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17 abril 2010

Domingo 18 de abril. Tercer domingo de pascua.


DOMINGO III de pascua
18 de abril de 2010  (ciclo C, año par) 



Primera lectura
Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 5, 27b-32. 40b-41
En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo:
— «¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.»
Pedro y los apóstoles replicaron:
— «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.»
Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.

Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 29, 2 y 4. 5 y 6. 11 y 12a y 13b (R/.: 2a)
R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
O bien: Aleluya.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante,
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R/.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.
 Segunda lectura
Digno es el Cordero degollado de recibir el poder y la riqueza
Lectura del libro del Apocalipsis 5, 11-14
Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente:
«Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.»
Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar —todo lo que hay en ellos—, que decían:
«Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.»
Y los cuatro vivientes respondían: «Amén.»
Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.

Palabra de Dios.
Aleluya
Ha resucitado Cristo, que creó todas las cosas
y se compadeció del género humano.
EVANGELIO
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 21, 1-19
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
—«Me voy a pescar.»
Ellos contestan:
—«Vamos también nosotros contigo.»
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
—«Muchachos, ¿tenéis pescado?»
Ellos contestaron:
—«No.»
Él les dice:
—«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.»
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro:
—«Es el Señor.»
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice:
—«Traed de los peces que acabáis de coger.»
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
—«Vamos, almorzad.»
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro:
— «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Él le contestó:
— «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice:
— «Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta:
— «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta:
— «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice:
— «Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta:
— «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó:
— «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice:
— «Apacienta mis ovejas.
Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.»
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:
— «Sígueme.»

Palabra del Señor.




COMENTARIO
Es el Señor
El domingo pasado la Palabra de Dios nos hablaba de que la fe es un misterio que nunca comprenderemos del todo, y veíamos que esa fe en Jesucristo tiene dos consecuencias inmediatas: la eclesialidad y su carácter misionero.
Hoy la Palabra de Dios insiste en ello. La Iglesia es el pueblo de Dios que peregrina hacia el Reino de los Cielos, y está llamada a dar testimonio de Jesucristo resucitado en medio del mundo. La respuesta a la palabra y el testimonio de los Apóstoles es la persecución, pero hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
Pero la Iglesia no camina sola, sino que Jesús le ha puesto unos guías con la misión de enseñar, santificar y gobernar la Iglesia. Esos guías son los Apóstoles presididos por Pedro que es la cabeza del colegio apostólico.    
Los sucesores de los Apóstoles son los Obispos presididos por el sucesor de Pedro: el Papa.  Ellos son los que tienen en la Iglesia el mandato dado por Jesucristo de enseñar, santificar y gobernar
Por ello, es importante superar el individualismo y el subjetivismo y que vivas tu fe unido a la Iglesia, en comunión con ella, escuchando con atención sus enseñanzas, porque el oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios, ha sido encomendado sólo al Magisterio de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo (cf. Dei Verbum 10), es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el Papa (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 85).
Desde esta perspectiva, se comprende que el Resucitado les confiera —con la efusión del Espíritu— el poder de perdonar los pecados (cf. Jn 20, 23). Los doce Apóstoles son así el signo más evidente de la voluntad de Jesús respecto a la existencia y la misión de su Iglesia, la garantía de que entre Cristo y la Iglesia no existe ninguna contraposición: son inseparables, a pesar de los pecados de los hombres que componen la Iglesia. Por tanto, es del todo incompatible con la intención de Cristo un eslogan que estuvo de moda hace algunos años: "Jesús sí, Iglesia no". Este Jesús individualista elegido es un Jesús de fantasía. No podemos tener a Jesús prescindiendo de la realidad que él ha creado y en la cual se comunica.
Entre el Hijo de Dios encarnado y su Iglesia existe una profunda, inseparable y misteriosa continuidad, en virtud de la cual Cristo está presente hoy en su pueblo. Es siempre contemporáneo nuestro, es siempre contemporáneo en la Iglesia construida sobre el fundamento de los Apóstoles, está vivo en la sucesión de los Apóstoles. Y esta presencia suya en la comunidad, en la que él mismo se da siempre a nosotros, es motivo de nuestra alegría. Sí, Cristo está con nosotros, el Reino de Dios viene (Benedicto XVI, Catequesis 15-3-2006).
Por ello, es fundamental que aceptes a los Obispos y al Papa como los pastores puestos por Jesús para guiar a la Iglesia, que les ames como guías que necesitamos para nuestra orientación y que escuches con atención su voz, tratando de vivir conforme a sus enseñanzas.
Que no te dejes deslumbrar por las críticas de aquellos no quieren ni a Cristo ni a la Iglesia -no te engañes-, y que trates de hacer, con el ejemplo de una vida santa y entregada con generosidad, una Iglesia cada vez más santa y más fiel a Jesucristo
Compromiso semanal
Reza todos los días por la Iglesia, para que todos los que la formamos estemos más unidos y seamos más santos.

