“Acoger a Dios y acoger al otro; acoger a otro con la gracia de Dios; acoger a Dios y manifestarlo en el servicio al hermano. Palabra, Sacramentos y servicio están en interrelación y se alimentan mutuamente”.
Es el espíritu de Cáritas que evocó este martes el Papa Francisco en la misa celebrada en la Basílica de San Pedro en la inauguración de la XX Asamblea General de Caritas Internationalis sobre el tema Una familia humana, cuidado de la Creación.
En la homilía el Papa recordó que a los "poderosos" un día Cristo les preguntará "si realmente han tratado de proporcionarle alimentos a Él en cada persona" y renovó su llamamiento a no olvidar la "injusticia intolerable" que sufren los "aquellos de hermanos que han sido privados con la violencia del alimento corporal ydel alimento del alma: expulsados de sus casas y de sus iglesias, tantas veces destruida".
Francisco recordó que "los que viven la misión de Cáritas no son meros operarios, sino testigos de Cristo".
El Papa se inspiró en el pasaje de los Hechos de los Apóstoles (16,22-34) que cuenta la conversión del carcelero de la prisión de Filipos, donde fueron encarcelados Pablo y Silas después de un tumulto de la gente en contra de ellos.
"Los magistrados primero ordenan que les azoten y después los envían a la cárcel, encargando al carcelero que los vigile bien. Por esto, ese hombre se desespera cuando durante la noche, después de haber oído el terremoto, ve las puertas de la cárcel abiertas; se desespera y piensa en suicidarse. Pero Pablo lo tranquiliza y él, temblando y lleno de asombro, le suplica de rodillas que le diga cómo obtener la salvación. La narración nos refiere que ese hombre da en seguida los pasos esenciales del camino de fe y de salvación: escucha la palabra del Señor, junto con su familia; lava las heridas de Pablo y Silas; recibe el Bautismo con todos los suyos; y, por último, acoge a Pablo y Silas en su casa, prepara la mesa y les da de comer, lleno de gozo”.
“El Evangelio, cuando se anuncia y se cree en él, impulsa a lavar los pies y las heridas de los que sufren y a preparar la mesa para ellos. Sencillez en los gestos, donde la acogida de la Palabra y del sacramento del Bautismo va acompañada de la acogida del hermano, casi como si se tratara de un gesto único: acoger a Dios y acoger al otro; acoger a otro con la gracia de Dios; acoger a Dios y manifestarlo en el servicio al hermano. Palabra, Sacramentos y servicio están en interrelación y se alimentan mutuamente, como ya muestran estos testimonios de la Iglesia primitiva”.
“En este gesto podemos ver toda la llamada de Caritas. Hoy Caritas es una gran Confederación, ampliamente reconocida en el mundo por el trabajo que realiza. Caritas es una realidad de la Iglesia en muchas partes del mundo, y debe encontrar más difusión también en las diversas parroquias y comunidades, para renovar lo que sucedió en los primeros tiempos de la Iglesia. De hecho, la raíz de todo vuestro servicio está precisamente en la acogida, sencilla y obediente, de Dios y del prójimo".
"Y esta acogida se cumple en vosotros personalmente, para que después vayáis al mundo, y allí sirváis en el nombre de Cristo, a quien habéis encontrado y encontráis en cada hermano y hermana a los que os acercáis; y precisamente así se evita el hecho de limitarse a ser una simple organización humanitaria. Y Caritas en cada una de las Iglesias particulares, aunque la más pequeña, es la misma: no existen Caritas grandes y Caritas pequeñas, todas son iguales. Pidamos al Señor la gracia de entender la verdadera dimensión de Caritas; la gracia de no caer en el engaño de creer que un centralismo bien organizado sea el camino; la gracia de entender que Caritas está siempre en la periferia, en cada Iglesia particular; y la gracia de creer que Caritas central es solamente de ayuda, servicio y experiencia de comunión pero no es el jefe de todas”
“Quien vive la misión de Caritas no es un simple agente, sino un testigo de Cristo. Una persona que busca a Cristo y se deja buscar por Cristo; una persona que ama con el espíritu de Cristo, el espíritu de la gratuidad, de la entrega. Todas nuestras estrategias y planificaciones están vacías si no llevamos en nosotros este amor. No nuestro amor, sino el Suyo. O mejor, el nuestro purificado y fortalecido por el Suyo”.
