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30 abril 2009

Domingo 3 de mayo

Domingo IV de PASCUA
3 de mayo de 2009 (ciclo B, año impar)



Primera lectura
Ningún otro puede salvar

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4, 8-12)

En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo:

— «Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros.

— Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 117, 1 y 8-9. 21-23. 26 y 28-29 (R/. 22)

R/. La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.

O bien:
Aleluya.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de os hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes. R/.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
Tu eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. R/.

Segunda lectura
Veremos a Dios tal cual es

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3, 1-2)

Queridos hermanos:

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Palabra de Dios.

Aleluya
Jn 10, 14

Yo soy el buen Pastor — dice el Señor—,
conozco a mis ovejas, y las mías me conocen.

EVANGELIO
El buen pastor da la vida por las ovejas

+ Lectura del santo evangelio según san Juan (10, 11-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús:

— «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»

Palabra del Señor



COMENTARIO

El buen pastor da la vida por las ovejas

El cuarto Domingo de Pascua es el del Buen Pastor. La Palabra de Dios que proclamamos nos presenta a Jesucristo como el Buen Pastor que cuida de sus ovejas, que da la vida por ellas, que las conoce y es conocido por ellas. Esta comparación nos hace comprender de una manera sencilla y profunda cuál es la relación que Jesucristo quiere tener con nosotros.

Jesucristo es el Buen Pastor. Es decir, Él es el encargado de guiar, conducir, cuidar y alimentar el rebaño. Él es el pastor, y no hay otro. Él es el único maestro y el único Señor. Él es el camino, la verdad y la vida.

Nosotros somos las ovejas. Es decir, debemos seguir al pastor, debemos escuchar su voz, debemos estar atentos a la voz del pastor. Debemos estar atentos a su enseñanza. “La cabra tira al monte” –decimos–, es rebelde, va a la suya, no hace caso del pastor. La oveja es mansa, dócil, se deja llevar por el pastor. Se fía de él porque sabe que el pastor busca su bien. Las ovejas no escuchan la voz de los extraños, sino que se fijan en la voz del pastor y sólo le escuchan a él.

Toda esta hermosa comparación tiene que hacernos pensar cómo está nuestra relación con Jesucristo, el Buen Pastor. ¿Escuchamos su voz? ¿Somos dóciles a su palabra, a su enseñanza? ¿A quién nos parecemos más? ¿Hacemos más caso a la voz de los “extraños” que a la voz de Jesucristo? Hemos de tener una actitud de mansedumbre, dejándonos llevar por el Buen Pastor, aunque a veces no le comprendamos, pero fiándonos siempre de quien sabemos que nos ama más que nadie y quiere para nosotros la felicidad y la vida eterna.

Como estamos viendo en estos domingos de Pascua, Jesucristo ha confiado a la Iglesia la misión de pastorear al rebaño del Pueblo de Dios. Es el Papa y los Obispos en comunión con El quienes tienen que pastorear el rebaño. De esta misión participan también los sacerdotes en la medida en que son colaboradores de los Obispos y reciben de ellos la misión pastoral, y también los laicos en la medida en que reciben de la Iglesia la misión para participar en la tarea pastoral (cf. Catecismo, 910s).

Por ello, es preciso que nos preguntemos si estamos escuchando la voz de la Iglesia, si estamos en comunión con ella, si somos dóciles a sus enseñanzas. Porque es la Iglesia la que pastorea el rebaño en nombre de Jesucristo.

También es necesario descubrir la dimensión vocacional de este Domingo: hemos de pedirle al Señor que nos dé pastores según su corazón, que haga suscitar entre nosotros jóvenes valientes, capaces de aceptar el reto de entregarse totalmente por Jesucristo en la misión de cuidar y guiar al rebaño. Es necesario pedir por todos nosotros, para que estemos atentos a la llamada del Señor y seamos generosos para responderle.

También debemos preguntarnos hoy cómo estamos viviendo nuestra misión pastoral: todos los que tenemos alguna responsabilidad sobre los demás: sacerdotes, padres, padrinos, maestros, catequistas, educadores... Porque hemos de asumir que el Señor ha puesto en nuestras manos una parte del rebaño, pequeña o grande, y debemos cuidar con esmero a los que Él nos ha confiado, procurando guiarles por el camino de la fe.

