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11 diciembre 2009

Domingo 13 de diciembre


 
DOMINGO Iii DE ADVIENTO
13 de diciembre de 2009  (ciclo B, año par)
  




Primera lectura
El Señor se alegra con júbilo en ti
Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14-18a
Regocíjate, hija de Sión,
grita de júbilo, Israel;
alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén.

El Señor ha cancelado tu condena,
ha expulsado a tus enemigos.

El Señor será el rey de Israel,
en medio de ti, y ya no temerás.

Aquel día dirán a Jerusalén:
«No temas, Sión,
no desfallezcan tus manos.

El Señor, tu Dios, en medio de ti,
es un guerrero que salva.

Él se goza y se complace en ti,
te ama y se alegra con júbilo
como en día de fiesta.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6 (R/.: 6)

R/. Gritad jubilosos: «Qué grande es en medio de ti
     el Santo de Israel.»

El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel.» R/.

Segunda lectura
El Señor está cerca
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 4-7
Hermanos:
Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.
Que vuestra mesura la conozca todo el mundo.
El Señor está cerca.
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
Aleluya
Lc 4, 18

El Espíritu del Señor está sobre mí;
me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.

EVANGELIO
¿Qué hacemos nosotros?
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 10-18
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
— «¿Entonces, qué hacemos?»
Él contestó:
— «El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.»
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
—«Maestro, ¿qué hacemos nosotros?»
Él les contestó:
—«No exijáis más de lo establecido.»
Unos militares le preguntaron:
—«¿Qué hacemos nosotros?»
Él les contestó:
—«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.»
El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería pilca Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:
—«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga.»
Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.
Palabra del Señor.





COMENTARIO
Maestro, ¿qué hemos de hacer?
La Palabra de Dios que proclamamos hoy, tercer domingo de Adviento, te invita a vivir alegre en el Señor.
"El Señor está cerca" (Flp 4, 4-5). La alegría que la liturgia suscita en el corazón de los cristianos no está reservada sólo a nosotros: es un anuncio profético destinado a toda la humanidad y de modo particular a los más pobres, en este caso a los más pobres en alegría. Pensemos en nuestros hermanos y hermanas que en algunas partes del mundo viven el drama de la guerra: ¿qué alegría pueden vivir? ¿Cómo será su Navidad?
Pensemos en los numerosos enfermos y en las personas solas que, además de experimentar sufrimientos físicos, sufren también en el espíritu, porque a menudo se sienten abandonados: ¿cómo compartir con ellos la alegría sin faltarles al respeto en su sufrimiento? Pero pensemos también en quienes han perdido el sentido de la verdadera alegría, especialmente si son jóvenes, y la buscan en vano donde es imposible encontrarla: en la carrera exasperada hacia la autoafirmación y el éxito, en las falsas diversiones, en el consumismo, en los momentos de embriaguez, en los paraísos artificiales de la droga y de cualquier otra forma de alienación.
La invitación a la alegría no es un mensaje alienante, ni un estéril paliativo, sino más bien una profecía de salvación, una llamada a un rescate que parte de la renovación interior.
Para transformar el mundo Dios eligió a una humilde joven de una aldea de Galilea, María de Nazaret, y le dirigió este saludo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". En esas palabras está el secreto de la auténtica Navidad. Dios las repite a la Iglesia, a cada uno de nosotros: "Alegraos, el Señor está cerca".  Con la ayuda de María, entreguémonos nosotros mismos, con humildad y valentía, para que el mundo acoja a Cristo, que es el manantial de la verdadera alegría (cf. Benedicto XVI, Angelus 17-XII-2006).
¿Qué es la alegría? La Palabra de Dios dice que la alegría es un don de Dios, un fruto del Espíritu en tu corazón (Gál 5, 22). Encuentra la perfecta alegría aquel que está en paz con Dios y que lleva una vida conforme a la voluntad de Dios.
Encuentra la verdadera alegría aquel que se deja amar por Dios y se empeña en amarle a Él y a los hermanos. Encuentra la alegría aquel que, a pesar de los problemas de la vida, carga con la cruz y lucha con la esperanza puesta en la salvación.
La verdadera alegría se halla en la experiencia de Dios, en vivir la presencia de Dios en la vida. Sólo Dios puede darte la alegría y la felicidad plenas. La alegría cristiana no es un estado de ánimo ingenuo e inconsciente que olvide los sufrimientos del mundo, sino que nace precisamente de la confianza en el amor de Dios, que no deja de amarte nunca y quiere siempre lo mejor para tí.
Para ello, san Pablo indica algunas actitudes fundamentales en la vida del cristiano: la ALEGRÍA de saberte amado por Dios y que ni nadie ni nada te puede quitar este amor; el VIVIR SIN PREOCUPARTE, sin agobiarte, porque descansas en el amor de Dios; la ORACIÓN CONSTANTE, porque deseas siempre estar con Dios, vivir su presencia en tu vida; la ACCIÓN DE GRACIAS, porque la respuesta al Amor no puede ser otra que la gratitud, el agradecimiento generoso.
¿Quieres encontrar la verdadera alegría? ¡Sé humilde! ¡Acércate al Señor como se acerca la gente a san Juan Bautista! Acércate a Él y pregúntale: ¿qué tengo que hacer para salvarme? ¿Qué me falta o qué me sobra para salvarme? ¿Qué tengo que hacer para encontrar en mi corazón la alegría, la paz y la felicidad?

