hijos, sino que los acogen con alegría como un don de Dios, como un regalo, aceptando el sacrificio que supone y entregándose con generosidad. Y por ello, se sienten llamados no a formar una pareja, sino a formar una familia.
     Los esposos, como padres, se esfuerzan por educar verdaderamente a sus hijos, desde pequeños, les dedican tiempo, y tratan de transmitirles los valores humanos y cristianos, dándoles ellos mismos testimonio con el ejemplo de su vida.
     Los hijos se respetan entre sí como hermanos, aceptan la autoridad de sus padres -a pesar de sus fallos- y tienen una actitud de colaboración e interés por los problemas de la familia.
     Los ancianos se encuentran verdaderamente acogidos y tratados con la dignidad que se merecen, aunque sus achaques y enfermedades sean una “carga” que hay que llevar con cariño y generosidad.
     Haya un verdadero ambiente cristiano en el que se dialogue, se rece, se transmitan, de palabra y de obra, los auténticos valores cristianos, a pesar de las influencias negativas de la sociedad.
     Se busque entre todos el bien común, el bien de toda la familia. Y se haga lo posible por parte de todos por estar juntos, por dialogar, por rezar... Y meditar aquello  de que el quiere hacer algo busca medios, el que no quiere hacer nada busca excusas.
La familia que el Señor te ha dado -a pesar de todos los pesares- es un gran regalo que Él te ha concedido. ¡Da gracias a Dios cada día por tu familia! ¡Reza por ella! ¡Cuídala! Y ten una actitud positiva no egoísta: no estés pensando lo que ellos tienen que darte: piensa qué es lo que puedes y tienes que hacer para que todo vaya mejor. En la medida que pienses menos en tí y trates de vivir para los que te rodean sean felices, todo será mucho más fácil y tú serás mucho más feliz.

Compromiso semanal
Haz oración por tu familia, y plantéate qué es lo que el Señor te pide que hagas para que tu familia sea más familia y más cristiana. Intenta dar testimonio viviendo cristianamente estos días, especialmente en fiestas como Nochevieja.

La Palabra del Señor, luz para cada día
Primera Lectura: Eclesiástico 3, 2-6.12-14. El que teme al Señor honra a sus padres.
                    El cuarto mandamiento de la Ley de Dios tiene aquí su comentario. Temer a Dios no es independiente de honrar a los padres. Honrar es respetar, ayudar, no avergonzarse, tener paciencia. Quien así obra obtiene la bendición de sus padres y de Dios. Expía sus pecados, garantiza la vida dichosa, la salvación. De esta forma da ocasión a que la fidelidad de Dios se manifieste. Por el contrario, quien desprecia a su padre es considerado como un blasfemo.
          Puedes leer Efesios 6, 1-3
Salmo 127, 1-5.¡Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos!
            Este salmo expresa el deseo de que Dios bendiga a quienes le temen. La bendición alcanza las realidades de la vida concreta: el fruto del trabajo, la familia numerosa, la vida pacífica.
Segunda Lectura: Colosenses 3, 12-21. La vida de familia vivida en el Señor.
          La vida familiar del cristiano debe estar presidida por el amor, que no es un sentimiento de simpatía, sino dar la vida. La paz de Cristo ha de ser el árbitro que dirima los conflictos ordinarios de la vida familiar buscando que no se rompa la unidad. La Palabra de Cristo debe ser la luz que ilumine el estilo de vida y las situaciones concretas de cada familia.
          Puedes leer 1 Corintios 13 y  Romanos 13, 8-10.
Evangelio: Lucas 2, 41-52.
Los padres de Jesús lo encontraron en medio de los maestros.

