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27 febrero 2010

Domingo 28 de febrero.


DOMINGO II DE cuaresma
28 de febrero de 2010  (ciclo C, año par)



Primera lectura
Dios hace alianza con Abrahán, el creyente
Lectura del libro del Génesis 15, 5-12. 17-18
En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo:
— «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.»
Y añadió:
— «Así será tu descendencia.»
Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber.
El Señor le dijo:
— «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.»
Él replicó:
— «Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?»
Respondió el Señor:
— «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.»
Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba.
Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.
El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos:
— «A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Eufrates.»

Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 26, 1. 7-8a. 8b-9abc. 13-14 (R/.: 1a)
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.» R/.

Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.
 Segunda lectura
Cristo nos transformará, según el modelo de su cuerpo glorioso
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 17—4, 1
Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros.
Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas.
Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo.
Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.
Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.
Palabra de Dios.
Versículo antes del evangelio
En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre:
«Éste es mi Hijo, el amado; escuchadlo.»
EVANGELIO
Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 28b-36
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.

De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:

— «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»

No sabía lo que decía.

Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía:

— «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»

Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

Palabra del Señor.



COMENTARIO
Mientras oraba,
el aspecto de su rostro cambió
 El primer Domingo de Cuaresma la Palabra de Dios te planteaba la realidad de la tentación para hacerte descubrir que, a lo largo de la vida, aparecen numerosos obstáculos en tu caminar hacia la vida eterna. La Palabra de Dios te animaba a hacer como Jesús: luchar y vencer esas tentaciones que el diablo te pone cada día.
Hoy, segundo Domingo de Cuaresma, el Evangelio te muestra la Transfiguración del Señor: antes de llegar al drama de la Pasión, Jesucristo quiere manifestarse transfigurado, glorioso, ante sus discípulos. La Transfiguración es un anuncio y un anticipo glorioso de la Resurrección del Señor.
Jesús quería que sus discípulos, de modo especial los que tendrían la responsabilidad de guiar a la Iglesia naciente, experimentaran directamente su gloria divina, para afrontar el escándalo de la cruz. En efecto, cuando llegue la hora de la traición y Jesús se retire a rezar a Getsemaní, tomará consigo a los mismos Pedro, Santiago y Juan, pidiéndoles que velen y oren con él (cf. Mt 26, 38). Ellos no lo lograrán, pero la gracia de Cristo los sostendrá y les ayudará a creer en la resurrección.
Quiero subrayar que la Transfiguración de Jesús fue esencialmente una experiencia de oración (cf. Lc 9, 28-29). En efecto, la oración alcanza su culmen, y por tanto se convierte en fuente de luz interior, cuando el espíritu del hombre se adhiere al de Dios y sus voluntades se funden como formando una sola cosa. Cuando Jesús subió al monte, se sumergió en la contemplación del designio de amor del Padre, que lo había mandado al mundo para salvar a la humanidad. Junto a Jesús aparecieron Elías y Moisés, para significar que las Sagradas Escrituras concordaban en anunciar el misterio de su Pascua, es decir, que Cristo debía sufrir y morir para entrar en su gloria (cf. Lc 24, 26. 46). En aquel momento Jesús vio perfilarse ante él la cruz, el extremo sacrificio necesario para liberarnos del dominio del pecado y de la muerte. Y en su corazón, una vez más, repitió su "Amén". Dijo "sí", "heme aquí", "hágase, oh Padre, tu voluntad de amor". Y, como había sucedido después del bautismo en el Jordán, llegaron del cielo los signos de la complacencia de Dios Padre: la luz, que transfiguró a Cristo, y la voz que lo proclamó "Hijo amado" (Mc 9, 7).
Juntamente con el ayuno y las obras de misericordia, la oración forma la estructura fundamental de nuestra vida espiritual. Queridos hermanos y hermanas, os exhorto a encontrar en este tiempo de Cuaresma momentos prolongados de silencio, posiblemente de retiro, para revisar vuestra vida a la luz del designio de amor del Padre celestial. En esta escucha más intensa de Dios dejaos guiar por la Virgen María, maestra y modelo de oración. Ella, incluso en la densa oscuridad de la pasión de Cristo, no perdió la luz de su Hijo divino, sino que la custodió en su alma. Por eso, la invocamos como Madre de la confianza y de la esperanza (Benedicto XVI, Ángelus 8-III-2009).
La primera lectura te recuerda el ejemplo de Abrahán, nuestro padre en la fe, y te muestra la vida cristiana como un largo camino que hay que recorrer. Dios te llama, te invita a recorrer el camino. Y lo importante es no parar, lo importante es avanzar sin cesar en ese camino de la salvación, fiándote siempre del amor del que te ha llamado.
Abrahán es creyente y obediente a la Palabra de Dios, está dispuesto a todo, incluso a sacrificar al hijo de la promesa: se fía de Dios. En esto consiste la fe. En saberte amado por Dios, en fiarte de Él y aceptar su palabra como la palabra de vida y de salvación, aunque muchas veces sea desconcertante para ti.
Por eso, San Pablo te invita a no perder de vista esta perspectiva: eres peregrino, caminante hacia la vida eterna. Por tanto no debes pegarte a las cosas materiales de este mundo. Porque has de ir más lejos. No has de hacer como aquellos que dice San Pablo que son enemigos de la cruz de Cristo y que tienen por Dios su vientre, y por gloria sus vergüenzas, sólo aspiran a cosas terrenas. La meta la tienes clara: la vida eterna; el camino también: escuchar a Cristo y vivir en su voluntad.
El Evangelio te muestra también cuál es el “motor” que te hace avanzar: Este es mi Hijo, el amado, mi escogido. Escuchadlo. Avanza en el camino de la vida eterna aquel que, humildemente, escucha a Jesucristo, lo acepta como único Señor y único Maestro y trata de tener sus mismos sentimientos y actitudes, trata de vivir cada día como vivió El. ¿Te animas a seguir en serio el camino? ¡Vale la pena! ¡Lánzate a la aventura! ¡Fíate de Él! ¡No te defraudará!