"Y de este modo se puede servir a todos y preparar la mesa para todos. Esta también es una hermosa imagen que la Palabra de Dios nos ofrece hoy: preparar la mesa. Dios nos prepara la mesa de la Eucaristía, también en este momento. Caritas prepara muchas mesas para quienes tienen hambre. En estos meses habéis llevado a cabo la gran campaña “Una familia humana, comida para todos”. Mucha gente espera hoy comer lo suficiente. El planeta tiene comida para todos, pero parece que falte la voluntad de compartirla con todos. Preparar la mesa para todos, y pedir que haya una mesa para todos. Hacer todo lo que podamos para que todos tengan qué comer, pero también recordar a los poderosos de la tierra que un día Dios los llamará a juicio, y se manifestará si verdaderamente han intentado proveer la comida para Él en cada persona (cfr. Mt 25,35) y si han actuado para que no se destruya el medio ambiente, para que se pueda producir esta comida”.
“Pensando a la mesa eucarística, no podemos olvidar nuestros hermanos que han sido privados con la violencia, sea del alimento corporal que del alimento del alma: expulsados de sus casas y de sus iglesias, tantas veces destruidas. Renuevo, una vez más, el llamamiento a no olvidar estas personas y estas intolerables injusticias”.
“Junto a muchos otros organismos de caridad de la Iglesia, Caritas revela, por tanto, la fuerza del amor cristiano y el deseo de la Iglesia de salir al encuentro de Jesús en cada persona, especialmente si es pobre y sufre. Este es el camino que tenemos delante y con este horizonte deseo que podáis llevar a cabo los trabajos de estos días. Los encomendamos a la Virgen María, que hizo de la acogida de Dios y del prójimo el criterio fundamental de su vida. Precisamente mañana celebraremos la fiesta de la Virgen de Fátima, que se apareció para anunciar la victoria sobre el mal. Con un apoyo tan grande no tenemos miedo de continuar nuestra misión”.
TEXTO
COMPLETO DE LA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO
La Lectura de los Hechos de
los Apóstoles que hemos escuchado (16,22-34) presenta a un personaje un poco
especial. Es el carcelero de la cárcel de Filipos, donde Pablo y Silas fueron
encerrados después del amotinamiento de la gente contra ellos. Los magistrados
primero ordenan que les azoten y luego los mandan a la prisión, ordenando al
carcelero de hacer buena guardia. Es por esto que aquel hombre, en la noche,
oído el terremoto y viendo las puertas de la cárcel abiertas, se desespera y
piensa en suicidarse. Pero Pablo lo consuela y él, temeroso y lleno de
maravilla, pide de rodillas la salvación.
La narración nos dice que aquel
hombre da enseguida los pasos esenciales del camino de fe y de salvación:
escucha la Palabra del Señor, junto a sus familiares; lava las llagas de Pablo
y Silas; recibe el Bautismo con todos los suyos; y finalmente recibe a Pablo y
Silas en su casa, prepara la mesa y les da de comer, lleno de alegría. Todo el
camino de fe.
El Evangelio, cuando se
anuncia y se cree en él, impulsa a lavar los pies y las llagas de los que
sufren y a preparar para ellos la mesa. Simplicidad de gestos, donde la acogida
de la Palabra y del sacramento del Bautismo se acompaña de la acogida del
hermano, casi como si se tratara de un gesto único: acoger a Dios y acoger al
otro; acoger al otro con la gracia de Dios; acoger a Dios y manifestarlo en el
servicio al hermano. Palabra, Sacramentos y servicio están en interrelación y
se alimentan entre ellos, como se ve ya en este testimonio de la Iglesia de los
orígenes.
