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27 febrero 2007

Vuestra pequeña María

Os adjunto una carta de María Penalva enviada por su Hermana Ester. Un abrazo a todos. Humberto y Roser.

-Saint Pierre 19.02.07

Queridos familiares, amigos, hermanos,…:

Me dispongo a escribir una carta “circular” tras haber vivido un tiempo importante, pues es en estos momentos en los que pienso especialmente en cada uno, diciéndome: “¡Cómo me gustaría compartirlo con ellos!”; Y sobre todo, quisiera confiar miles de rostros, historias y personas a vuestra oración.

Al final del mes de enero, un grupo de doce hermanitas y cinco hermanitos, partíamos en “misión”, desde Saint Pierre hasta Rennes (la capital de la Bretaña francesa), personalmente con un interrogante: ¿Qué significa partir en misión? ¿Cómo ir en nombre de Jesús hasta el punto de identificarse con Él?: “Quien os acoge me acoge a mí, quien me acoge a mí, acoge a Dios”.

El primer paso, pues, librarse a la acogida ¿y qué mejor fórmula que el autostop? Este fue mi medio de transporte con dos hermanitas mayores. Lugar de encuentro por excelencia, encuentro de personas completamente diversas, por religión, estado de vida, hábitos… Y mi impresión final ante tanta acogida es: “¡Cuánta bondad habita el mundo!” Realmente todo hombre es creado a imagen y semejanza de Dios, y ¡qué gracia el poder ser instrumento por el que el Señor viene a visitar, (y a veces recordar), su presencia en cada uno!

Y… no puede se de otro modo; para ser instrumento de Jesús pobre, hacerse pobre, o mejor, reconocerse pobre, es la única vía. Con esta disposición fuimos conducidos hacia Rennes en dos días, por más de diez coches diferentes, diez vidas, diez historias; Una mujer atea, una peluquera en profunda búsqueda de felicidad por medio de una espiritualidad hindú, una mujer divorciada que venía de visitar a su nieta de cuatro años con un cáncer. La pequeña se llama Solune y ella, la señora Carmen, nos acogió con muchísima bondad en su casa para pasar la noche. Nos invitó también a cenar con el que ahora es su compañero, un hombre que también ha sufrido mucho… tenía tantas preguntas y tanto interés, que difícilmente nos dejó marchar, y si lo hizo, fue con un gran “GRACIAS” y un rostro iluminado.

El trío de autostop llegamos a Rennes al mismo tiempo que las hermanitas del minibús, y allí nos esperaba una hermosa acogida de Iglesia, las cuatro parroquias del centro se habían unido para preparar una misión de quince días “reclamada” por el párroco de la catedral en relación con el obispo. Instalados en la sala parroquial, lo que se nos pedía era ofrecer la liturgia en los diferentes puntos de oración y a partir de ahí, vivir nuestra mendicidad y encuentro con los pobres y los jóvenes.

Tras la vigilia de la “Presentación de Jesús en el Templo”, jueves noche, varias hermanitas salieron rezando por una de las calles más conocidas y “temidas” de Bretaña (por la fiesta, la droga y el alcohol), calle San Michel o “calle de la sed” (yo me digo que no conocen nuestras “zonas” españolas). Cuentan cómo inmediatamente fueron interpelados por diferentes grupos de jóvenes: “¿Monjas a esta hora en la calle?”, entre no poca indiferencia, un fondo de interés y de preguntas existenciales habitaban a muchos de ellos, uno concretamente les dijo: “Yo era monaguillo, hice mi confirmación, ahora no creo en nada… bueno, seguramente no me acordaré de esta noche, ¡pero de vosotras no me olvidaré!”.

En la misma ciudad, en las mismas calles, además de los estudiantes “de buena familia” que salen de fiesta, existe otra realidad mucho más dura y que no siempre es mirada y conocida por ellos… aquellos que por la misma droga y por el mismo alcohol han terminado completamente en la calle; muchos de ellos son ahora nuestros amigos, (Vanessa (24 años) y su compañero, Pasha (19 años) y Pierrot, Tristán, Balen… …); pues solo por pasar a su lado se sienten atraídos y rápidamente comienzan una conversación diciendo: “hermana, yo era monaguillo”, o “yo quiero mucho a la Virgen a pesar de mi aspecto” o “rezad por nuestros perros enfermos”.

Siempre tras habernos “empapado” de Jesús y de su Palabra en las largas liturgias de oración, somos enviados en su nombre mendigando en cada puerta, y así en cada corazón, un poco de amor… así se nos han concedido pequeños “guiños” para que recordemos que siempre es Él el que nos guía.

Pocos días después de nuestra llegada, una madre desesperada habló con un hermanito pidiéndole: “rezad mucho por mi hija, pues con 19 años ha dejado la casa para vivir en la calle con su novio, y sobre todo si la encontráis decidle que la espero. Este hermanito rezó para que fueran las hermanitas las que la encontraran y así fue:

Acercándose a un grupo de jóvenes que se calentaban las manos y la droga en un cazo con alcohol, empezaron una conversación que terminó pronto. De pie y en silencio, algo les decía que no debían partir:

- “¿Conocéis a una chica que se llama Emmanuel?”

- “¿Por qué?” – dicen un poco nerviosos.

- “Su madre nos ha pedido que recemos por ella, ¿no eres tú?”

Efectivamente, una jovencita con grandes ojos azules, levanta la vista y dice:

- “Sí, soy yo”.

- “Estamos contentas de encontrarte” – continúan ellas.

- “Para mí no cambia nada”.

Solo el haber podido encontrarla, verla y transmitirle la preocupación de su madre es ya mucho, y sobre todo, tener un rostro por el que rezar… más tarde vimos a su madre y nos dio las gracias… Confiamos en que el Señor hará el resto (o mejor dicho, lo hará todo).

