Páginas

04 junio 2008

Domingo 8 de junio

DOMINGO x DEL TIEMPO ORDINARIO
8 de junio de 2008 (ciclo A, año par)



Primera lectura
Quiero misericordia, y no sacrificios

Lectura de la profecía de Oseas 6, 3-6

Esforcémonos por conocer al Señor:
su amanecer es como la aurora,
y su sentencia surge como la luz.

Bajará sobre nosotros como lluvia temprana,
como lluvia tardía que empapa la tierra.
«¿Qué haré de ti, Efraín?
¿Qué haré de ti, Judá?

Vuestra piedad es como nube mañanera,
como rocío de madrugada que se evapora.

Por eso os herí por medio de los profetas,
os condené con la palabra de mi boca.

Quiero misericordia, y no sacrificios;
conocimiento de Dios, más que holocaustos.»

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 49, 1 y 8. 12-13. 14-15

R/. Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.

El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
«No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí. » R/.

«Si tuviera hambre, no te lo diría;
pues el orbe y cuanto lo llena es mío.
¿Comeré yo carne de toros, beberé sangre de cabritos?» R/.

«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria.» R/.

Segunda lectura
Se hizo fuerte en la fe, dando con ello gloria a Dios

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 18-25

Hermanos:

Abrahán, apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.

No vaciló en la fe, aun dándose cuenta de que su cuerpo estaba medio muerto -tenía unos cien años-, y estéril el seno de Sara.

Ante la promesa no fue incrédulo, sino que se hizo fuerte en la fe, dando con ello gloria a Dios, al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete, por lo cual le valió la justificación.

Y no sólo por él está escrito: «Le valió», sino también por nosotros, a quienes nos valdrá si creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.

Palabra de Dios

Aleluya
Lc 4, 18

El Señor me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres,
para anunciar a los cautivos la libertad.

EVANGELIO
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 9-13

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:

- «Sígueme.»

Él se levantó y lo siguió.

Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que hablan acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.

Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:

- «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores? »

Jesús lo oyó y dijo:

- «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

Palabra del Señor



COMENTARIO

No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos invita a descubrir que la salvación cristiana es un don gratuito de Dios y una respuesta del hombre.

Dios no quiere formulismos o ritualismos vacíos de interioridad, quiere misericordia y un corazón convertido y fiel. La actitud religiosa de muchos creyentes se reduce a veces a cumplir con los actos de culto. Dios, sin embargo, no quiere solo ritos sino la conversión del corazón y el compromiso de la misericordia entrañable. No se trata de celebrar un culto puramente formal y exterior; un culto sin corazón y sin compromiso evangélico.

El Señor quiere misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios y no holocaustos. No desea que el culto sea pasajero, como el rocío de la mañana que se evapora cuando calienta el sol, sino como la lluvia que empapa la tierra y da flor y fruto. Quiere un culto que germine en frutos de conversión, de fe y esperanza, y de seguimiento en fidelidad. Un culto empapado por la presencia de la gracia divina y de la respuesta fiel del hombre.

San Mateo se hace para nosotros testigo de ese espíritu nuevo anunciado por el Antiguo Testamento y llevado a plenitud por Jesús. Mateo, el publicano, el recaudador de impuestos odiado por los judíos, escucha la invitación de Jesús a seguirle. Se levantó y le siguió.

Jesús entró en la vida de Mateo. Mateo cambió su vida y también cambió su manera de pensar y de valorar las cosas. Lo de antes ya no le interesaba. En adelante su gran negocio consistió en anunciar a los demás su propio hallazgo en la persona de Jesús de Nazaret.

Y tal debió ser su sensación de curado, salvado y perdonado, que quiso sellar su agradecimiento a Jesús dando un banquete en su casa; banquete al que invitó a pecadores y publicanos.

Todo esto fue un escándalo para los fariseos que no podían entender cómo Jesús, un hombre de bien, se sentaba con los pecadores.

Pero Jesús nos enseña que precisamente los que necesitan al médico no son los sanos sino los enfermos, que misericordia quiero y no sacrificios. Jesús condena el pecado, pero ama al pecador. La evangelización no consiste en rodearse de las gentes selectas, de una elite, sino en anunciar la buena noticia a los pecadores; en anunciarles que la misericordia y la fidelidad de Dios permanecen para siempre, porque Dios quiere que todos los hombres se salven.