Compromiso semanal
Revisa tu vida. Analízala para descubrir si estás demasiado pegado a las cosas de este mundo. Y mira si "escuchas" en todo a Jesús. Haz un propósito para mejorar tu vida

La Palabra del Señor, luz para cada día
1ªlectura: Génesis 15, 5-12. 17-18. Dios hace alianza con Abrahán, el creyente.
                    Dios hace alianza con el fiel Abrahán. En el momento de realizar el rito de la alianza, solamente Dios pasa, en forma de antorcha de fuego, por entre los animales partidos. Es decir, solamente Dios se compromete. Las dos grandes promesas que se hacen a Abrahán son la de una descendencia numerosa y la de una patria. La lectura subraya la fe de Abrahán como respuesta a las promesas del Señor: Abrahán, el hombre de fe, acepta la palabra de Dios y confía plenamente en ella. Puso su confianza en Dios y le reconoció como garantía más que justificadora de la confianza. La fe se realiza creyendo en las promesas y obedeciendo al Señor.
Salmo 26, 1. 7-9. 13-14. El Señor es mi luz y mi salvación.
            El salmo es la oración de un perseguido que pasa del temor a la esperanza, de la angustia a la paz y a la seguridad. Nos invita a buscar confiadamente en el Señor el verdadero rumbo de nuestra vida. También nosotros podemos experimentar el abandono y la soledad, pero Dios ha querido establecer alianza con nosotros, y, así podremos pasar también a la esperanza, porque aunque las tinieblas y la inseguridad me rodeen, “el Señor es mi luz y mi salvación”.
2ª lectura: Filipenses 3, 17-4, 1. Cristo nos transformará,
según el modelo de su cuerpo glorioso.
                    Nuestro destino definitivo no es la cruz, sino la gloria, no es un cuerpo corruptible y mortal sino un cuerpo transfigurado por la resurrección. Como garantía de que será así, tenemos a Jesucristo, Señor y Salvador. San Pablo se presenta a sí mismo como ejemplo. Pero junto al ejemplo que edifica, tenemos también el ejemplo que destruye. Los enemigos de la cruz de Cristo no deben buscarse sólo entre los que se niegan a aceptar el Evangelio. Son enemigos de la cruz de Cristo los que se escandalizan ante ella. Niegan la cruz lo mismo que rechazan el sufrimiento y la renuncia en su propia vida. El que deja de lado la cruz, niega la fe. Lo que estiman gloria, es vergüenza, su sentir es totalmente terreno. La comunidad cristiana tiene su patria “en el cielo”. Esta orientación no quiere desligarla de sus responsabilidades en el mundo, sino sólo hacernos conscientes de que así somos peregrinos, de que no se puede mezclar el cielo y la tierra.
          Puedes leer Colosenses 3, 1-4.
Evangelio: Lucas 9, 28-36. Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió.
          En la escena de la Transfiguración San Lucas presenta a Jesús orando. Le acompañan tres apóstoles. Conversa con dos figuras clave del Antiguo Testamento: Moisés y Elías. La “Ley y los profetas” se reúnen con Jesús en su gloria, para anunciar su muerte en Jerusalén. Los tres amigos escogidos no saben lo que dicen. De momento, no comprenden nada del misterio de Jesús, cuya gloria están llamados a compartir. De repente, una voz desde la nube señala a Jesús como Hijo escogido e invita a escucharle. Revela su misterio de Hijo.
Puedes  leer 2 Pedro 1, 16-18.



CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 1
Dn 9, 4-10  Nosotros hemos pecado, hemos cometido iniquidad.
Sal 78, 8-9.11.13  Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
Lc 6, 36-38  Perdonad y seréis perdonados.
Medita el evangelio de hoy
Martes 2

 
Is 1, 10.16-20  Aprended a obrar bien, buscad la justicia.
Sal 49, 8-9.16.17.21.23  Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Mt 23, 1-12  Ellos no hacen lo que dicen.
Revisa si hay hipocresía en tu vida
Miércoles 3

 
Jer 18, 18-20  ¿Es que se paga el bien con el mal?
Sal 30, 5-6.14-16  Sálvame, Señor, por tu misericordia.
Mt 20, 17-28  Mirad, el Hijo del Hombre va a ser entregado.
Revisa si tienes actitud de servicio
Jueves 4

 
Jer 17, 5-10  Bendito quien confía en el Señor.
Sal 1, 1-4.6  Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Lc 16, 19-31  Tienen a Moisés y a los profetas, que los escuchen.
Haz una obra de caridad
Viernes 5
Santa Francisca Romana
Gn 37, 3-4.12-13a.17b-28  Al llegar los mercaderes sacaron a José del pozo y se lo vendieron por veinte monedas de plata.
Sal 104, 16-21  Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Mt 21, 33-43.45-46  Se os quitará a vosotros el Reino de los Cielos y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.
Reza por los cristianos perseguidos
Sábado 6

Mi 7, 14-15.18-20  ¿Qué Dios hay como tú, que perdonas?
Sal 102, 1-4.9-12  El Señor es compasivo y misericordioso.
Lc 15, 1-3.11-32  El padre les repartió los bienes.
Pídele perdón a Dios por tus pecados
Domingo 7
3º de CUARES-MA
Ex 3, 1-8a.13-15  He visto la aflicción de mi pueblo.
Sal 102, 1-8.11  El Señor es compasivo y misericordioso.
1 Co 10, 1-6.10-12  Todos bebieron la misma bebida espiritual.
Lc 13, 1-9  El viñador contestó: -Señor, déjala todavía este año.
Reza por tu familia y por la parroquia


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