Otro día, esperando la hora de la sopa repartida a los pobres delante de “la poste” por los voluntarios de la cruz roja, tres hermanitas rezábamos alrededor de dos manzanos y buscábamos unos servicios, al final de nuestro rosario nos decidimos a preguntar en un bar, y la dueña nos despachó diciendo “no están lejos los servicios públicos”. Salimos sin conocer el lugar y nos encontramos a dos señores que nos resultaban familiares; uno de ellos asistía a todos nuestros oficios, al saber lo que buscábamos nos dice: “yo vivo demasiado lejos, no os puedo ayudar”. En cambio el otro, vivía muy cerca y nos condujo muy contento… después quería ofrecernos algo para comer, pero no tenía nada en la nevera… porque vivía solo… y antes de dejarnos marchar, quiso confiarnos algo pidiéndonos fuertemente la oración: “Estoy casado desde hace cuarenta años, y ya hace cuatro que vivo como un viudo porque mi mujer y mis hijas se han ido con una secta y han roto completamente la comunicación con la familia “es muy duro, rezad por ellos y por mí”.

- “Brigitte” – le dijimos…

Conocíamos la historia pues justo el día anterior una hermanita nos pidió la intercesión, por la que años atrás había sido su catequista…

No buscamos encontrarle, pero Dios nos condujo, y ahora pedimos con fuerza que no tarde en devolver el céntuplo prometido en su Evangelio por un solo vaso de agua… y que muy a menudo se nos permite contemplar. Rezad mucho por Pierre.

Muchísimos otros encuentros con hombres de toda condición me habitan el corazón, y lo que más me impresiona es que con la gracia de Dios podemos ser un puente entre los ricos pobres, los pobres pobres y los pobres ricos, todos ellos nos muestran un mismo corazón, un corazón creado por el mismo impulso de Amor y en el que Dios quiere habitar… Todo esto en un mundo que, como nos repitió con fuerza el obispo coadjutor Pierre d’Ornellos, es un mundo que no conoce el Amor de Dios, y al que no podemos pedirle ningún modo de comportamiento moral exigente sin antes anunciar por nuestra oración y presencia con qué Amor somos amados: El Amor mendicante, el Amor sin dialéctica convincente, sino que espera… e ilumina las conciencias por él mismo.

Con fuerte unión en la oración:

Vuestra pequeña María.

¡FELIZ CUARESMA!

22 febrero 2007

I Domingo de Cuaresma

DOMINGO I DE CUARESMA

25 de febrero de 2007 (ciclo C, año impar)



Primera lectura
Profesión de fe del pueblo escogido

Lectura del libro del Deuteronomio 26, 4-10

Dijo Moisés al pueblo:

— «El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios.

Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios:

“Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas.

Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa.

Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud.

Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia.

El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos.

Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel.

Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado.”

Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Salmo responsorial Sal 90, 1-2. 10-11. 12-13. 14-15 (R/.: 15b)

R/. Está conmigo, Señor, en la tribulación.

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.»
R/.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos.
R/.

Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
R/.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré.»
R/.

Segunda lectura
Profesión de fe del que cree en Jesucristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10, 8-13

Hermanos:

La Escritura dice:

«La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón.»

Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos.

Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás.

Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación.

Dice la Escritura:

«Nadie que cree en él quedará defraudado.»

Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan.

Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.»

Palabra de Dios.

Versículo antes del Evangelio
Mt 4, 4b

No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

EVANGELIO
El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 1-13

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.

Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.

Entonces el diablo le dijo:

— «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.»

Jesús le contestó:

—«Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre”.»

Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo:

—«Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.»

Jesús le contestó:

— «Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”.» Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:

—«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “En cargará a los ángeles que cuiden de ti”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”.»

Jesús le contestó:

—«Está mandado: “No tentarás al Señor, tu Dios”.»

Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

Palabra del Señor.



COMENTARIO

El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado

Acabamos de comenzar el tiempo de CUARESMA. La Cuaresma es un tiempo fuerte, es decir: un tiempo de intensa preparación para poder celebrar el acontecimiento central de la historia de la salvación: la Pascua, la pasión, muerte y resurrección del Señor.

La Iglesia ha subrayado siempre que tres son los medios más importantes para prepararte a esta gran celebración: la oración y meditación de la Palabra de Dios, el ayuno y la limosna. Es decir, se trata de profundizar en el conocimiento y vivencia de la Palabra de Dios, y fortalecer tu voluntad para estar preparado para resistir los ataques del Maligno, que quiere apartarte del Señor.

El evangelio de hoy te presenta una realidad constante en la vida: la realidad de la tentación. Jesús fue tentado por el diablo, y también tú eres tentado. Jesús fue invitado a apartarse de la voluntad de Dios Padre. Él tuvo que sufrir esta prueba. Por eso te fijas en Él: Jesús fue tentado, pero... Jesús venció la tentación y permaneció siempre fiel a la voluntad de Dios Padre. También tú eres tentado, y, como Jesús, has de vencer la tentación.

En esta actitud de lucha que significa la Cuaresma es importante que vivas en actitud de vigilancia, descubriendo por dónde eres tentado y qué es lo que has de hacer para vencer la tentación. Porque todos somos tentados, pero no de la misma manera: el diablo te tienta por donde eres más débil.

La primera tentación que has de vencer es creer que todo esto son "cuentos", como mucha gente piensa hoy. Pues ¡no! No son cuentos. La Palabra de Dios te habla con demasiada claridad del tema: el diablo te tienta..., y tiene mucho interés en apartarte de Dios.

La tentación es la invitación a hacer el mal, a apartarte del plan de Dios sobre tu vida. Ser tentado no es malo, es poner a prueba la fortaleza de tu fe; lo malo es caer en la tentación. Jesucristo es tentado tres veces: las tentaciones que se le hacen a Jesucristo son el dinero, el poder y la manipulación de Dios. Estas tentaciones se repiten a lo largo de la historia. También tú tienes estas tentaciones delante, tratando de apartarte de Dios.

Hoy se te tienta haciéndote creer que el dinero es lo que da el sentido de la vida. Se te invita a ser materialista, a olvidarte de Dios y a poner tu confianza en las cosas materiales. La respuesta de Jesús es clara: No solo de pan vive el hombre. La persona tiene su centro en Dios, y sólo apoyando su vida en Dios podrá ser feliz.

