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13 agosto 2008

Domingo 17 de agosto

DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO
17 de agosto de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
A los extranjeros los traeré a mi monte santo

Lectura del primer libro de los Isaías 56, 1. 6-7


Así dice el Señor:
«Guardad el derecho, practicad la justicia,
que mi salvación está para llegar, y se va a revelar mi victoria.
A los extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo,
para amar el nombre del Señor y ser sus servidores,
que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en mi alianza,
los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración,
aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios;
porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.»



Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8

R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe. R.

Segunda lectura
Los dones y la llamada de Dios son irrevocables para Israel

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 11, 13-15. 29-32

Hermanos:

Os digo a vosotros, los gentiles:

Mientras sea vuestro apóstol, haré honor a mi ministerio, por ver si despierto emulación en los de mi raza y salvo a alguno de ellos.

Si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su reintegración sino un volver de la muerte a la vida?

Pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables.

Vosotros, en otro tiempo, erais rebeldes a Dios- pero ahora, al rebelarse ellos, habéis obtenido misericordia.

Así también ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzaran misericordia.

Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos.


Palabra de Dios

Aleluya
Mt 4, 23

Jesús proclamaba el Evangelio del reino,
curando las dolencias del pueblo.

EVANGELIO
Mujer, qué grande es tu fe

Lectura del santo evangelio según san Mateo 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón.

Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:

- «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.»

Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:

- «Atiéndela, que viene detrás gritando.»

Él les contestó:

- «Sólo me han enviado a las ove as descarriadas de Israel.»

Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: -«Señor, socórreme.» Él le contestó:

- «No está bien echar a los perros el pan de los hijos.»

Pero ella repuso:

- «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.»

Jesús le respondió:

- «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.»

En aquel momento quedó curada su hija.

Palabra del Señor



COMENTARIO

Mujer, qué grande es tu fe

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos anuncia la salvación de Dios, que Él ofrece a todos los hombres. La salvación no es exclusiva del pueblo de Israel, sino que es universal, es para todos los pueblos. La salvación sobrepasa las fronteras del pueblo de Dios y se abre a la universalidad. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Ningún extranjero queda excluido de la salvación, ninguno queda excluido de dar culto a Dios, porque la casa de Dios es casa de oración para todos los pueblos: en ella caben todos los hombres y mujeres de buena voluntad que quieran encontrarse con Él.

La salvación es un regalo, un don, de Dios a la humanidad. El Evangelio es Buena Noticia, don, gracia, alegría, gozo, esperanza...

Sin embargo, hay quien rechaza la salvación. Este es el drama del pueblo de Israel que ha rechazado a Jesucristo, como comenta San Pablo en la segunda lectura. Dios ofrece su salvación a todos, pero respeta la libertad de cada uno. Todo hombre es libre para aceptar o rechazar esa salvación que Dios le ofrece. San Agustín decía que Dios que te creó sin tí, no te salvará sin tí. Esta es la grandeza de la libertad humana.

Y este es hoy también el drama de muchos que siguen rechazando a Jesucristo, que prefieren vivir en la idolatría del dinero y de las cosas de este mundo y se cierran a la Buena Noticia del Evangelio. Este es el drama de tanta gente que no es feliz. Y no lo es porque no puede serlo, porque sólo Dios puede darnos la verdadera felicidad.

El Evangelio nos plantea el tema de la fe como condición necesaria para seguir a Jesucristo y aceptar su salvación. Tener fe es reconocer que Jesucristo es el único Señor, es reconocer su poder y aceptar con humildad la propia pobreza y sentirse necesitados de Dios, de su salvación.

Tener fe es aceptar que sólo Dios puede salvarnos, que sólo Él puede darnos la vida, la paz, la felicidad, y, por tanto, acudir a Él con la misma fe y la misma insistencia que lo hace la cananea.

La mujer cananea se convierte así en un ejemplo de perseverancia en la oración. Jesús en un principio no le hace caso precisamente porque sabía lo que le tenía reservado: no para negarle el beneficio, sino para que lo mereciera ella con su perseverancia. Deseaba las migajas que caían de la mesa, pero por su fe y por su perseverancia en la oración, inmediatamente se encontró sentada a la mesa.

Jesús señala a esta humilde mujer como ejemplo de fe firme. Su insistencia en invocar la intervención de Cristo es para nosotros un estímulo a no desalentarnos jamás y a no desesperar ni siquiera en medio de las pruebas más duras de la vida. El Señor no cierra los ojos ante las necesidades de sus hijos y, si a veces parece insensible a sus peticiones, es sólo para ponerlos a prueba y templar su fe (cf. Benedicto XVI, Ángelus 14-8-2005).

