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20 marzo 2008

Domingo 23 de marzo

DOMINGO de pascua de RESURRECCIÓN
23 de marzo de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
Hemos comido y bebido con él después de su resurrección

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

- «Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.

Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio e que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.»

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 117, 1-2. l6ab-17. 22-23

R/. Este es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. R/.

La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir,
viviré para contar las hazañas del Señor. R/.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.

Segunda lectura
Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-4

Hermanos:

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.

Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

Palabra de Dios

Aleluya
1 Co 5, 7b-8a

Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo.
Así, pues, celebremos la Pascua en el Señor.

EVANGELIO
Él había de resucitar de entre los muertos

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-9

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:

- "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto."

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor



COMENTARIO

¡Resucitó! ¡Aleluya!

Cristo ha resucitado, ¡Aleluya! Este es el gran mensaje de la Pascua. El dolor, el sufrimiento, la muerte de Cristo, no han sido inútiles, no han sido estériles: Cristo ha vencido, ha triunfado sobre el pecado, sobre el mal y sobre la muerte. Todo ello nos llena de alegría y de esperanza. Porque ahora sabemos que también nosotros venceremos con Cristo al pecado y a la muerte; también nosotros encontraremos, desde Cristo, el sentido al dolor y al sufrimiento.

Jesús no es un personaje del pasado. Él vive y, como ser viviente, camina delante de nosotros; nos llama a seguirlo a Él, el viviente, y a encontrar así también nosotros el camino de la vida. En Pascua nos alegramos porque Cristo no ha quedado en el sepulcro, su cuerpo no ha conocido la corrupción; pertenece al mundo de los vivos, no al de los muertos (Benedicto XVI, Homilía en la Vigilia Pascual 2006).

Con la resurrección de Cristo empieza a tener sentido la historia humana, empieza a tener sentido nuestra propia vida: somos ciudadanos del cielo, estamos llamados a vivir una vida nueva, una vida que no se acaba: la vida eterna. Esa gran luz, la de la eternidad, ilumina todas las realidades negativas de este mundo: el dolor, el sufrimiento, incluso la muerte.

El acontecimiento de la Resurrección llega a tu vida mediante la fe y el bautismo. Por eso el Bautismo es parte de la Vigilia pascual. El Bautismo significa precisamente que no es un asunto del pasado, sino un salto cualitativo de la historia universal que llega hasta mí, tomándome para atraerme. El Bautismo es algo muy diverso de un acto de socialización eclesial, de un ritual un poco fuera de moda y complicado para acoger a las personas en la Iglesia. También es más que una simple limpieza, una especie de purificación y embellecimiento del alma: es realmente muerte y resurrección, renacimiento, transformación en una nueva vida (Benedicto XVI, Homilía en la Vigilia Pascual 2006).

Por ello la Palabra de Dios nos invita hoy a vivir de otra manera. El que cree en Cristo resucitado, el que cree en la vida eterna, vive con otro estilo de vida: el estilo de Jesús.

¿Cómo es este estilo de vida?

La lectura de los Hechos de los Apóstoles nos da la clave: Jesús vivió una vida de fidelidad a la voluntad del Padre, y pasó por el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo. Ese ha de ser nuestro estilo de vida: fidelidad a Dios, cumpliendo los mandamientos y sus enseñanzas; pasar por el mundo haciendo el bien, preocupándonos por vivir el mandamiento nuevo del amor.

Y todo ello, en medio de una sociedad, como la nuestra, que rechaza a Cristo y vive unos valores contrarios a los del Evangelio. Por ello, como a las mujeres que acudieron al sepulcro de Jesús, el ángel hoy nos repite: ¿Por qué‚ buscáis entre los muertos al que vive? Sí, porque hoy mucha gente –incluso algunos que se creen cristianos– centra su vida en lo que no da ni la vida ni la felicidad, sino en lo que conduce a la destrucción, al vacío, al sin sentido: mucha gente centra su vida en el dinero, el sexo, la droga, el poder, la fama, la vanidad, el éxito, la imagen... ¡Ese camino conduce a la muerte!

¡El cristiano no puede seguir ese camino! ¡Hay que seguir el camino de Cristo! San Pablo nos dice hoy "Buscad los bienes de arriba" El principal negocio que tenemos todos es ese: llegar a la vida eterna. Para ello hemos de seguir ese camino de fidelidad y de caridad, viviendo la vida nueva de Cristo, a pesar de que el camino se nos haga duro, y a pesar de que tengamos tropiezos y caídas. Cristo ha vencido al mundo, y nosotros, unidos a Cristo también lo venceremos.