También se te tienta haciéndote buscar el poder como una fuente de satisfacción y de uso y abuso de los demás, como se ve hoy tantas veces. Y de ahí vemos cómo surgen algunos de los grandes males que tiene nuestra sociedad: prepotencia, autosuficiencia, egocentrismo, abuso de los demás, enriquecimiento rápido... La respuesta de Jesús es clara: el que quiera ser el primero, que sea el servidor.

La tercera tentación es querer manipular a Dios, querer utilizarlo para tus intereses, "fabricándote" una religión a tu manera, utilizando la religión para justificar tu conducta, atacando a la Iglesia cuando contraviene a tus intereses. La respuesta de Jesús es clara: no tentarás al Señor, tu Dios. ¿Cuáles son las tentaciones de tu vida? ¿Cómo luchas contra ellas?

¿Por dónde te ataca el Maligno? ¿Qué has de hacer para defenderte y vencer?

Compromiso semanal

Revisa tu vida tratando de descubrir cuáles son tus tentaciones y cómo has de luchar contra ellas. Haz un plan de vida espiritual para esta Cuaresma.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Deuteronomio 26, 4-10. Profesión de fe del pueblo escogido.

El pueblo de Dios confiesa su fe haciendo memoria de su historia. Cuando presenta su ofrenda a Dios recuerda su origen y su entrada en la tierra prometida. En este Credo se contienen los tres artículos de fe más importantes de Israel: la elección de los Patriarcas; la estancia en Egipto y el Éxodo; y la donación de la tierra. Todas estas intervenciones salvíficas de Dios reclamaban una respuesta por parte del hombre. La ofrenda de los primeros frutos tenía este carácter de respuesta. Era una respuesta de reconocimiento y acción de gracias a Dios que había donado la tierra y a quien pertenecían en definitiva los frutos.

Salmo 90, 1-2. 10-15. Estás conmigo, Señor, en la tribulación.

Este salmo es un canto de confianza, de seguridad y de paz, porque la protección de Dios nunca fallará. Por eso, este salmo es una de las oraciones típicas de la cuaresma. El diablo manipuló este salmo para inducir a Jesús a tentar a Dios.

2ª lectura: Romanos 10, 8-13. Profesión de fe del que cree en Jesucristo.

La expresión que distingue a los cristianos de los judíos y paganos es esta: “Jesús es el Señor”. Equivale a confesar que Dios exaltó a Jesús a su diestra en el momento de la resurrección. La fe en la resurrección funda el señorío de Jesús. Tener fe lleva consigo aceptar el mensaje del Evangelio en la práctica y adherirse internamente (de corazón) a su contenido. El creyente no se apoya, para creer, en la sabiduría de los hombres ni en el prestigio de los apóstoles, sino en la fuerza de Dios.

Evangelio: Lucas 4, 1-13. El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado.

En el relato de las tentaciones de Jesús, subraya san Lucas la victoria de Cristo sobre el enemigo del plan de Dios; victoria que es una aceptación incondicional del mismo plan divino y que es garantía de victoria para cuantos sigan a Cristo. Subraya también el evangelista la acción del Espíritu en esta lucha y victoria de Cristo. La victoria de Jesús es un anticipo de la verdadera victoria en la cruz. También hoy tenemos que elegir. La tentación consiste en que nos parece mejor y más eficaz confiar e las cosas materiales que fiarnos de la Palabra de Dios (maná); dominar que servir (becerro de oro); tener a Dios a nuestra disposición que confiar plenamente en Él (sed en el desierto).



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 26
Santa Paula Montalt
Lv 19, 1-2.11-18 Sed santos, porque yo, vuestro Dios, soy santo.
Sal 18, 8-10.15 Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Mt 25, 31-46 Venid, benditos de mi Padre; heredad el Reino.
Revisa si practicas las obras de misericordia.
Martes 27 Is 55, 10-11 Mi Palabra no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad.
Sal 33, 4-7.16-19 Cuando uno grita, el Señor lo escucha.
Mt 6, 7-15 Vosotros rezad así.
Reza despacio el Padre Nuestro y medítalo.
Miércoles 28 Jon 3, 1-10 Los ninivitas se arrepintieron de su mala conducta.
Sal 50, 3-4.12-13.18-19 Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias.
Lc 11, 29-32 A esta generación no se la dará más signo que el de Jonás.
Reza por la evangelización de la sociedad actual.
Jueves 1 Est 14, 1.3-5.12-14 No tengo otro defensor que tú.
Sal 137, 1-3.7c-8 Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Mt 7, 7-12 Quien pide, recibe.
Pídele a Dios lo que más necesites
Viernes 2 Ez 18, 21-28 Yo quiero que el pecador se convierta y viva.
Sal 129, 1-8 Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Mateo 5, 20-26 Si cuando vas a poner tu ofrenda ante el altar...

¿Estás peleado con alguien? Intenta poner paz.
Sábado 3 Dt 26, 16-19 Hoy el Señor te compromete a que seas su pueblo propio, y a que guardes sus mandamientos.
Sal 118, 1-8 Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Mt 5, 43-48 Sed perfectos como vuestro Padre celestial.

¿Guardas rencor? Pon paz en tu corazón.
Domingo 4
2º de CUARESMA
Gn 15, 5-12.17-18 El Señor hizo una alianza con Abrahán.
Sal 26, 1.7-9.13-14 El Señor es mi luz y mi salvación.
Fil 3, 17-4,1 Manteneos firmes en el Señor.
Lc 9, 28b-36 Éste es mi Hijo, el escogido; escuchadlo.
Reza por tu familia y por la parroquia


17 febrero 2007

Es la hora de volver a Dios

El próximo miércoles empieza la Cuaresma, con un rito a simple vista arcaico pero cargado de sentido. Ponerse ceniza en la cabeza o en la frente equivale a reconocer la finitud y la futilidad de la vida cuando no está centrada en Dios, su origen y su término, y como las cosas materiales que parecen cautivarnos tanto con su brillo, quedarán reducidas a polvo y ceniza.