            La ley de Israel pedía que los muchachos judíos que hubieran llegado a la edad de la pubertad fueran a Jerusalén tres veces al año. Así, Jesús pronuncia sus primeras palabras en el momento en que entra en su juventud, y lo hace durante la pascua y en el templo. La clave del episodio está en las palabras de Jesús. El significado de su respuesta a la pregunta de María es que Dios es su verdadero Padre. De ahí se deduce que las exigencias de este Padre pasan por encima de cualquier exigencia. Su misión le va a obligar a romper los lazos con su familia. El misterio que envuelve la persona de Jesús ha quedado, inicialmente, desvelado: es el Mesías, el Hijo de Dios. Trae la salvación a los pobres. María y José no lo entendieron, pero estaban a su lado incondicionalmente. Esto es la fe. La misma fe a la que estamos llamados hoy.




CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes, 28
Los Santos Inocentes, mártires

1Jn 1,5 - 2,2. La sangre de Jesús nos limpia los pecados.
Sal 123. Hemos salvado la vida como un pájaro.
Mt 2,13-18. Herodes mandó matar a todos los niños en Belén.
Reza por los cristianos perseguidos
Martes, 29

 

1Jn 2,3-11. Quien ama a su hermano permanece en la luz.
Sal 95. Alégrese el cielo, goce la tierra.
Lc 2,22-35. Luz para alumbrar a las naciones.
Pídele al Señor que te conceda poder “ver”
Miércoles, 30

 

1Jn 2,12-17. El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Sal 95. Alégrese el cielo, goce la tierra.
Lc 2,36-40. Hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Da testimonio de Jesucristo
Jueves, 31
San Silvestre
1Jn 2,18-21. Estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis.
Sal 95. Alégrese el cielo, goce la tierra.
Jn 1,1-18. La Palabra se hizo carne.
Haz oración. Jesús te pregunta ¿qué buscas?
Viernes, 1
Santa María,
Madre de Dios

Num 6, 22-17   El Señor te bendiga y te proteja
Sal 66, 2-8   El Señor tenga piedad y nos bendiga
Gal 4, 4-7   Dios envió a su Hijo nacido de una mujer
Lc 2, 16-21   Encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre.
Intenta construir la paz a tu alrededor
Sábado, 2
San Basilio y San Gregorio Nacianceno

1 Jn 2, 22-28   Permaneced en Él
Sal 97, 1-4   Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios
Jn 1, 19-28   Yo no soy el Mesías, ni Elías, ni el gran Profeta.
¿Cómo puedes mejorar tu testimonio cristiano?
Domingo, 3
 Domingo Segundo después de Navidad

Eclesiástico 24, 1-4. 12-16.  La sabiduría habita en medio del pueblo elegido.
Sal 147, 12-15. 19-20. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
Efesios 1, 3-6. 15-18. Nos predestinó a ser hijos adoptivos suyos por Jesucristo.
Juan 1, 1-18. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
Haz oración por tu familia y por la parroquia




20 diciembre 2009

La promoción del aborto «seguro» y la muerte materna

Un nuevo informe vincula la promoción del aborto «seguro» con la muerte materna


     (NUEVA YORK - C-FAM)  Un informe presentado recientemente ante la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH) presenta evidencias de las posibles consecuencias mortales del aborto «seguro» que promueven las agencias de la ONU e incluye una lista de 113 informes que relacionan complicaciones riesgosas del aborto, como por ejemplo, el nacimiento prematuro en embarazos posteriores.

     «El hecho de que el Fondo de Población de la ONU y la Organización Mundial de la Salud (OMS) fomenten del uso de mifepristona (RU-486, Mifegyne) y misoprostol (Cytotec) como abortivos ‘seguros’ en naciones pobres en recursos médicos es inadmisible» afirma el informe «y constituye una violación al derecho humano a la salud de las mujeres».

     En el informe elaborado por la Dra. Donna Harrison, Presidente de la American Association of Pro-Life Obstetricians (AAPLOG) y presentado por el Catholic Family & Human Rights Institute (C-FAM) [que edita Friday Fax] se apela al Consejo de Derechos Humanos «para que defienda el derecho a la integridad física de todos los seres humanos desde la fecundación hasta la muerte natural» y que se «abstenga [de] apoyar mediante leyes y políticas aquellas medidas... que la realidad empírica ha demostrado que, en vez de beneficiar, perjudican a las mujeres embarazadas».

