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25 junio 2023

Cáritas: D. Enrique Benavent, arzobispo de Valencia.

"Cuando la comunidad cristiana hace visible el amor a los más necesitados, abre caminos al evangelio".


   Valenciano de Quatretonda, Mons. Enrique Benavent Vidal recibió la ordenación sacerdotal en nuestra ciudad durante la primera Visita Apostólica a España de san Juan Pablo II, en noviembre de 1982. A unos días de cumplir sus 40 años como sacerdote, en octubre de 2022, fue nombrado arzobispo de Valencia, donde ya había ejercido como obispo auxiliar entre 2004 y 2013. Regresa a nuestra diócesis casi diez años después, procedente de la diócesis de Tortosa de la que ha sido obispo entre 2013 y 2022.

¿Qué Cáritas se ha encontrado al llegar como arzobispo a la diócesis? ¿Le ha sorprendido algo en relación a su anterior etapa en la diócesis?

La verdad es que todavía no he tenido tiempo de encontrarme con el voluntariado de Cáritas en la diócesis. El próximo día 3 de junio participaré, por primera vez, en el Encuentro Diocesano de Cáritas. Me he reunido con el equipo directivo de Cáritas y también he visitado alguna de las acciones que tiene Cáritas en nuestra diócesis, que no estaban cuando me marché de obispo a Tortosa. Concretamente, he visitado el centro de acogida de menores que hay en Torrent y he visto que Cáritas, sustancialmente, continua tan bien organizada como cuando me marché. Pienso que es una Cáritas muy consolidada, que gracias a Dios está muy presente en la vida de la diócesis y que va ampliando sus proyectos a las nuevas pobrezas y a las nuevas necesidades que van surgiendo en la diócesis. En todo caso, la sorpresa es, precisamente, la vitalidad que tiene Cáritas Diocesana y la capacidad de ir dando respuestas a las nuevas necesidades y a las nuevas urgencias que se presentan en nuestra sociedad. 


¿Cuál es o debe ser el papel de Cáritas en la Iglesia diocesana?

El primer papel de Cáritas en la Iglesia diocesana, evidentemente, es atender a las personas más necesitadas: sembrar esperanza en su corazón y, en la medida de las posibilidades, atenderles en las necesidades que estas personas tienen. Pero el papel de Cáritas en la diócesis va más allá de la atención a las personas necesitadas. La atención material no bastaría por sí misma. No podemos olvidar que Cáritas tiene la misión de acompañar a las personas en sus necesidades, pero también acompañarlas como personas para que vayan saliendo de su situación de pobreza y que esta no se cronifique. Además, dentro de la Iglesia, Cáritas tiene una misión que es sensibilizar a los cristianos que estamos llamados a compartir nuestros bienes con las personas más necesitadas. En ese sentido, Cáritas tiene que fomentar en la comunidad cristiana una espiritualidad de la Caridad, porque si esto no lo fomentamos, estamos descuidando una dimensión importante de la vida cristiana y Cáritas puede acabar convirtiéndose en una ONG y, entonces, le quedarían pocos elementos cristianos. Y también, creo que Cáritas diocesana tiene la misión de estructurar, organizar y ayudar a que esta atención a las personas más pobres y más necesitadas y esta sensibilización, esta espiritualidad de la Caridad se vaya haciendo presente en todas las parroquias y en el corazón de todos los cristianos.

El papa Francisco nos dice que “El amor y el servicio a los pobres es signo del Reino de Dios que Jesús vino a traer” y en Cáritas lo vivimos como un refrendo de nuestra tarea evangelizadora a través de la acción caritativa y social. 

¿Qué opina de esta labor de Cáritas como agente de evangelización? 

El papa Benedicto XVI en su encíclica Deus Caritas est recordó que la acción caritativa de la Iglesia abre puertas al evangelio. Ciertamente, la misión primera de Cáritas no es directamente la evangelización, pero cuando la comunidad cristiana hace presente y hace visible el testimonio del amor a los más necesitados, eso se convierte, evidentemente, en una misión que, a la larga, abre caminos al evangelio.

Pero no olvidemos que también se puede dar la relación contraria. Muchas veces, si nosotros evangelizamos, si el corazón de los hombres de nuestro mundo se abre a Cristo, si nosotros damos a conocer a Jesucristo e invitamos a que lo conozcan y lo amen, una evangelización auténtica, una evangelización profunda también despertará en nuestro mundo y abrirá el corazón de las personas a una atención a los más pobres y a los más necesitados. Yo pienso que la relación entre ejercicio de la caridad y evangelización es mutua. La caridad abre caminos al evangelio pero, el Evangelio también despierta, en el corazón de las personas, un sentimiento, una sensibilidad por las personas más necesitadas y por las personas más vulnerables. Si este Evangelio no despierta, en la comunidad cristiana, esta actitud hacia los más pobres y hacia los más necesitados es que estamos ante una evangelización muy superficial.


¿Cuál es el papel de los sacerdotes en “esta Iglesia que hace la caridad”? 
Es el mismo que el papel de los sacerdotes en todas las dimensiones de la vida de las comunidades cristianas. Pienso que una comunidad cristiana tiene que estructurar su vida como comunidad cristiana, sobre todo, en tres aspectos. La comunidad cristiana anuncia el evangelio. En ese sentido, los sacerdotes, tienen que estar presentes en el anuncio del evangelio en todas sus dimensiones, sea el primer anuncio, sea la catequesis, sea la predicación, sea la instrucción de la comunidad, etc. En segundo lugar, la comunidad cristiana celebra los sacramentos, celebra el misterio de la salvación que ha acontecido en Jesucristo y, ante la celebración litúrgica, cuyo centro es la Eucaristía, el sacerdote ha de ser el presidente y también al animador de la vida litúrgica, de la vida espiritual de la comunidad cristiana. Finalmente, la comunidad cristiana, no puede descuidar la atención a las personas más necesitadas. También los sacerdotes tienen como misión acompañar a todas las personas voluntarias, a quienes están implicadas en la acción de Cáritas para que no se sientan solas; para que no lleguen a pensar que su trabajo dentro de la comunidad cristiana es secundario; para que no piensen que Cáritas es algo que está al margen o es un añadido que no tiene relación directa e interna con la vida de la comunidad cristiana. El sacerdote en Cáritas tiene que visibilizar esa conexión interna entre la comunidad cristiana y Cáritas; tiene que visibilizar que Cáritas es una dimensión más de la vida de la comunidad cristiana de la cual es el último responsable.

¿Cómo podemos contribuir, desde Cáritas, a crear comunidades fraternas y acogedoras de las personas que están atravesando situaciones de mayor vulnerabilidad?


Yo creo que Cáritas en sí misma, generalmente, atiende a las personas más vulnerables de nuestra sociedad, incluso a aquellas personas que no tienen ningún tipo de ayuda pública o que viven en situaciones de pobreza extrema. El hecho de que Cáritas atienda, acoja, acompañe a estas personas es ya una manera de integrarlas en la comunidad cristiana. Sería muy importante que estas personas fueran también conscientes de que cuando son atendidas y acompañadas por Cáritas es la misma comunidad cristiana la que las acoge, la que se preocupa de ellas y la que las atiende. Hay que visibilizar siempre, en todo momento, que Cáritas es la expresión de la vida caritativa de una comunidad cristiana. En ese sentido, yo pienso que, en la medida en que Cáritas vaya visibilizando esto y que las personas que se acercan a Cáritas vayan comprendiendo esto, pues también serán personas que se acercarán a la comunidad cristiana. Yo he tenido experiencias de encontrar a personas de otras religiones que, en un momento determinado de su vida se han sentido atendidas por Cáritas y que ahora tienen el compromiso de colaborar con Cáritas manteniendo su religión, pero con la plena conciencia de que Cáritas es una dimensión de la comunidad cristiana. Eso es una manera de que la Iglesia sea una comunidad acogedora de todas las personas y sea una comunidad germen de una sociedad humana más fraterna, donde todas las personas puedan sentirse como hermanas. 




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