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04 enero 2010

Domingo 3 de enero

domingo II de NAVIDAD
3 de enero de 2010  (ciclo C, año par)






Primera lectura
La sabiduría de Dios habitó en el pueblo escogido
Lectura del libro del Eclesiástico 24, 1-2. 8-12
La sabiduría se alaba a si misma,
se gloría en medio de su pueblo,
abre la boca en la asamblea del Altísimo
y se gloría delante de sus Potestades.
En medio de su pueblo será ensalzada,
y admirada en la congregación plena de los santos;
recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos
y será bendita entre los benditos.
El Creador del universo me ordenó,
el Creador estableció mi morada:
—«Habita en Jacob,
sea Israel tu heredad.»
Desde el principio, antes de los siglos, me creó,
y no cesaré jamás.
En la santa morada, en su presencia, ofrecí culto
y en Sión me establecí;
en la ciudad escogida me hizo descansar,
en Jerusalén reside mi podeR/.
Eché raíces entre un pueblo glorioso,
en la porción del Señor, en su heredad,
y resido en la congregación plena de los santos.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R/.: Jn 1, 14)

R/. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
O bien.
Aleluya.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.
Segunda lectura
Nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3-6. 15-18
 

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por eso yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos
Palabra de Dios.
Aleluya
cf. 1 Tm 3, 16

Gloria a ti, Cristo, proclamado a los paganos.
Gloria a ti, Cristo, creído en el mundo.
EVANGELIO
 

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18
LEn el principio ya existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo,
y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida,
y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en la tiniebla,
y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan:
éste venía como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que por él todos vinieran a la fe.
No era él la luz,
sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera,
que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino, y en el mundo estaba;
el mundo se hizo por medio de ella,
y el mundo no la conoció.
Vino a su casa,
y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron,
les da poder para ser hijos de Dios,
si creen en su nombre.
Éstos no han nacido de sangre,
ni de amor carnal,
ni de amor humano,
sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne
y acampó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria:
gloria propia del Hijo único del Padre,
lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él
y grita diciendo:
«Este es de quien dije:
“El que viene detrás de mí
pasa delante de mí,
porque existía antes que yo.”»
Pues de su plenitud
todos hemos recibido,
gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés,
la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás:
Dios Hijo único, que está en el seno del Padre,
es quien lo ha dado ha conocer.
 
Palabra del Señor.





COMENTARIO
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros
             
La celebración de hoy intenta ayudarte a saborear las riquezas de la Navidad. Te invita a una contemplación del misterio de la Encarnación, a descubrir la verdadera naturaleza del hombre a la luz de Jesucristo, la Palabra hecha carne. 
            Porque uno de los peligros más serios que tienes es que la Navidad se quede reducida a puro consumismo, a un enorme sentimentalismo, o a un simple recuerdo histórico, todos ellos insuficientes. 
            Por eso, la Palabra de Dios que proclamamos hoy te recuerda cuál es el mensaje central de la Navidad: Dios se ha hecho hombre para que tú seas divinizado, la Palabra se ha hecho carne para darte la salvación, para hacerte pasar de esclavo a hijo de Dios.
             El Evangelio te recuerda además, que "vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron", y, con ello, te invita a recibir al Señor que está aquí para que puedas disfrutar esa salvación que te trae, que te regala. 
            Recibir al Señor significa abrirle el corazón de par en par, dejar que Él lo llene y aceptar sin condiciones el camino que Él te propone para poder alcanzar esa salvación que te trae como un regalo. Recibir al Señor significa, en definitiva, dejarte amar por Él.
             El drama de mucha gente hoy es que ha rechazado a Jesús: mucha gente no quiere saber nada de las exigencias del Evangelio, ni quiere saber nada de la vida cristiana en la Iglesia.
             Por eso el Evangelio de hoy te propone que mires al fondo de tu corazón y te preguntes si de verdad has recibido a Jesús, si de verdad se nota en tu vida que crees que Dios se ha hecho hombre en Jesucristo.
             Este es el camino para alcanzar la felicidad -cargado con la cruz- y la vida eterna. Y esta es la razón por la que en la sociedad hay tanta gente frustrada y sin esperanza, tanta gente infeliz: porque han rechazado al Dios de la vida, y el que tiene a Dios en su corazón puede encontrar la verdadera felicidad y la plena realización como persona.
         ¿Has recibido a Jesús? ¿Está Él en tu corazón? ¿En qué cosas se debe notar más en tu vida que crees que Jesús es el Señor?   
            ¡Ánimo! ¡Ábrele el corazón al Señor! No tengas miedo a seguirle. Él será el Señor de tu vida y te dará la paz y la felicidad que el mundo no puede darte. Él te llevará a la vida eterna.

Compromiso semanal
Durante estas fiestas visita a los ancianos y enfermos de tu familia.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Eclesiástico 24, 1-4. 12-16.
La sabiduría habita en medio del pueblo elegido.

                    Este texto nos presenta la sabiduría como primicia de la creación y siempre presente en ella. La sabiduría presenta el proyecto de Dios sobre el mundo y el hombre, superando cuanto el hombre pueda imaginar. Va más allá de la razón humana, porque viene de Dios. El sabio, ganado por esta nueva luz, se siente llamado a intuir de alguna manera a Dios.
         
Salmo 147, 12-15. 19-20. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
            Israel con este salmo cantaba la restauración de Jerusalén: nosotros vemos al mundo entero renovado por el nacimiento de Cristo y por su “Palabra que corre veloz” anunciando la salvación.

2ª lectura: Efesios 1, 3-6. Nos predestinó a ser hijos adoptivos suyos por Jesucristo.
                    El origen de la salvación está, exclusivamente, en Dios mismo: en su determinación eterna de ser Dios con nosotros, en Jesucristo, su Hijo; y de realizarla por la comunicación de sí mismo en su Espíritu con sus dones.
          Puedes leer 1 Pedro 1, 3-9.

Evangelio: Juan 1, 1-18. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
            Dios se acerca a los hombres hasta el punto de hacerse uno de ellos: “carne”, dice san Juan. Esto es, hombre, con todo lo que de limitación y debilidad tiene, menos el pecado. Jesucristo es la verdad y la vida de Dios hecha carne. Ama, cura, perdona. Vive y sufre como un hombre entre los hombres. La misericordia y la fidelidad de Dios, su gracia, se han hecho realidad en Jesús: es el don permanente y total del Hijo hecho hombre en Jesucristo.
                    Puedes leer 1 Juan 1, 1-4.





CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 4
1 Jn 3, 7-10   No puede pecar, porque ha nacido de Dios.
Sal 97, 1. 7-9  Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Jn 1, 35-42   ¡Hemos encontrado al Mesías!
Haz una obra de caridad
Martes 5
1 Jn 3, 11-21   Hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos
Sal 99, 2-5   Aclama al Señor, tierra entera
Jn 1, 43-51   Tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel.
Haz una obra de misericordia
Miércoles 6
EPIFANÍA DEL SEÑOR

Is 60,1-6. La gloria del Señor amanece sobre ti.
Sal 71. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la
tierra.
Ef 3,2-3a.5-6. Ahora ha sido revelado que también los gentiles
son coherederos de la promesa.
Mt 2, 1-12. Venimos de Oriente a adorar al Rey.
Reza por la nueva evangelización
Jueves 7
San Raimundo de Peñafort

1 Jn 3, 22-4, 6  Examinad si los espíritus vienen de Dios.
Sal 2 7-11  Te daré en herencia las naciones.
Mt 4, 12-17. 23-25  Está cerca el Reino de los cielos
Da testimonio de Jesucristo
Viernes 8
 

1 Jn 4, 7-10  Quien no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
Sal 71, 2-4.7-8  Que todos los pueblos te sirvan, Señor.
Mc 6, 34-44  Dadles vosotros de comer.
Revisa cuál es tu actitud ante la Eucaristía.
Sábado 9
San Eulogio de Córdoba

1 Jn 4, 11-18  Dios es amor.
Sal 71, 2. 10-13.  Que todos los pueblos te sirvan, Señor.
Mc 6, 45-52.  Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.
Pídele al Señor que cure tus miedos y temores
Domingo 10
EL BAUTISMO DEL SEÑOR
Is 42, 1-4.6-7   Mirad a mi siervo a quien prefiero.
Sal 28, 1-10   El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Hch 10, 34-38.  Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo
Lc 3, 15-16.21-22   Después del bautismo de Jesús el cielo se abrió
Haz oración por tu familia y por la parroquia




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