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22 diciembre 2007

Dmingo 23 d diciembre

DOMINGO Iv DE ADVIENTO
23 de diciembre de 2007 (ciclo C, año impar)



Primera lectura
Mirad: la virgen está encinta

Lectura del libro de Isaías 7, 10-14

En aquellos días, el Señor habló a Acaz:

- «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»

Respondió Acaz:

- "No la pido, no quiero tentar al Señor."

Entonces dijo Dios:

- «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal:

Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo,
y le pondrá por nombre Emmanuel,
que significa "Dios-con-nosotros".»

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6

R/. Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos. R/.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.

Segunda lectura
Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 1, 1-7

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios.

Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor.

Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús.

A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios.

Aleluya
Mt 1, 23

Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrá por nombre Emmanuel, Dios-con-nosotros.

EVANGELIO
Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David

Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 18-24

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

- «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:

«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrá por nombre Emmanuel,
que significa "Dios-con-nosotros".»

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Palabra del Señor



COMENTARIO

Jesús nacerá de María,
desposada con José, hijo de David

Vivimos en una sociedad pagana y materialista que ha extendido sus tentáculos a todos los rincones de la vida, intentando comercializar, manipular y descristianizar hasta lo más bello y sublime. Por eso, asistimos al lamentable espectáculo de ver como la Navidad se está convirtiendo en una fiesta comercial y pagana que se intenta vaciar de todo contenido religioso.

Sin embargo, los cristianos no podemos caer en la trampa de los que quieren ocultar a Dios y hemos de celebrar la Navidad como Dios manda, porque, precisamente, la Navidad es lo contrario del ocultamiento de Dios: Dios se ha hecho hombre para salvarnos, para mostrarnos el camino que nos ha de conducir a la salvación.

Y, para poder celebrar la Navidad como Dios manda, la Iglesia, en este último Domingo de Adviento, nos invita a contemplar de modo especial a la Virgen María y a san José, que vivieron con intensidad única el tiempo de la espera y de la preparación del nacimiento de Jesús. La Virgen María ha podido recibir a Jesús porque estaba preparada, y nosotros sólo podremos recibir a Jesús si estamos preparados, como María.

¿Qué hay que hacer para estar preparados? En primer lugar, tener un verdadero deseo de que venga Jesús; después eliminar todos los obstáculos que haya en nuestro corazón que impiden la venida de Jesús: el pecado, la soberbia, el orgullo, la falta de humildad, la falta de caridad. También es importante que -en medio del ruido de la sociedad- tengamos una actitud de escucha de la Palabra de Dios y la dejemos penetrar y actuar en nuestro corazón.

Por eso, la Palabra de Dios hoy nos propone como ejemplo a MARÍA. Ella es la humilde servidora del Señor. La que se siente pequeña, la que es sencilla y está abierta a Dios. Y, por eso, encuentra a Dios, y Dios la elige para ser su Madre. María se convierte así en un modelo para nosotros en este final del Adviento: ella recibe a Dios por su humildad, porque le acepta sin condiciones, porque está dispuesta a aceptar y cumplir su voluntad, porque sabe que Él es el Señor y ella la sierva, Él es el Maestro y ella la discípula.

Destaca también el especial el silencio de san José. Su silencio no manifiesta un vacío interior, sino, al contrario, la plenitud de fe que lleva en su corazón y que guía todos sus pensamientos y todos sus actos. Un silencio gracias al cual san José, al unísono con María, guarda la palabra de Dios, conocida a través de las sagradas Escrituras, confrontándola continuamente con los acontecimientos de la vida de Jesús; un silencio entretejido de oración constante, oración de bendición del Señor, de adoración de su santísima voluntad y de confianza sin reservas en su providencia (cf. Benedicto XVI, Angelus, 12-XII-2005).

Por eso, la Palabra de Dios te invita hoy a tener un corazón humilde, sencillo y contemplativo, como María y José, a abrir tu corazón sin reservas a Dios que ya llega, a no ponerle condiciones. Sólo los humildes encontrarán a Dios. Dios habla sólo a los que son pobres de espíritu, a los humildes y sencillos que acuden a Él porque se sienten necesitados de Él.

Sólo los humildes pueden tener fe. Porque el humilde es aquel que se siente pequeño, pobre, que se siente necesitado de ayuda. Y, por eso, la busca. Y como busca ayuda con verdadero deseo, la encuentra. Y encuentra, entonces a Dios, siempre dispuesto a ayudar, a manifestarse a aquél que le busca con sinceridad.

¿Cómo está tu corazón? ¿Estás preparado ya para recibir al Señor que llega? ¿Está tu corazón limpio de todo obstáculo? ¿Tienes ganas de que Jesús esté en tu corazón y lo llene? ¡Anímate! ¡No caigas en la trampa que la sociedad materialista te pone! ¡Ten un corazón sencillo y humilde como el de María José y prepárate para recibir al Señor! ¡Encontrarás la paz, la alegría y la felicidad que sólo el Señor te puede dar!

Compromiso semanal

Intenta dar testimonio viviendo la Navidad como los cristianos y no como los paganos. Procura confesarte esta Navidad. Jesús ha de estar en tu corazón y ¡hay que prepararlo bien: sencillo pero limpio!

La Palabra del Señor, luz para cada día

Primera Lectura: Isaías 7, 10-14. La virgen concebirá.

Esta es una de las profecías mesiánicas más importantes del Antiguo Testamento. A pesar de todo, Dios da a Ajaz la señal que se ha negado pedirle. Es el nacimiento de un hijo, cuyo nombre Emmanuel, es decir, "Dios con nosotros", es profético y anuncia que Dios bendecirá y protegerá a Judá. El Evangelio de San Mateo y toda la tradición cristiana verán realizado este anuncio de Isaías en la venida de Jesús, el hijo de la Virgen María. Ella, al contrario que el rey Acaz, fue la que supo confiar en Dios y se apoyó sólo en Él. Isabel la proclamó dichosa por haber creído. Isaías dirá con más detalle cómo este niño realizará la salvación. Puedes leer Isaías 9, 1-6, Isaías 11, 1-9.

Salmo 23,1-6. Va a entrar el Señor; él es el rey de la Gloria.

Dios mismo ha querido poner su tienda entre nosotros, ser nuestro Emmanuel. Pero para que su entrada a nosotros sea cada vez más plena, nos pide "manos inocentes y corazón puro". Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios.

Segunda Lectura: Romanos 1,1-7. Jesucristo es de la estirpe de David, Hijo de Dios.

San Pablo presenta a Jesucristo como Hijo de Dios; como el anunciado en todo el Antiguo Testamento; como perteneciente al pueblo judío (descendiente de David) y constituido Hijo de Dios. La resurrección de Jesús manifiesta definitivamente el poder de Dios: este acontecimiento afecta a la vida de todos los hombres. Todos entramos en el proyecto del Padre, que nos llama en Cristo a ser santos y anunciadores de la fe. El "Evangelio de Dios" es el anuncio y el testimonio de la realidad nueva que se llama Cristo resucitado. Salva a quienes aceptan creer en Él.

Evangelio: Mateo 1, 18-24. Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David.

Jesús es Hijo de Dios. "Viene del Espíritu Santo", no de los hombres. Su origen es divino. Jesús es Hijo de David. Y esto aunque haya sido concebido virginalmente. Pues San José, "al ponerle un nombre", acepta ser tenido como padre de Jesús ante la ley y le hace descendiente de la David, como él. Jesús es la salvación de Dios. Eso significa su nombre. Dios salva a su pueblo de los pecados. Sólo Jesús destruye el pecado.

María es virgen. Y, sin embargo, lleva en su seno al Hijo de Dios. San Mateo, al citar a Isaías, expresa la fe de la Iglesia en la concepción virginal de Jesús. María calla ante José y deja que Dios aclare las cosas.

José es justo. Es decir, camina en la ley del Señor. Cuando descubre que María está encinta no comprende cómo es posible. Pero calla. Calla, porque no quiere hacerle mal. Aunque todas las apariencias acusan a María, él no la condena, ni pide explicaciones. Sin entender nada, decide abandonarla en secreto. Pero precisamente si hubiera abandonado a María no habría seguido el plan de Dios. El designio de Dios era que los derechos mesiánicos de la dinastía de David debían transmitirse a su Hijo por medio del matrimonio de José con María. El ángel ha disipado las dudas. También José tiene, como María, un puesto privilegiado en el plan de Dios. José acepta sin vacilar el nuevo curso de su vida.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 24 Is 9, 1-3.5-6 El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande. Porque un niño nos ha nacido …
Sal 95, 1-3.11-13 Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.
Tit 2, 11-14 Ha aparecido la gracia de Dios para todos los hombres.
Lc 2, 1-14 Hoy os ha nacido en Salvador: el Mesías, el Señor.
Haz un ratito de oración con tu familia ante el belén
Martes 25
Solemnidad de la Natividad del Señor
Is 52. 7-10 Los confines de la tierra verán la victoria de nuestro Dios.
Sal 97, 1-6 Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Heb 1, 1-6 Dios nos ha hablado por su Hijo.
Jn 1, 1-18 La Palabra era Dios. Se hizo carne y acampó entre nosotros.
Participa en la Eucaristía
Miércoles 26
San Esteban, protomártir
Hch 6, 8-10; 7, 54-59 Ve el cielo abierto.
Sal 30, 3-8.17.21 A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Mt 10, 17-22 No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre.
Da testimonio de Jesucristo
Jueves 27
San Juan Evangelista
1 Jn 1, 1-4 Os anunciamos lo que hemos visto y oído.
Sal 96, 1-2.5-6.11-12 Alegraos, justos con el Señor.
Jn 20, 2-8 El otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al Sepulcro.
Haz una obra de caridad
Viernes 28
Los Santos Inocentes
1 Jn 1, 5-2,2 La sangre de Jesús nos limpia.
Sal 123, 2-8 Hemos salvado la vida como una pájaro de la trampa del cazador.
Mt 2, 13-18 Herodes mandó matar a todos los niños de Belén.
Reza por todos los inocentes que mueren cada día
Sábado 29
Santo Tomás Becket
1 Jn 2, 3-11 Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está aún en las tinieblas.
Sal 95, 1-6 Alégrese el cielo y goce la tierra.
Lc 2, 22-35 Mis ojos han visto a tu Salvador, luz para alumbrar a las naciones.
Reza por todos los que rechazan a Jesús
Domingo 30
La Sagrada Familia:
Jesús, María y José.
Si 2-6.12-14. El que teme al Señor honra a sus padres.
Sal 127, 1-5. ¡Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos!
Col 3, 12-21. La vida de familia vivida en el Señor.
Mt 2, 13-15. 19-23. Coge al niño y a su madre y huye a Egipto.
Haz oración por tu familia y por todas las familias

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