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23 mayo 2015

Dejémonos mirar por Jesús, pidió el Papa en su homilía


(RV).- ¿Cuál es hoy la mirada de Jesús sobre mí? El Papa Francisco desarrolló su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta deteniéndose en el diálogo entre el Señor y Pedro que narra el Evangelio del día. El Pontífice hizo una reflexión sobre los tres tipos de miradas que Jesús dirige al Apóstol: la mirada de la elección, la del arrepentimiento y, en fin, la de la misión.

Jesús resucitado prepara de comer a sus discípulos y, tras haber comido, inicia un intenso diálogo entre el Señor y Pedro. El Papa puso de manifiesto que ha “encontrado” tres miradas diferentes en el Evangelio: de elección, de arrepentimiento y de misión.

La primera mirada, el entusiasmo

Al inicio del Evangelio de Juan – recordó el Papa – cuando Andrés va a ver a su hermanoPedro y le dice: “¡Hemos encontrado al Mesías!”, hay una mirada de entusiasmo. Jesús fija su mirada sobre él y le dice: “Tú eres Simón, hijo de Jonás. Serás llamado Pedro”: “Es la primera mirada, la mirada de la misión”. Por tanto, hay una primera mirada: la vocación y un primer anuncio de la misión”. “Y ¿cómo es el alma de Pedro en aquella primera mirada? – se preguntó el Santo Padre. Es entusiasta. El primer tiempo de ir con el Señor”.

La segunda mirada, el arrepentimiento

Después, el Papa se detuvo en la noche dramática del Jueves Santo, cuando Pedro reniega de Jesús tres veces: “Ha perdido todo. Ha perdido su amor” y cuando el Señor le cruza su mirada, llora.

“El Evangelio de Lucas dice: ‘Y Pedro lloró amargamente’. Aquel entusiasmo de seguir a Jesús se convirtió en llanto, porque él ha pecado: él ha renegado a Jesús. Aquella mirada cambia el corazón de Pedro, más que antes. El primer cambio es el cambio de nombre y también de vocación. Esta segunda mirada es una mirada que cambia el corazón y es un cambio de conversión al amor”.

Además, añadió, está la mirada del encuentro después de la Resurrección. “Sabemos que Jesús ha encontrado a Pedro, dice el Evangelio, pero – observó el Papa – no sabemos que se han dicho”.

La tercera mirada, la misión

El Santo Padre explicó que el Evangelio del día “es una tercera mirada: la mirada es la confirmación de la misión, pero también la mirada en la que Jesús” pide a Pedro que le confirme su amor. Y tres veces el Señor pide a Pedro la “manifestación de su amor” y lo exhorta a apacentar a sus ovejas. A la tercera pregunta, Pedro “permanece entristecido, casi llora”:

“Entristecido porque por tercera vez Él le pregunta: ‘¿Me amas?’. Y él le dice: ‘Pero Señor, Tú sabes todo. Tú sabes que te amo’. Y Jesús responde: ‘Apacienta mis ovejas’. Ésta es la tercera mirada, la mirada de la misión. La primera, la mirada de la elección, con el entusiasmo de seguir a Jesús; la segunda, la mirada del arrepentimiento en el momento de aquel pecado tan grave por haber renegado a Jesús; la tercera mirada es la mirada de la misión: ‘Apacienta mis corderos’; ‘Pastorea mis ovejas’; ‘Apacienta mis ovejas’”.

Dejémonos mirar por Jesús

Pero “no termina ahí” – dijo también el Papa –. “Jesús va más allá” y le dice a Pedro: “Tú haces todo esto por amor, ¿y después? ¿Serás coronado rey? No”. Jesús predice a Pedro que también él deberá seguirlo por el camino de la Cruz:

“También nosotros podemos pensar: ¿cuál es hoy la mirada de Jesús sobre mí? ¿Cómo me mira Jesús? ¿Con una llamada? ¿Con un perdón? ¿Con una misión? Pero, por el camino que Él ha hecho, todos nosotros estamos bajo la mirada de Jesús. Él nos mira siempre con amor. Nos pide algo, nos perdona algo y nos da una misión. Ahora Jesús viene sobre el altar. Que cada uno de nosotros piense: ‘Señor, Tú estás aquí, entre nosotros. Fija tu mirada sobre mí y dime qué debo hacer; cómo debo llorar mis equivocaciones, mis pecados; cuál es el coraje con el que debo ir adelante por el camino que tú has recorrido primero”.

