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09 junio 2008

Domingo 15 de junio

DOMINGO xi DEL TIEMPO ORDINARIO
15 de junio de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa

Lectura del libro del Éxodo 19, 2-6a

En aquellos días, los israelitas llegaron al desierto del Sinaí y acamparon allí, frente al monte.

Moisés subió hacia Dios. El Señor lo llamó desde el monte, diciendo:

- «Así dirás a la casa de Jacob, y esto anunciarás a los israelitas: "Ya habéis visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mi un reino de sacerdotes y una nación santa."»

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 99, 2. 3. 5

R. Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R.

Segunda lectura
Si fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo,
¡con cuánta más razón seremos salvos por su vida!

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 6 11

Hermanos:

Cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.

¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos del castigo!

Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida!

Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.

Palabra de Dios

Aleluya
Mc 1,15

Está cerca el reino de Dios:
convertíos y creed en el Evangelio

EVANGELIO
Llamando a sus doce discípulos, los envió

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 36-10, 8

En aquel tiempo, al ver Jesús a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos:

- «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»

Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.

Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó.

A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:

- «No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel.

Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.»

Palabra del Señor



COMENTARIO

La mies es abundante,
pero los trabajadores son pocos

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos dice que Jesús sintió lástima de la gente porque vio que vivían desorientadas, "como ovejas que no tienen pastor".

Hoy podemos sentir una sensación parecida. Porque en la sociedad en que vivimos hay mucha gente –demasiada gente– que vive desorientada, confundida, mareada, sin rumbo, sin ideales, sin una meta en la vida. Hoy sucede lo mismo que aconteció cuando el Señor se compadeció de las multitudes que parecían ovejas sin pastor, personas que probablemente sabían muchas cosas, pero no sabían cómo orientar bien su vida (cf. Benedicto XVI, Homilía en la Basílica de Santa Ana de Altötting, 2006).Demasiada gente vive hoy "como ovejas sin pastor".

Los cristianos no tenemos este problema o, al menos, no debemos tenerlo. Porque nosotros sí tenemos un Pastor, nosotros sí conocemos el Camino, la Verdad y la Vida: CRISTO, EL SEÑOR. Él es la luz que brilla en medio de las tinieblas de este mundo. Él es la luz que debe brillar en nuestra vida. Él es el único Señor y el único Maestro. Dios nos ama tanto que no puede abandonarnos, sino que quiere ser nuestra luz para que en cada momento de nuestra existencia sepamos cuál es el camino que nos conduce a la felicidad y a la vida eterna.

En la primera lectura hemos visto como el Señor llama a Moisés para establecer la Alianza con el pueblo. La Alianza es una elección libre del Señor. La Alianza impone al pueblo la obediencia al Señor, y convierte al pueblo en una propiedad del Señor: un pueblo santo, porque es del Señor. Dios nos ha llamado a ser su pueblo y ovejas de su rebaño; este es el motivo de nuestra alegría: nuestro pastor es el mismo Dios, y su bondad no tiene límites.

Cristo es el Pastor. Él es el que guía al rebaño, el que le marca el camino. El que cuida del rebaño y lo protege, el que le da el alimento y se preocupa de que las ovejas estén sanas. Y todo esto Cristo lo hace a través del Evangelio y a través de la Iglesia.

El Evangelio de hoy nos va a explicar la razón de ser de la misión de los discípulos de Jesús. La misión propia de Jesús va a prolongarse en medio del mundo por medio de sus discípulos de ayer y de hoy.

Los Apóstoles, llamados y enviados por Jesús tendrán que predicar la Palabra y ayudar a sus hermanos. Lo importante es que los obreros permanezcan fieles al Señor para anunciar gratis el Evangelio que gratis recibieron; incluso durante la persecución confíen en el que les ha enviado sin sucumbir al miedo y, por encima de todo, sepan hacer de Cristo el centro de su vida.

El envío de apóstoles al mundo para convocar a los hombres y reunirlos en su Iglesia, será siempre iniciativa del Señor de la mies. Es importante que tengamos claro que Dios llama a quien Él quiere, como Él quiere, cuando Él quiere, y porque Él quiere. De ahí, el tremendo susto que todos los llamados por Dios han experimentado siempre. El llamado por Dios se siente incapaz de hacer por sí mismo la misión que el Señor le confía. Se siente, además, indigno de ser llamado, de ser elegido por Dios para la misión tan grande que se le confía. El llamado por Dios siente cómo es la el Espíritu de Dios quien actúa a través de él.

El verdadero cristiano ha de ser oveja, ha de ser manso, dócil; ha de dejarse guiar por el pastor, ha de ser obediente al pastor, ha de confiar en él, aunque no le entienda –como las ovejas no entienden al pastor– porque sabe que el pastor quiere lo mejor para las ovejas.

El Señor nos invita a orar porque la mies es mucha y los obreros son pocos. El campo de Dios necesita obreros comprometidos e ilusionados que siembren la Palabra y curen las heridas ocasionadas por el pecado.

Compromiso semanal

Haz oración pidiéndole al Señor que mande obreros a su mies.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Éxodo 19, 2-6. Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.