La conversión de Mateo interpela nuestra propia conversión. Nos invita a seguir más de cerca a Jesús, a abandonar nuestro pecado para crecer en fidelidad. Y a celebrar el amor y la misericordia de Dios con alegría.

Compromiso semanal

Intenta hacer el bien cada día. Haz algún propósito concreto.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Oseas 6, 3b-6. Quiero misericordia y no sacrificios.

Su drama personal inspira a Oseas la profunda esencia de la Alianza entre Dios y su pueblo, como un matrimonio de amor mutuo y la gravedad adúltera de la ruptura. No es con el culto externo como se agrada al Señor: Él no quiere sacrificios y holocaustos sino amor y conocimiento de Dios. Dios quiere el corazón: detesta y castiga la “conversión” hipócrita, de palabras y ritos vacíos.

Salmo 49, 1. 8. 12-15. Al que sigue buen camino, le haré ver la salvación de Dios.

Dios nos llama a juicio y a conversión y nos pide que la sinceridad acompañe nuestras acciones externas, quizá irreprochables, pero tantas veces hipócritas.

2ª lectura: Romanos 4, 18-25. Fue confortado en la fe por la gloria dada a Dios.

La lectura señala cómo fue la fe de Abrahán y cómo debe ser, por tanto, la nuestra. La fe de Abrahán es una fe profunda, fuerte, heroica, inquebrantable, –contra toda esperanza, dice san Pablo–. Ese es nuestro modelo. Una fe que hizo posible entonces el que Abrahán acogiera un designio divino humanamente incomprensible, y que debe hacer posible ahora el que los cristianos acojan lo que de incomprensible tiene tantas veces el misterio de Cristo.

Evangelio: Mateo 9, 9–13. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

Jesús llama para ser columna de su Iglesia a un hombre odiado como pocos por los judíos: un hombre que les recordaba a diario el yugo extranjero de Roma y el sometimiento político en que vivían. Y además lo celebra con una comida: el signo por excelencia de la comunión y de la alegría. Jesús, el Salvador, en razón de su misión, ha de estar junto a los que le necesitan. Ha venido a curar, a salvar; no sólo a conservar a los que están sanos.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 9
San Efrén, diácono y mártir
1 Re 17, 1-6 Elías sirve al Señor, Dios de Israel.
Sal 120, 1-8 El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Mt 5, 1-12 Dichosos los pobres en el espíritu.
Medita el Evangelio de hoy
Martes 10 1 Re 17, 7-16 La orza de harina no se vació, como dijo el Señor.
Sal 4, 2-8 Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro.
Mt 5, 13-16 Vosotros sois la sal y la luz del mundo.
Piensa dónde quiere el Señor que seas luz y sal
Miércoles 11
San Bernabé, Apóstol
Hch 11, 21b-26; 13, 1-3. Era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y fe.
Sal 97, 1-6. El Señor revela a las naciones su justicia.
Mt 10, 7-13. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.
Reza por la Iglesia
Jueves 12 1R 18,41-46. Elías oró, y el cielo derramó lluvia.
Sal 64. Oh Dios, tú mereces un himno en Sión.
Mt 5,20-26. Todo el que esté peleado con su hermano, será procesado.
Pídele al Señor el don de perdonar
Viernes 13
San Antonio de Padua
1 Re 19, 19a.11-16 Aguarda al Señor en el monte, que va a pasar.
Sal 26, 7-14 Tu rostro buscaré, Señor.
Mt 5, 27-32 No cometerás adulterio.
¿Cómo es tu actitud ante la sexualidad?
Sábado 14 1 Re 19, 19-21 Eliseo se levantó y marchó tras Elías.
Sal 15, 1-10 Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
Mt 5, 33-37 Yo os digo que no juréis en absoluto.
Haz una obra de caridad
Domingo 15
11º del Tiempo Ordinario
Ex 19, 2-6a. Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.
Sal 99, 2-5. Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Rm 5, 6-11. Si fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón seremos salvos por su vida!
Mt 9, 36-10, 8. Llamó a sus doce discípulos y los envió.
Reza por tu familia y por la parroquia


No hay comentarios: