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19 junio 2008

Domingo 22 de junio

DOMINGO xII DEL TIEMPO ORDINARIO
22 de junio de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
Libró la vida del pobre de manos de los impíos

Lectura del libro de Jeremías 20, 10-13

Dijo Jeremías:

«Oía el cuchicheo de la gente: "Pavor en torno; delatadlo, vamos a delatarlo.

Mis amigos acechaban mi traspié: "A ver si se deja seducir, y lo abatiremos, lo cogeremos y nos vengaremos de él."

Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo.

Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo eterno que no se olvidará.

Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de ellos, porque a ti encomendé mi causa. Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos.»

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 68, 8-10. 14 y 17. 33-35

R/. Que me escuche tu gran bondad, Señor.

Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/.

Pero mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mí. R/.

Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos.
Alábenlo el cielo y la tierra,
las aguas y cuanto bulle en ellas. R/.

Segunda lectura
No hay proporción entre el delito y el don

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5,12-15

Hermanos:

Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pas0 a todos los hombres, porque todos pecaron.

Porque, aunque antes de la Ley había pecado en el mundo, el pecado no se imputaba porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que había de venir.

Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud.

Palabra de Dios

Aleluya
Jn 15, 26b. 27a

El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí -dice el Señor-;
y también vosotros daréis testimonio.

EVANGELIO
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 26-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

- «No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse.

Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea.

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones.

Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»

Palabra del Señor



COMENTARIO

No tengáis miedo
a los que matan el cuerpo

Estamos viviendo en una sociedad materialista que se ha olvidado de Dios y vive casi exclusivamente preocupada por las cosas materiales. Así, podemos comprobar como hoy mucha gente vive demasiado preocupada por el dinero, la salud del cuerpo, la belleza, la imagen, el éxito personal, la fama... Incluso con los hijos ocurre muchas veces lo mismo: los problemas que más preocupan a algunos padres son materiales: la salud del cuerpo, los estudios...

Y no es que todo esto esté mal; lo malo es que ocupa el primer lugar en la escala de valores de muchas personas, y la Palabra de Dios que proclamamos hoy nos recuerda que el primer lugar de nuestra escala de valores debe estar ocupado por el amor a Dios y todo lo que esta relación entre Dios y nosotros implica. Después vendrá todo lo demás, pero sabiendo que lo primero es lo primero: Dios.

Porque de nada le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde su alma. Por eso, Jesús nos dice hoy en el Evangelio que no tengamos miedo a los que pueden matar el cuerpo, sino a los que pueden matar el alma. Porque, al fin y al cabo la muerte del cuerpo es algo que ha de llegar a todos tarde o temprano, pero la "muerte" del alma es algo temible que hemos de evitar con todo nuestro esfuerzo.

Por ello, la Palabra de Dios nos invita hoy a revisar nuestra escala de valores, a plantearnos si tenemos claro que el objetivo más importante de nuestra vida es alcanzar la salvación, si estamos tratando de responder, con todas nuestras fuerzas a la llamada de Dios a la salvación.

Para ello, será bueno que nos preocupemos por descubrir todo aquello que nos estorba, que nos dificulta estar en paz con Dios y, por tanto, está poniendo en peligro la salud de nuestra alma. Porque, lamentablemente, observamos como hoy demasiados cristianos se han acostumbrado a vivir alejados de Dios, y ésta es una situación peligrosa.

Y que nos demos cuenta de que al final, cuando Dios nos pida cuentas de nuestra vida, ni nos va a pedir las libretas de los bancos, ni los títulos universitarios, ni nuestro índice de popularidad, ni los trofeos, ni los éxitos de este mundo: todo eso no tiene ninguna importancia ante Dios. Lo que Dios nos va a pedir es nuestra fidelidad a Jesucristo y a la Iglesia, nuestro esfuerzo por vivir cada día siguiendo sus Mandamientos y nuestras obras de misericordia. Eso es lo que importa ante Dios. En estas cosas sí hemos de ser ricos. Porque es lo único que vale ante Dios... Y lo único que nos puede hacer verdaderamente felices ya en este mundo.

¡Anímate! ¡Lánzate a volar! ¡No te pegues a las cosas de este mundo! ¡Entra en la aventura de Dios y el desierto de tu vida se convertirá en un jardín! ¡Encontrarás la felicidad –por el camino de la cruz– y alcanzarás la vida eterna!