En esta jornada – concluyó el Papa su homilía – “nos hará bien releer este diálogo con el Señor y pensar “en la mirada de Jesús sobre mí”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

(from Vatican Radio)

16 mayo 2015

Bula de convocación del Jubileo de la Misericordia

1. Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, « rico en misericordia » (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés como « Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad » (Ex 34,6) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina. En la « plenitud del tiempo » (Gal4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (cfr Jn 14,9). Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona[1] revela la misericordia de Dios.
2. Siempre tenemos

Misa de Caritas Internationalis con el Papa Francisco: «Cáritas siempre está en las periferias»

AsiaNews    13 mayo 2015

“Acoger a Dios y acoger al otro; acoger a otro con la gracia de Dios; acoger a Dios y manifestarlo en el servicio al hermano. Palabra, Sacramentos y servicio están en interrelación y se alimentan mutuamente”.

Es el espíritu de Cáritas que evocó este martes el Papa Francisco en la misa celebrada en la Basílica de San Pedro en la inauguración de la XX Asamblea General de Caritas Internationalis sobre el tema Una familia humana, cuidado de la Creación.

En la homilía el Papa recordó que a los "poderosos" un día Cristo les preguntará "si realmente han tratado de proporcionarle alimentos a Él en cada persona" y renovó su llamamiento a no olvidar la "injusticia intolerable" que sufren los "aquellos de hermanos que han sido privados con la violencia del alimento corporal ydel alimento del alma: expulsados de sus casas y de sus iglesias, tantas veces destruida".

Francisco recordó que "los que viven la misión de Cáritas no son meros operarios, sino testigos de Cristo".

El Papa se inspiró en el pasaje de los Hechos de los Apóstoles (16,22-34) que cuenta la conversión del carcelero de la prisión de Filipos, donde fueron encarcelados Pablo y Silas después de un tumulto de la gente en contra de ellos.

"Los magistrados primero ordenan que les azoten y después los envían a la cárcel, encargando al carcelero que los vigile bien. Por esto, ese hombre se desespera cuando durante la noche, después de haber oído el terremoto, ve las puertas de la cárcel abiertas; se desespera y piensa en suicidarse. Pero Pablo lo tranquiliza y él, temblando y lleno de asombro, le suplica de rodillas que le diga cómo obtener la salvación. La narración nos refiere que ese hombre da en seguida los pasos esenciales del camino de fe y de salvación: escucha la palabra del Señor, junto con su familia; lava las heridas de Pablo y Silas; recibe el Bautismo con todos los suyos; y, por último, acoge a Pablo y Silas en su casa, prepara la mesa y les da de comer, lleno de gozo”.

“El Evangelio, cuando se anuncia y se cree en él, impulsa a lavar los pies y las heridas de los que sufren y a preparar la mesa para ellos. Sencillez en los gestos, donde la acogida de la Palabra y del sacramento del Bautismo va acompañada de la acogida del hermano, casi como si se tratara de un gesto único: acoger a Dios y acoger al otro; acoger a otro con la gracia de Dios; acoger a Dios y manifestarlo en el servicio al hermano. Palabra, Sacramentos y servicio están en interrelación y se alimentan mutuamente, como ya muestran estos testimonios de la Iglesia primitiva”.

“En este gesto podemos ver toda la llamada de Caritas. Hoy Caritas es una gran Confederación, ampliamente reconocida en el mundo por el trabajo que realiza. Caritas es una realidad de la Iglesia en muchas partes del mundo, y debe encontrar más difusión también en las diversas parroquias y comunidades, para renovar lo que sucedió en los primeros tiempos de la Iglesia. De hecho, la raíz de todo vuestro servicio está precisamente en la acogida, sencilla y obediente, de Dios y del prójimo".