¿Qué camino estás siguiendo en tu vida? Piénsalo y, únete más a Cristo para poder triunfar con él y llegar, así, a la vida eterna.

Compromiso semanal

Intenta dar testimonio de Jesucristo viviendo la alegría de la fe.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Hechos 10, 34. 37-43. Dios lo resucitó al tercer día, y nosotros somos testigos.

Las palabras de Pedro a los presentes son un resumen de la historia evangélica. Van dirigidas a personas que conocen lo sucedido y están dispuestas a aceptar el significado de los acontecimientos que Pedro recuerda. Dios unge con la fuerza de su Espíritu a Jesús de Nazaret. Él es, en sus palabras y acciones, la manifestación definitiva de la bondad y misericordia del Padre para con todos los hombres. Pedro y los demás apóstoles se limitan a proclamar que Dios lo ha resucitado y establecido como juez universal. Los que creen en Él recibirán el perdón de los pecados.

Salmo 117. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

La Iglesia repite incansablemente el día de Pascua de Resurrección la aclamación: "Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. La Resurrección de Jesucristo es el milagro patente, el día en que con más verdad podemos escuchar cantos de victoria. El día en que el Señor nos llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. El día en que Cristo, vencedor, se pone al frente de todos los hombres, para dar gracias al Padre y hacernos participar de su alegría y gozo para siempre.

2ª lectura: Colosenses 3, 1-4. Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo.

Pablo exige al cristiano que viva una vida nueva en virtud de la incorporación que tiene con Cristo resucitado, desde su bautismo. El bautismo hace al cristiano participar de la vida gloriosa, resucitada del Señor; le adentra en una vida nueva de realidades divinas. La vida nueva del cristiano es una vida escondida, sumergida, con Cristo en Dios: todo cuanto le rodea y penetra es Dios manifestado en Cristo. Esta vida está oculta durante el tiempo en que el cristiano vive en el mundo; pero se manifestará plenamente en la venida del Señor.

Evangelio: Juan 20, 1-9. Él había de resucitar de entre los muertos.

Para los discípulos todo era, en aquella víspera de la resurrección, como un rompecabezas que no encajaba porque faltaba una pieza, les faltaba la clave para comprenderlo todo. Esa clave era la Resurrección. Ahora ya cobra sentido todo lo que han visto, y creen. El sepulcro está vacío. El signo de un sepulcro vacío y de unas vendas en el suelo es testigo de un cuerpo ausente. Jesús pertenece al mundo de los vivientes. Pronto llegará el momento de la recién nacida Iglesia en que serán declarados "dichosos los que crean sin haber visto".



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 24 Hch 2, 14.22-33. Dios resucitó a este Jesús, y nosotros somos testigos.
Sal 15, 1-2.5.7.11. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Mt 28, 8-15. Comunicad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.
Vive y transmite la alegría cristiana
Martes 25 Hch 2, 36-41. Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo.
Sal 32, 4-5.18-20.22. La misericordia del Señor llena la tierra.
Jn 20, 11-18. He visto al Señor.
Da testimonio de Jesucristo
Miércoles 26 Hch 3, 1-10.: En nombre de Jesucristo, echa a andar.
Sal 104, 1-4. 6-9. Que se alegren los que buscan al Señor.
Lc 24, 13-35. Lo reconocieron al partir el pan.
Haz oración ante la Eucaristía
Jueves 27 Hch 3, 11-26. Dios lo resucitó de entre los muertos.
Sal 8, 2.5-9. Señor, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Lc 24, 35-48. Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día.
Reza por los que no creen en Cristo
Viernes 28 Hch 4, 1-12. Ningún otro puede salvar.
Sal 117, 1-2.4. 22-27. Jesús es la piedra angular.
Jn 21, 1-14. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da.
Medita el Evangelio de hoy
Sábado 29 Hch 4, 13-21. No podemos menos de contar lo que hemos visto y oído.
Sal 117, 1. 14-21. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
Mc 16, 9-15. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Reza por los misioneros
Domingo 30
II Domingo de Pascua, de la divina misericordia
Hch 2, 42-47. Los creyentes lo tenían todo en común.
Sal 117, 2-4. 13-15. 22-24. Dad gracias al Señor porque es bueno.
1P 1, 3-9. Por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva.
Jn 20, 19-31. A los ocho días, llegó Jesús.
Reza por tu familia y por tu parroquia


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