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10 mayo 2007

Pentecostés
Pedro Reyero. O. P.





"Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo:
" La paz con vosotros".Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez :" La paz con vosotros .Como el Padre me enviótambién yo os envío ."Dicho esto, sopló y les dijo :" Recibid el Espíritu Santo.A quienes perdonéis los pecadosles quedan perdonados;a quienes se los retengáisles quedan retenidos." (Jn 20,19 )
Queridos hermanos:
Si alguna vez visitáis Cáceres y os lo explican bien, os enteraréis de un hecho que sucedió en tiempos de los Reyes Católicos. Un hecho muy curioso que viene al cuento de las lecturas de hoy.Los nobles comenzaron a hacer casas, torres, más altas que las de los reyes. La reina, mandó desmocharlas, para que ninguna fuera más alta que lo era la de la reina, la de los reyes.Todos los seres humanos tenemos tendencia a hacer una torre que sea más alta que la del vecino, bien sea exterior, bien sea interior, pero la tendencia la tenemos; y esta tendencia es muy importante entenderla, porque aquí es donde va a estar la acción del Espíritu Santo.Recordáis que hubo un tiempo, nos lo cuenta la Escritura, en que los hombres se sintieron tan grandes y tan poderosos que quisieron hacer una torre que llegara al cielo.La llamamos torre de Babel ¿no? La hicieron altísima para que tocara el cielo, porque el hombre siempre ha querido ser como Dios. Pero Dios, para que esta insensatez no culminara, se dijo a sí mismo: ¿van a hacerse como yo de grandes ¿ no?.Entonces la destruyó y los dispersó por toda la tierra. Así comenzó la dispersión, la cual, al poco tiempo fue causa de que cada pueblo hablara su propia lengua y no se entendieran los unos con los otros.Cada uno se fue por su camino, a poblar el mundo. Y nos dice la Escritura que esos hombres dispersos, que marcharon a su territorio, cada uno con su propia lengua y costumbres, fueron reunidos de nuevo por el Espíritu Santo el día de Pentecostés. Como habéis oído había allí partos, elamitas, medos, los que habitaban Mesopotamia, Capadocia, Panfilia, Egipto etc. Los reunió a todos, pero antes había hecho algo maravilloso, había abajado a cada uno su propia torre, les había vuelto necesitados de Dios y todos pudieron acoger un mismo Espíritu.
Esta tarea que hizo Dios con todos los pueblos de la tierra, la hizo también con sus discípulos. Sabéis cómo cada uno tenía una torre mas alta que la del vecino, todos buscaban ser el primero, o por lo menos estar cerca, en esos sillones desde donde iban a gobernar al pueblo de Dios. Y el Señor los dispersó y " todos dejándole solo, huyeron". ¿Recordáis? En la noche del Jueves Santo, todos sin excepción, dejándole solo, huyeron. Ahí es donde cayeron todas las torres, nadie podía presumir: " es que yo te quiero ", nadie podía decir, con un poco de cara, a Jesús : "dame el primer puesto", nadie podía exigirle nada, porque todos se habían ido: "Y todos dejándole sólo huyeron". Había dispersado también a los suyos, a los amigos, a los que había llamado, a los que le habían elegido, a los que él mismo había elegido. Él los eligió y, sin embargo, les dispersó porque todavía cada uno quería hacer como una torrecita más alta que la del vecino, había autosuficiencia en ellos, estaban basándose en su poder, estaban juzgándose a sí mismos y a los demás desde sus propias categorías, y todo eso, el Señor no lo podía permitir, y por eso los dispersó.
El Espíritu Santo también atrajo a sus discípulos al Cenáculo, pero estos discípulos del Cenáculo y estos pueblos medos y persas etc.,que vinieron a Jerusalén, ya no tenían el mismo espíritu de autosuficiencia que habían tenido antes, ya habían aprendido la lección de la pobreza, de lo que significa ser hombre, ya habían aprendido lo que significa pecar, lo que significa negar al amigo, lo que significa no poder prometer nada desde sus propias fuerzas, porque en el fondo habían visto el resultado. Todos los que estaban aquí eran pobres, tenían experiencia de serlo, y, por esa razón, pudieron acoger un mismo Espíritu, que, en caso contrario, nunca hubieran sido capaces de hacerlo. Por eso dice la segunda lectura que ninguno de nosotros puede ni siquiera pronunciar la palabra: " Jesús es Señor", sin la acción del Espíritu Santo.
