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09 mayo 2010

Domingo VI de Pascua. Domingo 9 de mayo.



DOMINGO VI de pascua
9 de mayo de 2010  (ciclo C, año par)




Primera lectura
Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros,
no imponeros más cargas que las indispensables
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 15, 1-2. 22-29
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia.
Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta:
«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo.
Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras. Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8 (R/.: 4)
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
     que todos los pueblos te alaben.
O bien: Aleluya.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R/.
 Segunda lectura
Me enseñó la ciudad santa, que bajaba del cielo
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 10-14. 22-23
El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios.
Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel.
A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas.
La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero.
Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero.
La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.
Palabra de Dios.
Aleluya
Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
EVANGELIO
El Espíritu Santo os irá recordando todo lo que os he dicho
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 23-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado.” Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»
Palabra del Señor.



COMENTARIO
El Espíritu Santo os irá recordando todo lo que os he dicho
El Espíritu acompaña a la Iglesia en el largo camino que se extiende entre la primera y la segunda venida de Cristo: "Me voy y volveré a vosotros" (Jn 14, 28), dijo Jesús a los Apóstoles. Entre la "ida" y la "vuelta" de Cristo está el tiempo de la Iglesia, que es su Cuerpo; están los dos mil años transcurridos hasta ahora difundiendo en los fieles la vida de Cristo a través de los sacramentos y sembrando la buena semilla del Evangelio, que ha producido el treinta, el sesenta e incluso el ciento por uno.
Tiempo de la Iglesia, tiempo del Espíritu Santo: Él es el Maestro que forma a los discípulos: los hace enamorarse de Jesús; los educa para que escuchen su palabra, para que contemplen su rostro; los configura con su humanidad bienaventurada, pobre de espíritu, afligida, mansa, sedienta de justicia, misericordiosa, pura de corazón, pacífica, perseguida a causa de la justicia (cf. Mt 5, 3-10).
Así, gracias a la acción del Espíritu Santo, Jesús se convierte en el "camino" por donde avanza el discípulo. "El que me ama guardará mi palabra", dice Jesús al inicio del pasaje evangélico de hoy. "La palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado" (Jn 14, 23-24). Como Jesús transmite las palabras del Padre, así el Espíritu recuerda a la Iglesia las palabras de Cristo (cf. Jn 14, 26). Y como el amor al Padre llevaba a Jesús a alimentarse de su voluntad, así nuestro amor a Jesús se demuestra en la obediencia a sus palabras. La fidelidad de Jesús a la voluntad del Padre puede transmitirse a los discípulos gracias al Espíritu Santo, que derrama el amor de Dios en sus corazones.
La misión de Cristo se realizó en el amor. Encendió en el mundo el fuego de la caridad de Dios (cf. Lc 12, 49). El Amor es el que da la vida; por eso la Iglesia es enviada a difundir en el mundo la caridad de Cristo, para que los hombres y los pueblos "tengan vida y la tengan en abundancia" (cf. Benedicto XVI, Homilía en el santuario de Aparecida, 13-V-2007).
La segunda lectura, del libro del Apocalipsis, nos muestra a la Iglesia cimentada sobre los Doce Apóstoles como el camino natural del cristiano para vivir la fe y llegar a la vida eterna. Tu comunión con la Iglesia es fundamental para estar en comunión con Cristo. Las lecturas de este tiempo de Pascua lo recuerdan con insistencia.
Por ello es necesario que revises tu vida, que te pares a pensar si eres de verdad cristiano, discípulo de Cristo, o solamente llevas el nombre de cristiano, pero estás vacío de Cristo.
¿Aceptas del todo a Cristo? ¿Intentas vivir en comunión con Él? ¿Aceptas del todo su mensaje, incluso en lo que te resulta exigente? ¿Tratas cambiar tu vida, tus ideas, tus convicciones personales, para hacer que se asemejen cada vez más a las de Cristo?
En definitiva, ¿aceptas a Jesucristo como único Maestro y quieres seguirle cada día más de cerca?

Compromiso semanal
Haz una revisión profunda de tu vida para tratar de descubrir aquellos aspectos del Evangelio que aún no aceptas. Pídele al Señor poder aceptarlos y vivir como Él quiere.

La Palabra del Señor, luz para cada día 
1ª lectura: Hechos 15, 1-2. 22-29. Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables.
                    El Espíritu Santo guía a la Iglesia de todos los tiempos. En la reunión de Jerusalén se plantea la cuestión: para ser cristianos, ¿tienen los paganos que aceptar la ley de Moisés? Resuelta la cuestión la Iglesia abrió las puertas a otros pueblos y a otras costumbres. La decisión ha sido tomada después de prestar atención a lo que el Espíritu ha realizado en medio de ellos. El Evangelio es libre frente a la Ley de Moisés.
Salmo 66, 2-8. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
            Israel cantaba este salmo por la nueva cosecha. Nosotros meditamos este salmo pensando en la abundante cosecha pascual: hemos sido llamados a conocer y gozar de los bienes de la resurrección de Cristo. Pero debemos pedir que estos bienes se repitan a favor de otros pueblos
2ª lectura: Apocalipsis 21, 10-14. 22-23.
Me enseñó la ciudad santa, que bajaba del cielo.
                    En la visión se muestra la nueva Jerusalén, como esposa del Cordero, pura y virginal. La Iglesia, madre de los hijos de Dios, brilla con el mismo resplandor de Dios. El atavío de la novia, de oro y gran variedad de piedras preciosas, no es de lujo y de placer como el de la gran Babilonia. Son las galas de su amor y de sus buenas obras. Todas las imágenes empleadas quieren dar una idea de su perfección y hermosura, para que el hombre pueda apreciar lo que Dios tiene preparado para los que le aman. La Jerusalén celestial refleja la estructura del pueblo santo. Está cimentada sobre los Apóstoles del Cordero y guardada por los ángeles. Carece de templo, porque la luz de la presencia de Dios y del Cordero la iluminan por completo y sin la interrupción de la noche. Ya no hay necesidad de intermediarios: en la ciudad santa se contempla a Dios cara a cara. En ello consistirá la felicidad de todos sus habitantes.
          Puedes leer Isaías 60, 1-6; Ezequiel 48, 31-35; Apocalipsis 7, 1-9.
Evangelio: Juan 14, 23-29.
El Espíritu Santo os irá recordando todo lo que os he dicho.
Jesús expone la situación del creyente, que se caracteriza por la relación íntima entre él, el Padre y el Hijo. Es una relación de amor que crea una afectiva presencia de Dios en él. Para ello, el discípulo debe amar a Jesús, amor que se manifiesta en la aceptación y en la adhesión fiel a su palabra. Además el Espíritu conduce al creyente a una comprensión viva, íntima, experiencial de la palabra de Jesús.
  Puedes leer Efesios 2, 14-18.




CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 10
San Juan de Ávila
Hch 16, 11-15. El señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo.
Sal 149. El Señor ama a su pueblo.
Jn 15, 26-16,4a El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí.
Reza por los cristianos perseguidos
Martes 11

 

Hch 16, 22-34  Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?
Sal 137, 1-3.7-8  Señor, tu derecha me salva.
Jn 16, 5b-11  Si no me voy no vendrá a vosotros el Paráclito.
Pídele al Espíritu Santo lo que más necesites.
Miércoles 12
San Pancracio, mártir
Hch 17, 15.22-18,1  Eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo.
Sal 148, 1-2.11-14  Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Jn 16, 12-15  Cuando venga el espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena.
Reza por los que no conocen a Jesucristo
Jueves 13
Nuestra
Señora de Fatima
Hch 18, 1-8  Muchos corintios escuchaban, creían y se bautizaban.
Sal 97, 1-4  El Señor revela a las naciones su salvación.
Jn 16, 16-20  Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.
Pon alegría donde encuentres tristeza
Viernes 14
San Matías Apóstol
Hch 1, 15-17. 20-26. Echaron suertes, le tocó a Matías y lo asociaron a los once apóstoles.
Sal 12, 1-8.  El Señor lo sentará con los príncipes de su pueblo.
Jn 15, 9-17. Ya no os llamo siervos; a vosotros os llamo amigos.
Reza por el mundo, para que conozca y ame a Cristo.
Sábado 15
San Isidro Labrador
Hch 18, 23-28  Apolo rebatía vigorosamente en público a los judíos, demostrando con la Escritura que Jesús es el Mesías.
Sal 46, 2-3.8-10  Dios es el rey del mundo.
Jn 16, 23-28  Pedid y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa.
Reza por los niños y los jóvenes
Domingo 16
La Ascensión del Señor
Hch 1, 1-11  Lo vieron elevarse, hasta que una nube lo ocultó.
Sal 46, 2-3.6-9  Dios asciende entre aclamaciones.
Ef 1, 17-23  Todo lo puso bajo sus pies y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo.
Lc 24, 46-53  Y mientras los bendecía se separó de ellos y fue llevado al cielo.
Reza por tu familia y por la parroquia

  

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