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30 julio 2008

Domingo 3 de agosto

DOMINGO XVIIi DEL TIEMPO ORDINARIO
03 de agosto de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
Venid y comed

Lectura del libro de Isaías 55, 1-3

Así dice el Señor:

«Oíd, sedientos todos, acudid por agua,
también los que no tenéis dinero:
venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde.
¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta,
y el salario en lo que no da hartura?

Escuchadme atentos, y comeréis bien,
saborearéis platos sustanciosos.
Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis.

Sellaré con vosotros alianza perpetua,
la promesa que aseguré a David. »

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 144, 8-9. 15-16. 17-18

R. Abres tú la mano, Señor,
y nos sacias de favores.


El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.

Segunda lectura
Ninguna criatura podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 35. 37-39

Hermanos:

¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?

Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Palabra de Dios

Aleluya
Mt 4, 4b

No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

EVANGELIO
Comieron todos hasta quedar satisfechos

Lectura del santo evangelio según san Mateo 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos.

Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.»

Jesús les replicó: - «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.»

Ellos le replicaron: - «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.»

Les dijo: - «Traédmelos.»

Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tornando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Palabra del Señor



COMENTARIO

Comieron todos
hasta quedar saciados

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos plantea uno de los problemas que ha preocupado siempre a la humanidad de todos los tiempos y países: la sed de felicidad, la sed de plenitud, la sed de sentido de la vida.

Efectivamente, la persona, como ser inteligente y abierto a Dios, experimenta constantemente cómo las cosas materiales, aunque son atractivas y nos dan una cierta satisfacción inmediata, no son capaces de calmar la sed de felicidad y plenitud que tenemos.

¿Qué es lo que puede aplacar esta sed? La Palabra de Dios nos da la respuesta: Dios. Él es el único capaz de calmar nuestra sed, Él es el único capaz de llenar nuestro corazón, Él es el único de hacernos plenamente felices.

El corazón del hombre es tan grande y profundo que sólo Dios puede llenarlo. Como decía san Agustín: Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón andará inquieto hasta que no descanse en Ti.

Y este es el drama de tanta gente en el mundo de hoy: demasiada gente vive triste, agobiada, angustiada, sin ser feliz, sin encontrar sentido a la vida, sin tener una meta y un camino. Demasiada gente vive desorientada y confundida. Demasiada gente vive así porque ha equivocado el camino.

Esta es una de las consecuencias más graves del materialismo, del hedonismo, del relativismo y del subjetivismo de la sociedad en que vivimos: mucha gente vive deslumbrada por las cosas materiales y por la búsqueda del placer, del prestigio y de la comodidad.

Mucha gente busca calmar la sed de felicidad en los falsos paraísos que la sociedad de consumo y materialista en que vivimos nos plantea: muchos han puesto su corazón en el dinero, en el poder, en la fama, en el éxito, en el sexo, en la droga, en la diversión mal planteada, y... al final: se encuentra el vacío, el cansancio, la insatisfacción, la nada, la angustia. Este es el drama de tanta gente de hoy.

Ante esta situación es urgente que nos demos cuenta de lo que la Palabra de Dios nos anuncia: sólo Dios puede hacernos feliz, sólo Dios basta. Por ello, si descubrimos que nuestro corazón está vacío, si vemos que no somos felices, que nuestra vida no acaba de tener sentido... tendremos que cambiar la dirección de nuestra búsqueda. Como decía san Agustín: Busca lo que buscas, pero no donde lo buscas. Es decir, busca la felicidad, pero no la busques en las cosas materiales (allí no la encontrarás), ¡búscala en Dios! Él llenará tu alma, no te quitará las dificultades de la vida, pero hará que tengan sentido y que te ayuden a crecer.

Por ello, es importante que te plantees cómo estás viviendo, cómo y dónde está tu corazón. Es importante que cuides en serio tu vida espiritual para estar lleno de Dios: la oración, la comunión eclesial, la Eucaristía, la Penitencia, las obras de misericordia te ayudan a llenarte de Dios y a encontrar el verdadero camino de la felicidad. ¡Anímate! ¡Ponte en las manos de Dios! ¡Descansa en É! ¡Descubre el camino de la felicidad y decídete a recorrerlo!

Compromiso semanal

Plantéate si eres verdaderamente feliz y qué es lo que ha de cambiar en tu vida para conseguir la verdadera felicidad. ¿Cómo va el verano? ¿Cómo está tu relación con el Señor?