En Pentecostés el Espíritu Santo descalifica el poder de todos los reinos de la tierra, descalifica el poder de cada uno de los discípulos del Señor, y se manifiesta como la gran gratuidad que el hombre tiene para vivir en esta historia. A medida que subes tu torre un milímetro necesitas menos Espíritu Santo, y ya estas viviendo de ti, y ya no tienes vida sino que tienes muerte, y a medida que vamos creciendo en nosotros mismos sin necesitar el don del Espíritu, va creciendo en nosotros la muerte, no la vida. La vida crece en nosotros cuando nuestra torre decrece; esto es lo que quería decir Juan cuando dijo: "conviene que yo decrezca, conviene que yo mengüe, para que El crezca."
La tarea que nos da el Señor a todos nosotros, sin excepción, después de Pentecostés, es que aparezca desde nosotros el que merece la pena, el que habita en nosotros. Ése es el que tiene que aparecer. Ése es el que tiene que evangelizar. Ése es el que tiene que llenar toda la tierra, y es el que tiene que hablar de la gratuidad infinita del Amor de Dios para todos los hombres, que esto es evangelizar, evangelizar es dar una buena noticia, y una buena noticia no es que Dios carga encima de ti cien sacos, uno cada día de tu vida, una buena noticia no es decir: Dios te va a humillar, Dios te va a castigar. Eso no es una buena noticia. La buena noticia es que Dios te quiere como tú eres, pero sólo necesita una condición, que lo necesites porque eres pobre, sólo eso.
Y cuando todos nos vamos manteniendo en los grupos como pobres, sin dejar que nadie se engría y destaque, sin dejar que haya torrecitas que tengan razón, desmochándolas... Leed si no a San Pablo, fijaos en la lucha tan terrible que tenía con los perfeccionistas, la que tenía con los fariseos, que en el fondo, pues ya sabéis cuál era su teología,¿no?: cumplir mejor que los demás, y si lo cumplo mejor que tú, tengo derecho a juzgarte. Eso hay que destruirlo en la Renovación, eso hay que alejarlo, esas torres hay que desmocharlas.
El Espíritu Santo se encarga de humillarnos. El Espíritu Santo se encargará de abajarnos y de dispersarnos, lo mismo que a los discípulos. Y ha habido mucha dispersión en los grupos, y en la Renovación; mucha dispersión. Algunos que entre nosotros eran columnas... ya no existen .Hay que andar con cuidado con el Señor, hay que andar con cuidado con la Renovación. Pablo VI dijo que la Renovación Carismática era una flor muy delicada, delicadísima. Se puede estropear fácilmente y, desde luego, si algo estropea la Renovación nunca será el que seamos humildes, el que seamos necesitados unos de otros, el que tengamos sencillez de corazón para saber que podemos poco o nada. Eso no estropeará nunca la Renovación porque en eso consiste uno de los dones del Espíritu Santo, que se llama el don de temor de Dios, que es lo mismo que el don de necesitar a Dios, el don de necesitar cada día el pan nuestro, el que nos da Dios de rezar cada uno el Padrenuestro en serio, cada uno de los días de nuestra vida.
No vendrá el mal de la Renovación porque seamos humildes, ni porque seamos pobres. Muchos, sin embargo, creen que viene de ahí : " este grupo...la pobreza de este grupo...no alaban..éstos...fíjate. La misma Iglesia, o algunas personas de la Iglesia, dicen ¿quién son éstos? Vemos movimientos que tienen una jerarquía, que tienen unas leyes, que tienen una estructuración...pero estos carismáticos... ¿ qué tienen? , no tienen nada, están viviendo en una especie de ...de sin ley, sin ley, ....andan por la vida sin ley, que es lo mismo que andar sin nada, como unos pobretacos, sin nada..... ¡Y hay tanta desconfianza por eso! No cabe duda... hace falta poner aquí un poco de fariseísmo. Hay mucha gente en la Renovación que ya lo está diciendo. Hace falta poner aquí un poco de perfeccionismo, hace falta poner fariseísmo, hace falta poner estructuras, hace falta poner leyes, hace falta poner normas, y a ver quién es el que las cumple mejor......, y si yo las cumplo mejor que tú.....líbrete Dios de mí, porque estás arreglado,¿ no? Nos hemos cargado Pentecostés.
