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20 agosto 2007

Domingo 19 de agosto

DOMINGO Xx DEL TIEMPO ORDINARIO
19 de agosto de 2007 (ciclo C, año impar)



Primera lectura
Me engendraste hombre de pleitos para todo el país

Lectura del libro de Jeremías 38, 4-6. 8-10

En aquellos días, los príncipes dijeron al rey: — «Muera ese Jeremías, porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y a todo el pueblo, con semejantes discursos. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia.»

Respondió el rey Sedecías: —«Ahí lo tenéis, en vuestro poder: el rey no puede nada contra vosotros.»

Ellos cogieron a Jeremías y lo arrojaron en el aljibe de Malquias, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. En el aljibe no había agua, sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo.

Ebedmelek salió del palacio y habló al rey: — «Mi rey y señor, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías, arrojándolo al áljibe, donde morirá de hambre, porque no queda pan en la ciudad.»

Entonces el rey ordenó a Ebedmelek, el cusita: — «Toma tres hombres a tu mando, y sacad al profeta Jeremías del aljibe, antes de que muera.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 39, 2. 3. 4. 18 (R/.: 14b)

R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito. R/.

Me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos. R/.

Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor. R/.

Yo soy pobre y desgraciado,
pero el Señor se cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes. R/.

Segunda lectura
Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos

Lectura de la carta a los Hebreos 12, 1-4

Hermanos:

Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe:

Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo.

Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.

Palabra de Dios.

Aleluya
Jn 10, 27

Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen.

EVANGELIO
No he venido a traer paz, sino división

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 49-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!

¿Pensáis que be venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

Palabra del Señor.



COMENTARIO

No he venido a traer paz,
sino división

La Palabra de Dios que proclamamos este Domingo puede parecerte sorprendente: Jesucristo, en el Evangelio, dice que ha venido a traer división..., cuando estamos acostumbrados a oír hablar de mansedumbre, paz y unidad.

Pero hay que interpretar las palabras de Jesucristo, no como las entiende el mundo, sino desde el mismo Evangelio. Un cristiano es un hombre o una mujer de Cristo, no del mundo. La paz del evangelio no es una falsa tranquilidad.

El tiempo que ha inaugurado Jesús es, en primer lugar, tiempo de decisión. Decisión por Jesús o contra Jesús.

Jesucristo quiere decirte que Él es signo de contradicción, como anunció el anciano Simeón: ante Jesucristo hay que decidirse, hay que tomar partido. O se está a favor o se está en contra. Pero no en lo que nos conviene o nos resulta cómodo, sino en todo. Ante Jesucristo no caben medias tintas, no caben ambigüedades calculadas. O se le sigue aceptándolo como único Señor y único Maestro, o se le persigue porque la luz molesta a las tinieblas.

Estar a favor de Jesús es aceptar su Palabra tal como Él te la propone, sin discutirla, sin manipularla; sino aceptarla, aunque te resulte “difícil”, como una buena noticia de amor y de salvación.

Estar contra Jesús no sólo es rechazarlo frontalmente, sino querer hacerte un evangelio a tu medida, manipulándolo para que se ajuste a tus intereses y no te “complique” la vida.

Además quiere decirte que el Reino de Dios llega siempre a uno mismo con “violencia”. Esa violencia es el combate, la lucha interior necesaria para poder aceptar a Jesucristo. Esa violencia es el esfuerzo por negarte a ti mismo, por superarte cada día.

Esa violencia significa la radicalidad del seguimiento de Cristo: el verdadero discípulo ha de cortar con todo aquello que le moleste para seguir a Jesucristo ("Si tu ojo te hace pecar..."), incluso con la propia familia, o con amigos que le llevan por el mal camino... Has que quitar todo obstáculo que te dificulte el seguimiento de Jesucristo.

Y ante Jesucristo, signo de contradicción, es necesario que hoy te preguntes: Tú, ¿de qué lado estás? ¿Estás a favor o en contra de Jesucristo? ¿Lo aceptas en todo? ¿Te esfuerzas de verdad por seguir a Jesucristo? ¿Te esfuerzas por quitar todo obstáculo que te impida acercarte a Él? ¿Te tomas en serio tu vida cristiana? ¡Animo! ¡Decídete a seguir del todo al Maestro! ¡Vale la pena!

Compromiso semanal

Revisa tu vida para ver si de verdad aceptas del todo a Jesucristo. Intenta descubrir en qué cosas podrías esforzarte más. ¿Qué obstáculos has de quitar de tu vida?

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Jeremías 38, 4-6. 8-10. Me engendraste hombre de pleitos para todo el país.

El profeta, portavoz de Dios, experimenta la persecución por mantenerse fiel al Señor y sufre en silencio las consecuencias inevitables de su fidelidad a la misión. Él mismo, en sufrimiento callado, en hondura de fe, es símbolo viviente de que en esa actitud está la actitud posible. Su fe y su esperanza personal es ejemplo para que todos pongan su confianza en Dios.

Salmo 39, 2-4. 18. Señor, date prisa en socorrerme.

El comienzo del salmo es un recuerdo de las penas pasadas. Ahora, salvado del peligro por el Señor, puede entonar un cántico nuevo. El salmista ofrece a Dios obedecerle en todo y termina diciendo que va a proclamar los favores que ha recibido de Dios. Unidos a Cristo podemos orar con esta acción de gracias, cultivando actitudes profundamente cristianas: esperar con ansia; reconocer con amor las maravillas hechas a favor nuestro; hacer la ofrenda interior del corazón; y ser ante todos testigos de la fidelidad y misericordia de Dios.

2ª lectura: Hebreos 12, 1-4. Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos.

Este texto es una exhortación a la constancia, a perseverar en la resistencia activa en el combate de la fe. Se nos invita a ver la vida cristiana como una carrera. Como en cualquier carrera, hay que despojarse de todo aquello que resta agilidad: el pecado, que es el obstáculo fundamental. Para no desanimarnos se nos invita a poner nuestra mira en Jesús, que consumó su carrera de la pasión luchando con paciencia y aguante, obteniendo al final el premio: la resurrección.

Evangelio: Lucas 12, 49-53. No he venido a traer paz, sino división.

La venida de Jesús y la predicación eclesial provocan la división, incluso dentro de la misma casa. Todo encuentro con el Señor suscita la respuesta de la fe que crea la división entre los hombres. El fuego significa una nueva presencia de Dios en la persona de Jesús. Se trata de un juicio sobre el mundo ante el cual los hombres deberán tomar postura y partido. No caben actitudes intermedias. Por eso habrá divisiones. La afirmación de Jesús sobre la paz puede resultarnos chocante, ya que la paz era uno de los dones mesiánicos. Pero Jesús, con su negación, quiere distanciarse de una falsa paz, una paz que sólo era tranquilidad no exigente.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 20
San Bernardo
Jue 2,11-19 El Señor hacía surgir jueces, pero ni a los jueces hacían caso.
Sal 105,34-44 Acuérdate de mis, Señor, por amor a tu pueblo.
Mt 19,16-22 Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes y dáselo a los pobres.
Medita el Evangelio. ¿Qué es lo que te falta a ti?
Martes 21
San Pío X
Jue 6,11-24a Gedeón, salva la vida a Israel. ¡Yo te envío¡
Sal 84,9.11-14 El Señor anuncia la paz a su pueblo.
Mt 19,23-30 Más fácil le es a un camello entrar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos.
Reza por las vocaciones sacerdotales y religiosas
Miércoles 22
Santa María, Reina
Is 9, 1-3. 5-6. Un hijo se nos ha dado.
Sal 112, 1-8 Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.
Lc 1, 26-38 Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo.
Pídele a la Virgen lo que más necesites
Jueves 23 Jue 11,29-39a El primero que salga de mi casa a recibirme, será para el Señor, y lo ofreceré en holocausto.
Sal 39,5-10 Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Mt 22,1-14 A todos los que encontréis, convidadlos a la boda.
Medita el Evangelio. ¿Cómo llevas el traje?
Viernes 24
San Bartolomé. Apóstol
Ap 21,9b-14 En los cimientos estaban los doce nombres de los Apóstoles del Cordero.
Sal 144,10-13.17-18 Tus amigos, Señor, proclamen la gloria de tu reinado.
Jn 1,45-51 Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.
Reza por tus amigos
Sábado 25
San José de Calasanz
Rt 2,1-3.8-11;4,13-17 El Señor te ha dado hoy quien responda por ti.
Sal 127,1-5 Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Mt 23,1-12 Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro.
Revisa si vives en actitud de servicio
Domingo 26
21 del TIEMPO ORDINARIO
Is 66,18-21 Vendré a congregar pueblos y naciones.
Sal Mc 16,15; Sal ,1-2 Id a todo el mundo y predicad el evangelio.
He 12,5-7.11-13 Dios os trata como a hijos, y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrija.
Lc 13, 22-30 Hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.
Haz oración por tu familia y por la parroquia


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