Podemos ver en este gesto
todo el significado de Caritas. Caritas es una gran Confederación, reconocida
ampliamente en el mundo por el trabajo que realiza. Caritas es la Iglesia
presente en muchas partes del mundo, y todavía debe lograr mayor difusión
incluso en las diferentes parroquias y comunidades, para renovar lo que sucedió
en los primeros años de la Iglesia. De hecho, la raíz de todo su servicio está
presente en la acogida, sencilla y obediente, de Dios y del prójimo. Esta es la
raíz. Si se quita esta raíz, Caritas muere. Y esta acogida se cumple
personalmente en ustedes, para que después vayan por el mundo, y lo sirvan en el
nombre de Cristo a quien han encontrado y que encuentran en cada hermano y
hermana a los cuales están cerca; y así se evita el hecho de limitarse a ser
una simple organización humanitaria. Y Caritas en cada una de las Iglesias
particulares, aunque la más pequeña, es la misma: no existen Caritas grandes y
Caritas pequeñas, todas son iguales. Pidamos al Señor la gracia de entender la
verdadera dimensión de Caritas; la gracia de no caer en el engaño de creer que
un centralismo bien organizado sea el camino; la gracia de entender que Caritas
está siempre en la periferia, en cada Iglesia particular; y la gracia de creer
que Caritas central es solamente de ayuda, servicio y experiencia de comunión
pero no es el jefe de todas.
Quien vive la misión de
Caritas no es un simple agente, sino un testigo de Cristo. Una persona que
busca a Cristo y se deja buscar por Cristo; una persona que ama con el espíritu
de Cristo, el espíritu de la gratuidad, el espíritu de la entrega. Todas
nuestras estrategias y planificaciones se quedan vacías si no llevamos en
nosotros éste amor. No nuestro amor, sino el Suyo. O mejor dicho, el nuestro
purificado y fortalecido por el Suyo.
Y de este modo se puede servir a
todos y preparar la mesa para todos. Esta también es una bella imagen que la
Palabra de Dios nos ofrece hoy: preparar la mesa. Dios nos prepara la mesa de
la Eucaristía, también ahora. Caritas prepara muchas mesas para quienes tienen
hambre. En estos meses han desarrollado la gran campaña “Una familia humana,
comida para todos”. Mucha gente espera también hoy comer lo suficiente. El
planeta tiene alimentos para todos, pero parece que falta la voluntad de
compartirla con todos. Preparar la mesa para todos, y pedir que haya una mesa
para todos. Hagamos todo lo que podamos para que todos tengan que comer, pero
también recordar a los poderosos de la tierra que un día Dios los llamará a su
juicio, y se manifestará si de verdad han buscado proveer los alimentos para Él
en cada persona (cfr. Mt 25,35) y si han actuado para que no se destruya el
ambiente, sino para que se pueda producir este alimento.
Y pensando a la mesa de la
Eucaristía, no podemos olvidar a nuestros hermanos cristianos que han sido
privados por la violencia sea de los alimentos para el cuerpo sea de aquellos
para el alma: han sido echados de sus casas y de sus iglesias, tantas veces
destruidas. Renuevo, una vez más, el llamamiento a no olvidar estas personas y
estas intolerables injusticias.
Junto a tantos otros
organismos de caridad de la Iglesia, Caritas revela por lo tanto la fuerza del
amor cristiano y el deseo de la Iglesia de salir al encuentro de Jesús en cada
persona, sobre todo cuando es pobre y sufre. Este es el camino que tenemos
delante y con este horizonte auguro que puedan desarrollar los trabajos en estos
días. Los encomiendo a la Virgen María, que ha hecho de la acogida de Dios y
del prójimo el criterio fundamental de su vida. Precisamente mañana
celebraremos la Virgen de Fátima, que se apareció para anunciar la victoria
sobre el mal. Con un apoyo tan grande no tenemos miedo de continuar nuestra
misión.
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