Pentecostés es la gran gracia de la misericordia de Dios para todos los pobres de la tierra que han sido antes dispersados de su autosuficiencia, desde Babel, que han sido dispersados como los discípulos de Jesús el día de Jueves Santo. Cuando uno entiende esa lección, y cuando a uno le ha dispersado el Señor desde su engreimiento y soberbia, entonces es cuando tiene manos de pobre para acoger esto, que es un don, porque el Espíritu Santo es un don, no es una conquista mía. El Amor de Dios yo no lo puedo conquistar. Hay gente que cree que sí, pero supongo que ese grado de locura vendrá de la gran locura de la mente humana, que evidentemente se cree dios siempre que puede, pero no vendrá de la sensatez del hombre que se encuentra a sí mismo ante Dios tal como es. Cuando...los que estamos aquí, no hace falta ir más lejos, nos vemos tal y como somos, no tenemos demasiadas ganas de presumir. Si alguien de los que están aquí se ve a sí mismo como es, no creo que tenga muchas ganas de presumir, no creo que tenga muchas ganas de decir :" yo soy mejor que tú", no creo que tenga ganas de descalificar a nadie. Si el Señor nos dice, como lo hizo una vez con la gente que estaba juzgando a aquella mujer: " el que esté limpio, o libre de pecado, que tire la primera piedra", seguro que nos iríamos escabullendo uno a uno ante el poder de su mirada.
Y creo que en la Renovación tampoco nos podemos tirar piedras los unos a los otros, no creo que nadie que esté aquí se atreva a hacerlo. Si alguien se atreve, hágalo, imagino que nadie tendrá un corazón así. ¿Veis? Cuando nos vemos a nosotros mismos a la luz de Dios, cuando nos vemos por dentro sinceramente, tal como somos, nuestras torres se abajan, y necesitamos el Espíritu Santo. Cuando nos vemos en nuestras infidelidades y huidas, lo mismo que los discípulos del Señor, que prometieron tanto a su amigo, y lo que hicieron fue dejarlo solo, no creo que tengamos muchas ganas de presumir.
Creo que nuestra única necesidad, si somos un poco conscientes de lo que somos, es: " Ven Espíritu Santo" ; y la Iglesia, si es un poco consciente de lo que es, y de las infidelidades que ha tenido, y los disparates que ha cometido en la historia, y los despistes que ha tenido, ¿no?, pues si es consciente de eso pues: " Ven Espíritu Santo". Y si los sacerdotes somos un poco conscientes, de que no son nuestras programaciones las que salvan a nadie...., porque por estar bien programadas las cosas, no se convierte la gente ni en Torrijos, ni en Madrid, ni en mi pueblo que tiene treinta personas. Si somos un poquito honrados, lo que tenemos que hacer es ir a la Iglesia y decir, en vez de hacer una programación tan grande y tan perfecta, postrándonos ante el Señor con el pueblo de Dios, gritando juntos: "Ven Espíritu Santo, vensobre esta Parroquia, sobre esta Iglesia, sobre esta Comunidad." Eso es lo único que necesitamos, porque todo lo demás, la mayoría de las veces, son torrecitas que vamos construyendo, para que se vea que en esta Parroquia las cosas se hacen mejor que en aquella, y yo tengo éxito por esta razón o por aquélla. Esto se está dando en la Iglesia porque se da en el corazón del hombre, y es que es así de claro.
Entonces que hoy, Dios nos dé vivirlo con esta paz, y con esta intimidad que hay aquí. Yo creo que es muy importante dejar tanta tontería en las que nos apoyamos. Hay que dejar la torre de Babel, hay que dejar todo tipo de fariseísmo que no conduce a nada, toda diferencia, ya que estas cosas nos hacen mucho daño. Porque hay personas que se sienten más cultas que otras, presumen de que tienen su titulito, pero qué significa ese titulito, de qué cultura presumen; lo que tenemos importante aquí es nuestra pobreza, y lo que reclama esa pobreza no es el título de la universidad, ni tu sabiduría, es el don del Espíritu Santo. Es bueno que el Espíritu Santo utilice tu sabiduría. Si la utiliza Él, es una maravilla, incluso tus títulos y tu cultura; pero si las utilizas tú para ser diferente de los demás y necesitar menos al Señor..., entonces no haces nada.
