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25 mayo 2008

Domingo 25 de Mayo

SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
25 de mayo de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres

Lectura del libro del Deuteronomio 8, 2-3. 14b-16a

Moisés habló al Pueblo, diciendo:

- «Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no.

Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de pan, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios.

No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres.»

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20

R/.Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

Segunda lectura
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo

Lectura de la primera carta de¡ apóstol san Pablo a los Corintios 10, 16-17

Hermanos:

El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partirnos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?

El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.

Palabra de Dios

Aleluya
Jn 6, 51

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo -dice el Señor-
el que coma de este pan vivirá para siempre.

EVANGELIO
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 51-58

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:

- «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»

Disputaban los judíos entre si:

- «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»

Entonces Jesús les dijo:

- «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mi y yo en él.

El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»

Palabra del Señor



COMENTARIO

Mi carne es verdadera comida

Celebramos hoy la fiesta del Corpus Christi, del Cuerpo y Sangre de Cristo. Con esta celebración, la Iglesia quiere subrayar la necesidad y la importancia de la Eucaristía. La Eucaristía es el centro de la vida cristiana. Ella es la fuente y el culmen de toda acción cristiana. Por la Eucaristía vive y crece la Iglesia. Por la Eucaristía vivimos y crecemos los cristianos. Por la Eucaristía vive y crece tu fe.

Hoy reafirmamos con gran gozo nuestra fe en la Eucaristía, el Misterio que constituye el corazón de la Iglesia. El Misterio eucarístico "es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre" (Sacramentum Caritatis 1). Por tanto, la fiesta del Corpus Christi es singular y constituye una importante cita de fe y de alabanza para toda comunidad cristiana. Es una fiesta instituida para adorar, alabar y dar públicamente las gracias al Señor, que "en el Sacramento eucarístico Jesús sigue amándonos "hasta el extremo", hasta el don de su cuerpo y de su sangre". La fiesta del Corpus Christi quiere hacer perceptible, a pesar de la dureza de nuestro oído interior, la llamada del Señor. Jesús llama a la puerta de nuestro corazón y nos pide entrar no sólo por un día, sino para siempre. (cf. Benedicto XVI, Homilía en la solemnidad del Corpus 2007).

En la Eucaristía Jesucristo está presente de una manera real y verdadera. En ella recibes el pan de la Palabra de Dios como única luz que debe iluminar tu vida; y en ella recibes el Pan de la Vida que es Jesucristo que se te da en la comunión para tu alimento y crecimiento espiritual en el camino hacia la vida eterna, que es la meta de la fe.

La Eucaristía, presencia salvadora de Jesús en la comunidad de los fieles y su alimento espiritual, es de lo más precioso que la Iglesia puede tener en su caminar por la historia (cf. Ecclesia de Eucharistía nº 9).

Cada vez que celebramos la Eucaristía Dios renueva con nosotros -contigo- su Alianza de amor. Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, cumple el mandato de Jesús de hacer en memoria suya lo que Él hizo en la última cena; celebra el memorial del sacrificio de Jesucristo en la Cruz y también la ofrenda que Jesucristo glorioso hace de toda su vida. Este recuerdo no es una simple evocación de los acontecimientos salvadores de Jesús, sino una actualización, siempre viva y eficaz de los mismos. Por eso, la Eucaristía es el sacramento del amor: Jesucristo de nuevo se ofrece y se entrega totalmente por nosotros, por ti.

En cada Eucaristía es el mismo Jesucristo quien se hace presente personalmente en medio de la Iglesia, con toda su vida. La Eucaristía te recuerda que el Señor está vivo, está con nosotros, está verdaderamente presente en tu vida.

No puedes “pasar” de la Eucaristía. No puedes ser buen cristiano si te excluyes de la Eucaristía. Quien pasa de la Eucaristía, pasa de Cristo. Y, ¿quién puede ser cristiano si “pasa” de Cristo? Es necesario superar la comodidad y descubrir que necesitas participar en la Eucaristía todos los Domingos. El Domingo es el Día del Señor, día que has de consagrar y dedicar al Señor: es el día del descanso, del encuentro con el Señor en su Palabra y en la Eucaristía, de compartir el tiempo con la familia y con los amigos, de vivir la caridad ayudando al prójimo. En este tema es especialmente importante que te desmarques del estilo con que el mundo está viviendo el Domingo y el fin de semana en general.

La Eucaristía se ha de notar en la vida de cada día: el que participa en la Eucaristía ha de dar testimonio cada día de aquello que celebra los Domingos. No has de dar testimonio de que eres perfecto, sino de que tratas de serlo, de que luchas y tratas cada día de ser mejor cristiano, de ser santo. El que participa en la Eucaristía ha de vivir con un estilo diferente al estilo de vida del mundo.