     En este trabajo de investigación se informa que «durante los tres primeros años de abortos ‘seguros’ en los que se utilizó mifepristona (Mifegyne) en los Estados Unidos... un tercio de las mujeres que sufrieron eventos adversos (237) tuvieron sangrados severos que derivaron en intervenciones quirúrgicas de emergencia; la mitad de estos casos requirió hospitalización y 42 mujeres tuvieron pérdidas de más del doble de su volumen de sangre». Es más, un estudio de la OMS demostró que «una de cada cinco mujeres que fueron sometidas a abortos ‘seguros’ con misoprostol no logró abortar y debió ser intervenida quirúrgicamente». En los países pobres donde las mujeres no tienen acceso a la atención médica de urgencia o que no cuentan con parteros calificados, concluye el informe, «estos episodios podrían ser mortales».

     Los estudios de la OMS muestran que las principales causas de muerte entre las mujeres durante el alumbramiento son el sangrado, los cuadros hipertensivos, la anemia y la sepsis. El aborto (inclusive el «aborto espontáneo» o no provocado) figura décimo en la lista y da cuenta del 5% de los decesos. En el informe se afirma: «resulta científica, médica y moralmente inaceptable desviar los recursos» que deberían ser destinados a lo que realmente salva las vidas de las mujeres: los parteros especializados y la atención obstétrica de emergencia.

     Según el informe, los líderes de los Estados Miembros de la ONU rechazaron abiertamente la inclusión del «Acceso Universal a la Salud Reproductiva» en el documento resultante de la Cumbre Mundial de 2005, debido a que «incluía un objetivo tendiente a eliminar el aborto 'riesgoso'», el cual algunos burócratas de la ONU «definieron como cualquier aborto practicado en un país en el que el aborto es ilegal». A pesar de que los Estados Miembros rechazaron la meta, «los mecanismos de control de la consecución de [Objetivo de Desarrollo del Milenio] ODM 5 de todos modos han incorporado implícitamente las metas relacionadas con el objetivo rechazado», lo cual equivale al «imperialismo cultural» que «priva a las naciones miembros de su derecho y deber de evaluar los efectos médicos y políticos del aborto inducido en el marco de su contexto religioso, cultural y regional», afirma el informe.

     La presentación ante la OACDH fue efectuada en respuesta a su pedido de información relevante para un estudio temático sobre «La mortalidad y morbilidad materna prevenible y los derechos humanos», que fue requerido en una resolución del Consejo de Derechos Humanos el pasado mes de junio. Un observador veterano de la ONU dijo a Friday Fax que recibía con agrado la presentación de C-FAM y AAPLOG y añadió que ésta ayuda a enfrentar la escasez de puntos de vista alternativos.

Traducción: Luciana María Palazzo de Castellano

Domingo 20 de diciembre


DOMINGO IV DE ADVIENTO
20 de diciembre de 2009  (ciclo B, año par)







Primera lectura
De ti saldrá el jefe de Israel
Lectura de la profecía de Miqueas 5, 1 -4a
Así dice el Señor:
«Pero tú, Belén de Efrata,
pequeña entre las aldeas de Judá,
de ti saldrá el jefe de Israel.
 Su origen es desde lo antiguo,
de tiempo inmemorial.
Los entrega hasta el tiempo
en que la madre dé a luz,
 
y el resto de sus hermanos
retornará a los hijos de Israel.

En pie, pastoreará con la fuerza del Señor,
por el nombre glorioso del Señor, su Dios.
Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande
hasta los confines de la tierra,
y éste será nuestra paz.»

Palabra de Dios. 
Salmo responsorial
Sal 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 (R/.: 4)

R/. Oh Dios, restáuranos,
     que brille tu rostro y nos salve.

Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos.
 R/.

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
 
ven a visitar tu viña,
 
la cepa que tu diestra plantó,
 
y que tú hiciste vigorosa.
 R/.

Que tu mano proteja a tu escogido,
 
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
 R/.
Segunda lectura
Aquí estoy para hacer tu voluntad
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 5-10
Hermanos:
Cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad.”»
Primero dice: «No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la Ley. Después añade: «Aquí estoy yo para hacer tu voluntad.»
Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Palabra de Dios.
Aleluya
Lc 1, 38

Aquí está la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra.
 
