Páginas

15 agosto 2010

Domingo 15 de agosto. La Asunción de la Virgen Maria.

LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA
15 de agosto de 2010  (ciclo C, año par)




Primera lectura
Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal
Lectura del libro del Apocalipsis (11, 9a; 12, 1. 3-6a. l0ab)
Se abrió en el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de la alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas.

Apareció otra señal en el cielo:

Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse al niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios.

Se oyó una gran voz en el cielo:

—«Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 44, 1obc. 11-l2ab. 16
R/. De pie a tu derecha está la reina,
     enjoyada con oro de Ofir.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir. R/.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza;
póstrate ante él, que él es tu señor. R/.

Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real. R/.
 Segunda lectura
Primero Cristo, como primicia; después todos los que son de Cristo.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15, 20-27a)
Hermanos:

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.

Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.

Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies.

Palabra de Dios
  Aleluya
María ha sido llevada al cielo,
se alegra el ejército de los ángeles.
 EVANGELIO
El Poderoso ha hecho obras grandes por mí;
enaltece a los humildes
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1, 39-56)
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:

—«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»

María dijo:

—«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia para siempre.»

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra del Señor.




COMENTARIO
Proclama mi alma
la grandeza del Señor
            Celebramos hoy la fiesta de la Asunción de la Virgen María al cielo.  Con la solemnidad de hoy culmina el ciclo de las grandes celebraciones litúrgicas en las que estamos llamados a contemplar el papel de la santísima Virgen María en la historia de la salvación. En efecto, la Inmaculada Concepción, la Anunciación, la Maternidad divina y la Asunción son etapas fundamentales, íntimamente relacionadas entre sí, con las que la Iglesia exalta y canta el glorioso destino de la Madre de Dios, pero en las que podemos leer también nuestra historia.
En la Asunción de María contemplamos lo que estamos llamados a alcanzar en el seguimiento de Cristo Señor y en la obediencia a su Palabra, al final de nuestro camino en la tierra. La última etapa de la peregrinación terrena de la Madre de Dios nos invita a mirar el modo como ella recorrió su camino hacia la meta de la eternidad gloriosa.
En el pasaje del Evangelio que acabamos de proclamar, san Lucas narra que María, después del anuncio del ángel, "se puso en camino y fue aprisa a la montaña" para visitar a Isabel (Lc 1, 39). El evangelista, al decir esto, quiere destacar que para María seguir su vocación, dócil al Espíritu de Dios, que ha realizado en ella la encarnación del Verbo, significa recorrer una nueva senda y emprender en seguida un camino fuera de su casa, dejándose conducir solamente por Dios. La vida de la Virgen es dirigida por Otro —"He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra" (Lc 1, 38)—, está modelada por el Espíritu Santo, está marcada por acontecimientos y encuentros, como el de Isabel, pero sobre todo por la especialísima relación con su hijo Jesús. Es un camino en el que María, conservando y meditando en el corazón los acontecimientos de su existencia, descubre en ellos de modo cada vez más profundo el misterioso designio de Dios Padre para la salvación del mundo.
Además, siguiendo a Jesús desde Belén hasta el destierro en Egipto, en la vida oculta y en la pública, hasta el pie de la cruz, María vive su constante ascensión hacia Dios en el espíritu del Magníficat, aceptando plenamente, incluso en el momento de la oscuridad y del sufrimiento, el proyecto de amor de Dios y alimentando en su corazón el abandono total en las manos del Señor, de forma que es paradigma para la fe de la Iglesia.
Toda la vida es una ascensión, toda la vida es meditación, obediencia, confianza y esperanza, incluso en medio de la oscuridad; y toda la vida es esa "sagrada prisa", que sabe que Dios es siempre la prioridad y ninguna otra cosa debe crear prisa en nuestra existencia.
Y, por último, la Asunción nos recuerda que la vida de María, como la de todo cristiano, es un camino de seguimiento, de seguimiento de Jesús, un camino que tiene una meta bien precisa, un futuro ya trazado: la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte, y la comunión plena con Dios, porque —como dice san Pablo en la carta a los Efesios— el Padre "nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús" (Ef 2, 6).
Así pues, en María elevada al cielo contemplamos a Aquella que, por singular privilegio, ha sido hecha partícipe con alma y cuerpo de la victoria definitiva de Cristo sobre la muerte. 
La vida del hombre en la tierra —como nos ha recordado la primera lectura— es un camino que se recorre constantemente en la tensión de la lucha entre el dragón y la mujer, entre el bien y el mal. Esta es la situación de la historia humana: es como un viaje en un mar a menudo borrascoso; María es la estrella que nos guía hacia su Hijo Jesús, sol que brilla sobre las tinieblas de la historia (cf. Spe salvi, 49) y nos da la esperanza que necesitamos: la esperanza de que podemos vencer, de que Dios ha vencido y de que, con el bautismo, hemos entrado en esta victoria. No sucumbimos definitivamente: Dios nos ayuda, nos guía. Esta es la esperanza: esta presencia del Señor en nosotros, que se hace visible en María elevada al cielo. "Ella (...) —leeremos dentro de poco en el prefacio de esta solemnidad— es consuelo y esperanza de tu pueblo, todavía peregrino en la tierra" (cf. Benedicto XVI, Homilía, 15-VIII-2009).