Durante el tiempo de Cuaresma estamos invitados a reflexionar a fondo, entrando en nuestro interior, a fin de acoger mejor el sentido de nuestro destino, y aquello que valoramos más de todo lo que somos y poseemos. A nadie se le escapa que nuestra mirada, y con ella nuestro pensamiento, se nos escapan hacia las cosas visibles que nos rodean. Y corremos el riesgo de preocuparnos sólo por las necesidades más inmediatas, sin pensar demasiado en el fin último del nuestro vivir. Se trata de pensar en las cosas verdaderamente esenciales de nuestra existencia, para verlas bajo la luz nueva de la Pascua de Cristo, que es cruz y resurrección, amor entregado que se transforma en máximamente fecundo.

Ya el Antiguo Testamento recomendaba la búsqueda de la Sabiduría: "La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan." (Sav 6,12). Y Jesucristo nos ha hecho entender que es Él mismo esta Sabiduría venida para instruir a la humanidad. Esta "sabiduría" que hay que rebuscar con humildad y conversión de corazón, tiene que animar el pensamiento de todos los cristianos, y tiene que orientar sus actuaciones. Y es que el cristianismo no ofrece consuelo a bajo precio, sino que es exigente y reclama una fe auténtica y una vida moral rigurosa a cada fiel cristiano. A pesar de todo, siempre nos da motivos de esperanza, porque nos une a Dios Pare, que se revela rico en misericordia cuándo en la Cruz nos da a su Hijo, el Amado, y nos muestra así su inmenso amor, que todo lo restaura.

Caminemos hacia la Pascua con espíritu de renovación total de nuestra vida. Animémonos a "volver hacia Dios". Es hora de volver a Dios, con obras y de verdad. Él no llama ni se impone, sino que pide de cada uno de nosotros el humilde silencio de la escucha. Su infinito respeto por nuestra libertad no es una debilidad, sino que nos trata como hijos. Dejemos en esta Cuaresma que su Palabra, que es Cristo, toque nuestro corazón, y le diga al Señor, con el salmista, "Devuélveme la alegría de tu salvación" (Salmo 50,14).

Asimismo, la Cuaresma, por su íntima conexión con la Cruz del Señor, es un tiempo privilegiado para el ejercicio del amor al prójimo. Tiempo de caridad activa. Ni un solo vaso de agua será olvidado, si se da con amor y en nombre de Cristo (Cf. Mc 9,41). Tenemos que hacer un esfuerzo para transformar el ayuno y la abstinencia en una oportunidad para la comunión solidaria, sobre todo con los que pasan hambre y también con todos los crucificados de la tierra, que tanto nos tienen que interpelar. "Cada hermano que muere de hambre pesa sobre la conciencia de todos" decía al querido Papa Juan Pablo II (Ángelus del 17.3.1985). Ayudémonos a vivir una auténtica y solidaria "limosna penitencial" en la Cuaresma y "no amemos con frases y palabras, sino con obras y de verdad" (1Jn 3,18).

Mons. Joan Enric Vives Sicilia,
Obispo de Urgell

12 febrero 2007

Domingo 18 de febrero


DOMINGO VII DEL TIEMPO ORDINARIO

18 de febrero de 2007 (ciclo C, año impar)


Primera lectura
El Señor te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra ti

Lectura del primer libro de Samuel 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23

En aquellos días, Saúl emprendió la bajada hacia el páramo de Zif, con tres mil soldados israelitas, para dar una batida en busca de David.

David y Abisay fueron de noche al campamento; Saúl estaba echado, durmiendo en medio del cercado de carros, la lanza hincada en tierra a la cabecera. Abner y la tropa estaban echados alrededor. Entonces Abisay dijo a David:

— «Dios te pone el enemigo en la mano. Voy a clavarlo en tierra de una lanzada; no hará falta repetir el golpe.»

Pero David replicó:

— «¡ No lo mates!, que no se puede atentar impunemente contra el ungido del Señor.»

David tomó la lanza y el jarro de agua de la cabecera de Saúl, y se marcharon. Nadie los vio, ni se enteró, ni se despertó: estaban todos dormidos, porque el Señor les había enviado un sueño profundo.

David cruzó a la otra parte, se plantó en la cima del monte, lejos, dejando mucho espacio en medio, y gritó:

— «Aquí está la lanza del rey. Que venga uno de los mozos a recogerla. El Señor pagará a cada uno su justicia y su lealtad. Porque él te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 102, 1-2. 3-4. 8 y 10. 12-13 (R/.: 8a)

R/. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.
R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
R/.

Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos;
como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles.
R/.

Segunda lectura
Somos imagen del hombre terreno,
seremos también imagen del hombre celestial

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 45-49

Hermanos:

El primer hombre, Adán, fue un ser animado. El último Adán, un espíritu que da vida.

No es primero lo espiritual, sino lo animal. Lo espiritual viene después. El primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo hombre es del cielo.

Pues igual que el terreno son los hombres terrenos; igual que el celestial son los hombres celestiales.

Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial.

Palabra de Dios.

Aleluya
Jn 13, 34

Os doy un mandamiento nuevo —dice el Señor—:
que os améis unos a otros, como yo os he amado.

EVANGELIO
Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 27-38

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

— «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian.

Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.

Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué merito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen.

Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.

¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos.

Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante.

La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

Palabra del Señor.



COMENTARIO

Sed compasivos
como vuestro Padre es compasivo

Vivimos en una época en la que con demasiada frecuencia se fomenta la violencia y la agresividad. Parece mentira, pero así es. Pero precisamente hoy que mucha gente habla con frecuencia de la paz, vivimos la tremenda contradicción de ser tremendamente agresivos y, a veces, hasta vengativos en las relaciones humanas de cada día.

