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06 agosto 2008

Domingo 10 de agosto

DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO
10 de agosto de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
Ponte de pie en el monte ante el Señor

Lectura del primer libro de los Reyes 19, 9a. 11-13a

En aquellos días, cuando Ellas llegó al Horeb, el monte de Dios, se metió en una cueva donde pasó la noche. El Señor le dijo:

«Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar! »

Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hacia trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego.

Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 84, 9,ib-10. 11-12. 13-14

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R
.

Segunda lectura
Quisiera ser un proscrito por el bien de mis hermanos

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 9, 1-5

Hermanos:

Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante, en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo.

Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.



Palabra de Dios

Aleluya
Sal 129, 5

Espero en el Señor, espero en su palabra.

EVANGELIO
Mándame ir hacia ti andando sobre el agua

Lectura del santo evangelio según san Mateo 14, 22-33


Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.

Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.
Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo enseguida:

- «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»

Pedro le contestó:

- «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.»

Él le dijo:

- «Ven.»

Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:

- «Señor, sálvame.»

Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:

- «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?»

En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo:

- «Realmente eres Hijo de Dios.»


Palabra del Señor



COMENTARIO

Mándame ir hacia ti andando sobre el agua

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos plantea el tema de la fe desde la perspectiva de la búsqueda, la duda, la seguridad y el miedo.

Muchas veces los hombres nos planteamos la fe como si creer consistiera solamente en saber una doctrina y cumplir unos ritos religiosos nada más.

La fe es mucho más que todo eso. Tener fe es entrar en una historia de amor entre Dios y nosotros, es entrar en la historia de la salvación, es aceptar que Dios nos ama y quiere que seamos plenamente felices. Tener fe, ser cristiano, es ser discípulo de Cristo, es aceptar su enseñanza, es aceptarle a Él como único Señor y como único Maestro, es tratar de vivir cada día como Él vivió.

Tener fe es seguir a Jesús, y seguir a Jesús es una aventura. Tener fe, supone, en primer lugar, vivir en actitud de búsqueda sincera y humilde de Dios, en actitud de conocer y amar su voluntad. Sólo el que busca puede encontrar. Y la primera lectura nos da la clave de la búsqueda: Dios no está en el ruido, en lo espectacular, sino en el silencio, en lo pequeño, en lo sencillo. Por eso, sólo los humildes y los que crean espacios de silencio y recogimiento en su corazón pueden encontrar a Dios. Y por eso, hay tanta gente que vive de espaldas a Dios en nuestro mundo.

Tener fe significa vivir entre la luz y la oscuridad. Vivir a la luz de Cristo, pero aceptando que la fe y la vida del hombre es un misterio que ahora atisbamos solamente, sin alcanzar su comprensión total. La oscuridad desaparecerá completamente en la vida eterna, cuando veamos a Dios tal cual es.

Mientras tanto, mientras caminamos hacia la vida eterna hemos de vivir en la confianza en Dios, nos hemos de fiar de Él, aunque humanamente nos cueste comprender muchas cosas: el amor está por encima de la racionalidad. Y ese amor a Dios y la seguridad de que El nos ama, nos hace fiarnos de El.

Nos gusta tener seguridades humanas en la vida: es un signo de nuestra debilidad y de nuestra pobreza. Tener fe es lanzarnos a la aventura de seguir a Jesús es abandonarnos en sus brazos, sin tener otra seguridad que su amor.

Tener fe es fiarnos de Dios. Todos tenemos nuestros miedos y temores. La experiencia de la vida, los problemas que cada día se nos plantean, las dificultades y pruebas que hemos de atravesar, nos hacen vivir muchas veces llenos de temor, e incluso de angustia.

El Señor nos invita hoy a no tener miedo. El Señor nos invita hoy a descansar en Él, nos invita a vivir sin miedo, a fiarnos de Él, con la confianza de que la prueba no superará nuestras fuerzas y con la confianza de que la prueba nos ayuda a crecer y a madurar.

Compromiso semanal

Revisa tu vida y tu fe. Mira si realmente estás viviendo esa historia de amor con Dios. Profundiza en ella. Preséntale tus temores y descansa en el Señor.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ªlectura: 1 Reyes 19, 9. 11-13. Ponte de pie en el monte ante el Señor.

