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17 enero 2008

Domingo 20 de enero

DOMINGO ii DEL TIEMPO ORDINARIO
20 de enero de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación

Lectura del libro de Isaías 49, 3. 5-6

El Señor me dijo:

«Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso.»

Y ahora habla el Señor,
que desde el vientre me formó siervo suyo,
para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel
-tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza-:

«Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob
y conviertas a los supervivientes de Israel;
te hago luz de las naciones,
para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.»

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 39, 2 y 4ab. 7-8a. 8b-9. 10 (R.: 8a y 9a)

R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor;
Él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R/.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy.» R/.

Como está escrito en mi libro:
«Para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.

Segunda lectura
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre,
y del Señor Jesús sean con vosotros.

Comienzo de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 1-3

Yo, Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por Cristo Jesús, a los santos que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.

La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.

Palabra de Dios

Aleluya
Jn 1, 14. 12b

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
A cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios.

EVANGELIO
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 29-34

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:

- «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel.»

Y Juan dio testimonio diciendo:

- «He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.

Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:

"Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo."

Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»

Palabra del Señor



COMENTARIO

Este es El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos plantea la fe como una llamada de Dios que nos ama, y como la respuesta del hombre que se abre a Dios, se deja amar por Él y es transformado por su amor.

Sin embargo, muchas veces vivimos rodeados de inquietudes. Las preocupaciones materiales y los “ruidos” de nuestra sociedad no dejan apenas un hueco para la escucha de la voz de Dios.

Porque Dios sigue llamando, sigue invitando a la fe..., lo que ocurre es que hay muchos que “se hacen el sordo”, y, como dice el refrán, no hay peor sordo que el que no quiere oír.

Los primeros discípulos escucharon las palabras de Juan el Bautista que señalaba a Jesús y fueron tras Él. Su respuesta fue el inicio de una nueva vida.

Dios continua hablando también hoy, y su Palabra compromete nuestra forma de vida. La respuesta nuestra a la llamada de Dios supone romper con el estilo de vida del mundo para aceptar un hombre nuevo, una nueva forma de vivir.

Hoy vivimos en una época en que queremos muchas veces un cristianismo “descafeinado”, sin exigencias, sin compromiso; un cristianismo light, empobrecido porque hemos perdido de vista esta dimensión fundamental: en la fe todos somos discípulos, hay un solo Maestro: Cristo, Él es el único que puede salvarnos.

Y, por eso, el camino del cristiano es aceptar a Cristo como la única luz que puede iluminar nuestra vida, nuestras actitudes, nuestras obras; y, con esa luz de Cristo en nuestro corazón, dejar que Cristo vaya construyendo nuestra vida como Él quiere, ir viviendo la vocación a la santidad.

Por tanto, es necesario que tomemos conciencia de que el camino que el mundo nos propone no es camino de salvación y de vida, sino de vacío y de muerte, y como cristianos tenemos que rechazar este camino mundano y decidirnos a vivir el camino que Cristo nos propone, el camino que nos puede dar la auténtica felicidad y la salvación.

Y, en medio de un mundo que ama la mediocridad y la chapuza, nosotros debemos aspirar a la santidad, y, para ello, debemos esforzarnos en conseguir que nuestra vida sea cada día mejor, demos tratar de crecer cada día como cristianos, a pesar de nuestros fallos y de las dificultades que encontremos en el camino. El Señor te invita a seguirle, a ser santo, ¿te atreves?

¡Ánimo! Dios te ama más que nadie. Dios quiere que seas feliz. Dios ha venido a salvarte a ti, a darte la vida. Él te muestra su amor cada día, Él quiere ser tu luz, tu paz, tu descanso. ¡Lánzate a la aventura de la fe! ¡Ponte en las manos de Dios! ¡Deja que Él lleve tu vida y que la lleve por donde Él quiera llevarla! ¡Confía en el Señor: Él te ama más que nadie!

Compromiso semanal

Revisa tu vida y trata de descubrir si tu estilo de vida es cristiano en todo lo que haces. Haz propósito de cambiar alguna actitud que todavía no lo sea. Pídele al Señor cada día que te lo conceda.

La Palabra del Señor, luz para cada día

Isaías 49, 3. 5-6. Te hago luz de las naciones para que seas mi salvación.