Y esa contradicción es la que la Palabra de Dios hoy nos invita a superar: el que quiera ser amigo de Dios ha de tratar vencer cualquier sentimiento de odio y rencor hacia los demás. El que quiera estar en paz con Dios tiene que desear estar en paz con los demás. El que quiera ser perdonado por Dios ha de intentar perdonar a los demás.

Es duro, es exigente. Pero Jesús así nos lo pide. Y nos lo pide porque no puede ser de otra manera. Como nos dice en el Evangelio, si amamos sólo a aquellos que nos aman, ¿qué mérito tenemos? ¡Ninguno! Para eso no hace falta ser cristianos. El cristiano ha de llegar mucho más lejos: has de intentar perdonar a todos, y de amar, incluso a los enemigos. Y has de pedirle cada día al Señor el don de perdonar. Sí, el don, porque es algo que te ha de dar el Señor.

Y es que el amor no se puede vivir a medias. Ni el amor a Dios ni el amor a los demás. Cuando el amor se vive a medias, es que no es amor: es egoísmo. Esa es una de las grandes trampas de la sociedad actual: muchas de las realidades a las que llamamos amor, no son, en el fondo, más que egoísmo disfrazado de amor.

Por eso, el que dice que ama a Dios ha de intentar de perdonar a los demás. Es normal que te duela el daño que recibes de los demás. Pero, ¿qué ganas con devolver el mal? ¿Qué ganas con alimentar el odio y el rencor? Además, ¿acaso tú lo haces todo bien?

Por eso Jesús te da la regla de oro del comportamiento: Trata a los demás como quieras que ellos te traten a ti. Lo que no quieras para ti no lo quieras para nadie. Has de esforzarte, has de luchar. Has de superar la tentación de guardar odio o rencor a los demás. Porque, ¿cómo vas a pedirle perdón a Dios por tus pecados si tú no eres capaz de perdonar a los demás? Dios te medirá con el mismo “metro” con que tú midas a los demás.

Además, el que odia no puede ser feliz. Y también es falso aquello de "yo perdono, pero no olvido". Pues si no olvidas, irás alimentando el rencor, el odio... y así no se puede vivir. ¡Animo! ¿Hay alguna herida en tu corazón? ¡Sé generoso! ¡Pídele al Señor el don del perdón! ¡Decídete a amar del todo! ¡Vale la pena!

Compromiso semanal

Revisa tu corazón para ver si encuentras odio o rencor a alguna persona y decídete a perdonar.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: 1 Samuel 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23. El Señor te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra ti.

David, frágil como todo hombre, da un ejemplo de heroísmo: perdona la vida de su enemigo, cuando podía acabar con él. El perdón de los enemigos es algo que sobrepasa las fuerzas humanas. Cristo nos lo pide, pero él va delante con su ejemplo. La misericordia con el prójimo atrae la misericordia divina y nos hace imitar el amor y la misericordia de Dios, como nos recuerda el Evangelio.

Salmo 102, 1-4. 8. 10. 12-13. El Señor es compasivo y misericordioso.

El salmo es un canto de profundo agradecimiento a Dios por la ternura que siente hacia sus hijos y por la generosidad con que perdona sus culpas. La experiencia del perdón lleva al salmista a dar las gracias y a decir con emoción que Dios es misericordioso, tierno como un padre y conocedor de nuestra debilidad.

2ª lectura: 1 Corintios 15, 45-49. Somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial.

La resurrección de los muertos es cierta. Esa es la gran verdad de los cristianos. Pero no podemos saber exactamente cómo son los cuerpos resucitados. Por ello, San Pablo recurre al paralelismo entre el primer Adán y el nuevo Adán, Jesucristo. El primer Adán fue un “ser vivo”, “animado”, es decir, que recibió una vida que no tenía en sí. Cristo, en cambio, el Nuevo Adán, es un espíritu vivificante que da la vida que posee en sí mismo a todo hombre unido a Él. Los hombres vuelven a encontrarse con Dios gracias a Cristo, que ha vencido la muerte en su cuerpo resucitado y ha salvado al mundo de la esclavitud dándole su santo Espíritu. Los hombres, unidos a Jesús resucitado, Espíritu que da vida, entran en un mundo nuevo, ya real en esta vida, pero que tiene que hacerse definitivamente “incorruptible, glorioso y fuerte”. La resurrección es la gran liberación.

Evangelio: Lucas 6, 27-38. Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo.

El discípulo de Jesús debe ser misericordioso como lo es el Padre. La misericordia es el amor del Padre, con los matices de ternura, delicadeza, sacrificio, perdón, compasión; el amor tal como se ha manifestado en la historia de Israel, que alcanza su plenitud en Cristo, misericordia del Padre. La participación de esta misericordia debe realizarse en la práctica, en la vida comunitaria y eclesial: amor incondicional al prójimo, incluso al enemigo.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 19 Ecli 1, 1-10 Antes que todo fue creada la sabiduría.
Sal 92, 1-2.5 El Señor reina, vestido de majestad.
Mc 9, 14-29 Tengo fe, pero dudo, ayúdame.
Pídele al Señor que te aumente la fe.
Martes 20 Ecli 2, 1-13 Prepárate para las pruebas.
Sal 36, 3-4.18-19.27-28.30-40 Encomienda tu camino al Señor.
Mc 9, 30-37 Quien quiera ser el primero, que sea el último.
Medita si eres humilde
Miércoles
de CENIZA
Ecli 4, 12-22 Dios ama a los que aman la sabiduría.
Sal 118, 165.168.171.172.174.175 Mucha paz tienen, Señor, los que aman tus leyes.
Mc 9, 38-39 El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Medita si aceptas todo lo que Jesús dice
Jueves 22
La Cátedra del apóstol San Pedro
1 Pedro 5, 1-4 Presbítero como ellos y testigo de los sufrimientos de Cristo.
Sal 22, 1-6 El Señor es mi pastor, nada me falta.
Mt 16, 13-19 Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.
Reza por el Papa
Viernes 23
San Policarpo
Is 58, 1-9a ¿Para qué mortificarnos si tú no te enteras? ¿Es ése el ayuno que deseo?
Sal 50, 3-6.18-19 Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias.
Mt 9, 14-15 ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?
Da testimonio de Jesucristo
Sábado 24 Is 58, 9b-14 Cuando partas tu pan con el hambriento, brillará tu luz.
Sal 85, 1-6 Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad.
Lc 5, 27-32 Los fariseos mal-decían contra los discípulos de Jesús.
Pregúntale al Señor qué quiere de ti
Domingo 25
1º de Cuaresma
Dt 26, 4-10 Por eso os traigo las primicias de la tierra que me has dado.
Sal 90, 1-2.10-15 Acompáñame, Señor, en la tribulación.
Rom 10, 8-13 Ésta es la palabra de fe que nosotros anunciamos.
Lc 4, 1-13 El Espíritu lo condujo al desierto.
Reza por tu familia y por la parroquia


05 febrero 2007

Domingo 11 de Febrero


DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO

11 de febrero de 2007 (ciclo C, año impar)


Primera lectura
Maldito quien confía en el hombre; bendito quien confía en el Señor

Lectura del libro de Jeremías 17, 5-8

Así dice el Señor:
«Maldito quien confía en el hombre,
y en la carne busca su fuerza,
apartando su corazón del Señor.

Será como un cardo en la estepa,
no verá llegar el bien;
habitará la aridez del desierto,
tierra salobre e inhóspita.

Bendito quien confía en el Señor
y pone en el Señor su confianza.

Será un árbol plantado junto al agua,
que junto a la corriente echa raíces;
cuando llegue el estío no lo sentirá,
su hoja estará verde;
en año de sequía no se inquieta,
no deja de dar fruto.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R/.: Sal 39, 5a)

R/. Dichoso el hombre
que ha puesto su confianza en el Señor.

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.
R/.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.
R/.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.
R/.

Segunda lectura
Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 12. 16-20

Hermanos:

Si anunciamos que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que dice alguno de vosotros que los muertos no resucitan?

Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido, seguís con vuestros pecados; y los que murieron con Cristo se han perdido. Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados.

¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.

Palabra de Dios.

Aleluya
Lc 6, 23ab

Alegraos y saltad de gozo —dice el Señor—,
porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

EVANGELIO
Dichosos los pobres; ¡ay de vosotros, los ricos!

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 17. 20-26

En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.

Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo:

— «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.

Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.

Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.

Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.

Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo.

¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.

¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis.

¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»

Palabra del Señor.



COMENTARIO

Dichosos los pobres;
¡ay de vosotros, los ricos!

La felicidad ha sido siempre el deseo natural de todos los hombres. ¿Hay alguien que no busque la felicidad? No. Todos la buscamos, aunque, a veces lo hacemos de manera equivocada, y, por eso, no la encontramos.

Sin embargo, es curioso observar cómo en el mundo de hoy hay mucha gente que no es feliz. Encontramos a nuestro alrededor mucha gente que está frustrada, amargada, cansada, angustiada, vacía... Mucha gente que busca la felicidad, pero que no la encuentra. Y no la encuentra porque la busca donde no está. Porque no se puede ser plenamente feliz al margen de Cristo. Como decía San Agustín: "nos hiciste para Ti, Señor, y nuestro corazón andará inquieto mientras no descanse en Ti".

Por eso, la Palabra de Dios hoy nos habla con claridad: maldito quien confía en el hombre, será como un cardo en la estepa, nos dice el profeta Jeremías. En el Evangelio de hoy se nos indica el camino que nos lleva a la felicidad: el camino de las Bienaventuranzas.

Es decir quien se aparta de Dios, quien confía sólo en sí mismo no dará fruto, no alcanzará la felicidad plena. Sólo Dios puede sostener la esperanza y la alegría humanas. Quien confía en sí mismo, busca la felicidad a su medida. La felicidad plena se consigue cuando se descubre a Dios y se vive según las exigencias de evangelio.

Precisamente eso es lo que significa "bienaventurados": FELICES. Jesús nos dice que si quieres ser feliz has de elegir un camino muy distinto del camino del mundo, unos valores muy diferentes.

Has de elegir la pobreza, la austeridad frente a la riqueza y el materialismo de este mundo; has de elegir el tener hambre de Dios frente a la soberbia de los que creen que ya lo saben todo; has de elegir la misericordia, el estar al lado de los que sufren y hacer todo lo posible por ayudarles, frente al pasotismo egoísta del mundo de hoy que pretende que cada uno se apañe como pueda; has de elegir el ser limpio de corazón, el ser sencillo, humilde, y transparente, frente a la hipocresía y las ganas de aparentar; has de elegir el cargar con la cruz por el seguimiento de Jesús, el aceptar que te odiarán frente al culto a la personalidad y a la propia imagen...

El camino está claro. ¿Eres feliz? ¿Quieres ser plenamente feliz? Si quieres alcanzar la felicidad en este mundo -a pesar del sufrimiento- ya sabes el camino: ¡Sigue a Cristo! ¡Confía plenamente en Él! ¡Él te ama más que nadie! ¡Vive los valores de las Bienaventuranzas! ¡No tengas miedo! ¡Vive una vida de fidelidad a Cristo y a la Iglesia y tu vida será fructífera!

Compromiso semanal

Hacer una revisión de vida para ver qué es lo que debe cambiar en ella para vivir los valores de las Bienaventuranzas.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Jeremías 17, 5-8. Maldito quien confía en el hombre; bendito quien confía en el Señor.

El hombre mortal es mala base de confianza; el Señor hace fructificar a quien confía en él. El profeta anuncia que Israel está confiando en pactos con potencias humanas; por no apoyarse sólo en la alianza con su Dios está preparando su ruina.

Salmo 1, 1-6. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.

El salmo nos invita a descubrir que la raíz de la felicidad está en meditar la ley del Señor y deleitarse en ella. Con las imágenes del árbol abundantemente regado y de la paja que se lleva el viento, describe a dos tipos de persona que emprenden caminos diferentes.

2ª lectura: 1 Corintios 15, 12. 16-20. Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido.

Algunos corintios no acababan de creer en la resurrección de los muertos. San Pablo insiste en que si Cristo ha resucitado es porque hay una resurrección general de los muertos. De lo contrario, no tendría sentido que Dios hubiera hecho con Cristo una excepción. Toda la acción de Dios tiende más bien a esta creación enteramente nueva, a esta vida excepcionalmente plena que hay más allá de la muerte. Por tanto, cuando se niega la resurrección, se disuelve la fe, se la reduce a un humanismo, a una ideología. Entonces, Evangelio y fe serían palabras vacías. Si no se da una resurrección real, auténtica, entonces la fe es inútil.

Evangelio: Lucas 6, 17. 20-26. Dichosos los pobres; ¡ay de vosotros los ricos!

El Reino de Dios y la felicidad que trae consigo es de dos tipos de personas: De los pobres, hambrientos y afligidos, y de los perseguidos por causa de Jesús. Para estos desgraciados constituye una “buena noticia” el anuncio de la llegada del Reino. No es que sean mejores que los otros para “merecer” la dicha anunciada. Es que la llegada del Reino de Dios instaura una justicia que acaba con la razón del más fuerte y beneficia a los desheredados del mundo. En agudo contraste, el evangelista sitúa la abierta lamentación de Jesús por los ricos, los hartos, los satisfechos y poderosos. Toda confianza puesta en la riqueza es engañosa. Las palabras de Lucas resuenan como advertencia y amenaza. Pero, a la vez, nos invitan a convertirnos y a asumir la pedagogía del Dios del éxodo, a dirigir nuestra misericordia hacia los más débiles.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 12 Gn 4, 1-15.25 Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.
Sal 49, 1.8.16-17.20-21 Ofrece al Señor un sacrificio de alabanza.
Mc 8, 11-13 ¿Por qué esta generación reclama un signo?
Revisa si "discutes" con Jesús
Martes 13 Gn 6, 5-8; 7,1-5.10 Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado.
Sal 28, 1-3.9-10 El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Mc 8, 14-21 Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.
Revisa si tienes actitudes hipócritas
Miércoles 14
Santos Cirilo y Metodio
Hch 13, 46-49 Sabed que nos dedicamos a los gentiles.
Sal 116, 1-2 Alabad al Señor.
Lc 10, 1-9 La mies es abundante y los obreros pocos.
Intenta ser hoy una luz para los demás
Jueves 15
Beato Vicente Vilar, mártir
Gn 9, 1-13 Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra.
Sal 101, 16-23.29 El Señor, desde el cielo, se ha fijado en la tierra.
Mc 8, 27-33 Tú eres el Mesías.
Medita, ¿quién es Jesús para ti?
Viernes 16 Gn 11, 1-9 Voy a bajar y a confundir su lengua.
Sal 32, 10-15 Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Mc 8, 34-38 El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.
Medita, ¿qué actitud tienes ante la cruz?
Sábado 17 He 11, 1-7 Por la fe sabemos que la palabra de Dios configuró el universo.
Sal 144, 2-5.10-11 Bendeciré tu nombre, Señor, por siempre.
Mc 9, 2-12 Se transfiguró delante de ellos.
Haz oración de confianza desde tu cruz
Domingo 18
7º del Tiempo Ordinario
1 S 26, 2.7-9.12-13.22-23 Yo no he querido atentar contra el Ungido del Señor.
Sal 102, 1-4.8-13 El Señor es compasivo y misericordioso.
1 Co 15, 45-49 Somos imagen del hombre terreno, seremos imagen del hombre celestial.
Lc 6, 27-38 Sed compasivos, perdonad, dad sin medida… como vuestro Padre.
Reza por tu familia y por la parroquia


Domingo 4 de Febrero

DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO

4 de febrero de 2007 (ciclo C, año impar)


Primera lectura
Aquí estoy, mándame

Lectura del libro de Isaías 6, 1 -2a. 3-8

El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo.

Y vi serafines en pie junto a él. Y se gritaban uno a otro, diciendo:

— «¡ Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!»

Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.

Yo dije:

— «¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos.»

Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:

— «Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.»

Entonces, escuché la voz del Señor, que decía:

— «¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?»

Contesté:

— «Aquí estoy, mándame.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 137, l-2a. 2bc-3. 4-5. 7c-8 (R/.: lc)

R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario.
R/.

Daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
R/.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
R/.

Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
R/.

Segunda lectura
Esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 1-11

Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe.

Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; por último, se me apareció también a mi.

Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios.

Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído. Palabra de Dios.

Aleluya
Mt 4, 19

Venid y seguidme —dice el Señor—,
y os haré pescadores de hombres.

EVANGELIO
Dejándolo todo, lo siguieron

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 1-11

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.

Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:

— «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»

Simón contestó:

— «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.»

Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo:

— «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.»

Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Jesús dijo a Simón:

— «No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»

Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor.



COMENTARIO

Dejándolo todo, lo siguieron

La Palabra de Dios que proclamamos este domingo tiene un contenido eminentemente vocacional: por una parte nos invita a hacer una reflexión sobre el sacerdocio y, por otra, nos invita a rezar y trabajar para que continúen surgiendo vocaciones a la vida consagrada en la Iglesia.

Es importante que tengamos claro que Dios llama a quien Él quiere, como Él quiere y porque Él quiere. De ahí, el tremendo “susto” que todos los llamados por Dios han experimentado siempre. El llamado por Dios se siente incapaz de hacer por sí mismo la misión que el Señor le confía. Se siente, además, indigno de ser llamado, de ser elegido por Dios para la misión tan grande que se le confía. Pero no importa: es el Señor quien llama, y quien actúa. Los hombres no somos más que pequeños e indignos instrumentos en las manos de Dios.

