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31 enero 2009

Domingo 1 de febrero

Domingo iV del tiempo ordinario
1 de febrero de 2009 (ciclo B, año impar)




Primera lectura
Lectura del Libro del Deuteronomio (18, 15-20)

Habló Moisés al pueblo diciendo: El Señor, tu Dios, te suscitará un profeta como yo, de entre tus hermanos. A él le escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea: «No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no quiero morir.»

El Señor me respondió: «Tienes razón; suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, es reo de muerte.»

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9

R/. Ojalá escuchéis hoy su voz;
no endurezcáis vuestros corazones.


Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos en su presencia dándole gracias,
vitoreándole al son de instrumentos. R.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras. R.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (7, 32-35)

Hermanos:

Quiero que os ahorréis preocupaciones: el célibe se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido.

Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido.

Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.

Palabra de Dios

Aleluya

EVANGELIO

+ Lectura del santo evangelio según san Marcos (1, 21-28)

Llegó Jesús a Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad.

Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:

—¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: El Santo de Dios.

Jesús le increpó:

—Cállate y sal de él.

El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:

—¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.

Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Palabra del Señor



COMENTARIO

Les enseñaba con autoridad

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos invita a descubrir que Dios habla al hombre a largo de la historia de la salvación. Con su hablar Dios nos enseña el camino de la vida eterna, y va iluminando nuestra vida mientras caminamos por este mundo.

Para ello, Dios suscitó profetas que en el Antiguo Testamento hablaron y guiaron al pueblo de Israel y le fueron preparando para la llegada de Jesucristo. Hablan en nombre de Dios y deben ser escuchados y obedecidos.

Al llegar la plenitud de los tiempos, Dios se hace hombre en Jesucristo, y Él mismo nos enseña y nos muestra el camino de la vida. Jesucristo es la Palabra que se ha hecho carne y ha acampado entre nosotros. Por eso, Jesucristo desconcierta a los que le escuchan y suscita admiración: porque Jesucristo habla con autoridad, y, además, ratifica sus palabras curando enfermos y expulsando demonios.

Hoy, es la Iglesia la encargada de hablar en nombre de Dios al pueblo, la encargada de transmitir el mensaje de la vida y de iluminar a los hombres de cada época.

La Palabra de Dios nos invita a reflexionar en profundidad cuál es la atención que prestamos nosotros a Dios que continúa hablándonos. Hemos de descubrir que Jesús también nos habla a nosotros con autoridad, porque sólo Él es la Luz del mundo, porque Él es el único Maestro y el único Señor. Por tanto, Cristo nos invita hoy a tener una actitud de respeto, de confianza y obediencia ante su enseñanza. La Palabra de Dios no es para discutirla ni para negociarla: es para acogerla, asumirla y tratar de vivir guiados por su luz.

Y esto es especialmente importante tenerlo claro en una sociedad que vive sumida en una tremenda crisis de valores, en una sociedad que vive confundida, mareada, desorientada. Porque hoy Dios sigue hablándonos, sigue mostrándonos cuál es el camino que nos da la felicidad y nos lleva a la vida eterna. Hoy, Dios nos habla por medio de la Iglesia. Ella, por mandato del Señor, transmite y actualiza su mensaje.

La Iglesia ha de transmitir hoy el mensaje de Jesucristo a los hombres. Y muchas veces es rechazada por ello. Porque es un mensaje radical, exigente, comprometedor, fuerte. La luz muchas veces deslumbra, y la Iglesia sabe que no puede traicionar a su Señor, no puede anunciar lo que le resulta cómodo o sea popular. La Iglesia sabe que no es dueña, sino administradora de la Palabra de Dios, y, por tanto, la ha de transmitir tal y como la ha recibido, aunque esa Palabra de Dios no guste a muchas personas, sobre todo a los poderosos, a los soberbios, a los autosuficientes.

Nosotros debemos escuchar la voz de Dios que hoy sigue hablándonos, hemos de estar agradecidos por conocer cuál es el camino de la vida, y hemos de tratar de vivir a la luz de esta Palabra, aunque no la comprendamos. En ella está la vida.

Compromiso semanal

Revisa tu vida y trata de descubrir cuál es la actitud que tienes ante la Palabra de Dios. Pídele al Señor que te ayude a aceptarla del todo en tu vida.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Deuteronomio 18, 15-20. Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca.

En el seno de Israel habrá siempre profetas que hagan conocer el designio de Dios. Moisés anuncia que Dios les dará un profeta semejante a él mismo: el Mesías, Jesucristo, quien realiza plenamente el concepto de profeta, y puede hablar al pueblo con autoridad.

Salmo 94, 1-2. 6-9. Ojalá escuchéis hoy su voz; no endurezcáis vuestros corazones.

Toda la Revelación es una continua llamada a la conversión: pero ella sola no es suficiente; también a Israel se dirigió la Palabra de Dios y fue infiel a su alianza. Ante la menor dificultad Israel se rebeló. El salmo nos invita a no endurecer el corazón como nuestros padres, pues tampoco entraríamos en el descanso de Dios. Es duro de corazón quien dice “Señor, Señor”, y luego no hace la voluntad de Dios.

2ª lectura: 1 Corintios 7, 32-35. El célibe se preocupa de los asuntos del Señor.

La virginidad como estado de vida –estado extraordinario– no puede imponerse a todos; es objeto de una especial llamada de Dios y ha de vivirse por el Reino de los cielos. La virginidad es consagración y dedicación. Y únicamente cuando proviene de una dedicación total al Señor, quitando, por tanto, todo egoísmo, puede convertirse en signo escatológico del Reino de los cielos: la vida en pobreza, obediencia y castidad, es signo de que los bienes de este mundo no son definitivos.

Evangelio: Marcos 1, 21-28. Les enseñaba con autoridad.

Jesús es presentado como poseedor de la palabra de Dios: tiene una palabra con autoridad, que no se refiere a la elocuencia, sino al contenido: poder salvador y liberador. Este poder queda significado en la curación del endemoniado en sábado: libra de la esclavitud de la enfermedad y de la ley. La palabra de Jesús tiene tal autoridad porque es la palabra del Padre. Y de este poder salvador seguimos participando los cristianos. Esta participación se nos significa en los Sacramentos. Puedes leer Marcos 4, 35-41 y Lucas 10, 18-19.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 2
La Presentación del Señor
Mal 3, 1-4 Entrará en el santuario el Señor a quien buscáis.
Sal 23, 7-10 ¿Quién es ese Rey de la gloria? Es el Señor.
He 2, 14-18 Tenía que parecerse en todo a sus hermanos.
Lc 2, 22-40 Mis ojos han visto a tu Salvador.
Participa en la Eucaristía de hoy
Martes 3
San Blas
He 12, 1-4 Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos.
Sal 21, 26-32 Te alabarán, Señor, los que te buscan.
Mc 5, 21-43 Contigo hablo, niña, levántate.
Reza por los que no tienen fe
Miércoles 4 He 12, 4-7.11-15 Dios reprende a los que ama.
Sal 102, 1-2.13-14.17-18 La misericordia del Señor dura siempre.
Mc 6, 1-6 No desprecian a un profeta más que en su tierra.
Reza pidiendo que se nos aumente la fe
Jueves 5
Santa Águeda, virgen y mártir
He 12, 18-19.21-24 Os habéis acercado a la ciudad del Dios vivo.
Sal 47, 2-4.9-11 Oh Dios, meditamos tu misericordia.
Mc 6, 7-13 Los fue enviando.
Da testimonio de Jesucristo
Viernes 6
San Pablo Miki y compañeros mártires
He 13, 1-8 Jesucristo es el mismo ayer hoy y siempre.
Sal 26, 1-9 El Señor es mi luz y mi salvación.
Mc 6, 14-29 Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.
Haz una obra de misericordia
Sábado 7 He 13, 15-17.20-21 Que el Dios de la paz, que hizo subir de entre los muertos al gran pastor, os ponga a punto en todo bien.
Sal 22, 1-6 El Señor es mi pastor, nada me falta.
Mc 6, 30-34 Andaban como ovejas sin pastor.
Haz un ratito de oración
Domingo 8
5º del Tiempo Ordinario
Job 7, 1-4.6-7 Me harto de dar vueltas hasta el alba.
Sal 146, 1-6 Alabad al Señor, que san los corazones quebrantados.
1 Cor 9, 16-19.22-23 ¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Mc 1, 29-39 Curó a muchos enfermos de diversos males.
Reza por tu familia y por la parroquia


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