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16 enero 2009

Domingo 18 de enero

Domingo ii del tiempo ordinario
18 de enero de 2009 (ciclo B, año impar)



Primera lectura
Habla, Señor, que tu siervo te escucha

Lectura del primer libro de Samuel (3, 3b-10. 19)

En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió:
—«Aquí estoy.»
Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo:
—«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Respondió Elí:
—«No te he llamado; vuelve a acostarte.»
Samuel volvió a acostarse.
Volvió a llamar el Señor a Samuel.
Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo:
—«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Respondió Elí:
—«No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.»
Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor.
Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo:
—«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel:
—«Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha?"»
Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes:
—«¡Samuel, Samuel!»
Él respondió:
«Habla, que tu siervo te escucha.»
Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 39, 2 y 4ab. 7, 8-9. 11 (R/. 8a y 9a)

R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor
él se inclinó y escuchó mi grito;
y me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R/.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R/.

Entonces yo digo: «Aquí estoy
—como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R/.

Segunda lectura
Vuestros cuerpos son miembros de Cristo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
los Corintios (6, 13c-15a. 17-20)

Hermanos:

El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor para el cuerpo.
Dios, con su poder, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros.
¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?
El que se une al Señor es un espíritu con él.
Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa cl hombre queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica peca en su propio cuerpo. ¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? El habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios.
No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros.
Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!

Palabra de Dios

Aleluya
Jn 1,41.17b

Hemos encontrado al Mesías, que es Cristo;
la gracia y la verdad vinieron por medio de él.

EVANGELIO
Vieron dónde vivía y se quedaron con él

+ Lectura del santo evangelio según san Juan (1, 31-42)

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
—«Este es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
—«¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron:
—«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives? »
Él les dijo:
«Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).»
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»

Palabra del Señor.



COMENTARIO

Vieron dónde vivía y se quedaron con él

El pasado domingo comenzó el tiempo ordinario del Año litúrgico. La belleza de este tiempo está en el hecho de que nos invita a vivir nuestra vida ordinaria como un itinerario de santidad, es decir, de fe y de amistad con Jesús, continuamente descubierto y redescubierto como Maestro y Señor, camino, verdad y vida del hombre. Es lo que nos sugiere, en la liturgia de hoy, el evangelio de san Juan, presentándonos el primer encuentro entre Jesús y algunos de los que se convertirían en sus apóstoles (cf. Benedicto XVI, Angelus, 15-I-2006).

La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos plantea la fe como una llamada de Dios que nos ama, y como la respuesta del hombre que se abre a Dios, se deja amar por Él y es transformado por su amor.

Sin embargo, muchas veces vivimos rodeados de inquietudes, de miedos y de ruidos que nos impiden poder escuchar la voz de Dios. Porque Dios sigue llamando, sigue invitando a la fe..., lo que ocurre es que a veces nos hacemos los sordos.

Porque vivimos en el mundo de los ruidos. El silencio nos molesta, nos desconcierta, y la Palabra de Dios nos anuncia hoy que a Dios se le escucha en el silencio de un corazón humilde vacío de ansiedades, autosuficiencias y egoísmos. Samuel oyó la voz del Señor en el silencio de la noche: por eso pudo escuchar al Señor.

Porque la llamada del Señor es suave, y nuestra actitud ha de ser la de estar atentos, la de estar a la escucha, porque Él es el Señor, nosotros los discípulos, Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, el Redentor que nos libera de la esclavitud del pecado.

Los primeros discípulos escucharon las palabras de Juan el Bautista que señalaba a Jesús y fueron en pos de Él. Su respuesta fue el inicio de una nueva vida. Dios continua hablando también hoy, y su Palabra compromete nuestra forma de vida.

La alegría más auténtica está en la relación con Jesucristo, encontrado, seguido, conocido y amado, gracias a una continua tensión de la mente y del corazón. Ser discípulo de Cristo: esto basta al cristiano. La amistad con el Maestro proporciona al alma paz profunda y serenidad incluso en los momentos oscuros y en las pruebas más arduas. Cuando la fe afronta noches oscuras, en las que no se "siente" y no se "ve" la presencia de Dios, la amistad de Jesús garantiza que, en realidad, nada puede separarnos de su amor (cf. Rm 8, 39). Buscar y encontrar a Cristo, manantial inagotable de verdad y de vida: la palabra de Dios nos invita a reanudar, al inicio de un nuevo año, este camino de fe que nunca concluye. "Maestro, ¿dónde vives?", preguntamos también nosotros a Jesús, y él nos responde: "Venid y lo veréis" (cf. Benedicto XVI, Angelus, 15-I-2006).

La respuesta nuestra a la llamada de Dios supone romper con el estilo de vida del mundo para aceptar un hombre nuevo, una nueva forma de vivir. Hoy vivimos en una época en que queremos muchas veces un cristianismo “descafeinado”, sin exigencias, sin compromiso; un cristianismo light, empobrecido porque hemos perdido de vista esta dimensión fundamental: en la fe todos somos discípulos, hay un solo Maestro: Cristo, Él es el único que puede salvarnos.

Y, por eso, el camino del cristiano es aceptar a Cristo como la única luz que puede iluminar nuestra vida, nuestras actitudes, nuestras obras; y, con esa luz de Cristo en nuestro corazón, ir construyendo nuestra vida como Él quiere, ir viviendo nuestra vocación a la santidad.

Por tanto, es necesario que tomemos conciencia de que el camino que el mundo nos propone no es camino de salvación y de vida, y como cristianos tenemos que decidirnos a vivir el camino que Cristo nos propone, el camino que nos puede dar la felicidad y la salvación.

En la segunda lectura san Pablo nos habla con claridad de la diferencia entre el estilo de vida del mundo y el estilo de vida cristiano en un tema tan actual como el de la sexualidad. Frente al desmadre con que es vivida por muchos, los cristianos hemos de dar testimonio de que somos templos del Espíritu Santo, y, por tanto, ser cristianos con todas sus consecuencias en todos los ámbitos de la vida.

Y, en medio de un mundo que ama la mediocridad y la chapuza, nosotros debemos aspirar a la santidad, a la perfección, y, para ello, debemos esforzarnos en conseguir que nuestra vida sea cada día mejor, demos tratar de crecer cada día como cristianos, a pesar de nuestros fallos y de las dificultades que encontremos en el camino. El Señor te invita a seguirle, a ser santo, ¿te atreves?

Compromiso semanal

Revisa tu vida y trata de descubrir si tu estilo de vida es cristiano en todo lo que haces. Proponte cambiar aquello que aún no lo sea.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: 1 Samuel. 3, 3b-10. 19. Habla, Señor, que tu siervo te escucha.

Este es el relato de una “vocación”. Dios elige como portavoz y mensajero suyo al pequeño y fiel Samuel y confirma ante Israel su misión con el cumplimiento exacto de sus palabras. En los designios de Dios cada uno tiene una misión que cumplir. Las circunstancias personales van descubriendo la voluntad de Dios. La mejor actitud por nuestra parte será la de Samuel: rectitud y pureza de vida, oídos atentos a la llamada de Dios, disponibilidad absoluta. Dios está presente en nuestra vida y jamás dejará de cumplir la palabra empeñada.

Salmo 39, 2-10. Aquí estoy, para hacer tu voluntad.

La carta a los Hebreos recoge los versículos de este salmo como si fueran palabras que Jesús pronunció al entrar en este mundo. Jesús no vino para ofrecer las víctimas que prescribe el culto del templo. Jesús vino para cumplir la voluntad de Dios. Unidos a Cristo podemos orar con esta acción de gracias. Cultivaremos actitudes profundamente cristianas: esperar con ansia; reconocer con amor las maravillas hechas a favor nuestro; hacer la ofrenda interior del corazón, y ser ante todos testigos de la fidelidad y misericordia de Dios.

