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22 abril 2008

Domingo 27 de abril

Vi DOMINGO de pascua
27 de abril de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
Les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 5-8. 14-17

En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. El gentío escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos, paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.

Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y oraron por los fieles, para que recibieran el Espíritu Santo; aún no había bajado sobre ninguno, estaban sólo bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 65, 1-3a. 4-5. 6-7a. 16 y 20

R/. Aclamad al Señor, tierra entera.

Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria. Decid a Dios:
«¡Qué temibles son tus obras!» R/.

Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.

Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente. R/.

Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios,
que no rechazó mi súplica ni me retiró su favor. R/.

Segunda lectura
Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 3, 15-18

Queridos hermanos:

Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo; que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal.

Porque también Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.

Palabra de Dios

Aleluya
Jn 14, 23

El que me ama guardará mi palabra -dice el Señor-,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él.

EVANGELIO
Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 15-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros.

No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.»

Palabra del Señor



COMENTARIO

Si me amáis, guardaréis mis mandamientos

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos invita a la fidelidad. El amor auténtico es fidelidad. Si me amáis guardaréis mis mandamientos; el que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama, nos dice Jesús.

La fidelidad es consecuencia del amor. Cristo nos invita hoy a amar, a amar incondicionalmente, como Él nos ha amado y nos ama. Nos invita a amar sin reservas, hasta dar la propia vida.

En un mundo donde reina el egoísmo, el odio entre hermanos es necesario que los cristianos demos testimonio del amor. En un mundo que ha devaluado el amor, es preciso que los cristianos demos testimonio de un amor gratuito y universal, generoso y desinteresado, fraterno y verdadero, entregado e incondicional, sin esperar nada a cambio... Es preciso que demos testimonio del amor de Dios. El mundo lo necesita desesperadamente.

Es un problema muy antiguo: muchas personas quieren "fabricarse" un Dios a su medida, a su manera; muchas personas quieren fabricarse una religión que les resulte cómoda, que no les haga cambiar de vida...

Y Jesucristo nos dice hoy que eso no es religión sino idolatría. La verdadera religión, la fe, consiste en amar a Dios sobre todas las cosas. Y el que ama trata de complacer al amado, no de ofenderle. La verdadera religión se vive como una historia de amor con Dios, en la que Él es el Señor y el Maestro, y nosotros los siervos y discípulos.

Por eso, el que ama a Dios vive la vida tratando de ser fiel y de agradarle con las obras de cada día. Por eso decimos que "una fe sin obras es una fe muerta".

Por ello, Jesucristo hoy nos invita a ser cristianos, a ser coherentes con la fe que decimos que tenemos. Nos invita a aceptarle como Maestro y como Señor, a aceptar sus mandamientos, es decir, a no poner en duda el Evangelio, aunque nos parezca difícil y exigente. A vivir en su Iglesia. Y nos invita también a cumplir los mandamientos. Y a cumplirlos todos: los diez mandamientos. No podemos quedarnos satisfechos por cumplir ocho o nueve mandamientos: hay que cumplirlos todos. Porque amamos a Dios del todo y sobre todas las cosas.

Podemos tener fallos, porque somos débiles y pecadores. Para eso nos ha dejado el Señor el sacramento de la Penitencia. Pero, por lo menos, hemos de poner todo nuestro empeño y nuestro esfuerzo en cumplir todos los mandamientos, dejando que la luz de Cristo ilumine todas las parcelas de nuestra vida, siendo buenos cristianos en todo lo que pensemos, digamos y hagamos.

Ese es el reto: Ponerse en las manos de Dios y seguir los pasos de Jesús, en la Iglesia, vivir cada día como auténticos discípulos suyos.

Compromiso semanal

Preocúpate por los enfermos que conoces. Visítales, anímales. Reza por ellos y por los que los cuidan.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Hechos 8, 5-8. 14-17. Les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.

