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10 febrero 2016

Convocado el Concilio Pan-Ortodoxo para 2016 desde el último hace mas de 1000 años.



Por fin hay fecha: convocado el Concilio Pan-Ortodoxo para 2016


Concilio Pan-Ortodoxo 2016
Hace más de 1.000 años que no hay un concilio Pan-Ortodoxo. Este fin de semana, por fin, tras cincuenta años de discusiones y desavenencias se ha convocado elSagrado y Gran Sínodo para el año 2016 en la Sinaxis de todas las iglesias autocéfalas ortodoxas que está teniendo lugar en Estambul.
Hasta el último momento se temía lo peor, o sea, volver a la situación de impasse que se repetía una vez y otra durante más de medio siglo. El Patriarca Kiril (Cirilo) de Moscú mantuvo en vilo a asamblea manifestando que le parecía inapropiado celebrar la reunión durante la Cuaresma, y al final participó. Se irán conociendo detalles y habrá comunicado conjunto en la Divina Liturgia de hoy que cierra la Sinaxis (asamblea).
Todavía pueden surgir inconvenientes, las iglesias son autocéfalas, y las cuestiones de protocolo son muy sensibles e importantes, la tensión entre las reivindicaciones históricas entre Moscú y Constantinopla estarán siempre presentes. De lo que ha trascendido podemos señalar:
  • Se celebrará en la antigua ‘catedral’ de Constantinopla, cerca de Santa Sofía. LaIglesia de Santa Irene en la que tuvo lugar el II Concilio Ecuménico. El Patriarca Kiril empezó poniendo pegas porque ahora es museo y contiene algunos elementos islámicos. Pero ha dado su visto bueno.
  • Asistirán 24, no 20 iglesias autocéfalas. Que ha sido uno de los elementos bloqueantes.
  • Los actuales participantes de la Sinaxis que se está celebrando en Estambul se constituyen como Secretariado de las Iglesias Ortodoxas orientales para el Sagrado y Gran Sínodo.
  • Todos los patriarcas se sentarán al mismo nivel, sin distinción alguna. Solucionando así otro de los grandes escollos.
¿Por qué le doy tanta importancia? Porque la tiene objetivamente.
Desde el punto de vista ortodoxo es el ‘Octavo Concilio Ecuménico’, lo que puede dar una idea de la trascendencia de las decisiones que se tomen allí. No me cabe la menor duda de que este retraso de 50 años en la preparación ha sido providencial ya que podrán incorporarse al debate elementos y análisis de la «Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa», que comenzaron su trabajo en 1979 y se han desarrollado durante 11 reuniones.
Quizá la más relevante fue la Rávena en 2007 en la que las iglesias ortodoxas reconocieron al Obispo de Roma como «Primer Patriarca», eso sí, con significación propia de la Ortodoxia. Y que a mi modo de ver fue uno de los elementos que llevaron a Benedicto XVI a «eliminar», un año antes, el título de Patriarca de Roma atribuido al Romano Pontífice para evitar confusión.
Es un buen momento para releer el documento Nota sobre la expresión «Iglesias hermanas», que aclarará dudas y mal entendidos. Ayudará a contextualizar, a reconocer el otro como otro evitando sincretismo, no reconocerles como distintos es dinamitar el diálogo y el ecumenismo, sólo los locos hablan consigo mismo. Pero en esa alteridad hay cosas muy buenas, y el Señor quiera que el ‘Concilio’ suponga un paso de gigante en la unidad. A mí, personalmente, los elementos de verdad que hay en la Ortodoxia me resultan muy atractivos incluso en los aspectos externos: el respeto por lo sagrado, el amor a Nuestra Madre, el trato con el Espíritu Santo.
La simple convocatoria ya es un paso. Phil Lawler recordaba hace unos días al teólogo ruso Sololiev, que
en su libro «La Iglesia Rusa y el Papado» argumenta que el fracaso de los líderes ortodoxos de convocar un concilio ecuménico es una señal de que algo está muy mal, algo falta en el mundo ortodoxo. La Iglesia Católica ha celebrado Concilios; las iglesias ortodoxas no. De ahí, Soloviev, concluye, tenemos un argumento poderoso para el reencuentro con la Santa Sede.
A nadie se le escapa, que dada la ligazón de las iglesias ortodoxas con el poder local, la situación geopolítica actual es muy importante. También lo fue en los primeros concilios. Ojalá, como entonces prime la verdad y no el cálculo.
Benedicto XVI tenía muchas esperanzas puestas en los frutos de este concilio. Supongo que no está de más encomendar que el Señor les ilumine y sean dóciles al soplo del Espíritu Santo.