Compromiso semanal
Revisa tu vida para ver qué es lo que te falta o te sobra para que Jesús pueda nacer en tu corazón, y vivas en la verdadera alegría.

La Palabra del Señor, luz para cada día
1ªlectura: Sofonías 3, 14-18. El Señor se alegra con júbilo en ti.
                    El profeta invita al pueblo a alegrarse porque Dios, poderoso salvador, está en medio de él. La fidelidad del Señor es más grande que la infidelidad de los hombres. El Señor en persona marchará a la cabeza del ejército de Israel. Con semejante guía el pueblo no debe tener miedo a ningún enemigo.
Salmo Isaías 12, 2-6.
Gritad jubilosos: “Que grande es en medio de ti el Santo de Israel”.

            El texto nos invita a la alabanza de Dios, a reconocer su misericordia y su salvación.
2ª lectura: Filipenses 4, 4-7. El Señor está cerca.
                    Algunos confunden la alegría con la diversión ruidosa, la risa estrepitosa o el alboroto; no falta quien cree que es la satisfacción de tener todo lo que uno desea. Nosotros sabemos que la alegría es la irradiación de un corazón abierto a la luz y a la gracia de Dios. La alegría ha de ser vivida en el Señor. El punto obligado de referencia para la auténtica alegría cristiana es siempre Jesucristo muerto y resucitado. No se trata de risas fáciles ni de optimismos baratos; se trata de vivir injertados en Cristo y, por tanto, de participar con todas las consecuencias en el misterio de Cristo, que es en sí mismo misterio de alegría al tener como meta final la luz de la pascua y la vida en comunión perfecta con el Padre, que es fuente de toda alegría que lo sea de verdad. Es el gran secreto del cristiano y uno de los testimonios que con más urgencia tiene que presentar al mundo de hoy.
Evangelio: Lucas 3, 10-18.  ¿Qué hacemos nosotros?
            Juan predica un cambio radical de mentalidad. Quiere un hombre nuevo para un mundo nuevo. Él no es la salvación. La conversión que predica prepara el camino a Jesús. Esta conversión implica un cambio radical de vida. Y este cambio es descrito mediante el tema de la fraternidad y la justicia, que evoca la predicación de los profetas del Antiguo Testamento. Las recomendaciones concretas dirigidas a los publicanos y soldados tienen muy en cuenta las tentaciones propias de su forma de vida. A pesar del tono amenazador de algunas imágenes de su predicación, se insiste en que su tema central es la buena noticia. ¿Qué diría hoy Juan Bautista en nuestras calles y plazas? ¿Qué nos exige a nosotros la conversión?
                    Puedes leer Hechos de los Apóstoles 2, 37-41.





CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 14
San Juan de
la Cruz, presbítero y doctor
Nm 24,2-7.15-17a. Avanza la constelación de Jacob.
Sal 24. Señor, instrúyeme en tus sendas.
Mt 21,23-27. El bautismo de Juan, ¿de dónde venía?
Haz una obra de misericordia
Martes 15
So 3,1-2.9-13. Se promete la salvación mesiánica a todos los pobres.
Sal 32. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
Mt 21,28-32. Vino Juan, y los pecadores le creyeron.
Pídele al Señor el don de tu conversión
Miércoles 16
Is 45,6-25. Cielos, destilad el rocío.
Sal 84. Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo.
Lc 7,19-23. Anunciad a Juan lo que habéis visto y oído.
Da testimonio de lo que Dios ha hecho en tu vida.
Jueves 17

 

Gn 49,1-2.8-10. No se apartará de Judá el cetro.
Sal 71. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Mt 1,1-17. Genealogía de Jesucristo, hijo de David.
Reza por toda la humanidad: que pueda conocer y amar a Jesucristo
Viernes 18
Jr 23, 5-8   Suscitaré a David un vástago legítimo.
Sal 72, 2.12-13.18-19   Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Mt 1, 18-24   José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María.
Da testimonio en tu familia
Sábado 19

 

Jc 13, 2-7.24-25a   La mujer de Manóaj, que era estéril, dio a luz un hijo y le llamó Sansón. El niño creció y el Señor le bendijo.
Sal 70, 3-6.16-17   Llena estaba mi boca de tu alabanza y de tu gloria, todo el día.
Lc 1, 5-25   No temas, Zacarías: tu mujer, Isabel, te dará un hijo y le pondrás por nombre Juan.
Reza por los niños y los jóvenes. Da testimonio
Domingo 20
4º de Adviento

Miq 5, 2-5a   De ti saldrá el jefe de Israel.
Sal 79, 2-3.15-16.18-19   Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Heb 10, 5-10   Aquí estoy, para hacer tu voluntad.
Lc 1, 39-45   ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Haz oración por tu familia y por la parroquia

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