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01 abril 2010

Domingo de Resurrección. Domingo 4 de abril de 2010.


DOMINGO DE RESURRECCIÓN
4 de abril de 2010  (ciclo C, año par)




Primera lectura
Hemos comido y bebido con él después de su resurrección
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
— «Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.

Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.»

Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 117, 1-2. 16ab-17. 22-23 (R/.: 24)
R/. Éste es el día en que actuó el Señor:
     sea nuestra alegría y nuestro gozo.


O bien:

Aleluya.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/.

La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R/.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.
 Segunda lectura
Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-4
Hermanos:

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.

Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

Palabra de Dios.
O bien:
Quitad la levadura vieja para ser una masa nueva
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 6b-8

Hermanos:

¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? Quitad la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad.

Palabra de Dios.
Aleluya
SECUENCIA
(Es obligatorio decirla hoy, los días dentro de la Octava es potestativo)
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Ha sido inmolada
nuestra víctima pascual: Cristo.
Así, pues, celebremos la Pascua en el Señor.
EVANGELIO
Él había de resucitar de entre los muertos
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-9
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
— «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.
En lugar de este evangelio, puede leerse el de la Vigilia Pascual.

En las misas vespertinas, puede también leerse el siguiente evangelio:
EVANGELIO
Quédate con nosotros, Señor, porque atardece
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 13-35
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo:
— «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?» Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:
— «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?»
Él les preguntó:
— «¿Qué?»
Ellos le contestaron:
— «Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.»
Entonces Jesús les dijo:
— «¡ Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?»
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.
Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo:
— «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.» Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron:
— «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?»
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
—«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.» Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor.




COMENTARIO
Cristo ha resucitado
 ¡Aleluya!
Cristo ha resucitado, ¡Aleluya! Este es el gran mensaje de la Pascua. El dolor, el sufrimiento, la muerte de Cristo, no han sido inútiles, no han sido estériles: Cristo ha vencido, ha triunfado sobre el pecado, sobre el mal y sobre la muerte. Todo ello te ha de llenar de alegría y de esperanza. Porque ahora sabes que también tú vencerás con Cristo al pecado y a la muerte; también tú encontrarás, desde Cristo, el sentido al dolor y al sufrimiento.
Sólo Cristo resucitado puede llevarnos hacia arriba, hasta la unión con Dios, hasta donde no pueden llegar nuestras fuerzas. Él carga verdaderamente la oveja extraviada sobre sus hombros y la lleva a casa. Nosotros vivimos agarrados a su Cuerpo, y en comunión con su Cuerpo llegamos hasta el corazón de Dios. Y sólo así se vence la muerte, somos liberados y nuestra vida es esperanza. Éste es el júbilo de la Vigilia Pascual: nosotros somos liberados. Por medio de la resurrección de Jesús el amor se ha revelado más fuerte que la muerte, más fuerte que el mal” (Benedicto XVI, Homilía en la Vigilia Pascual, 7-IV-2007).
Con la resurrección de Cristo tiene sentido la historia humana, tiene sentido tu propia vida: eres ciudadano del cielo, estás llamado a vivir una vida que no se acaba: la vida eterna. La resurrección de Cristo es el triunfo del amor de Dios. Dios te ama tanto que no te ha creado para vivir cien años. ¡Cien años son muy pocos para lo mucho que Dios te quiere! Dios te ama tanto que te ha creado para vivir junto a él para siempre.
Por ello la Palabra de Dios te invita hoy a vivir de otra manera. El que cree en Cristo resucitado, el que cree en la vida eterna, vive con otro estilo de vida: el estilo de Jesús. ¿Cuál fue‚ el estilo de vida de Jesús? La lectura de los Hechos de los Apóstoles te da la clave: Jesús vivió una vida de fidelidad a la voluntad del Padre, y pasó por el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo. Ese ha de ser tu estilo de vida: fidelidad a Dios, cumpliendo los mandamientos y sus enseñanzas; pasar por el mundo haciendo el bien, preocupándote por vivir el mandamiento nuevo del amor: amar como Cristo te ama, es decir, entregándote por los demás, dando la vida por ellos, haciendo tuyos los problemas y sufrimientos de los demás y tratando de ayudar a todos.
Y todo ello, en medio de una sociedad, como la nuestra, que rechaza a Cristo y vive unos valores contrarios a los del Evangelio. Por ello, como a las mujeres que acudieron al sepulcro de Jesús, el ángel hoy te pregunta: ¿Por qué‚ buscas entre los muertos al que vive? Sí, porque hoy muchos centran su vida en lo que no da ni la vida ni la felicidad, sino en lo que conduce a la destrucción, al vacío, al sin sentido: muchos centran su vida en el dinero, el sexo, la droga, el poder, la fama, la vanidad... ¡Ese camino conduce a la muerte!
¡El cristiano no puede seguir ese camino! ¡Hay que seguir el camino de Cristo! San Pablo te dice hoy "Buscad los bienes de arriba". El principal negocio que tienes en la vida es ese: llegar a la vida eterna. Para ello has de seguir ese camino de fidelidad y de caridad, viviendo la vida nueva de Cristo, a pesar de que el camino se haga, a veces, duro, y a pesar de que tengas tropiezos y caídas. Cristo ha vencido al mundo, y tú, unido a Cristo también lo vencerás. ¿Qué camino estás siguiendo en tu vida? Piénsalo y, únete más a Cristo para poder triunfar con Él y llegar, así, a la vida eterna.