Y si nos fijamos en la historia de los primeros que llamó Jesús, lo podemos ver claro: los apóstoles eran gente humilde y sencilla, personas que, a veces, dudaban de Jesús, que lo negaron –como San Pedro–, que lo persiguieron –como San Pablo–. Pero, a pesar de todo, Jesús les confió la tremenda misión de ser aquellos a quienes les encargó la proclamación del Evangelio y el crecimiento de la Iglesia. Y Jesús lo hizo así, porque a pesar de los fallos que los Apóstoles tenían, creían en Él y querían serle fieles. ¿Por qué? Porque ellos no eran más que pequeños instrumentos en manos del Señor. Ellos eran la voz, Cristo era la Palabra. Y lo que importa es la Palabra, el mensaje, no la voz. La voz puede ser mejor o peor, pero lo que importa es que llegue el mensaje, la Palabra.

Por eso, cuando escuchamos a personas que dicen que no creen en Cristo por culpa de los sacerdotes, estamos ante un ejemplo de no haber comprendido el Evangelio. O quizás ante una autojustificación. Porque los sacerdotes no somos más que pequeños instrumentos en manos del Señor. Y cuando el sacerdote consagra en la Misa es Cristo el que consagra, cuando el sacerdote absuelve en la Confesión es Cristo el que está perdonando los pecados.

Cristo es el que actúa, y lo hace en los sacramentos, a través del sacerdote. Y esto no quiere decir que los sacerdotes no tengamos la obligación –como todos los cristianos– de ser santos. Los sacerdotes nos hemos de esforzar por ser santos. Y también es importante que la comunidad rece por sus sacerdotes y por los de toda la Iglesia. Una oración es más eficaz que mil críticas. Y una comunidad que rece también para que cada día surjan jóvenes comprometidos dispuestos a escuchar la llamada del Maestro.

¿Qué es lo que el Señor quiere de ti? ¡Pregúntaselo! ¡Pídele que te manifieste su voluntad! ¡No tengas miedo! ¡Él te ama más que nadie y quiere siempre lo mejor para ti!

Compromiso semanal

Reza por los sacerdotes. Reza para que surjan vocaciones en la Iglesia.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Isaías 6, 1-8. Aquí estoy, mándame.

En este pasaje, Isaías nos cuenta su vocación. Quiere ser un testimonio vivo del fulgurante encuentro con Dios en el templo de Jerusalén, que dejó marca imborrable en su vida. Dios es santo. Esta “trascendencia” de Dios invade al profeta y le llena de “temor”. No es miedo: es el sentimiento radical del pecador ante la santidad transparente de Dios. Pero cuando Dios se revela a un hombre es para hacer de él su enviado, y le capacita para ser su portavoz, para hablar en su nombre. El hombre, con el poder de Dios, se pone plenamente a disposición de su plan de salvación en favor de los hombres.

Salmo 137, 1-8. Delante de los ángeles, tañeré para ti, Señor.

La vocación de Isaías ha sido ejemplo de prontitud. El salmo expresa el gozo y el agradecimiento. En el templo recibió Isaías la vocación y en el templo resuena la acción de gracias. La llamada es el comienzo de una vida de peligros: lo que Dios comenzó con su llamada lo tiene que llevar a término. Así mostrará su misericordia y su fidelidad.

2ª lectura: 1 Corintios 15, 1-11. Esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.

Este texto recoge el resumen de la predicación de san Pablo: que Cristo murió por los pecados, resucitó, se apareció a diversos testigos.. Se transcribe este resumen de predicación a causa de las habladurías infundadas de algunos corintios sobre la resurrección de los muertos. Pero todo esto no es historia pasada, sino misterio y germen de nueva vida.

Evangelio: Lucas 5, 1-11. Dejándolo todo, lo siguieron.

La gente se agolpa alrededor de Jesús para escuchar su Palabra. Pedro confía en ella y continúa una labor que su experiencia de pescador le dice que es inútil. La Palabra de Dios transforma a los cuatro hombres en mensajeros del Reino. Ante la palabra del “Maestro”, los discípulos reconocen al “Señor”. Y le siguen, dejándolo todo. No hay medias tintas en quienes han comprendido que Jesús es el Señor. La generosidad en el desprendimiento ha de ser uno de los signos distintivos de las comunidades y de los creyentes en Jesús. Confesar que Jesús es el Señor supone entregarse a un Dios que reclama y consigue el sometimiento de todo el ser, vida y corazón y la obediencia de todo el hombre.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 5
Santa Águeda
Gn 1, 1-19 Dijo Dios, y así fue.
Sal 103, 1-2a.5-6.10.12.24.35c El Señor goce con sus obras.
Mc 6, 53-56 Los que lo tocaban se ponían sanos.
Reza por los enfermos
Martes 6
San Pablo Miki
Gn 1, 20-2,4a Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.
Sal 8, 4-9 ¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra.
Mc 7, 1-13 Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.
Revisa si tienes alguna actitud hipócrita
Miércoles 7 Gn 2, 4b-9.15-17 El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén.
Sal 103, 1-2a.27-30 Bendice, alma mía, al Señor.
Mc 7, 14-23 Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
Revisa si hay en tu corazón algún sentimiento malo. Pídele al Señor que te dé un corazón nuevo.
Jueves 8
San Jerónimo Emiliano
Gn 2, 18-25 Y serán los dos una sola carne.
Sal 127, 1-5 Dichosos los que temen al Señor.
Mc 7, 24-30 Los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.
Reza por los alejados
Viernes 9 Gn 3, 1-8 Seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal.
Sal 31, 1-2.5-7 Dichoso el que está absuelto de su culpa.
Mc 7, 31-37 Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.
Pídele al Señor que te abra los “oídos” para escucharle
Sábado 10
Santa Escolástica
Gn 3, 9-24 El Señor lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo.
Sal 89, 2-6.12-13 Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Mc 8, 1-10 La gente comió hasta quedar satisfecha.
Reza por los que no viven la Eucaristía
Domingo 11
6º del Tiempo Ordinario
Jer 17, 5-8 Bendito quien confía en el Señor.
Sal 1, 1-6 Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
1 Co 15, 12.16-20 Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido.
Lc 6, 17.20-26 Dichosos los pobres. ¡Ay de vosotros, los ricos!
Reza por tu familia y por la parroquia