EVANGELIO
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-45
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
—«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
Palabra del Señor.




COMENTARIO
¿Quién soy yo para que me visite
la madre de mi Señor?

Mucha gente hoy cree que la humildad es un valor que ha pasado de moda. Así, vemos cómo se da más valor a las personas que tienen dinero, inteligencia, poder, éxito, popularidad... 
Esa es una de las razones por las que la sociedad actual ha sumido en la marginación y el olvido a los pobres, los enfermos, los ancianos, los humildes...Ha olvidado a aquellos que no tienen dinero, poder, fama, fuerza...
También mucha gente vive hoy en una actitud de orgullo y soberbia. Mucha gente cree que ya lo sabe todo, que no tiene ningún fallo, que no hay nadie que le pueda enseñar o corregir... 
La Palabra de Dios hoy, precisamente, enseña lo contrario: sólo los humildes encontrarán a Dios. Dios habla a los pobres, a los humildes y sencillos que acuden a Él porque se saben necesitados de Él. 
Sólo los humildes pueden tener fe. La humildad es la puerta de la fe. Porque el humilde es aquel que se siente pequeño, pobre, que se siente necesitado de ayuda. Y, por eso, la busca. Y como busca ayuda con verdadero deseo, la encuentra. Y encuentra, entonces a Dios, siempre dispuesto a ayudar, a manifestarse a aquél que le busca con sinceridad.
Por eso, la Palabra de Dios hoy te propone como ejemplo a MARÍA. Ella es la humilde servidora del Señor. La que se siente pequeña, la que es sencilla y está abierta a Dios. Y, por eso, encuentra a Dios, y Dios la elige para ser su Madre. María se convierte así en un modelo para tu vida en este final del Adviento: ella recibe a Dios por su humildad, porque le acepta sin condiciones, porque está dispuesta a aceptar y cumplir su voluntad, porque sabe que Él es el Señor y ella la sierva, Él es el Maestro y ella la discípula.
Por eso, la Palabra de Dios te invita hoy a la humildad y sencillez como María, a abrir tu corazón sin reservas a Dios que ya llega, a no ponerle condiciones, a aceptarle como único Señor y único Maestro. 
¿Tienes tu corazón a punto para la NAVIDAD? ¿Cómo está tu corazón? ¿Estás preparado ya para recibir al Señor que llega? ¿Está tu corazón limpio de todo obstáculo? ¿Tienes ganas de que Jesús esté en tu corazón y lo llene? 
¡Anímate! ¡No caigas en la trampa que la sociedad materialista te pone! ¡Ten un corazón sencillo y humilde como el de María y prepárate para recibir al Señor! ¡Encontrarás la paz, la alegría y la felicidad que sólo el Señor te puede dar! Él quiere entrar en tu corazón. ¡Ábrelo de par en par! ¡Déjate llenar por Él! ¡No te resistas!¡Vive esta Navidad en paz con Dios y encontrarás la paz y la felicidad!

Compromiso semanal
Mira si estás preparado para recibir al Señor. Procura no caer en las trampas de la sociedad materialista de consumo en que vivimos.

La Palabra del Señor, luz para cada día
1ªlectura: Miqueas 5, 1-4. De ti saldrá el jefe de Israel.
                    En Belén nació David, el rey bueno que dio a su pueblo estabilidad y paz. El rey nuevo, universal y definitivo –el Mesías–, nacerá también en esta insignificante aldea. La profecía señala a Jesús. 
Salmo 79, 2-3. 15-19. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
            El salmo describe la historia pasada y presente del pueblo de Dios bajo la imagen de la vid majestuosa. Hubo un tiempo en que llenó todo el país. Ahora es pisoteada por los extranjeros paganos. Dios no puede abandonar la viña que su diestra plantó e hizo vigorosa. De ahí las ardientes preguntas y llamadas al Señor y la promesa de enmienda final. Dios es pastor, labrador. Dios que salva, restaura y devuelve la vida. Dios que saca del desastre, Dios todopoderoso, Dios cuyo rostro se ilumina y nos ilumina.
2ª lectura: Hebreos 10, 5-10. Aquí estoy para hacer tu voluntad.
                    Cristo, sumo sacerdote de los bienes definitivos, ofrece a Dios, una vez por todas, el sacrificio de su cuerpo y de su sangre, el único realmente eficaz para purificar las conciencias de los pecados y abrir a los hombres el camino de la comunión con Dios. Lo ha hecho “libremente” y para cumplir la voluntad del Padre. El amor con que Cristo se ofreció a sí mismo hace inestimable y eternamente eficaz el sacrificio de su sangre. Tras las huellas de Cristo agradaremos a Dios, si obedecemos con amor a su voluntad.
Puedes leer Juan 6, 37-40.
Evangelio: Lucas 1, 39-45.  ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
            María ha aceptado la palabra de Dios con fe profunda, como reconoce Isabel; por ello, demuestra su fe a través de la caridad y va a visitar a su parienta. María aparece como la creyente cuya fe contrasta con la desconfianza de Zacarías. Este encuentro de las dos madres es en realidad el encuentro de los dos hijos. Juan inaugura su misión anunciando por boca su madre el señorío de Jesús, manifestación de su mesianismo y de su profunda relación con Dios.  
                    Puedes leer Juan 20, 28-29.




CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 21

 

Cant 2, 8-14   Mi amado me habla así: Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí.
Sal 32, 2-3.11-12.20-21   Aclamad, justos, al Señor.
Lc 1, 29-45   ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
Vive en actitud de servicio. Haz algo por los demás
Martes 22

 

1 Sm 1, 24-28   El Señor me ha concedido lo que pedía.
Sal 1 Sm 2, 1.4-8   Mi corazón se regocija por el Señor.
Lc 1, 46-56   Proclama mi alma la grandeza del Señor.
Pídele a la Virgen el don de la humildad
Miércoles 23
 San
 Juan de Kety,presbítero
Mal 3, 1-4; 4,5-6   Mirad, yo envío mi mensajero.
Sal 24, 4-5.8-10.14   Mirad y levantad vuestras cabezas: se acerca vuestra redención.
Lc 1, 57-66   Isabel dio a luz un hijo.
¿Qué te falta para celebrar bien la Navidad?
Jueves 24

 

2S 7,1-5.8b-12.14a.16. El reino de David durará por siempre en la presencia del Señor.
Sal 88. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Lc 1,67-79. Nos visitará el sol que nace de lo alto.
Haz oración de alabanza
Viernes 25
LA NATIVIDAD DEL SEÑOR

Misa de medianoche
Is 9, 1-3.5-6   El pueblo que caminaba en tinieblas vi una luz grande.
Sal 95, 1-3.11-13   Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.
Tit 2, 11-14   Ha aparecido la gracia de Dios.
Lc 2, 1-14   Hoy os ha nacido un Salvador. 
Misa del Día
Is 52, 7-10   Los confines de la tierra verán la victoria de nuestro Dios.
Sal 97, 1-6   Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Heb 1, 1-6   Dios ha hablado por su Hijo.
Jn 1, 1-18   La Palabra era Dios. Se hizo carne y acampó entre nosotros.
Reza por toda la humanidad: que pueda conocer y amar a Jesucristo
Sábado 26
San
 Esteban, protomártir
Hch 6,8-10;7.54-60. Veo el cielo abierto.
Sal 30. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Mt 10,17-22. No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre.
Reza por los cristianos perseguidos
Domingo 27
La Sagrada Familia

1 Sm 1, 20-22.24-28   Samuel quedará cedido al Señor mientras viva.
Sal 83, 2-3.5-6.9-10   Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
1 Jn 3, 1-2.21-24   Nos llamamos y somos hijos de Dios.
Lc 2, 41-52   Los padres de Jesús lo encontraron en medio de los maestros.
Haz oración por tu familia y por la parroquia