La Palabra del Señor, luz para cada día 
1ª lectura: Hechos 5, 27-32. 40-41.
Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo.
          La predicación fiel del Evangelio siempre despierta la oposición. Esta situación no es anormal en la vida de un cristiano, como tampoco lo fue en la de Jesús. El Espíritu Santo sigue vivificando a su Iglesia y conduciendo la historia en medio de la persecución. Los Apóstoles obedecen a Dios antes que a los hombres, y ponen su confianza en Aquél, que es capaz de librar de las “ataduras de la muerte” y de toda clase de cadenas y cárceles. Nadie podrá ahogar el testimonio que hasta los confines del mundo están dispuestos a dar bajo el impulso del Espíritu Santo.
          Puedes leer Juan 15, 26-27.
Salmo 29, 2-6. 11-13. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
            Este salmo de acción de gracias, tiene una resonancia especial en la mañana de Pascua, cuando el Señor cambió el luto y el dolor de los discípulos en alegría desbordante sacando a su Hijo de la fosa, librándolo del abismo, despojándolo de la túnica de la muerte y colocando sobre sus hombros el manto festivo y glorioso de la Vida.
2ª lectura: Apocalipsis 5, 11-14.
Digno es el Cordero degollado de recibir el poder y la riqueza.
          La escena de la lectura tiene un profundo significado teológico. Majestad y mansedumbre; muerte y vida; humillación y triunfo se dan la mano en Jesucristo.  Una multitud de ángeles adora a Dios sentado en su trono. Él posee el misterio de la vida y de la historia, y el misterio del Cordero inmolado y resucitado. Jesucristo es el Cordero inmolado, el único en el cielo y en la tierra que merece recibir de Dios todo poder. Cristo ha asociado a toda la humanidad a su realeza y a su sacerdocio. Los ángeles continúan el cántico. A ellos se unen todas las criaturas.
          Puedes leer Filipenses 2, 5-11.
Evangelio: Juan 21, 1-19.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da,y lo mismo el pescado.
            El lago de Tiberíades vuelve a ser un lugar de encuentro y de llamada. La pesca milagrosa simboliza la misión de la Iglesia. La resurrección de Jesús es la que hizo posible la existencia de la Iglesia y la misión que le es encomendada. El éxito de la misión cristiana no depende del esfuerzo humano, sino de la presencia viva del Señor en ella.  La red que no se rompe acentúa la capacidad de la Iglesia para recibir en su seno a todos los hombres. En el marco de una pesca milagrosa, Jesús confirma a Pedro y establece el amor como signo del ministerio y guía de la nueva comunidad. Pedro confiesa tres veces su amor al Señor, en reparación de su triple negación y se le confiere el cuidado supremo del rebaño. Este pastoreo debe asemejarse al de Cristo, que entregó su vida por las ovejas.
            Puedes leer Lucas 5, 4-10 y Mateo 16, 17-19.




CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 19

Hch 6, 8-15  Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo.
Sal 118, 23-30  Dichoso el que camina con vida intachable.
Jn 6, 22-29  Éste es el trabajo que Dios quiere: que creáis en el que él ha enviado.
Da testimonio de Jesucristo
Martes 20

 

Hch 7, 51- 8,1 Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y dicho esto expiró.
Sal 30, 3-8.17.21  A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Jn 6, 30-35  Mi Padre os da el pan del cielo.
Haz oración ante el Señor, en la Iglesia
Miércoles 21
San Anselmo
Hch 8, 1-8  Al ir de un lugar para otro, iban difundiendo el Evangelio.
Sal 65, 1-7  Aclamad al Señor, tierra entera.
Jn 6, 35-40  La voluntad de mi Padre es que todo el que ve al Hijo tenga vida eterna.
Reza por los sacerdotes y por las vocaciones
Jueves 22

Hch 8, 26-40  Siguieron su camino, y llegaron a un lugar donde había agua.
Sal 65, 8-9.16-17.20  Aclama al Señor, tierra entera.
Jn 6, 44-51  Yo soy el pan de vida bajado el cielo.
Reza por los que rechazan la Eucaristía
Viernes 23
San Jorge
Hch 9, 1-20  Cerca de Damasco cayó a tierra y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Sal 116, 1-2  Id a todo el mundo a predicar el Evangelio.
Jn 6, 53-60  El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Dale gracias a Dios por todo lo que te da
Sábado 24
San Fidel de Sigmaringa
Hch 9, 31-42  La Iglesia se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba animada por el Espíritu Santo.
Sal 115, 12-17  ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Jn 6, 60-69  Nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios.
Reza por los alejados
Domingo 25
4º de PASCUA
Hch 13, 14.43-52  A vosotros había que anunciaros antes que a nadie la palabra de Dios, pero ya que la rechazáis y vosotros mismos no os consideráis dignos de la vida eterna, nos dirigimos a los paganos.
Sal 99, 2.3.5  Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Ap 7, 9.14b-17  El Cordero será el pastor y los conducirá hacia fuentes de agua viva.
Jn 10, 27-30  Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen.
Reza por tu familia y por la parroquia

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