"Y esta acogida se cumple en vosotros personalmente, para que después vayáis al mundo, y allí sirváis en el nombre de Cristo, a quien habéis encontrado y encontráis en cada hermano y hermana a los que os acercáis; y precisamente así se evita el hecho de limitarse a ser una simple organización humanitaria. Y Caritas en cada una de las Iglesias particulares, aunque la más pequeña, es la misma: no existen Caritas grandes y Caritas pequeñas, todas son iguales. Pidamos al Señor la gracia de entender la verdadera dimensión de Caritas; la gracia de no caer en el engaño de creer que un centralismo bien organizado sea el camino; la gracia de entender que Caritas está siempre en la periferia, en cada Iglesia particular; y la gracia de creer que Caritas central es solamente de ayuda, servicio y experiencia de comunión pero no es el jefe de todas”

“Quien vive la misión de Caritas no es un simple agente, sino un testigo de Cristo. Una persona que busca a Cristo y se deja buscar por Cristo; una persona que ama con el espíritu de Cristo, el espíritu de la gratuidad, de la entrega. Todas nuestras estrategias y planificaciones están vacías si no llevamos en nosotros este amor. No nuestro amor, sino el Suyo. O mejor, el nuestro purificado y fortalecido por el Suyo”.

"Y de este modo se puede servir a todos y preparar la mesa para todos. Esta también es una hermosa imagen que la Palabra de Dios nos ofrece hoy: preparar la mesa. Dios nos prepara la mesa de la Eucaristía, también en este momento. Caritas prepara muchas mesas para quienes tienen hambre. En estos meses habéis llevado a cabo la gran campaña “Una familia humana, comida para todos”. Mucha gente espera hoy comer lo suficiente. El planeta tiene comida para todos, pero parece que falte la voluntad de compartirla con todos. Preparar la mesa para todos, y pedir que haya una mesa para todos. Hacer todo lo que podamos para que todos tengan qué comer, pero también recordar a los poderosos de la tierra que un día Dios los llamará a juicio, y se manifestará si verdaderamente han intentado proveer la comida para Él en cada persona (cfr. Mt 25,35) y si han actuado para que no se destruya el medio ambiente, para que se pueda producir esta comida”.

“Pensando a la mesa eucarística, no podemos olvidar nuestros hermanos que han sido privados con la violencia, sea del alimento corporal que del alimento del alma: expulsados de sus casas y de sus iglesias, tantas veces destruidas. Renuevo, una vez más, el llamamiento a no olvidar estas personas y estas intolerables injusticias”.

“Junto a muchos otros organismos de caridad de la Iglesia, Caritas revela, por tanto, la fuerza del amor cristiano y el deseo de la Iglesia de salir al encuentro de Jesús en cada persona, especialmente si es pobre y sufre. Este es el camino que tenemos delante y con este horizonte deseo que podáis llevar a cabo los trabajos de estos días. Los encomendamos a la Virgen María, que hizo de la acogida de Dios y del prójimo el criterio fundamental de su vida. Precisamente mañana celebraremos la fiesta de la Virgen de Fátima, que se apareció para anunciar la victoria sobre el mal. Con un apoyo tan grande no tenemos miedo de continuar nuestra misión”.



TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO
 La Lectura de los Hechos de los Apóstoles que hemos escuchado (16,22-34) presenta a un personaje un poco especial. Es el carcelero de la cárcel de Filipos, donde Pablo y Silas fueron encerrados después del amotinamiento de la gente contra ellos. Los magistrados primero ordenan que les azoten y luego los mandan a la prisión, ordenando al carcelero de hacer buena guardia. Es por esto que aquel hombre, en la noche, oído el terremoto y viendo las puertas de la cárcel abiertas, se desespera y piensa en suicidarse. Pero Pablo lo consuela y él, temeroso y lleno de maravilla, pide de rodillas la salvación.
La narración nos dice que aquel hombre da enseguida los pasos esenciales del camino de fe y de salvación: escucha la Palabra del Señor, junto a sus familiares; lava las llagas de Pablo y Silas; recibe el Bautismo con todos los suyos; y finalmente recibe a Pablo y Silas en su casa, prepara la mesa y les da de comer, lleno de alegría. Todo el camino de fe.
 El Evangelio, cuando se anuncia y se cree en él, impulsa a lavar los pies y las llagas de los que sufren y a preparar para ellos la mesa. Simplicidad de gestos, donde la acogida de la Palabra y del sacramento del Bautismo se acompaña de la acogida del hermano, casi como si se tratara de un gesto único: acoger a Dios y acoger al otro; acoger al otro con la gracia de Dios; acoger a Dios y manifestarlo en el servicio al hermano. Palabra, Sacramentos y servicio están en interrelación y se alimentan entre ellos, como se ve ya en este testimonio de la Iglesia de los orígenes.
 Podemos ver en este gesto todo el significado de Caritas. Caritas es una gran Confederación, reconocida ampliamente en el mundo por el trabajo que realiza. Caritas es la Iglesia presente en muchas partes del mundo, y todavía debe lograr mayor difusión incluso en las diferentes parroquias y comunidades, para renovar lo que sucedió en los primeros años de la Iglesia. De hecho, la raíz de todo su servicio está presente en la acogida, sencilla y obediente, de Dios y del prójimo. Esta es la raíz. Si se quita esta raíz, Caritas muere. Y esta acogida se cumple personalmente en ustedes, para que después vayan por el mundo, y lo sirvan en el nombre de Cristo a quien han encontrado y que encuentran en cada hermano y hermana a los cuales están cerca; y así se evita el hecho de limitarse a ser una simple organización humanitaria. Y Caritas en cada una de las Iglesias particulares, aunque la más pequeña, es la misma: no existen Caritas grandes y Caritas pequeñas, todas son iguales. Pidamos al Señor la gracia de entender la verdadera dimensión de Caritas; la gracia de no caer en el engaño de creer que un centralismo bien organizado sea el camino; la gracia de entender que Caritas está siempre en la periferia, en cada Iglesia particular; y la gracia de creer que Caritas central es solamente de ayuda, servicio y experiencia de comunión pero no es el jefe de todas.
 Quien vive la misión de Caritas no es un simple agente, sino un testigo de Cristo. Una persona que busca a Cristo y se deja buscar por Cristo; una persona que ama con el espíritu de Cristo, el espíritu de la gratuidad, el espíritu de la entrega. Todas nuestras estrategias y planificaciones se quedan vacías si no llevamos en nosotros éste amor. No nuestro amor, sino el Suyo. O mejor dicho, el nuestro purificado y fortalecido por el Suyo.
Y de este modo se puede servir a todos y preparar la mesa para todos. Esta también es una bella imagen que la Palabra de Dios nos ofrece hoy: preparar la mesa. Dios nos prepara la mesa de la Eucaristía, también ahora. Caritas prepara muchas mesas para quienes tienen hambre. En estos meses han desarrollado la gran campaña “Una familia humana, comida para todos”. Mucha gente espera también hoy comer lo suficiente. El planeta tiene alimentos para todos, pero parece que falta la voluntad de compartirla con todos. Preparar la mesa para todos, y pedir que haya una mesa para todos. Hagamos todo lo que podamos para que todos tengan que comer, pero también recordar a los poderosos de la tierra que un día Dios los llamará a su juicio, y se manifestará si de verdad han buscado proveer los alimentos para Él en cada persona (cfr. Mt 25,35) y si han actuado para que no se destruya el ambiente, sino para que se pueda producir este alimento.
Y pensando a la mesa de la Eucaristía, no podemos olvidar a nuestros hermanos cristianos que han sido privados por la violencia sea de los alimentos para el cuerpo sea de aquellos para el alma: han sido echados de sus casas y de sus iglesias, tantas veces destruidas. Renuevo, una vez más, el llamamiento a no olvidar estas personas y estas intolerables injusticias.

 Junto a tantos otros organismos de caridad de la Iglesia, Caritas revela por lo tanto la fuerza del amor cristiano y el deseo de la Iglesia de salir al encuentro de Jesús en cada persona, sobre todo cuando es pobre y sufre. Este es el camino que tenemos delante y con este horizonte auguro que puedan desarrollar los trabajos en estos días. Los encomiendo a la Virgen María, que ha hecho de la acogida de Dios y del prójimo el criterio fundamental de su vida. Precisamente mañana celebraremos la Virgen de Fátima, que se apareció para anunciar la victoria sobre el mal. Con un apoyo tan grande no tenemos miedo de continuar nuestra misión.