Felipe evangeliza en Samaría. Los samaritanos sienten que un profundo foso los separa de los judíos. Alejados secularmente de ellos, mezclados con paganos, se han convertido en apóstatas, peores que los gentiles. Felipe les anuncia a Cristo. Acompaña la predicación con los signos que Jesús había anunciado. La ciudad, liberada de falsos poderes y enfermedades, se llena de la alegría mesiánica que produce el anuncio de la salvación. Enterados los Apóstoles del hecho, envían a Pedro y a Juan que confirman la realidad de los hechos: los samaritanos han acogido la Palabra de Dios. Y completan la misión imponiéndoles las manos como signo de la comunicación del Espíritu Santo, que un día recibió la Iglesia–madre de Jerusalén.

Salmo 65. Aclamad al Señor tierra entera.

El salmo nos invita a contemplar las maravillas de Dios en favor de los hombres: para Israel transformó el mar en tierra firme; a nosotros nos ha dado la salvación en Jesucristo.

2ª lectura: 1 Pedro 3, 15-18. Murió en la carne, pero volvió a la vida por el Espíritu.

Pedro describe la conducta que ha de guardar el cristiano en las persecuciones. El fundamento de su conducta es la imitación de Cristo, que sufrió la muerte por todos, incluso por los pecadores. El cristiano debe considerarse feliz al sufrir la persecución, y no debe de tener miedo. Debe ser capaz de defender su vida cristiana, su esperanza, ante los tribunales. En su conducta personal no ha de dar motivo para ninguna acusación; la buena conducta, la dulzura, el respeto incluso con los perseguidores, es el modo cristiano de defender la verdad. Puedes leer Romanos 6, 8-11.

Evangelio: Juan 14, 15-21. Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.

Los discípulos están tristes por la partida de Jesús. Este les consuela: les conviene que se vaya. Cuando les envíe su Espíritu podrán reconocer, hasta el fin del mundo, la presencia viva de Cristo en medio de su Iglesia. El Espíritu Santo demostrará que el pecado está en el mundo, la justicia en Jesús, y que el verdadero condenado es el demonio o príncipe de este mundo. Puedes leer Deuteronomio 6, 4-9.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 28
San Pedro Chanel, presbítero
Hch 16, 11-15. El señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo.
Sal 149. El Señor ama a su pueblo.
Jn 15, 26-16,4a El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí.
Reza por los cristianos perseguidos.
Martes 29
Santa Catalina de Siena, patrona de Europa
1Jn 1,5 - 2,2. La sangre de Jesús nos limpia los pecados.
Sal 102. Bendice, alma mía, al Señor.
Mt 11,25-30. Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla.
Reza por la nueva evangelización de Europa
Miércoles 30
San Pío X
Hch 17, 15.22-18,1. Eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo.
Sal 148, 1-2.11-14. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Jn 16, 12-15. El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena.
Reza por los que no conocen a Jesucristo
Jueves 1
San José Obrero
Hch 18, 1-8. Se quedó a trabajar en su casa. Todos los sábados discutía en la sinagoga.
Sal 97, 1-4. El Señor revela a las naciones su victoria.
Jn 16, 16-20. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.
Pon alegría donde encuentres tristeza
Viernes 2
San Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia
Hch 18, 9-18. No temas, que yo estoy contigo y nadie se atreverá a hacerte daño.
Sal 46, 2-7. Dios es el rey del mundo.
Jn 16, 20-23. Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón.
Pregúntale al Señor cuál es tu vocación.
Sábado 3
Santos Felipe y Santiago, Apóstoles
1 Cor 15, 1-8. El Señor se le apareció a Santiago, después a todos los Apóstoles.
Sal 18, 2-5. A toda la tierra alcanza su pregón.
Jn 14, 6-14. Hace tanto tiempo que estoy con vosotros, ¿y no me conoces?
Pídele al Espíritu Santo lo que más necesites.
Domingo, 4
La Ascensión del Señor
Hch 1, 1-11. Lo vieron levantarse.
Sal 46. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Ef 1, 17-23. Lo sentó a su derecha, en el cielo.
Mt 28, 16-20. Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Haz oración por tu familia y por la parroquia.


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