El Señor propone a Israel ser su propiedad personal. Con semejante privilegio revela su amor. Dios ha elegido a su pueblo y lo ha amado sin mérito alguno por su parte. Progresivamente Dios hará caer en la cuenta a Israel de que su amor se extiende a todos los pueblos. Israel es un reino de sacerdotes. Dios ofrece al pueblo de Israel la vocación de ser manifestación y signo de la salvación de Dios ante las naciones de la tierra: tendrá que conservar y transmitir la Palabra de Dios que hace vivir. Para ello es necesario que este pueblo sea santo. Es decir, que sea un pueblo separado, consagrado a servir a Dios, a acoger su Palabra y cumplir su voluntad.

La Iglesia de Jesucristo recogerá esta definición del antiguo pueblo de Dios. La Iglesia es sacerdotal porque participa de Cristo sacerdote y celebra su sacrificio. Es santa, porque vive unida a Jesús, el Señor. Y es testigo ante el mundo entero de los acontecimientos salvadores.

Salmo 99, 2–5. Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

Dios nos ha llamado a ser su pueblo y ovejas de su rebaño; este es el motivo de nuestra alegría: nuestro pastor es el mismo Dios y su bondad no tiene límites.

2ª lectura: Romanos, 5, 6–11. Si fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, con cuánta más razón seremos salvados por su vida.

Este texto viene a explicar la naturaleza de la intervención de Cristo en nuestra justificación: por puro amor. Dio lo mejor que tenía: su vida. La entregó por impíos y enemigos. Esta muerte es la suprema prueba del amor de Dios. Ello nos hace alejar la duda y el temor respecto a la liberación definitiva de la ira de Dios cuando llegue el juicio. Si siendo enemigos, recibimos la justificación, más fácil es ahora vernos libres de la ira del juicio.

Evangelio: Mateo 9, 36–10, 8. Llamó a sus doce discípulos y los envió.

Este pasaje nos explica la razón de ser de la misión de los discípulos de Jesús. La misión propia de Jesús va a prolongarse en el mundo por medio de sus discípulos de ayer y de hoy. Es para Él y para ellos la hora de la compasión con sus hermanos los hombres. La situación de las gentes como ovejas sin pastor se repite hoy: desconcierto y abatimiento por falta de buenos guías. El envío de apóstoles al mundo para convocar a los hombres y reunirlos en su Iglesia será siempre iniciativa del Señor de la mies. El poder de Jesús se transmite a sus discípulos: continuarán su propia misión salvadora compartiendo sus poderes. Se les insiste siempre en la gratuidad de sus servicios y en el desprendimiento de los bienes en razón de su misión. Lo importante es que los obreros del Señor permanezcan fieles para anunciar gratis el Evangelio que gratis recibieron; incluso durante la persecución confíen en el que les ha enviado sin sucumbir al miedo; y, por encima de todo, sepan hacer de Cristo el centro de su vida.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 16
San Antonio de Padua
1 Re 21, 1-16 Nabot ha muerto apedreado.
Sal 5, 2-7 Atiende a mis gemidos, Señor.
Mt 5, 38-42 Yo os digo: No hagáis frente al que os agravie.
Pídele a Dios el don de poder perdonar
Martes 17 1 Re 21, 17-29 Has hecho pecar a Israel.
Sal 50, 3-6.11.16 Misericordia, Señor, hemos pecado.
Mt 5, 43-48 Amad a vuestros enemigos.
Pídele a Dios el don de poder amar a tus enemigos
Miércoles 18 2 Re 2, 1.6-14 Los separó un carro de fuego y Elías subió al cielo.
Sal 30, 20-24 Sed fuertes y valientes de corazón.
Mt 6, 1-6.16-18 Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.
Revisa si hay hipocresía en tu vida.
Jueves 19
San Romualdo
Ecl 48, 1-14 Elías fue arrebatado en el torbellino.
Sal 96, 1-7 Alegraos, justos, con el Señor.
Mt 6, 7-15 Vosotros rezad así: Padre nuestro...
Revisa cómo es tu oración y como puedes mejorarla
Viernes 20 2 Re 11, 1-4.9-18.20 Ungió a Joás y todos aclamaron: ¡Viva el rey!
Sal 131, 11-4.17-18 El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.
Mt 6, 19-23 Donde está tu tesoro, allí está tu corazón.
¿Cuál es tu tesoro? ¿Dónde está tu corazón?
Sábado 21
San Luís Gonzaga
2 Cro 24,17-25. Zacarías, al que matásteis entre el santuario y el altar.
Sal 88. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Mt 6,24-34. No os agobiéis por el mañana
¿Qué es lo que te agobia? ¡Díselo al Señor!
Domingo 22
12º del Tiempo Ordinario
Jr 20, 10-13. Libró la vida del pobre de manos de los impíos.
Sal 68, 8-10.14.17.33-35. Que me escuche tu gran bondad, Señor.
Rm 5, 12-15. No hay proporción entre la culpa y el don: el don no se puede comparar con la caída.
Mt 10, 26-33. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo.
Reza por tu familia y por tu parroquia


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