Compromiso semanal

Reza por los sacerdotes y por las vocaciones sacerdotales.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Hechos 4, 8-12. Ningún otro puede salvar.

Nos encontramos ante la realidad de la persecución. La oposición a la predicación de Jesús no ha de ser causa de miedo o de retroceso, sino motivo de proclamar aún más audaz y fuertemente al mismo Señor Jesús y su poder salvador. Pedro hace una confesión absoluta de Cristo como único salvador. Cristo es la piedra angular que los “arquitectos” siguen rechazando porque creen saberlo ya todo.

Salmo 117, 1. 8-9. 21-23. 26. 28-29. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

La Pascua es el “día en que actuó el Señor”. La resurrección de Jesucristo es el milagro patente y el día que con más verdad podemos escuchar los cantos de victoria y gritar con entusiasmo: ¡no he morir, viviré! El día en que Cristo, vencedor, se pone al frente de todos los hombres, para dar gracias al Padre y hacernos participar de su alegría y gozo para siempre.

2ª lectura: 1 Juan 3, 1-2. Veremos a Dios tal cual es.

Juan nos invita a reflexionar sobre el don prodigioso del amor del Padre a los creyentes. Es una invitación emocionada y gozosa a apreciar con el corazón, a comprobar, a comprender en el amor, a contemplar, admirados y alegres, el excepcional, generoso y gratuito amor de Dios que nos hace realmente hijos suyos. Ya lo somos aquí y ahora, aunque estemos en camino hacia la plena filiación que nos dará el Señor cuando vuelva. Seremos como él, viviremos donde él vive, como él vive.

Evangelio: Juan 10, 11-18. El buen pastor da la vida por las ovejas.

Juan nos presenta a Jesús como el buen pastor que da la vida por las ovejas y viene en nombre de Dios a reunir las ovejas dispersas. El buen pastor no ve en las ovejas su negocio y prosperidad: las ama y está dispuesto a dar la vida por ellas, para que así tengan vida abundante. También se pone de relieve la preocupación de Jesús por la unidad: Habrá un solo rebaño y un solo pastor. El nuevo pueblo de Dios está unido no por la raza, la nación o las costumbres, sino por la fe en Jesús. Todos están llamados a formar parte de él y a todos busca y conoce el Pastor.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 4 Hch 11, 1-18 También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva la vida.
Sal 41, 2-3; 42,3-4 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.
Jn 10, 1-10 Yo soy la puerta de las ovejas.
Reza por el Papa y los Obispos
Martes 5 Hch 11, 19-26 Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos “cristianos”.
Sal 86, 1-7 Alabad al Señor todas las naciones.
Jn 10, 22-30 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.
Da testimonio de Jesucristo
Miércoles 6 Hch 12,24 - 13,5a. Apartadme a Bernabé y a Saulo.
Sal 66. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Jn 12,44-50. Yo he venido al mundo como luz.
Reza por la nueva evangelización
Jueves 7 Hch 13, 13-25 Pablo y sus compañeros se hicieron a la vela en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia.
Sal 88, 2-3.21-22.25.27 Anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Jn 13, 16-20 El que come mi pan, se ha vuelto contra mí.
Reza por los sacerdotes
Viernes 8 Hch 13, 26-33 Nosotros os anunciamos que la promesa que hizo Dios la ha cumplido resucitando a Jesús.
Sal 2, 6-11 Tú eres mi hijo: Yo te he engendrado hoy.
Jn 14, 1-6 Volveré y os llevaré conmigo… para que podáis estar donde voy a estar yo.
Reza por los moribundos
Sábado 9 Hch 13, 44-52 La palabra de Dios se iba difundiendo por toda la región.
Sal 97, 1-4 Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Jn 14, 7-14 Si me conocieras a mí, conoceríais a mi Padre.
Haz una obra de caridad
Domingo 10
5º de PASCUA
Hch 9, 26-31 Saulo se quedó con ellos.
Sal 21, 26-32 El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
1 Jn 3, 18-24 Éste es su mandamiento, que creamos y nos amemos.
Jn 15, 1-8 El que permanece en mí y yo en él ése da fruto abundante.
Reza por tu familia y por la parroquia


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