Compromiso semanal
Haz un rato de oración y dialoga con el Señor.
 
La Palabra del Señor, luz para cada día
1ªlectura: Apocalipsis 11, 19; 12, 1. 3. 6.10. Una mujer vestida de sol.
                        El poder del mal, representado por un dragón, se contrapone al Mesías y a su Pueblo (el Hijo y la Mujer). Lleno de odio, el dragón trata de destruir a Cristo y a su Iglesia. Para conseguir su intento, el dragón domina a la bestia y la incita contra la Iglesia. La bestia es el Imperio romano, que obliga a todos los hombres a rendir culto divino al Emperador. ¡Cuántos poderes políticos y económicos le han sucedido a lo largo de la historia! Esta es una visión religiosa de la historia de la Iglesia de Jesucristo, que envuelta en luchas y sufrimientos, camina hacia su destino de gloria. La señal que aparece en el cielo manifiesta una doble realidad: es, a la vez, la Virgen María, la madre de Jesús, y la Iglesia, la madre de los creyentes, que pertenecen a Cristo. La Virgen María es prototipo y realización perfecta de la Iglesia. La Iglesia ha alcanzado ya, en María, el triunfo final; pero el "resto de la descendencia" continúa todavía "en el desierto".
Salmo 44, 10-16. De pie, a tu derecha, está la reina, enjoyada con oro de Ofir.
              La Iglesia canta a María con el mismo salmo que otras veces se refiere a ella misma, Esposa del gran Rey: Cristo. María, asociada a toda la vida de Jesús, está también asociada a su glorificación. Y esta glorificación la cantamos, gozosos, con el salmo.
2ª lectura: 1 Corintios 15, 20-27.
Primero Cristo, como primicia; después, todos los que son de Cristo.
                        Por un hombre vino la muerte, y por un hombre vino la resurrección. Dios dispuso que el Hijo se hiciera hombre para que el que venció en un árbol, en un árbol SYMBOL 45 \f "Symbol" \s 12-el de la cruzSYMBOL 45 \f "Symbol" \s 12- fuera vencido. Así como en Adán todos hemos muerto, así en Cristo todos somos vivificados. Jesús fue como la primicia de esta gran esperanza. Después vendrán a la vida cuantos creyeron en él. Y como una primicia más está Santa María. Ella, asociada íntimamente a la redención por la cruz, estará también estrechamente unida a la victoria. Por eso, la Virgen no fue sometida ni vencida por la muerte, sino que triunfó totalmente sobre ella.
Evangelio: Lucas 1, 39-56.
El Poderoso ha hecho obras grandes por mí; enaltece a los humildes.
              El Magnificat condensa la situación del alma de María. La humilde, la sencilla, es atraída por Dios. María empieza cantando la salvación de Dios en su persona. Pero la salvación de Dios llega a los pobres de la tierra, a los humildes, a los hambrientos. San Lucas ha visto en María la personificación de los "pobres de Yahvé". El cántico de la Virgen es el cántico de estos pobres que saltan alegres, porque Dios está a su lado como salvador. Es el canto de todo el pueblo de Dios, heredero de las promesas hechas a Abrahán.
  Puedes leer Isaías 61, 10 – 62, 5.




CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 16
San Esteban de Hungría
Ez 24, 15-24  Ezequiel os servirá de señal: haréis lo mismo que él ha hecho.
Dt 32, 28-21  Despreciaste a la roca que te engendró.
Mt 19, 16-22   Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes y da el dinero a los pobres.
Medita el Evangelio de hoy
Martes 17
Beato Ángel-Agustín Mazzinghi
Ez 28, 1-10  Eres hombre y no Dios; te creías listo como los dioses.
Dt 32, 26-36  Yo doy la muerte y la vida.
Mt 19, 23-30   Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de los Cielos.
Reza por la conversión de los alejados.
Miércoles 18
Beato Nicolás Factor
Ez 34, 1-11  Libraré a mis ovejas de sus fauces para que no sean su manjar.
Sal 22, 1-6  El Señor es mi pastor, nada me falta.
Mt 20, 1-16a  ¿Vas a tener tú envidia porque soy yo bueno?
Da testimonio de Jesucristo.
Jueves 19
San Juan Eudes
Ez 36,23-28. Os daré un corazón nuevo y os infundiré mi espíritu.
Sal 50. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas vuestras inmundicias.
Mt 22,1-14. A todos los que encontréis, convidadlos a la boda
Reza por las vocaciones.
Viernes 20
San Bernardo
Ez 37, 1-14  Os haré salir de vuestros sepulcros, casa de Israel.
Sal 106, 2-9  Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Mt 22, 34-40  Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.
Reza por los niños y los jóvenes
Sábado 21
San Pío X
Ez 43, 1-7a  La gloria del Señor entró en el templo.
Sal 84, 9-14  La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.
Mt 23, 1-12  No hacen lo que dicen.
Pídele al Señor el don de la humildad
Domingo 22
21 del
TIEMPO
ORDINARIO
Is 66,18-21  Vendré a congregar pueblos y naciones.
Sal Mc 16,15; Sal ,1-2  Id a todo el mundo y predicad el evangelio.
He 12,5-7.11-13  Dios os trata como a hijos, y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrija.
Lc 13, 22-30  Hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.
Haz oración por tu familia y por la parroquia

No hay comentarios: