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07 mayo 2008

Domingo 11 de mayo

DOMINGO DE PENTECOSTÉS
11 de mayo de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.

Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas, las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban:

¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa?

Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.»

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 103, 1ab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34

R/. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R/.

Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.

Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R/.

Segunda lectura
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13

Hermanos:

Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo.

Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.

Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Palabra de Dios

Secuencia de Pentecostés

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Aleluya

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos la llama de tu amor.

EVANGELIO
Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Recibid el Espíritu Santo.

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

- «Paz a vosotros.»

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

- «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. »

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

- «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. »

Palabra del Señor.



COMENTARIO

Recibid el Espíritu Santo

Celebramos hoy la gran fiesta de Pentecostés, en la que la liturgia nos hace revivir el nacimiento de la Iglesia, tal como lo relata san Lucas en el libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 2, 1-13). Cincuenta días después de la Pascua, el Espíritu Santo descendió sobre la comunidad de los discípulos, que "perseveraban concordes en la oración en común" junto con "María, la madre de Jesús", y con los doce Apóstoles (cf. Hch 1, 14; 2, 1). Por tanto, podemos decir que la Iglesia tuvo su inicio solemne con la venida del Espíritu Santo.

En ese extraordinario acontecimiento encontramos las notas esenciales y características de la Iglesia: la Iglesia es una, como la comunidad de Pentecostés, que estaba unida en oración y era "concorde": "tenía un solo corazón y una sola alma" (Hch 4, 32). La Iglesia es santa, no por sus méritos, sino porque, animada por el Espíritu Santo, mantiene fija su mirada en Cristo, para conformarse a él y a su amor. La Iglesia es católica, porque el Evangelio está destinado a todos los pueblos y por eso, ya en el comienzo, el Espíritu Santo hace que hable todas las lenguas. La Iglesia es apostólica, porque, edificada sobre el fundamento de los Apóstoles, custodia fielmente su enseñanza a través de la cadena ininterrumpida de la sucesión episcopal.

La Iglesia, además, por su misma naturaleza, es misionera, y desde el día de Pentecostés el Espíritu Santo no cesa de impulsarla por los caminos del mundo, hasta los últimos confines de la tierra y hasta el fin de los tiempos (Benedicto XVI, Regina Caeli, 27-V-2007).

Hoy recordamos que Jesucristo nos ha dado el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad para santificarnos, para hacernos crecer y madurar como cristianos, para recibir sus dones y carismas y ponerlos al servicio de la Iglesia. El Espíritu Santo nos da sus dones para sostener y animar nuestra vida moral, nuestro camino de santidad. Estos dones son actitudes interiores permanentes que nos hacen dóciles para seguir los impulsos del Espíritu (cf. Catecismo 1830s). Estos siete dones son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.

Si aceptamos en nuestro corazón estos dones, y vivimos animados por el impulso del Espíritu siguiendo a Jesucristo como único Maestro y único Señor, los dones del Espíritu producen en nuestra vida doce frutos, que son la obra del Espíritu en nuestra vida. Estos doce frutos, según la Tradición de la Iglesia, son: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad (firmeza, perseverancia), bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad (Gálatas 5, 22-23).

Por ello, la Palabra de Dios que proclamamos hoy nos invita a vivir según el Espíritu y no según la carne, es decir: nos invita a aceptar en nuestro corazón esos dones del Espíritu y a vivir la vida nueva de los hijos de Dios, la vida nueva de aquellos que quieren vivir a la luz de Cristo y de la Iglesia.

Compromiso semanal

Trata de dar testimonio de Jesucristo a los demás, trata de ser una luz para alguien.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Hechos 2, 1-11. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar.

