Páginas

21 enero 2009

Domingo 25 de enero

Domingo iii del tiempo ordinario
25 de enero de 2009 (ciclo B, año impar)




Primera lectura
Los ninivitas se convirtieron de su mala vida

Lectura de la profecía de Jonás (3, 1-5. 10)

En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás:

—«Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo»

Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla. Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminé durante un día, proclamando:

—«¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»

Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.

Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó. Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 24, 4-5ab. 6-7bc. 8-9 (R/.: 4a)

R/. Señor, enséñame tus caminos.

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.

El Señor es bueno y es recto,
enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a os humildes con rectitud
enseña su camino a los humildes. R/.

Segunda lectura
La representación de este mundo se termina

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (7, 29-31)

Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante.

Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.

Palabra de Dios

Aleluya
Mc 1, 1 5

Está cerca el reino de Dios:
convertíos y creed en el Evangelio.

EVANGELIO
Convertíos y creed en el Evangelio

+ Lectura del santo evangelio según San Marcos (1, 14-20)

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:

—«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»

Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo.

Jesús les dijo:

—«Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

Palabra del Señor



COMENTARIO

Convertíos
y creed la Buena Noticia

Durante el Tiempo Ordinario la Iglesia nos propone la lectura continua del Evangelio de san Marcos, en la que vamos a ir escuchando, domingo tras domingo, la predicación de Jesús. Y, para preparar bien nuestro corazón, de manera que sea tierra buena capaz de acoger la semilla de la Palabra, es necesario que tengamos claras algunas actitudes que son fundamentales.

Por ello, el domingo pasado la Palabra de Dios nos recordaba que Jesucristo no es un personaje más de la historia de la humanidad, sino que Él es el verdadero Dios que ha venido a salvarnos del pecado, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y, por tanto, nos invitaba a escuchar con atención la Palabra de Dios y a vivir no con el estilo de vida del mundo, sino con el de Cristo.

Hoy, la Palabra de Dios nos habla de algunas actitudes necesarias para poder escuchar con provecho la predicación de Jesús: la conversión, el seguimiento de Cristo, y el descubrir que nuestra meta es la vida eterna, y, que, por consiguiente, las cosas de este mundo son relativas.

La conversión significa: volver a pensar - poner en discusión el propio y el común modo de vivir; dejar entrar a Dios en los criterios de la propia vida; no juzgar más simplemente según las opiniones corrientes.

Convertirse significa, por lo tanto, no vivir como viven todos, no hacer como hacen todos, no sentirse justificados en acciones dudosas, ambiguas, malvadas por el hecho que otros hacen lo mismo; comenzar a ver la propia vida con los ojos de Dios; buscar, por lo tanto, el bien, aún cuando es incómodo; no hacerlo pensando en el juicio de la mayoría, de los hombres, sino en el juicio de Dios - con otras palabras: buscar un nuevo estilo de vida, una vida nueva.

Todo esto no implica un moralismo, la reducción del cristianismo a la moralidad pierde de vista la esencia del mensaje de Cristo: el don de una nueva amistad, el don de la comunión con Jesús y, por lo tanto, con Dios. Quien se convierte a Cristo no entiende crearse una autarquía moral suya, no pretende reconstruir con sus propias fuerzas su propia bondad. "Conversión" significa justamente lo contrario: salir de la propia suficiencia, descubrir y aceptar la propia indigencia - indigencia de los otros y del Otro, de su perdón, de su amistad. La vida no convertida es autojustificación (yo no soy peor de los demás); la conversión es la humildad de confiarse al amor del Otro, amor que se vuelve medida y criterio de mi propia vida (Cf. Joseph Ratzinger, La nueva evangelización).

Descubrir que nuestra meta es la vida eterna, es relativizar las cosas de este mundo, y tratar de poner nuestro corazón en Dios, y vivir siempre desde Dios. Es descubrir que el negocio más importante que tenemos es la salvación, y que, ante Dios lo único que va a contar es nuestra fidelidad a su enseñanza, a su estilo de vida, y el ser ricos en obras de misericordia.

Los que tienen estas actitudes tienen la tierra de su corazón preparada para recibir la semilla de la predicación de Jesús, tienen en el corazón bien dispuesto para acoger la Palabra y dar fruto abundante en su vida de cada día.

¿Cómo está tu corazón? ¿Estás preparado para seguir a Jesús? El Señor te llama, ¿te atreves a seguirle?