El profeta Elías descubre el paso de Dios en un susurro casi imperceptible. Dios es trascendente y desconcertante para el hombre. Se le encuentra más en el silencio que en el ruido, más en la pequeñez que en la grandiosidad.

Salmo 84, 9-14. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

Justicia y paz, misericordia y fidelidad se funden en la persona de Jesús: en Él ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres. Este salmo es una oración típica de la comunidad de creyentes, que marcha hacia la salvación plena teniendo en cuenta los favores que ha recibido ya de Dios.

2ª lectura: Romanos 9, 1-5. Quisiera ser un proscrito por el bien de mis hermanos.

San Pablo vive el drama de su pueblo porque comprueba que los hijos de Israel no han querido reconocer a Jesús como Mesías. San Pablo se confiesa solidario de la raza judía y preocupado y angustiado por su destino. Con tal de que crean los de su raza, está dispuesto a lo que sea.

Evangelio: Mateo 14, 22-33. Mándame ir hacia ti andando sobre el agua.

El hombre prescinde fácilmente de Dios y busca unos motivos humanos seguros, y apoyándose en ellos quiere buscar a Dios. Pero el único apoyo firme que nos ofrece el Señor es la fe en su palabra, aún cuando nos parezca inconsistente. El hombre cristiano camina seguro entre las dificultades de la vida sólo cuando se aferra a esta Palabra. Si duda de ella, se hunde irremediablemente, como Pedro en las aguas del mar de Tiberíades. La barca sacudida por las olas es símbolo de la Iglesia. Al miedo inicial de Pedro, siguen la duda y el grito de socorro, terminando con una profesión de fe en el Señor. También la vida del cristiano se mueve entre el miedo, la duda, la súplica y la fe.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 11
Santa Clara, virgen

Ez 1, 2-5.24-28. Era la apariencia visible de la Gloria del Señor.

Sal 148, 1-2.11-14 Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

Mt 17, 22-27 Lo matarán, pero resucitará.

Reza por los cristianos perseguidos

Martes 12
Santa Juana
Francisca de Chantal, religiosa

Ez 2,8-3,4. Me dio a comer el volumen y me supo en la boca dulce como la miel.

Sal 118. ¡Qué dulce, Señor, es al paladar tu promesa!

Mt 18,1-5.10.12-14. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños.

Reza por los niños y los jóvenes

Miércoles 13
San Ponciano,
y San Hipólito, mártires

Ez 9, 1-7; 10, 18-22 La marca en la frente de los que gimen afligidos por las abominaciones de Jerusalén.

Sal 112, 1-6 La gloria del Señor se eleva sobre el cielo.

Mt 18, 15-20 Si te hace caso, has salvado a tu hermano.

Intenta ser luz para los demás

Jueves 14
San Maximiliano María Kolbe

Ez 12, 1-12 Emigra a la luz del día, a la vista de todos.

Sal 77, 56-62 No olvidéis las acciones de Dios.

Mt 18, 21-19, 1 No hasta siete, sino hasta setenta veces siete.

¿Guardas rencor a alguien? Intenta perdonar

Viernes 15
La Asunción de Nuestra Señora

Ap 11,19a;12,1-6a.10ab Apareció una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas.

Sal 44,11-12.16 De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro.

1 Co 15,20-27 Por Cristo todos volverán a la vida.

Lc 1,39-56 El Poderoso ha hecho obras grandes por mí.

Pídele a la Virgen aquello que más necesites

Sábado 16
San Roque

Ez 18, 1-10.13b.30-32 Os juzgaré a cada uno según su proceder.

Sal 50, 12-19 Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

Mt 19, 13-15 No impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los Cielos.

Reza por los niños y los jóvenes

Domingo 17
20º del Tiempo Ordinario

Is 56, 1. 6-7. A los extranjeros los traeré a mi monte santo.

Sal 66, 2-8. Oh Dios, que te alaben los pueblos.

Rom 11, 13-15. 29-32. Para Israel los dones y la llamada de Dios son irrevocables.

Mt 15, 21-28 Mujer, qué grande es tu fe

Reza por tu familia y por tu parroquia


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