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03 julio 2009

Domingo 5 de julio

DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO
5 de julio de 2009 (ciclo A, año par)



Primera lectura
Sabrán que hubo un profeta en medio de ellos

Lectura de la profecía de Ezequiel 2, 2-5


En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía:

— «Hijo de Adán, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envío para que les digas: "Esto dice el Señor." Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.»


Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 122, 1 -2a. 2bcd. 3-4

R/. Nuestros ojos están en el Señor,
esperando su misericordia
.

A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores.
R/.

Como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
R/.

Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
R/.

Segunda lectura
Presumo de mis debilidades,
porque así residirá en mí la fuerza de Cristo

Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios, 12, 7b-10

Hermanos:

Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor yerme libre de él; y me ha respondido:

«Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad.» Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mi la fuerza de Cristo.

Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.



Palabra de Dios

Aleluya
Lc 4, 18

El Espíritu del Señor está sobre mí;
me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres

EVANGELIO
No desprecian a un profeta más que en su tierra

+ Lectura del santo evangelio según Marcos, 6, 1-6

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

— «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?»

Y esto les resultaba escandaloso.

Jesús les decía:

— «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.»

No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe.

Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.



Palabra del Señor



COMENTARIO

No desprecian a un profeta más que en su tierra

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos presenta a Dios que habla por medio de profetas a un pueblo incrédulo y rebelde. En el Evangelio vemos a Jesús visitando su pueblo, Nazaret.

La visita de Jesús a Nazaret formula dudas sobre la persona de Cristo. No comprenden los de Nazaret que Jesús es el Mesías, ya que se quedan en la simple apariencia externa. Sus paisanos conservaban la imagen vieja del carpintero, y no comprendían sus palabras, ni la sabiduría que sale de su boca. Y desconfiaron de Él. Veían a Jesús como uno de ellos. Y la no aceptación de Jesús como Mesías impide que se realicen entre ellos los signos salvadores: los milagros presuponen la fe.

La fe aboca a una decisión a favor de Cristo y a una confesión de Cristo ante los hombres. La fe es mucho más que tener unas ideas en la cabeza: la fe es vivir una historia de amor con Dios en la que la felicidad está en vivir haciendo su voluntad.

Hoy Cristo sigue desconcertando: su palabra escandaliza, su mensaje engendra oposición y su vida es signo de contradicción. El cristiano es el que ve lo que los otros no ven y descubre a Cristo, el Señor, el Mesías, allí donde los otros no perciben más que a un hombre.

En la primera lectura, Ezequiel es enviado por Dios a Israel, pueblo rebelde y obstinado, para que comunique sus designios salvadores. La tarea encomendada es difícil y, sin embargo, Dios hará saber que en medio del pueblo hay un profeta. El profeta se considera incapaz de realizar la más mínima actividad en orden a la salvación de su pueblo.

El hombre ante Dios sólo puede poseer la grandeza de su disponibilidad para servir a Dios. El hombre, movido por Dios se lanza a la lucha y se convierte en testimonio de una nueva fuerza que está presente en la historia. Dios confía al hombre una misión, y esta misión va unida a una lucha continua. El llamado se coloca al lado de Dios. El profeta que ha dicho “sí” a la Palabra de Dios se coloca en un camino de soledad y sufrimiento en continua lucha con todo. Solamente el “Yo estoy contigo” de Dios es su fuerza y, en él apoyado, prolonga la lucha a lo largo de la existencia.

San Pablo, por su misma experiencia, dice cómo Dios está presente en la debilidad humana para manifestar su poder y amor. Insistentemente le ha pedido a Dios que le libre del “aguijón”. Pero Dios sabe mejor lo que nos conviene. La humillación mantiene a raya el orgullo. Nos basta con su gracia; en nuestra debilidad se muestra el poder de Dios y que el éxito se debe sólo a Él. Por eso Dios elige instrumentos débiles.

Y, ante un mundo que busca la grandeza, la eficacia humana, la grandiosidad de los medios, el Señor nos enseña hoy que la fuerza se realiza en la debilidad, que Él elige como siervos suyos a personas débiles, para que se vea que Dios es el que lleva la historia y los hombres somos meros instrumentos suyos. Por ello, ante el profeta y el apóstol, el cristiano no se fija en las apariencias ni en las debilidades humanas, sino en Aquel que le ha enviado y a quien representa: Dios

Compromiso semanal

Pídele al Señor que te dé “ojos de fe” para poder descubrir cada día como actúa en tu vida.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ªlectura: Ezequiel 2, 2-5.
Son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.