Compromiso semanal

Reza para que surjan vocaciones sacerdotales y religiosas. Medita y revisa tu vida tratando de descubrir cómo está tu corazón respecto a la conversión.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Jonás 3, 1-5. 10. Los ninivitas se convirtieron de su mala vida.

Esta lectura destaca por sus contrastes. Jonás, portavoz de Dios entre el pueblo santo y elegido; Nínive, una ciudad inmensa, mundana y frívola, prototipo de las naciones paganas “perdidas”. Por eso Jonás se ha resistido a predicar allí y Dios tiene que llevarle a la fuerza. Mientras Israel se ha rebelado siempre, a pesar de los avisos incesantes, Nínive, ante una sola predicación de un profeta indigno, cree en Dios, hace penitencia y alcanza el perdón de Dios. El contraste subraya la gravedad de la incredulidad judía, y sobre todo, la universalidad de la salvación. Dios destina su salvación a todas las naciones y razas. Pues se complace en la conversión del pecador.

Salmo 24, 4-9. Señor, instrúyeme en tus sendas.

La conversión es siempre posible: los ninivitas eran pecadores, pero escucharon la voz de Dios. Este salmo nos invita a pedir a Dios que nos enseñe sus caminos, nos instruya en sus sendas y así nos convirtamos de nuestra vida mala y de las injusticias cometidas.

2ª lectura: 1 Corintios 7, 29-31. La apariencia de este mundo se termina.

San Pablo nos habla de la condición de la vida cristiana a la luz de la segunda venida de Cristo. La preocupación fundamental es alcanzar la vida eterna, lo que impone un uso de las cosas de este mundo, libre de todo apego excesivo o desordenado.

Evangelio: Marcos 1, 14-20. Convertíos y creed la Buena Noticia.

Jesús nos invita a la conversión y a la fe. La esencia de la conversión no es sólo apartarse del mal, sino aceptar enteramente la voluntad de Dios, confiar en él, renunciando a toda ayuda humana y terrena, esperando, como niños, todo de él. Y la conversión llevada a sus últimas consecuencias termina en el seguimiento total del Señor, es decir: renuncia a todo, a las ocupaciones habituales, para estar dispuesto a hacer la voluntad del Señor. La Buena Noticia es la llegada del Reino de Dios en la persona de Jesús. Puedes leer Hechos 2, 37-41 y Hechos 3, 17-22.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 26
Santos Timoteo y Tito
He 9, 15.24-28 Cristo se ha ofrecido una solo vez para quitar los pecados de todos.
Sal 97, 1-6 Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
Mc 3, 22-30 Satanás está perdido.
Reza por la unidad de la Iglesia
Martes 27
Santa Ángela de Mérici
He 10, 1-10 Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad.
Sal 39, 2.4.7-8.10.11 Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Mc 3, 31-35 El que cumple la voluntad de Dios es mi hermano y mi hermana y mi madre.
Revisa si estás cumpliendo la voluntad de Dios
Miércoles 28
Santo Tomás de Aquino
He 10, 11-18 Ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
Sal 109, 1-4 Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Mc 4, 1-20 Salió el sembrador a sembrar.
Analiza qué clase de tierra eres
Jueves 29
San Valero, obispo
Hb 10, 19-25. Llenos de fe, mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos; fijémonos los unos en los otros, para estimularnos a la caridad.
Sal 23. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.
Mc 4, 21-25. La medida que uséis la usarán con vosotros.
Da testimonio de Jesucristo
Viernes 30 He 10, 32-39 Soportasteis múltiples combates. No renunciéis, pues, a vuestra valentía.
Sal 36, 3-6.23-24.39-40 El Señor es quien salva a los justos.
Mc 4, 26-34 Echa simiente, duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo.
Reza por los alejados
Sábado 31
San Juan Bosco
He 11, 1-2.8-19 Esperaba la ciudad cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios.
Sal Lc 1, 69-75 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Mc 4, 35-40 ¿Quién es éste? Hasta el viento y las aguas le obedecen.
Reza y ayuda a los que tienen problemas
Domingo 1
4º del Tiempo Ordinario
Dt 18, 15-20 Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca.
Sal 94, 1-2.6-9 Ojalá escuchéis hoy su voz; no endurezcáis vuestros corazones.
1 Cor 7, 32-35 El célibe se preocupa de los asuntos del Señor.
Mc 1, 21-28 Les enseñaba con autoridad.
Reza por tu familia y por la parroquia


No hay comentarios: