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14 febrero 2009

Domingo 15 de febrero

Domingo Vi del tiempo ordinario
15 de febrero de 2009 (ciclo B, año impar)



Primera lectura
El leproso tendrá su morada fuera del campamento

Lectura del libro del Levítico (13, 1-2. 44-46)

El Señor dijo a Moisés y a Aarón:

«Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza.

El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "¡Impuro, impuro!". Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 31, 1-2. 5. 41 (R/. cf. 7)

R/. Tú eres mi refugio,
me rodeas de cantos de liberación.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R/.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R/.

Segunda lectura
Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo
a los Corintios (10, 31—11,1.)

Hermanos:

Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios.

No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte, procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien sino el de la mayoría, para que se salven.

Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.

Palabra de Dios

Aleluya
Lc 7, 16

Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo.

EVANGELIO
La lepra se le quitó, y quedó limpio

+ Lectura del santo evangelio según San Marcos (1, 40-45)

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:

—«Si quieres, puedes limpiarme»

Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo:

—«Quiero: queda limpio.»

La lepra se le quité inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:

—«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación o que mandó

Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.

Palabra del Señor



COMENTARIO

Le desapareció la lepra
y quedó limpio

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos presenta a un leproso que, lleno de humildad, le pide a Jesús la curación de su terrible enfermedad. Jesús lo cura, y esta curación es un signo mesiánico, una prueba de que el Reino de Dios está presente entre los hombres. La actitud de Cristo describe su misericordia ante el dolor humano.


Hoy el pasaje evangélico narra la curación de un leproso y expresa con fuerza la intensidad de la relación entre Dios y el hombre, resumida en un estupendo diálogo: "Si quieres, puedes limpiarme", dice el leproso. "Quiero: queda limpio", le responde Jesús, tocándolo con la mano y curándolo de la lepra (Mc 1, 40-42). Vemos aquí, en cierto modo, concentrada toda la historia de la salvación: ese gesto de Jesús, que extiende la mano y toca el cuerpo llagado de la persona que lo invoca, manifiesta perfectamente la voluntad de Dios de sanar a su criatura caída, devolviéndole la vida "en abundancia" (Jn 10, 10), la vida eterna, plena, feliz.


Cristo es "la mano" de Dios tendida a la humanidad, para que pueda salir de las arenas movedizas de la enfermedad y de la muerte, apoyándose en la roca firme del amor divino (cf. Benedicto XVI, Angelus, 12-II-2006).


La vida de Jesús es una historia de rescate de los que viven en el dolor y la soledad. Jesús atiende el grito de soledad del leproso, se compadece de su situación, cura sus heridas y lo restituye a la comunidad. Jesús curó al leproso que se le acercó con fe total, confiada. Incluso como dispuesto a aceptar un "no". "Si quieres, puedes curarme...". La lepra era una enfermedad repugnante, se consideraba incurable y una maldición de Dios. Los leprosos se veían, así, sometidos a una marginación espantosa. Eran expulsados de la sociedad por contagiosos e impuros. Jesús rompe valientemente fronteras sociales y discriminatorias con su actitud ante el leproso. Jesús se encuentra con la persona, con el leproso: este encuentro con Jesús es lo que cura y salva.


Todos los tiempos tienen su "lepra" y sus enfermedades. En el nuestro están ahí y de forma bien clamorosa. ¿Quiénes son los "leprosos" de nuestros días? Las víctimas del aborto (que son ya marginados antes de nacer), los enfermos, los ancianos, los presos, los extranjeros, los drogadictos, los enfermos mentales, los que no encuentran sentido a su vida...


Frente a estas nuevas pobrezas, estamos llamados ser otros Jesús que rompamos las barreras de la marginación. Es el contraste entre Jesús cercano al que sufre y una sociedad que separa y discrimina, prescinde y condena. La sociedad que quiere olvidarse de Dios, acaba olvidándose del hombre, acaba destruyendo al mismo hombre. Jesús denuncia el pecado y atiende preferentemente a los seres marginados y los incorpora a la comunidad.


El pecado rompe la relación con Dios y es ruptura de la fraternidad humana. Luchar contra el pecado, buscar la reconciliación de todos los hombres con Dios es la mejor forma de romper los muros de la marginación. ¿Qué marginados que hay en tu entorno? ¿Qué puedes hacer tú por ellos?