La comunidad cristiana reunida recibe el bautismo del Espíritu. Un viento impetuoso y unas lenguas de fuego indican la fuente de donde mana esta nueva capacidad para testimoniar las maravillas de Dios. El don del Espíritu realiza la promesa del Padre y funda la Iglesia como realidad viva. Pentecostés es la fiesta del nacimiento de la Iglesia. La comunidad nacida en Pentecostés se sabe espiritual y misionera; es decir, comunidad impulsada por la fuerza del Espíritu para llevar la salvación de Jesús al corazón de todos los hombres. La Iglesia nace universal.

Salmo 103. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Este salmo es una meditación sobre las maravillas de la creación y la grandeza de Dios Creador; pero estas maravillas dejarían de existir si el aliento del amor de Dios –su Espíritu– no las "recreara" continuamente. Por ello suplicamos que "el Espíritu del Señor renueve constantemente la faz de la tierra".

2ª lectura: 1 Corintios 12, 3-7.12-13. Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo.

La comunidad de Corinto, como toda la Iglesia, está gobernada por el Espíritu Santo. Toda profesión de fe en Jesús, reconociéndolo como Señor, es obra del Espíritu. La presencia del Espíritu en la Iglesia se manifiesta por los carismas o gracias especiales que él otorga a algunos cristianos, no para su lucimiento personal, sino para ponerlos al servicio de la comunidad. El que todos los carismas procedan del Espíritu hace que, a pesar de su diversidad, contribuyan a la unidad de toda la Iglesia. Así ocurre también con el cuerpo humano. Puedes leer Romanos 12, 3-6.

Evangelio: Juan 20, 19-23. Como el Padre me ha enviado, así os envío yo.

El Espíritu Santo comunica gozo y paz. El Espíritu conduce a los discípulos de Jesús a continuar su misión, la que Él recibió del Padre: reconciliar a los hombres con Dios. El soplo de Jesús sobre los discípulos evoca el primer soplo de Dios sobre el hombre. Aquí también se trata de una creación que hace nacer a la nueva Vida, ya posible al hombre después de la resurrección.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 12
San Pancracio
Sant 1, 1-11 Al ponerse a prueba vuestra fe os dará aguante y seréis perfectos e íntegros.
Sal 186, 67-76 Cuando me alcance tu compasión, viviré, Señor.
Mc 8, 11-13 ¿Porqué esta generación reclama un prodigio?
Reza por los que no creen
Martes 13
Nuestra Señora de Fátima
Sant 1, 12-18 Dios no tienta a nadie.
Sal 93, 12-19 Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor.
Mc 8, 14-21 Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.
Reza por los que dudan y están confundidos
Miércoles 14
San Matías, Apóstol
Hch 1,15-17.20-26. Echaron suertes, le tocó a Matías y lo asociaron a los once apóstoles.
Sal 112. El Señor lo sentó con los príncipes de su pueblo.
Jn 15,9-17. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido.
Reza por el Papa
Jueves 15
Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote
Hb 10,12-23. Tenemos un gran sacerdote al frente de la casa de Dios.
Sal 39. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Lc 22,14-20. Esto es mi cuerpo. Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre.
Reza por los sacerdotes
Viernes 16 Sant 2, 14-24.26 Lo mismo que un cuerpo que no respira es un cadáver, también la fe sin obras.
Sal 111, 1-6 Dichoso quien ama de corazón los mandamientos del Señor.
Mc 8, 34-9,1 El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, se salvará.
¿Cómo llevas tu cruz? Pídele ayuda al Señor
Sábado 17
San Pascual Bailón
Sant 3, 1-10 La lengua, ningún hombre es capaz de domarla.
Sal 11, 2-8 Tú nos guardarás, Señor.
Mc 9, 2-12 Se transfiguró delante de ellos.
¿Cómo puedes escuchar mejor a Jesús?
Domingo 18,
La Santísima Trinidad
Ex 34, 4b-6.8-9. Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso.
Sal Dn 3, 52-56. A ti gloria y alabanza por los siglos.
2Co 13, 11-13. La gracia de Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo.
Jn 3, 16-18. Dios mandó su Hijo para que el mundo se salve por él.
Pídele al Señor por tu familia y por la parroquia


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