¿Cómo está tu fe? ¿Te sientes necesitado de la salvación de Dios? ¿O te sientes fuerte y crees que tú lo puedes todo? ¡Acércate al Señor en la oración! ¡Pídele con insistencia aquello que más necesites en tu vida de fe para alcanzar la vida eterna! ¡Y no te preocupes si el Señor tarda! ¡Descansa en Él! ¡Él te ama más que nadie! ¡Él cuida de tí!


Compromiso semanal

Haz un rato de oración y dialoga con el Señor sobre la situación de tu fe.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ªlectura: Isaías 56, 1. 6-7. A los extranjeros los traeré a mi monte santo.

Los extranjeros estaban excluidos del pueblo de Dios. El profeta se hace eco del plan salvífico de Dios y anuncia que los extranjeros que adoren al verdadero Dios, se dedicarán a servirlo y a observar sus preceptos. Todo el que practique el derecho, haga justicia, reconozca y se someta a Yahvé, se entregue a él y le ame cumpliendo la ley, participará de la alianza hecha con Israel, será pueblo de Dios, hijo de Abrahán.

Salmo 66, 2-8.
Oh Dios, que te alaben todos los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

El salmo nos invita a bendecir a Señor por la vocación de todos los pueblos a formar parte del reino definitivo de Dios.

2ª lectura: Romanos 11, 13-15. 29-32.
Para Israel los dones y la llamada de Dios son irrevocables.

Pablo comprueba que los gentiles aceptan la salvación y quiere despertar los celos en los judíos para que ellos también la acepten. La incredulidad de una parte de Israel entra en los planes providenciales de Dios; y, además, no es definitiva, sino solamente temporal. El objeto final es siempre la salvación de todo el pueblo israelita y, en última instancia, de toda la humanidad. Por encima de todas las infidelidades del pueblo israelita Dios permanece fiel a sus promesas.

Evangelio: Mateo 15, 21-28
Mujer, qué grande es tu fe.

Jesús alaba la fe profunda de la mujer cananea. La fe está por encima de las razas. Dios ayuda a quien cree así, con perseverancia y tenacidad, sin desfallecer ni darse por vencido precipitadamente, con la firme convicción de que sólo hay uno que pueda ayudar. El ruego de la mujer es atendido y la hija queda curada desde esta hora. Jesús no socorre a la mujer porque sea pagana, sino porque tiene una gran fe.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 18
Beato Nicolás Factor

Ez 24, 15-24 Ezequiel os servirá de señal: haréis lo mismo que él ha hecho.

Dt 32, 28-21 Despreciaste a la roca que te engendró.

Mt 19, 16-22 Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes y da el dinero a los pobres.

Medita el Evangelio de hoy

Martes 19
San Juan Eudes

Ez 28,1-10. Eres hombre y no dios; te creías listo como los dioses.

Sal: Dt 32,26-28.30.35-36. Yo doy la muerte y la vida.

Mt 19,23-30. Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.

Haz limosna

Miércoles 20
San Bernardo

Ez 34, 1-11 Libraré a mis ovejas de sus fauces para que no sean su manjar.

Sal 22, 1-6 El Señor es mi pastor, nada me falta.

Mt 20, 1-16a ¿Vas a tener tú envidia porque soy yo bueno?

Da testimonio de Jesucristo

Jueves 21
San Pío X, papa.

Ez 36,23-28. Os daré un corazón nuevo y os infundiré mi espíritu.

Sal 50. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas vuestras inmundicias.

Mt 22,1-14. A todos los que encontréis, convidadlos a la boda.

Pídele al Señor que te de un corazón nuevo

Viernes 22
Santa María Reina

Mi 7,14-15.18-20. Arrojaré a lo hondo del mar todos nuestros delitos.

Sal 84. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

Mt 12,46-50. Señalando con la mano a los discípulos, dijo: "Éstos son mi madre y mis hermanos".

Pídele a la Virgen lo que más necesites

Sábado 23
Santa Rosa de Lima

Ez 43, 1-7a La gloria del Señor entró en el templo.

Sal 84, 9-14 La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.

Mt 23, 1-12 No hacen lo que dicen.

Pídele al Señor el don de la humildad

Domingo 24,
21º del Tiempo Ordinario

Is 22, 19-23. Colgaré de su hombro la llave del palacio de David.

Sal 137, 1-3.6.8. Señor, tu misericordia es eterna, no abandones tu obra.

Rm 11, 33-36. Él es origen, guía y meta del universo.

Mt 16, 13-20. Tú eres Pedro y te daré las llaves del reino de los cielos.

Reza por tu familia y por la parroquia


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