Dios llama al siervo desde el seno materno. En él se complace. Le encomienda una misión salvífica: reunir al Israel disperso y desterrado, e iluminar con la luz de su palabra, que es la revelación de Dios, a todos los pueblos. Esa luz de Dios es salvación para todos los hombres. Esta función salvífica e iluminadora es tarea para todos los enviados por Dios. Puedes leer Filipenses 2, 8-11.

Salmo 39. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

La carta a los Hebreos recoge este salmo como si fueran palabras que Jesús pronunció al entrar en este mundo. Jesús vino para cumplir la voluntad de Dios. Unidos a Cristo podemos orar con esta acción de gracias. Cultivaremos actitudes profundamente cristianas: esperar con ansia; reconocer con amor las maravillas hechas en favor nuestro; hacer la ofrenda interior del corazón; y ser, ante todos, testigos de la fidelidad y misericordia de Dios.

1 Corintios 1, 1-3. La gracia y la paz de Dios Padre y del Señor Jesús sean con vosotros.

Pablo es llamado a ser Apóstol por designio de Dios y no por voluntad de los hombres. En nombre de Cristo, y por su autoridad, alienta, corrige, reprende y enseña a los cristianos de la comunidad de Corinto.

Evangelio: Juan 1, 29-34 Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

El Siervo del Señor anunciado por el profeta Isaías es anuncio de Jesús. Jesús es quien carga con los pecados de sus hermanos, los hombres, y se ofrece, inocente, para expiar por ellos. Él es "el que quita el pecado del mundo", es decir, el que restablece las relaciones de paz entre Dios y los hombres haciendo que éstos sean de nuevo hijos suyos. El Cordero Pascual, que los judíos sacrificaban cada año para celebrar su liberación de Egipto y el paso del mar Rojo, es figura de Jesús. Con su muerte y resurrección nos hace pasar, a través del agua del bautismo, de la esclavitud del pecado a la libertad de los hijos de Dios. Puedes leer Isaías 61, 1-10.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes, 21
Santa Inés, virgen y mártir
1 S 15, 16-23 Por haber rechazado al Señor, el Señor te rechaza hoy como rey.
Sal 49 Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Mc 2, 18-22 El novio está con ellos.
Haz una obra de caridad
Martes, 22
San Vicente, diácono y mártir
1 S 16, 1-13 Ungió Samuel a David y en aquel momento lo invadió el espíritu del Señor.
Sal 88, 20-28 Encontré a David, mi siervo.
Mc 2, 23-28 El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado.
Reza por los sacerdotes
Miércoles, 23
San Ildefonso, obispo
1 S 17, 32-33.37.40-51 Venció David a Goliat.
Sal 143, 1-10 Bendito el Señor, mi roca.
Mc 3, 1-6 ¿Está permitido en sábado salvarle la vida a un hombre o dejarle morir?
Reza por los enfermos. ¡Visítalos!
Jueves, 24
San Francisco de Sales, obispo y doctor
1 S 18, 6-9; 19,1-7 Mi padre Saúl te busca para matarte.
Sal 55, 2-13 En Dios confío y no temo.
Mc 3, 7-12 Los demonios gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”.
Da testimonio de Jesucristo
Viernes, 25
La conversión de san Pablo
Hch 22, 3-16 El Dios de nuestros padres te ha elegido… para ser testigo ante todas las generaciones.
Sal 116, 1.2 Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Mc 16, 15-18 Id la mundo entero y proclamad el Evangelio.
Pídele al Señor el don de la conversión
Sábado, 26
San Timoteo y San Tito, obispos
2 S 1, 1-4.11-12.19.23-27 ¡Cómo cayeron los valientes en medio del combate!
Sal 79, 2-7 Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Mc 3,20-21 Su familia decía que no estaba en sus cabales.
Reza por los que no creen en Cristo
Domingo, 27
3º del Tiempo Ordinario
Is 8, 23b-9, 3. En Galilea de los gentiles, el pueblo vio una luz grande.
Sal 26, 1.4.13-14. El Señor es mi luz y mi salvación.
1 Co 1, 10-13.17. Poneos de acuerdo y no andéis divididos.
Mt 4, 12-23. Se estableció en Cafarnaúm. Así se cumplió lo que había dicho Isaías.
Haz oración por tu familia y por la parroquia


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