El profeta ante el rostro de Dios cae al suelo. Se considera incapaz de realizar la más mínima actividad en orden a la salvación de su pueblo. Dios confía al profeta una misión, y esta misión va unida a una lucha continua. Es enviado a los israelitas, a los rebeldes de Israel, tercos y obstinados. Cuando habla como profeta, está pronunciando un mensaje que no es suyo sino de Dios. El profeta que ha dicho “sí” a la Palabra se coloca en un camino de soledad y sufrimiento en continua lucha con todo. Solamente el “Yo estoy contigo” de Yahvé es su fuerza y, en él apoyado, prolonga la lucha a lo largo de su existencia.

Salmo 122, 1-4. Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

Esperar es la actitud clave de este salmo. Nos sugiere una espera humilde, vigilante y, sobre todo, perseverante. Como el siervo está atento al gesto de su señor, así también nosotros escuchamos la invitación del Señor a reconocer las señales de su presencia en el mundo.

2ª lectura: 2 Corintios 12, 7-10.
Presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo.

San Pablo se encuentra sometido a una misteriosa espina (¿enfermedad?, ¿tentación?, ¿prueba?, no lo sabemos) que le mortifica. Ha tratado de quitarla. Ha orado con insistencia. Termina por aceptar gustoso su limitación y renuncia al deseo de verse librado de su carga. Termina, sobre todo, por someterse a la decisión de su Señor, que le ha hecho experimentar que “a los que aman a Dios todo les sirve para el bien”. Pablo comprende, por fin, que le gracia de Dios no se le ha dado como algo definitivo y de una vez por todas, sino como un acontecimiento siempre nuevo que renueva sin cesar la salvación en el hombre. Por eso repite la respuesta que le dio el Señor en su oración: “cuando soy débil, entonces soy fuerte”. En su limitación y debilidad obra la fuerza de Cristo. La debilidad y la impotencia humana de Pablo forman parte del proyecto divino de salvación. Para que se manifieste en todo su esplendor la fuerza salvadora de Dios a través de Cristo, Pablo tiene que ser débil.

Puedes leer Filipenses 4, 13.

Evangelio: Marcos 6, 1-6. No desprecian a un profeta más que en su tierra.

Haciendo uso del derecho que tenía todo israelita adulto, Jesús entra el sábado en la sinagoga y se pone a leer y a comentar la Escritura. Sus paisanos quedan asombrados: no saben de dónde saca su sabiduría. El asombro termina en escándalo e incomprensión: se niegan a reconocer a Dios en lo conocido y cotidiano. Miran, pero no ven; oyen, pero no entienden. Allí donde uno esperaría encontrar aliento, coraje, participación, puede encontrar indiferencia, incomprensión e incluso hostilidad.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 6
Santa
María

Goretti, virgen y mártir

Gn 28,10-22. Vio una escalinata y ángeles de Dios que subían y bajaban y a Dios que hablaba.

Sal 90. Dios mío, confío en ti.

Mt 9, 18-26 Mi hija acaba de morir. Per ven tú y vivirá.

Pídele al Señor que cure tus dolencias

Martes 7

Gn 32,22-32. Te llamarás Israel, porque has luchado con dioses y has podido.

Sal 16. Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor.

Mt 9,32-38. La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos.

Reza por las vocaciones

Miércoles 8

Gn 41,55-57; 42,5-7.17-24a. Estamos pagando el delito contra nuestro hermano.

Sal 32. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

Mt 10, 1-7 Id a las ovejas descarriadas de Israel.

Reza por los que no conocen a Jesucristo

Jueves 9
Santos

Agustín Zhao Rong, presbítero y compañeros

mártires.

Gn 44,18-21,23b-29; 45,1-5. Para salvación me envió Dios a Egipto.

Sal 104. Recordad las maravillas que hizo el Señor.

Mt 10, 7-15 Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.

Da testimonio de Jesucristo.

Viernes 10
Beatos
Carmelo Bolta, y

Francisco Pinazo, mártires

Gn 46,1-7.28-30. Puedo morir, después de haberte visto en persona.

Sal 36. El Señor es quien salva a los justos.

Mt 10, 16-23 No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre.

Pídele al Señor el don de perseverar hasta el final

Sábado 11
San
Benito, Patrono de Europa

Prov 2, 1-9 Presta atención a la prudencia.

Sal 33, 2-15 Bendigo al Señor en todo momento.

Mt 19, 27-29 Vosotros, los que me habéis seguido, recibiréis cien veces más.

Reza por la nueva evangelización de Europa

Domingo 12
15º del TIEMPO ORDINARIO

Am 7, 12-17 Ve y profetiza a mi pueblo de Israel.

Sal 84, 9-14 Muéstranos, Señor, tu misericordia.

Ef 1, 3-14 Nos eligió en Él antes de crear el mundo.

Mc 6, 7-13 Los fue enviando. Les encargó que llevaran para el camino un bastón… ni pan ni alforja, ni dinero suelto en la faja.

Reza por tu familia y por tu parroquia


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