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15 octubre 2009

Domingo 18 de octubre


DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO
18 de octubre de 2009  (ciclo B, año par)






 Primera lectura
Cuando entregue su vida como expiación,
verá su descendencia, prolongará sus años

Lectura del libro de Isaías (53,10-11)

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento,
y entregar su vida como expiación:
verá su descendencia, prolongará sus años,
lo que el Señor quiere prosperará por su mano.

Por los trabajos de su alma verá la luz,
el justo se saciará de conocimiento.
Mi siervo justificará a muchos,
porque cargó con los crímenes de ellos.

Palabra de Dios
Salmo responsorial
Sal 32, 4-5. 18-19. 20 y 22 (R/.: 22)

R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
      como lo esperamos de ti.

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/.

Segunda lectura
Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia

Lectura de la carta a los Hebreos (4, 14-16)

Hermanos:

Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios.

No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado.

Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente. Palabra de Dios 

Aleluya
Mc 10, 45

El Hijo del hombre ha venido para servir
y dar su vida en rescate por todos. 

EVANGELIO
El Hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos

+ Lectura del santo evangelio según san Marcos (10, 35-45)

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: — «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»

Les preguntó: — «¿Qué queréis que haga por vosotros?»

Contestaron: — «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»

Jesús replicó: — «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»

Contestaron: — «Lo somos.»

Jesús les dijo: — «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.»

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.

Jesús, reuniéndolos, les dijo: — «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.

Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.

Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.» Palabra del Señor

Palabra del Señor








COMENTARIO
El Hijo del Hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos
            La Palabra de Dios nos planteaba el Domingo pasado que las riquezas hacen difícil el seguimiento de Cristo. Hoy la Palabra de Dios nos dice que ocurre lo mismo con el afán de poder. Quien desea el poder tiene el peligro del endiosamiento, de la idolatría, de crear servidumbres y generar opresión.
            La sociedad está ordenada en razón del éxito y de la competencia. Es necesario abrirse camino, triunfar, y para muchos no importa los medios que se emplean para conseguirlo. Es la gran tentación. Vives en una sociedad que te enseña a aparentar lo que no eres, a lucir lo que no puedes, a querer situarte siempre por encima de los demás, a valorar a los demás por lo que tienen y no por lo que son, a despreciar a los pobres y pequeños... Es una de las consecuencias lógicas de esta sociedad materialista y hedonista. Desde este planteamiento no puede salir otra cosa. Vivir así es vivir desde la mentira, vivir de espaldas a Dios.
            La Palabra de Dios hoy te propone la humildad, la actitud de servicio, el dar la vida, como actitudes esenciales para poder ser amigo de Dios.
La humildad es la condición de posibilidad de la fe: sólo los humildes descubren a Dios, porque se sienten necesitados de Él y lo buscan, y, como lo buscan con sinceridad, lo encuentran. Por eso, el Señor se resiste a los soberbios y se manifiesta a los humildes.
            Además, el que vive desde la humildad, está lleno de Dios y le sobran todas las vanidades y grandezas humanas, que, vistas desde la fe, muchas veces más bien son obstáculos para seguir con autenticidad a Jesucristo.
Por ello, la Palabra de Dios te invita a huir de toda la hipocresía social, de querer ocupar los primeros puestos en la sociedad o en la Iglesia, de querer quedar bien con todos, de querer aparentar, de querer estar entre los poderosos, de querer tener "prestigio social". Todo ello es fruto del orgullo y la soberbia, y Dios te quiere pequeño, humilde, servicial, entregado... Porque Dios te quiere feliz.
            Se trata de ver las cosas desde Dios y no desde los hombres. Para Dios son al revés que para nosotros. Los que muchas veces ocupan los primeros puestos delante de los hombres, ocupan los últimos ante Dios. Y los que muchas veces son marginados y rechazados por los hombres (pobres, enfermos, ancianos, niños no nacidos...) ocupan el primer puesto delante de Dios.
            El humilde es la tierra buena en la que la semilla de la Palabra de Dios puede arraigar y dar mucho fruto. ¿Cómo está tu corazón? ¿Cuáles son tus deseos, tus ambiciones?
Buscáis a Cristo glorificado; volveos a él crucificado. Queréis reinar y ser glorificados junto al trono de Cristo; aprended antes a decir: ¡Lejos de mí el gloriarme, a no ser en la cruz de nuestro Señor Jesucristo! (Gál 6,14). Ésta es la doctrina cristiana, el precepto y la recomendación de la humildad: no gloriarse a no ser en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Pues no tiene nada de grande gloriarse en la sabiduría de Cristo, pero sí el hacerlo en la cruz. Donde encuentra el impío motivo para insultar, allí ha de encontrar el piadoso su gloria. Sea idéntico lo que provoca el insulto del soberbio y la gloria del cristiano. No te avergüences de la cruz de Cristo; para eso recibiste su señal en la frente (cf. San Agustín, Sermón 160,5).
¿Cómo estás de humildad? Revisa tu vida y plantéate tomar en serio el ser humilde. ¡Vale la pena!

Compromiso semanal
Revisa tu vida. Mira si tienes actitudes de humildad y servicio a los demás. Haz propósitos concretos en este sentido.

La Palabra del Señor, luz para cada día
1ªlectura: Isaías 53, 10-11. Cuando entregue su vida como expiación,
verá su descendencia, prolongará sus años.

          El Siervo de Dios entrega su vida como expiación, lleva su obediencia hasta la muerte; sus sufrimientos serán eficaces para la justificación de muchos; se ofrece en sacrificio, cargando con los crímenes de todos. Ha aceptado sin resistencia el plan de Dios sobre él, su destino de sufrimiento, de trabajos, de angustia. Aquí se le anuncia el resultado de su obediencia. Su entrega no ha sido inútil. Su dolor ha salvado a los hombres. La gloria sustituye a la humillación, el gozo a las injurias, la luz a la cruz. Dios declara justo a su siervo y lo hace fuente de justicia para los demás. En el Evangelio Jesús se identificará con este siervo del Señor.
Salmo 32, 4-5. 18-22. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

            Este salmo es un himno de alabanza al Señor, y nos recuerda  algunas de las maravillas obradas por Dios a favor de su pueblo, para que aumente nuestra fe y nuestra esperanza en el plan salvador de Dios: a pesar de la muerte del Justo, a pesar de todas nuestras dificultades, los ojos del Señor están puestos en sus fieles para librar sus vidas de la muerte.
2ª lectura: Hebreos 4, 14-16. Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia.
                    En Cristo se cumplen de una manera perfecta las características del sacerdote de la antigua alianza. Destaca, sobre todo, su capacidad de compasión. Por ello, se nos invita a acercarnos a Jesucristo, que ha sido probado en todo como nosotros, menos en el pecado, y ahora intercede por nosotros ante el Padre.
Evangelio: Marcos 10, 35-45.
El Hijo del Hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos.

            Los discípulos, titubeantes en el seguimiento de Cristo, persisten en la orientación mundana de sus aspiraciones. Una vez más se ve obligado Jesús a instruirles: las condiciones para sentarse con él en la gloria quedan expresadas en las imágenes del cáliz y del bautismo. Son imágenes que evocan la amargura del sufrimiento, la participación e inmersión en la pasión y muerte de Jesús. Este es el camino de la gloria. Además, Jesús proclama la ley fundamental que ha de estar siempre vigente en su comunidad: cada uno ha de hacerse servidor de los demás. Ha de ser una comunidad sin deseo de poder ni de ambición de dominio, instintos profundamente arraigados en el corazón humano, pero que corrompen tanto como las riquezas. Esto no significa que la comunidad haya de carecer de autoridad. Significa que su autoridad ha de reflejarse en el servicio. Como modelo de comportamiento Jesús se ofrece a sí mismo: toda su vida ha sido un servicio sin límites, hasta dar la vida.
                    Puedes leer Juan 18, 11 y Juan 13, 4-15









CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 19
San Pedro de

Alcántara, presbítero
Rm 4,20-25. Está escrito también por nosotros, a quienes nos valdrá si creemos en él.
Sal: Lc 1,69-75. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo. 
Lc 12, 13-21   Así le sucede al que atesora para sí, en lugar de hacerse rico ante Dios.
Revisa qué actitud tienes ante el dinero
Martes 20

 

Rm 5,12.15b.17-19.20b-21. Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte. Cuanto más ahora vivirán y reinarán.
Sal 39. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. 
Lc 12, 35-38   Dichosos los criados a quienes el amo encuentre vigilantes cuando llegue.
Pídele al Señor el don de estar preparado
Miércoles 21
Rm 6,12-18. Ofreceos a Dios como hombres que de la muerte han vuelto a la vida.
Sal 123. Nuestro auxilio es el nombre del Señor. 
Lc 12, 39-48   Os aseguro que le pondrá al frente de todos sus bienes.
Revisa si das el fruto que Dios espera de ti.
Jueves 22
Rm 6,19-23. Ahora, emancipados del pecado, habéis sido hechos esclavos de Dios.
Sal 1. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Lc 12,49-53. No he venido a traer paz, sino división.
Reza por todas las familias: que sean cristianas
Viernes 23 SanJuan de Capistrano
Rm 7,18-25a. ¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte?.
Sal 118. Instrúyeme, Señor, en tus leyes.
Lc 12, 54-59   Si sabéis discernir el aspecto de la tierra y el cielo, ¿cómo es que no sabéis discernir el tiempo presente?
Reza por los niños y los jóvenes
Sábado 24
San Antonio María Claret

Rm 8,1-11. El Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros.
Sal 23. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.
Lc 13,1-9. Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera. 
Reza por las vocaciones sacerdotales y religiosas
Domingo, 25
30º del Tiempo Ordinario

Jr 31, 7-9   Reuniré ciegos y cojos.
Sal 125, 1-6   El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.
Heb 5, 1-6   Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec.
Mc 10, 46-52   ¡Maestro, que pueda ver!
Reza por tu familia y por la parroquia

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