Ya Pablo lo decía a las primitivas comunidades, cuando celebraban los ágapes fraternos y los ricos se iban a comer a una esquina diciéndose: ¿cómo voy a comer al lado de ese que es pobre y a lo mejor come con los dedos? Pablo les pregunta: ¿qué Espíritu Santo habéis recibido?, ¿ el Espíritu Santo de las clases sociales de Marx?, o ¿el Espíritu Santo que viene de Dios, viene del Padre y rompe las categorías sociales?. ¿O es que te crees que el Espíritu Santo que nosotros recibimos aquí no viene a romper todo eso que es lo propio del mundo? Pues si nos volvemos a acomodar al mundo, y nos volvemos a las clases sociales y al poder del mundo y a las influencias del mundo y a este señor que no se qué.......; nos ponemos medallas según el mundo, si nos acomodamos a eso, pues nos cargamos al Espíritu Santo. ¿Nos podríamos llamar Renovación así?, ¿renovación de qué?, ¿renovación de las categorías del mundo?, ¿renovación de la porquería del mundo?,¿renovación de lo que el Señor ha venido a liberarme?, ¿renovación de las ataduras que están atando a la gente y les clasifica igual que se clasifican los paquetes en el Corte Inglés? .El Espíritu Santo es la gran Gracia, la gran maravilla para todos los dispersados que han aprendido la lección, y ya han vuelto de Mesopotamia, con los pies descalzos, diciendo: ¿quién nos salvará a nosotros?.
Hemos querido ser dioses, pero no hemos podido, y lo único que hemos logrado en la historia humana son palos y agresividad de unos contra otros. Cuando se lee la historia humana y se ve que ha habido más tiempo de guerra que de paz, dice uno: ¡Qué barbaridad!, ¿no? Qué poder ha tenido la torre de Babel. Para destruir esa torre de Babel y darnos paz, nos da el Señor el don de temor de Yahvé, que es el que conducía a Jesús, ¡ fíjate qué casualidad!, es el que conducía a Jesús. Por dos veces dice el profeta Isaías: " le guiará el temor de Yahvé". Jesús no tenía torre alguna, fue el que más bajó, el que más se abajó."No reputó codiciable el ser igual a Diossino que se despojó de su rangotomando condición de siervo...".......y sabéis que los siervos eran lo último, eran los que se ponían a los pies de los señores para limpiarlos y servirles, y dice :" tomó condición de siervo "...¡ay!...,pero si tomó condición de siervo el que lo es todo, y es quién tu dices que amas...,y amas la Renovación,......, mucho me temo que tenemos que empezar a descender y a decrecer un montón todos, ¿no?, y empezar ya a ver a los demás por los pies.....Tenemos la tendencia a mirarnos a los ojos, ¿no?, por la cabeza, que la cuidamos bastante, y la maquillamos... pero si nos empezáramos a ver por los pies, cambiaba mucho todo, porque los pies como están ocultos en los zapatos, nadie les hace caso. Digo esto de los pies, porque a mí el Señor un día me reprendió. Yo me quejaba de que me pesaban mucho las piernas, me dolían muchísimo, y me dijo el Señor : "¿Y quién tiene la culpa de eso?; los 15 kilos que tienes de más, los sufren tus pies, y no los cuidas nada. Cuidas tu cerebro, cuidas tus pensamientos, cuidas la forma que tienes de relacionarte con los demás, pero a tus pies, lo más pobre que ha habido en tu vida, los que han cargado con todo, no los cuidas..... nada". Le pregunté a una monjita que era especialista en pies cómo había que cuidarlos, y me dijo: "Cuando te duches y te laves, bien lavadito todo, las uñas y tal, te das "Avena Kinesia", que, por lo visto, es una crema, que da mucha suavidad, que da mucho bienestar y da gusto andar con la tal avena ; es una broma, pero me entendéis. Tenemos que empezar ya a buscar Avena Kinesia para los pies de nuestros hermanos, porque andamos muy elevados, andamos en ideas muy elevadas y como bien decía José Mª. Cabodevilla : "si es por ideas, la jirafa es la que más elevadas las tiene".
Se trata, como sabemos, de encontrarnos con Jesucristo, y se da la casualidad de que a Jesucristo, le encontramos en la palabra. ¡Qué cosa más pobre!. Si lo queréis encontrar en un pedacito de pan, pues, ¡caeros de bruces!, porque diréis : ¿y esto?, ¡hombre!, ¡cualquiera de nosotros es un poco más! ¿no?, ¡vamos, hasta una flor es un poco más! ¿no?...; no, pues no. Dios viene por lo bajo, por lo bajo, y nosotros vamos por lo alto y nos cruzamos en el cielo sin encontrarnos. Y el problema de la vida y de la Renovación es encontrarse con Jesucristo; no hay otro. ¡Es que hemos alabado, es que hemos hecho....!. La vida sólo tiene sentido si se encuentra a Jesucristo. Nos dice el Evangelio de hoy : "Paz a vosotros". Entra Jesucristo les enseña las manos y el costado, y les dice: "Soy Yo".