Has de descubrir, también, la oración ante la Eucaristía, la visita a Jesucristo presente en el Sagrario. La oración es fundamental en la vida cristiana, y la oración ante el Sagrario es un momento de especial intensidad y fuerza en la vida espiritual. ¿Qué actitud tienes ante la Eucaristía? ¿Cómo la estás viviendo? ¿Qué te pide el Señor que hagas para mejorarla?

Compromiso semanal

Revisa cuál es tu actitud ante la Eucaristía: ¿que te pide el Señor que hagas para mejorarla?

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Deuteronomio 8, 2–3. 14b–16. Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres.

El pueblo de Israel saliendo de Egipto y caminando por el desierto hacia la Tierra Prometida tiene un carácter tipológico: es la Iglesia peregrinante y es cada cristiano que realiza la peregrinación hacia la vida eterna. Este texto recuerda el largo caminar por el desierto en el que la fe fue puesta a prueba. Pero esta prueba se iluminaba con la intervención de Dios. Este texto se refiere especialmente al agua brotada de la roca en la región desolada y al maná llovido del cielo, símbolo de la Eucaristía. La Eucaristía es el "viático", el sostén para el largo caminar.

Salmo 147, 12–20. Glorifica al Señor, Jerusalén.

Israel compuso este salmo como acción de gracias después de una prueba, de la que vio el fin: las puertas de la ciudad han sido reconstruidas, el hambre alejada. En nuestro caminar cristiano las pruebas tampoco faltan: pero "los cerrojos de nuestras puertas han sido también reforzados, nuestra hambre saciada también con flor de harina" en la Eucaristía que alimenta nuestra esperanza, porque es el memorial del triunfo del Señor.

2ª lectura: 1 Corintios 10, 16-17. El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo.

San Pablo exhorta a los cristianos a no participar en los banquetes de los ídolos, pues esto les pone en comunión con el ídolo. Para aclararles esta idea les recuerda la unión que produce la participación en el banquete cristiano: La Eucaristía les pone en comunión con Cristo. Y esta comunión realiza la unidad íntima de los cristianos con el Señor: forman un solo cuerpo al participar de un solo pan.

Evangelio: Juan 6, 51-58. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.

Jesús es el pan de vida. Los judíos lo entendieron todo materialmente. Es decir, no lo entendieron. Porque con esas palabras, Jesús quiere comunicarnos una realidad a la que sólo llegamos por la fe: la necesidad de comer su propia carne y beber su propia sangre para tener vida en nosotros. Hoy comprendemos la clara alusión a la Eucaristía. No es posible llamarse cristiano y vivir sin la Eucaristía.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 26
San Felipe Neri, presbítero
1 Pe 1, 3-9 No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; creéis en Él, y os alegráis…
Sal 110, 1-2.5-6.9-10 El Señor recuerda siempre su alianza.
Mc 10, 17-27 Vende lo que tienes y sígueme.
¿Qué‚ te falta para ser un buen cristiano?
Martes 27
San Agustín de Cantorbery, obispo
1 Pe 1, 10-16 Los profetas predecían la gracia destinada a vosotros. Ahora se os anuncia por medio de los evangelizadores.
Sal 97, 1-4 El Señora da a conocer su victoria.
Mc 10, 28-31 Recibiréis en este tiempo cien veces más… y en la edad futura, vida eterna.
Reza por los sacerdotes
Miércoles 28 1 Pe 1, 18-25 Os rescataron al precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto.
Sal 147, 12-15.19-20 Glorifica al Señor, Jerusalén.
Mc 10, 32-45 Estamos subiendo a Jerusalén.
Haz una obra de caridad
Jueves 29 1 Pe 2, 2-5.9-12 Vosotros sois un sacerdocio real… para proclamar las hazañas del que nos llamó.
Sal 99, 2-5 Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Mc 10, 46-52 Maestro haz que pueda ver.
Pídele al Señor que te conceda su luz
Viernes 30
El Sagrado Corazón de Jesús
Dt 7, 6-11. El Señor se enamoró de vosotros y os eligió.
Sal 102, 1-4.6-7.8-10. La misericordia del Señor dura siempre.
1 Jn 4, 7-16. Él nos amó.
Mt 11, 25-30. Soy manso y humilde de corazón.
Haz oración ante la Eucaristía. Pídele lo que necesites.
Sábado 31
La Visitación de Santa María
Rm 12,9-16b. Contribuid en las necesidades del Pueblo deDios: practicad la hospitalidad.
Sal: Is 12,2-6. "Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel".
Lc 1,39-56. ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Pídele a la Virgen lo que más necesites
Domingo 1
IX del Tiempo Ordinario
Dt 11,18.26-28. Mirad: os pongo delante maldición y bendición.
Sal 30. Sé la roca de mi refugio, Señor.
Rm. 5,21-25a.28. El hombre es justificado por la fe, sin obras de la ley.
Mt 7,21-27. La casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena.
Reza por tu familia y por la parroquia


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