Compromiso semanal

Revisa cómo va tu vida. Revisa tu escala de valores. Plantéate cómo va tu camino hacia la vida eterna.
Haz un chequeo de tu alma para ver cómo está.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Jeremías 20, 10–13. Libró la vida del pobre de manos de los impíos.

Jeremías describe las consecuencias que acarrea la misión de profetizar y decir la verdad por parte de Dios. La gente se burla de él; sus mismos familiares han intentado matarle; sus amigos le espían para sorprenderle. Está sólo, dramáticamente sólo. Pero así brilla más su confianza absoluta en Dios a quien ha confiado su causa. El cristiano, que vive ya en la plenitud de la caridad de Cristo, debe ir más lejos: cimentado en la piedra angular de Cristo, seguro por el amor de Dios, sin temer a los que matan el cuerpo, pensará sólo en confesar a Dios ante los hombres con su fe y su conducta.

Salmo 68. Que me escuche tu gran bondad, Señor.

En la lamentación de un pobre que sufre y acude a Dios resuena la voz de Jesús en su Pasión y el dolor de cuantos, como Jesús, acuden a Dios en sus sufrimientos.

2ª lectura: Romanos 5, 12–15. El don no se puede comparar con la caída.

La experiencia diaria muestra que todos los hombres han pecado y siguen pecando. El hombre, por su nacimiento, se incorpora a una humanidad pecadora alejada de Dios. Al faltarle la vida divina, se extiende sobre toda la humanidad el escalofriante poder del pecado y de la muerte. San Pablo expone la situación de pecado de la humanidad, la lucha interior de cada hombre, y la liberación llevada a cabo por Cristo con su muerte y resurrección, inaugurando así una nueva humanidad.

Evangelio: Mateo 10, 26–33. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo.

No hay nada que ocultar. El Evangelio, aceptado en la intimidad del corazón, está hecho para que resuene a la luz del día y en todo el mundo. No hay que tener miedo a la persecución: ella sólo puede matar el cuerpo, pero no la vida misma de Dios en nuestro corazón. Sí que hay que temer la pérdida de lo más valioso: la vida eterna. Nuestra fortaleza se apoya en el poder providente del Padre, que cuida de nosotros y no consiente para sus hijos ningún mal que no conduzca a un mayor bien. Nuestro testimonio en favor de Jesús aquí en la tierra, prepara una definitiva declaración suya en favor nuestro ante el Padre.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 23 2 Re 17, 5-8. 13-15a. 18. El Señor arrojó de su presencia a Israel y sólo quedó la tribu de Judá.
Sal 59, 3-5. 12-13. Que tu mano salvadora, Señor nos responda.
Mt 7, 1-5. Sácate primero la viga del ojo.
Medita el Evangelio de hoy
Martes 24
Natividad de San Juan Bautista
Is 49, 1-6. Te hago luz de las naciones.
Sal 138. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.
Hch 13, 22-26. Antes de que llegara Cristo, Juan predicó.
Lc 1, 57-66.80. El nacimiento de Juan Bautista. Juan es su nombre.
Revisa si tu vida está edificada sobre roca
Miércoles 25 2 Re 22, 8-13; 23, 1-3. El rey leyó al pueblo el libro de la Alianza.
Sal 118, 33-40. Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes.
Mt 7, 15-20. Por sus frutos los conoceréis.
Revisa cuáles son los frutos de tu vida
Jueves 26
San Pelayo
2R 24,8-17. Nabucodonosor deportó a Jeconías y a todos los ricos a Babilonia.
Sal 78. Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre.
Mt 7,21-29. La casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena
Medita el Evangelio de hoy
Viernes 27
San Cirilo de
Alejandría, obispo y doctor.
2 Re 25, 1-12. Marchó Judá al destierro.
Sal 136, 1-6. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
Mt 8, 1-4. Si quieres, puedes limpiarme.
Pídele al Señor, con humildad, que sane tus heridas
Sábado 28
San Ireneo
Lm 2, 2. 10-14. 18-19. Grita al Señor, laméntate, Sión.
Sal 71, 17. 20-21. No olvides sin remedio la vida de tus pobres.
Mt 8, 5-17. Vendrán muchos de Oriente y Occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob.
Haz una obra de caridad
Domingo 29
San Pedro y San Pablo
2R 4, 8-11.14-16. Ese hombre de Dios es un santo; se quedará aquí.
Sal 88, 2-3.16-19. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
Rm 6, 3-4.8-11. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que andemos en una nueva vida.
Mt 10, 37-42. El que no coge su cruz no es digno de mí.
Reza por tu familia y por la parroquia


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