La Renovación Carismática no es más que el esfuerzo inmenso de pedir gracia para encontrar y descubrir a Jesucristo; sólo eso. Es un encuentro con alguien que se llama el Señor, que se llama Jesús. Un encuentro de este calibre, humanamente hablando, nadie lo plantearía como lo estamos planteando nosotros espiritualmente. Si amas a alguien, ¿te bastan unos minutos a la semana para conversar con él? Esto, humanamente hablando, nadie lo entiende ¿ y lo queremos entender en el Señor? Yo creo que la Renovación en este momento necesita que venga Jesús y la desmoche todo eso. Ya me entendéis...., y hacia abajo. Estamos todos en una búsqueda de oración para acabar descubriendo quién es Jesucristo, acabar descubriendo que me quiere, que es el Señor de mi vida que está en mí de una manera tan maravillosa que si está él en mí, ¿cómo voy yo a estar fuera de mí? Ninguna otra cosa necesitamos. Como dice San Juan de la Cruz, a lo que tenemos que llegar es a descubrir los ojos de Cristo, en mis entrañas dibujados. Lo que importa es ese encuentro interior con el que me quiere, al que puedo querer; encuentro con la fuente de la que luego brotará el agua viva, el Espíritu Santo. Dice la Escritura:"Dentro de vosotros hay una fuente que mana hasta la vida eterna". Ahora bien, ¿conocemos esa fuente? "Oh, cristalina fuente, si en esos tus semblantes plateados, formases de repente los ojos deseados, que tengo en mis entrañas dibujados..."Todos hemos nacido para amar, y el amor no sucede si no es en el encuentro. La Renovación es el encuentro con Jesucristo al que se llega a conocer y a amar. Con alguien que nos fascina, que nos puede. Cuando nos sentimos así amados, fascinados, es muy fácil hablar de amor. Si amas, y te sientes amado, no hablarás de memoria. Hablar de memoria, de lo que no sucede en tu corazón, en el fondo no es nada. Yo creo que Dios nos lleva a esto, a provocar en nuestra vida un encuentro serio con Jesucristo, que es el único que a mí me puede salvar, el único; y lo único que tengo que alcanzar, para alcanzar la vida, no es otra cosa que eso, porque de Dios, lo que se nos ha revelado, es Jesús. No sabemos más de Dios que lo que nos ha dicho Jesucristo, que la imagen que El nos ha dado de este Dios que está dentro de nosotros.San Agustín decía :"Oh, Hermosura tan nueva y tan antigua.
Tantos años buscándote fuera de mí, y resulta que tú estabas dentro.
Tantos años buscando el amor, la vida, fuera de mí, y no me daba cuenta de que mi vida era para mí mi propio peso.
Todo me pesaba, me decepcionaba.
¡Tarde te encontré Oh Hermosura, siempre antigua y siempre nueva, tarde te encontré!,
¡Tú estabas dentro de mí, pero como yo estaba fuera de mí, no te pude hallar!.
La Renovación Carismática es una vida mística, es una experiencia mística y una experiencia mística siempre es un encuentro con Jesucristo. El amor necesita tiempo, y cuando no se da tiempo al amor, todos los que aquí estamos sabemos muy bien que acaba muriéndose. Lo más terrible que nos puede pasar es que un día se nos muera Jesucristo, y sigamos hablando de él, llevándole muerto... Sería terrible que Jesucristo no fuera para nosotros otra cosa que cultura... palabras para decir pero muertas. En España hay mucha cultura religiosa, se cita entre nosotros con facilidad frases del evangelio, incluso los periodistas lo hacen, pero muchas veces muertas. Se han educado, como nos hemos educado todos ; cultura no nos falta, lo que nos hace falta es vida.
A dos que se están muriendo de sed en su propia casa, les hablas del tratado del amor que escribió Ortega y Gasset y te dicen: ¿ para qué?, si el problema es que resucite el amor que estamos necesitando para vivir....Pues bien, el Espíritu Santo es el que resucita el amor, el que resucita el encuentro con los demás, el que nos da la experiencia que tenemos.Ayer mismo el Señor nos pedía: "reconcíliate , desde mi amor y poder, reconcíliate con toda criatura". Y cuando el Señor lo da, y te reconcilias, es una maravilla, porque el corazón se sacia y está en paz. Esto sucede cuando la imagen de Jesús, se va grabando cada vez más en nosotros y de una manera más plena. (Charla de Pedro Reyero en un retiro de Pentecostés dado en Torrijos (Toledo). La trascripción es de Marta Casares)

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