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18 septiembre 2010

Domingo 19 de septiembre. XXV T.O.- C


DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO
19 de septiembre de 2010  (ciclo C, año par)



Primera lectura
Contra los que «compran por dinero al pobre»
Lectura de la profecía de Amós 8, 4-7
Escuchad esto, los que exprimís al pobre,
despojáis a los miserables, diciendo:
«¿Cuándo pasará la luna nueva,
para vender el trigo,
y el sábado, para ofrecer el grano?»
Disminuís la medida, aumentáis el precio,
usáis balanzas con trampa,
compráis por dinero al pobre,
al mísero por un par de sandalias,
vendiendo hasta el salvado del trigo.
Jura el Señor por la gloria de Jacob
que no olvidará jamás vuestras acciones.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 112, 1-2. 4-6. 7-8 (R/.: cf. la y 7b)
R/. Alabad al Señor, que alza al pobre.
     O bien: Aleluya.
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R/.

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R/.
 Segunda lectura
Que se hagan oraciones por todos los hombres a Dios,
que quiere que todos se salven
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 2, 1-8
Querido hermano:
Te ruego, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que ocupan cargos, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro.
Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres,
el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol —digo la verdad, no miento—, maestro de los gentiles en fe y verdad.
Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones.

Palabra de Dios.
  Aleluya
2 Co 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre,
para enriqueceros con su pobreza.
EVANGELIO
No podéis servir a Dios y al dinero
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— «Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
“¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido.”
El administrador se puso a echar sus cálculos:
“¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa.”
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?”
Este respondió:
“Cien barriles de aceite.”
El le dijo:
“Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta.”
Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?”
El contestó:
“Cien fanegas de trigo.”
Le dijo:
“Aquí está tu recibo, escribe ochenta.”
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado.
Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»
Palabra del Señor.




COMENTARIO
No podéis servir a Dios y al dinero
En los domingos pasados, san Lucas nos ha ofrecido varios puntos de reflexión sobre los peligros de un apego excesivo al dinero, a los bienes materiales y a todo lo que impide vivir en plenitud nuestra vocación y amar a Dios y a los hermanos. También hoy, con una parábola que suscita en nosotros cierta sorpresa porque en ella se habla de un administrador injusto, al que se alaba, analizando a fondo, el Señor nos da una enseñanza seria y muy saludable.
Pero, ¿qué es lo que quiere decirnos Jesús con esta parábola, con esta conclusión sorprendente? Inmediatamente después de esta parábola del administrador injusto el evangelista nos presenta una serie de dichos y advertencias sobre la relación que debemos tener con el dinero y con los bienes de esta tierra. Son pequeñas frases que invitan a una opción que supone una decisión radical, una tensión interior constante.
En verdad, la vida es siempre una opción: entre honradez e injusticia, entre fidelidad e infidelidad, entre egoísmo y altruismo, entre bien y mal. Es incisiva y perentoria la conclusión del pasaje evangélico: "Ningún siervo puede servir a dos amos: porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo". En definitiva —dice Jesús— hay que decidirse: "No podéis servir a Dios y al dinero". La palabra que usa para decir dinero —"mammona"— es de origen fenicio y evoca seguridad económica y éxito en los negocios. Podríamos decir que la riqueza se presenta como el ídolo al que se sacrifica todo con tal de lograr el éxito material; así, este éxito económico se convierte en el verdadero dios de una persona.
Por consiguiente, es necesaria una decisión fundamental para elegir entre Dios y "mammona"; es preciso elegir entre la lógica del lucro como criterio último de nuestra actividad y la lógica del compartir y de la solidaridad. Cuando prevalece la lógica del lucro, aumenta la desproporción entre pobres y ricos, así como una explotación dañina del planeta. Por el contrario, cuando prevalece la lógica del compartir y de la solidaridad, se puede corregir la ruta y orientarla hacia un desarrollo equitativo, para el bien común de todos.
En el fondo, se trata de la decisión entre el egoísmo y el amor, entre la justicia y la injusticia; en definitiva, entre Dios y Satanás. Si amar a Cristo y a los hermanos no se considera algo accesorio y superficial, sino más bien la finalidad verdadera y última de toda nuestra vida, es necesario saber hacer opciones fundamentales, estar dispuestos a renuncias radicales, si es preciso hasta el martirio. Hoy, como ayer, la vida del cristiano exige valentía para ir contra corriente, para amar como Jesús, que llegó incluso al sacrificio de sí mismo en la cruz, (cf. Benedicto XVI, Homilía en Velletri, 23-IX-2007).
¡Párate a pensar! ¿Cómo está tu fidelidad? ¿Intentas ser fiel a Dios en todo, incluso en lo pequeño? ¿Cuál es tu actitud ante el dinero? ¡Llena tu corazón de Dios! ¡Serás feliz!

Compromiso semanal
Medita cómo está tu fidelidad y cuál es tu actitud ante el dinero

La Palabra del Señor, luz para cada día
  1ª lectura: Amós 8, 4-7. Contra los que “compran por dinero al pobre”.
                    Amós censura sin contemplaciones la injusticia social reinante en su tiempo, en una sociedad tranquila, rica y segura de sí misma. Sus palabras resuenan hoy también entre nosotros. No se puede uno enriquecer pisoteando a los demás, aprovechándose de los débiles, aunque sea “legal”.
Salmo 112, 1-2. 4-8. Alabad al Señor, que alza al pobre.
            A la denuncia de Amós contra los explotadores de los pobres, responde el salmo cantando a Dios que toma la defensa de los pobres. En esto se demuestra su altura: en la capacidad de abajarse hasta el pobre. Es un ejemplo a imitar y una amonestación a los que hacen de la altura altivez, arrogancia y desprecio hacia los que Dios aprecia: los pobres.
2ª lectura: 1 Timoteo 2, 1-8.
Que se hagan oraciones por todos los hombres a Dios
 que quiere que todos se salven.
                    San Pablo invita a orar por todos los hombres, particularmente por los gobernantes. De ellos depende, en gran medida, el bienestar social y un ambiente propicio para la práctica de la religión. La razón de tal oración universal es que Dios quiere que todos los hombres se salven, y a ello hemos de colaborar con nuestra plegaria.
Evangelio: Lucas 16, 1-13. No podéis servir a Dios y al dinero.
            Jesús alaba la sagacidad y la astucia de un hombre ante una situación delicada e importante. Obra injustamente, pero hay que reconocer que ha actuado con diligencia y ha sabido salir del apuro en que se encontraba. Los hijos de este mundo actúan así para asegurarse el mañana y vivir mejor. Jesús pide a los suyos que imiten esta sagacidad, no para asegurarse el futuro material, sino para trabajar por algo mucho más importante: el Reino de Dios. Además, Jesús nos habla de la contraposición entre Dios y el dinero. No hay términos medios, o con Dios o con el dinero. A los dos no se puede servir. El dinero se puede transformar en un ídolo que impida el servicio auténtico a Dios y al prójimo.




CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 20
San Andrés Kim y compañeros
Prov 3, 27-34  El Señor aborrece al perverso.
Sal 14, 2-5  El justo habitará en tu nombre santo, Señor.
Lc 8, 16-18  La lámpara se pone sobre el candelero para que haga luz.
Da testimonio de Jesucristo y de la Iglesia
Martes 21
San Mateo
Ef 4, 1-7.11-13  Ha constituido a unos apóstoles, a otros, evangelistas.
Sal 18, 2-5  A toda la tierra alcanza su pregón.
Mt 9, 9-13  Sígueme. Él se levantó y lo siguió.
Reza por las vocaciones sacerdotales y religiosas.
Miércoles 22
Beato José Aparicio Sanz y compañeros mártires
Prov 30, 5-9  No me des riqueza ni pobreza: concédeme mi ración de pan.
Sal 118, 29, 72.89.101.104.163  Lámpara, Señor, es tu palabra para mis pasos.
Lc 9, 1-6  Les envió a predicar el Reino de Dios y a curar a los enfermos.
Reza por las vocaciones sacerdotales y religiosas
Jueves 23

 
Ecl 1, 2-11  Nada hay nuevo bajo el sol.
Sal 89, 3-6.12-14.17  Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Lc 9, 7-9  ¿Quién es este de quien oigo decir tales cosas?
Reza por los cristianos perseguidos.
Viernes 24
Nues­tra Señora de la Merced
Ecl 3, 1-11  Todas las tareas bajo el sol tienen su sazón.
Sal 143, 1-4  Bendito el Señor, mi Roca.
Lc 9, 18-22  Tú eres el Mesías de Dios.
Reza por los que no creen
Sábado 25

 
Ecl 11, 9-12,8  Acuérdate de tu hacedor durante la juventud, antes de que el polvo vuelva a la tierra y el espíritu vuelva a Dios.
Sal 89, 3-6.12-14.17  Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Lc 9, 43b-45  Al Hijo del Hombre lo van a entregar. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto.
Haz una obra de caridad.
Domingo 26
26º del Tiempo Ordinario
Am 6,1a.4-7  Los que lleváis una vida disoluta iréis al destierro.
Sal 145,7-10  Alaba, alma mí, al Señor.
1 Ti 6,11-16  Guarda el mandamiento hasta la venida de Señor.
Lc 16,19-31  Si no escuchan a los profetas, no harán caso si aunque resucite un muerto.
Reza por tu familia y por la parroquia


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