Compromiso semanal

Trata de descubrir cuáles son los marginados que hay a tu alrededor. Piensa qué puedes hacer por ellos.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Levítico 13, 1-2. 44-46. El leproso vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.

En el texto la lepra no se considera desde el punto de vista sanitario, sino religioso y ritual, porque la lepra era signo del pecado. Aunque inocente, el Siervo de Yahvé presenta el aspecto de leproso al ser portador de los pecados de los hombres, que se ven curados a través de sus heridas (Is 53, 3-12). La curación de los leprosos será una de esas obras características de Jesús, que los evangelistas señalan como prueba y señal de la llegada de los tiempos mesiánicos: la curación de los leprosos indica que el Reino de Dios se ha hecho presente entre los hombres.

Salmo 31, 1-2. 5.11. Tú eres mi refugio: me rodeas de cantos de liberación.

El salmista ha experimentado la salvación con el perdón de sus propios pecados. La misericordia rodea a quien confía en el Señor. Él es el refugio que libra del peligro, Él quien nos rodea de cantos de liberación: a Él, pues, como los leprosos, confesaremos nuestra culpa y el perdonará nuestro pecado.

2ª lectura: 1 Corintios 10, 31-11, 1. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.

San Pablo nos invita a dar a toda la existencia un valor sagrado practicando las acciones más triviales (comer, beber, trabajar) en el más alto nivel de preocupación religiosa (la gloria de Dios). Luego, la preocupación porque la vida cristiana sea un testimonio para los demás, y un precepto de caridad: procurar agradar a todos evitando el egoísmo, con la finalidad última de procurar la salvación de todos.

Evangelio: Marcos 1, 40-45. Le desapareció la lepra y quedó limpio.

Jesús curando al leproso revela al mundo que Dios está cerca de todos, incluso de los marginados y excluidos de la sociedad. Destaca el testimonio del enfermo curado y el efecto salvador producido en él: la acción de gracias. La acción de gracias del leproso, que consiste en dar a conocer el beneficio recibido, es un modo de vivir en el Reino y alabar al Padre.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 16Gn 4, 1-15.25 Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.
Sal 49, 1.8.16-17.20-21 Ofrece al Señor un sacrificio de alabanza.
Mc 8, 11-13 ¿Por qué esta generación reclama un signo?
Revisa si "discutes" con Jesús
Martes 17
Fundadores de la orden de los Siervos de María
Gn 6, 5-8; 7,1-5.10 Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado.
Sal 28, 1-3.9-10 El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Mc 8, 14-21 Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.
Revisa si tienes actitudes hipócritas
Miércoles 18
San Pedro Damiani
Gn 8, 6-13.20-22 Miró Noé y vio que la superficie estaba seca.
Sal 115, 12-19 Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Mc 8, 22-26 El ciego quedó curado, y veía con toda claridad.
Intenta ser hoy una luz para los demás
Jueves 19Gn 9, 1-13 Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra.
Sal 101, 16-23.29 El Señor, desde el cielo, se ha fijado en la tierra.
Mc 8, 27-33 Tú eres el Mesías.
Medita, ¿quién es Jesús para ti?
Viernes 20Gn 11, 1-9 Voy a bajar y a confundir su lengua.
Sal 32, 10-15 Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Mc 8, 34-38 El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.
Medita, ¿qué actitud tienes ante la cruz?
Sábado 21He 11, 1-7 Por la fe sabemos que la palabra de Dios configuró el universo.
Sal 144, 2-5.10-11 Bendeciré tu nombre, Señor, por siempre.
Mc 9, 2-12 Se transfiguró delante de ellos.
Haz oración de confianza desde tu cruz
Domingo 22
7º del Tiempo Ordinario
Is 43, 18-19.21-22.24b-25 Yo, por mi cuenta, borraba tus crímenes.
Sal 40, 2-5.13-14 Sáname, Señor, porque he pecado contra tí.
2 Co 1, 18-22 En Jesús todo se ha convertido en un “sí”.
Mc 2, 1-12 El Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados.
Reza por tu familia y por la parroquia


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