2ª lectura: 1 Corintios 6, 13c-15a. 17-20. Vuestros cuerpos son miembros de Cristo.

Hay un problema que desacredita la fe cristiana de los corintios: el desenfreno sexual. Es una esclavitud bajo el pretexto de liberación. Pablo les dice que lo importante es saber si lo que uno hace contradice o no la vida nueva del Espíritu que el bautismo injertó en él. Y los corintios deben saber que abusar de su cuerpo por la fornicación es un ultraje a Cristo y al Espíritu Santo. Toda la persona está afectada por la sexualidad y se expresa con el cuerpo. Pero éste pertenece a Cristo y está habitado, como un templo, por la presencia del Espíritu Santo. No basta con huir de la impureza, sino que hay que glorificar a Dios con el cuerpo: es decir, irradiar a Jesucristo. Un cristiano es una “criatura nueva” y no puede obrar ignorándolo, como viven los paganos que no conocen a Dios. Puedes leer Romanos 6, 12-13; Romanos 8, 9-10.

Evangelio: Juan 1, 35-42. Vieron dónde vivía y se quedaron con él.

Juan Bautista ha comprendido y creído, inspirado por Dios, que Jesús es el Mesías esperado. Y lo afirma claramente, para que sus propios discípulos le dejen a él y sigan a Jesús. No busca su propia gloria, sino la de Dios. La misión de la Iglesia es anunciar a Cristo. El encuentro con Jesús fue decisivo para los primeros discípulos. Unos a otros se dan la noticia con entusiasmo. No importa lo que se sepa sobre Jesús. Lo decisivo es el encuentro con Él. Este encuentro transforma toda la persona. Desde ese momento su vida adquirió un nuevo sentido.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes, 19 Heb 5, 1-10 A pesar de ser Hijo aprendió, sufriendo, a obedecer
Sal 109, 1-4 Tú eres sacerdote eterno
Mc 2, 18-22 El novio está con ellos. A vino nuevo, odres nuevos
Haz una obra de caridad
Martes, 20
San Fabián, San Sebastián
Heb 6, 10-20 La esperanza que se nos ha dado es segura y firme
Sal 110, 1-2.4-5.9-10 El Señor recuerda siempre su alianza
Mc 2, 23-28 El Sábado se hizo para el hombre
Revisa si en tu vida hay actitudes "falsas"
Miércoles, 21
Santa Inés, virgen y mártir
Heb 7, 1-3.15-17 Eres sacerdote para siempre
Sal 109, 1-4 Tú eres sacerdote eterno
Mc 3, 1-6 ¿Está permitido en Sábado salvarle la vida a un hombre?
Reza por los enfermos. ¡Visítalos!
Jueves, 22
San Vicente, diácono y mártir
Heb 7, 25-8,6 Se ofreció a sí mismo
Sal 39, 7-10.17 Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Mc 3, 7-12 Tú eres el Hijo de Dios
Reza pidiéndole a Dios la curación de tus males
Viernes, 23
San Ildefonso, obispo
Heb 8, 6-13 Es mediador de una alianza mejor
Sal 84, 8.10-14 La misericordia y la fidelidad se encuentran
Mc 3, 13-19 Llamó a los que quiso, se fueron con Él y les hizo sus compañeros
Reza por el Papa y los Obispos
Sábado, 24
San Francisco de Sales, obispo y doctor
Heb 9, 2-3. 11-14 Ha entrado en el santuario una vez para siempre
Sal 46, 2-3.6-9 Dios asciende entre aclamaciones
Mc 3, 20-21 Su familia decía que no estaba en sus cabales
Reza por los que no creen en Cristo
Domingo, 25
3º del Tiempo Ordinario
Jon 3, 1-5.10 Los ninivitas se convirtieron de su mala vida.
Sal 24, 4b-9 Señor, instrúyeme en tus sendas.
1Cor 7, 29-31 La presentación de este mundo se termina.
Mc 1, 14-20 Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.
Haz oración por tu familia y por la parroquia


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