Compromiso semanal
Intenta dar testimonio de Jesucristo viviendo en tu ambiente los valores del Evangelio, especialmente la alegría cristiana.

La Palabra del Señor, luz para cada día 
lectura: Hechos 10, 34. 37-43.
Hemos comido y bebido con él después de su resurrección.
          Las palabras de Pedro a los presentes son un resumen de la historia evangélica. Van dirigidas a personas que conocen lo sucedido y están dispuestas a aceptar el significado de los acontecimientos: Dios unge con la fuerza del Espíritu a Jesús de Nazaret. Él es, en sus palabras y acciones, la manifestación definitiva de la bondad y misericordia del Padre con todos los hombres. Dios lo ha resucitado y establecido como juez universal. Los que crean en Él recibirán el perdón de los pecados.
            Puedes leer Lucas 24, 41-43.
Salmo 117, 1-2. 16-17. 22-23.
Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo.
            La Iglesia repite incansablemente el día de Pascua de Resurrección esta aclamación. Para cantarla con todo el sentido tenemos que pensar en la Resurrección de Jesucristo. Este es el “milagro patente” y el día en que con más verdad podemos escuchar los cantos de victoria y gritar con entusiasmo: ¡no he de morir, viviré! El día en que el Señor nos llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. El día en que Cristo vencedor se pone al frente de todos los hombres, para dar gracias al Padre y hacernos participar de su alegría y gozo para siempre.
2ª lectura: Colosenses 3, 1-4. Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo.
                    San Pablo consigna como punto de partida y base sólida de la vida cristiana la unión con Cristo resucitado, en la que nos introduce el bautismo. Este nos hace morir al pecado y renacer a una vida nueva, que tendrá su manifestación gloriosa en la vida eterna.  Destinados a vivir resucitados con Cristo en la gloria, nuestra vida tiene que tender hacia Él. Ello implica despojarnos del hombre viejo por una conversión cada día más radical y revestirnos cada día más profundamente de la imagen de Cristo por la fe y el amor. Tenemos que vivir con los pies en la tierra, pero con la mente y el corazón en el cielo, donde están los bienes definitivos y eternos.
            Puedes leer Filipenses 3, 20-21
Evangelio: Juan 20, 1-9. Él había de resucitar de entre los muertos.
            El sepulcro vacío y el estado en que se encontraban las vendas y el sudario, apunta a la resurrección de Jesús. Queda excluido el robo de su cadáver: un ladrón no hubiera dejado las cosas tan ordenadas. Para el discípulo de Cristo son pruebas suficientemente indicativas de la resurrección: vio y creyó. Cuando llegó al sepulcro le vino a la memoria que así lo habían anunciado las Escrituras. El sepulcro vacío fue para él un signo.
                                       Puedes leer 1 Corintios 15, 1-8




CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 5
Hch 2, 14.22-32  Dios resucitó a Jesús y nosotros somos testigos.
Sal 15, 1-2a.5.7-11  Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Mt 28, 8-15  No tengáis miedo.
Vive y transmite la alegría cristiana
Martes 6
Hch 2, 36-41  Los que aceptaron sus palabras se bautizaron.
Sal 32, 4-5.18-22  La misericordia del Señor llena la tierra.
Jn 20, 11-18  María Magdalena fue y anunció a los discípulos: He visto al Señor y me ha dicho esto.
Da testimonio de Jesucristo
Miércoles 7
Hch 3, 1-10  Pedro dijo al lisiado: no tengo plata ni oro; te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo nazareno, echa a andar.
Sal 104, 1-9  La misericordia del Señor llena la tierra.
Lc 24, 13-35  Ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Haz oración ante la Eucaristía
Jueves 8
Hch 3, 11-26 Matasteis al autor de la vida; pero Dios lo resucitó.
Sal 8, 2.5-9  Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre.
Lc 24, 35-48  Jesús les dijo: mirad mis manos y mis pies.
Reza por los que no creen en Cristo
Viernes 9
Hch 4, 1-12  Jesús se ha convertido en piedra angular.
Sal 117, 1-2.4.22-27  La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Jn 21, 1-14  Al saltar a tierra ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Medita el Evangelio de hoy
Sábado 10
Hch 4, 13-21  Los llamaron y les prohibieron en absoluto predicar y enseñar en nombre de Jesús.
Sal 117, 1.14-21  Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
Mc 16, 9-15  Id al mundo entero y predicad el Evangelio.
Da testimonio de Jesucristo
Domingo 11
II Domingo de Pascua o de la Divina
Misericordia
Hch 5, 12-16  Una multitud de hombres y mujeres se incorporó al número de los que creían en Jesús.
Sal 117, 2-4.22-27  Dad gracias al Señor porque es bueno.
Ap 1, 9-11a.12-13.17-19  No temas: yo soy el que vive.
Jn 20, 19-31  Tomás, no seas incrédulo sino creyente.
Reza por tu familia y por la parroquia

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