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Isaías 55, 1-3. Venid y comed.

El profeta transmite un mensaje de salvación al pueblo desterrado: seguirá siendo siempre el pueblo de Dios. Yahvé será siempre su Dios. Es la fórmula de la alianza. Este anuncio se ofrece gratis, sin exigir nada a cambio. El profeta con su palabra apaga la sed y sacia el hambre de los necesitados. Porque no sólo de pan vive el hombre, sino de la Palabra de Dios. Esta palabra se hace alimento de una manera totalmente nueva en Cristo.

Salmo 144, 8-18. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores.

El Señor es bueno con todas sus criaturas: jamás contemplaremos suficientemente sus acciones en favor nuestro. Por eso hemos de vivir continuamente en acción de gracias a Dios.

2ª lectura: Romanos 8, 35. 37-39. Ninguna criatura podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús.

Ningún poder hostil al hombre podrá separarnos del amor que Dios nos tiene en Cristo Jesús, Nuestro Señor. En Jesús, en su cruz, Dios ha vencido a todos los poderes hostiles. En Él, es Señor de la vida y de la muerte, de las cosas presentes y venideras. En Él, Dios nos ha elegido en el amor. Con Él entraremos en su gloria más allá de la historia. En Cristo Jesús, Dios se ha determinado para siempre a ser un Dios en favor nuestro. Esta es la última raíz de nuestra confianza, y no cualquier sentimiento o voluntad de optimismo.

Evangelio: Mateo 14, 13-21. Comieron todos hasta quedar satisfechos.

Jesús, en cuanto revelador del Padre, es el Pan que da la vida. Da esta vida a los que tienen hambre, a los que sufren, a los pobres que sienten necesidad de Él y buscan alimento en Él.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 4
San Juan María Vianney, presbítero
Jr 28, 1-17 Ananías, el Señor no te ha enviado, y tú has inducido al pueblo a una falsa confianza.
Sal 118, 29.43.79.80.95.102 Instrúyeme, Señor, en tus leyes.
Mt 14, 22-36 Pronunció la bendición y dio los panes a los discípulos.
Reza por los que no participan en la Eucaristía.
Martes 5
Dedicación de la Basílica de Santa María
Jr 30, 1-2.12-15.18-22 Cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob.
Sal 101, 16-21.29.22-23 El Señor reconstruyó Sión y apareció en su gloria.
Mt 15, 1-2. 10-14. Mándame ir hacia ti andando sobre el agua.
¿Cuáles son tus temores? Pídele a Dios por ellos
Miércoles 6
La Transfiguración del Señor
Dn 7, 9-10.13-14 Un anciano se sentó. Su vestido era blanco como nieve.
Sal 96, 1-2.5-6.9 El Señor reina altísimo sobre toda la tierra.
2 P 1, 16-19 “Éste es mi Hijo amado”. Esta voz traída del cielo la oímos nosotros estando con él en la montaña sagrada.
Mt 17, 1-9 Su rostro resplandecía como el sol.
Pídele al Señor que te aumente la fe
Jueves 7
San Sixto II y compañeros, mártires
Jr 31,31-34. Haré una alianza nueva y no recordaré sus pecados.
Sal 50. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
Mt 16,13-23. Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos.
Reza por el Papa
Viernes 8
Santo Domingo de Guzmán
Nah 1, 15; 2,2; 3, 1.6-7 ¡Ay de la ciudad sangrienta!
Sal Dt 32, 35-41 Yo doy la muerte y la vida.
Mt 16, 24-28 ¿Qué podrá dar un hombre para recobrar su vida?
Medita el evangelio de hoy
Sábado 9
Santa Teresa Benedicta de la Cruz Patrona de Europa
Si 51,1-8. Me auxiliaste con tu gran misericordia.
Sal 30. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Mt 10,28-33. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo.
Reza por la nueva evangelización de Europa
Domingo 10
19º del TIEMPO ORDINARIO
1R 19, 9.11-13. Ponte de pie en el monte ante el Señor.
Sal 84, 9-14. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Rm 9, 1-5. Quisiera ser un proscrito por el bien de mis hermanos.
Mt 14, 22-23. Mándame ir hacia ti andando sobre el agua.
Reza por tu familia y por tu parroquia


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