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21 octubre 2009

Domingo 25 de octubre

DOMINGO XXx DEL TIEMPO ORDINARIO
25 de octubre de 2009  (ciclo B, año par)




Primera lectura
Guiaré entre consuelos a los ciegos y cojos
Lectura del libro de Jeremías (31, 7-9)
Así dice el Señor:
«Gritad de alegría por Jacob,
regocijaos por el mejor de los pueblos;
proclamad, alabad y decid:
El Señor ha salvado a su pueblo,
al resto de Israel.

Mirad que yo os traeré del país del norte,
os congregaré de los confines de la tierra.
Entre ellos hay ciegos y cojos,
preñadas y paridas:
una gran multitud retorna.

Se marcharon llorando,
los guiaré entre consuelos;
los llevaré a torrentes de agua,
por un camino llano en que no tropezarán.
Seré un padre para Israel,
Efraín será mi primogénito.»

Palabra de Dios
Salmo responsorial
Sal 125, l-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 (R/.: 3)
R/. El Señor ha estado grande con nosotros,
     y estamos alegres.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.

Segunda lectura
Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec
Lectura de la carta a los Hebreos (5, 1-6)
Hermanos:

Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados.

Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades.

A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo.

Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: «Tú eres mí Hijo: yo te he engendrado hoy», o, como dice otro pasaje de la Escritura: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»

Palabra de Dios
Aleluya
2Tm 1, 10

Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte
y sacó a la luz la vida, por medio del Evangelio.

EVANGELIO
Maestro, haz que pueda ver
+ Lectura del santo evangelio según san Marcos (10, 46-52)
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: — «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»

Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: — «Hijo de David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: — «Llamadlo.»

Llamaron al ciego, diciéndole: — «Animo, levántate, que te llama.»

Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.

Jesús le dijo: — «¿Qué quieres que haga por ti?»

El ciego le contestó: — «Maestro, que pueda ver.»

Jesús le dijo: — «Anda, tu fe te ha curado.»

Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Palabra del Señor



COMENTARIO
Maestro, haz que pueda ver
La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos habla de la lucha entre la luz y las tinieblas y del poder sanador de la fe. Nos presenta la realidad del ciego de Jericó que vive en la oscuridad hasta que se encuentra con Jesús: Jesucristo es la luz y le da la luz que le permite ver.
En el ciego Bartimeo estás representado tú: todos vivimos en la más profunda oscuridad hasta que nos encontramos con Jesucristo y dejamos que Él llene nuestro corazón. Cuando Jesucristo llena nuestro corazón las tinieblas se desvanecen y vemos con claridad, aunque la amenaza de la oscuridad está siempre presente, y, por tanto, la vida cristiana es una permanente lucha entre la luz y las tinieblas.
En el mundo de hoy hay mucha gente que vive en la oscuridad, en la ceguera, porque se ha apartado de Dios y quiere vivir como si Dios no existiera. Por eso mucha gente hoy vive confundida, desorientada, perdida, sin encontrar el sentido de la vida, sin saber cómo hay que vivir, dejándose llevar por el vaivén de la moda. Esta desorientación es una de las causas de la insatisfacción e infelicidad de muchas personas de hoy.
Por ello, en medio de este mundo oscuro y desorientado la Palabra de Dios te presenta a Jesucristo como la luz del mundo, como el único salvador, como la única luz que puede iluminar tu vida, que puede hacerte encontrar el sentido de la vida, la única luz que puede hacerte encontrar el camino de la felicidad: Cristo, que es el camino, la verdad y la vida.
Bartimeo, tras recobrar la vista -narra el evangelio- "lo sigue por el camino", es decir, se convierte en su discípulo y sube con el Maestro a Jerusalén para participar con él en el gran misterio de la salvación. La fe es un camino de iluminación: parte de la humildad de reconocerse necesitados de salvación y llega al encuentro personal con Cristo, que llama a seguirlo por la senda del amor (cf. Benedicto XVI, Angelus 29-X-2006).
La Palabra de Dios que proclamamos hoy te invita a salir de las tinieblas y a buscar la luz que es Cristo. Te invita a que revises tu propia vida a la luz de la enseñanza de Jesucristo y de la Iglesia y que mires si se ajusta a la luz que es Cristo, o si todavía quedan zonas oscuras llenas de tinieblas que es preciso iluminar.
Es importante que descubras que la luz de Cristo debe iluminar toda tu vida: todos los aspectos y todos los ámbitos de nuestra vida deben ser iluminados por la luz de Cristo. Ningún rincón de tu vida puede escapar a esta luz. Si eres cristiano lo has de manifestar en todo lo que pienses, digas y hagas. Ser cristiano es tener los mismos sentimientos y actitudes que tuvo Cristo Jesús (Fil 2, 4).
Por ello, en la familia, en los estudios, en el trabajo, en la diversión, en el noviazgo, en la política, en los negocios, en las relaciones de vecinos, en el grupo de jóvenes... en todo debe brillar la luz de Cristo. ¿Cómo está tu vida? ¿Brilla la luz de Cristo en tu corazón? ¿Queda alguna "zona oscura" en tu interior? ¡Déjate iluminar por Cristo y encontrarás el camino que te da la felicidad y te lleva a la vida eterna!

Compromiso semanal
Revisa tu vida tratando de descubrir las zonas de ella que aún no han sido iluminadas por la luz de Cristo y deja que su luz brille totalmente en tu corazón.

La Palabra del Señor, luz para cada día
1ªlectura: Jeremías 31, 7-9. Guiaré entre consuelos a los ciegos y a los cojos.
                    Jeremías evoca con emoción el regreso de los exiliados a la patria, porque Dios es un Padre bueno para con su pueblo. El destierro es como un desierto en donde el pueblo encuentra a su Dios. A través de la prueba se manifiesta el amor eterno del Dios fiel; el Señor es Dios en la cercanía del amor y en la lejanía del misterio. El pueblo debe ponerse en marcha, venciendo el miedo y la inercia.
Salmo 125, 1-6. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
            El salmo alimenta nuestra fe de dos maneras: invitándonos a reconocer y admirar las maravillas que el Señor hizo y seguirá haciendo con nosotros. Y estimulando nuestra confianza ante los sufrimientos del presente: son cosa de nada comparados con la dicha que un día se nos descubrirá (Rm 8, 18).
2ª lectura: Hebreos 5, 1-6. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
                    Cristo tiene la dignidad y el honor del sacerdocio por la humilde aceptación de una encomienda, de un don. El mismo Dios, que lo ha proclamado su Hijo, lo ha nombrado, proclamado y declarado solemnemente sumo sacerdote. El hecho de ser el Hijo da a su sacerdocio una categoría, una gloria, dignidad y calidad suprema, porque lo coloca en una relación personal íntima, perfecta, plena, con Dios.
Evangelio: Marcos 10, 46-52. Maestro, haz que pueda ver.
            En todo el viaje a Jerusalén, el evangelista ha repetido la lección: hay que “ver” para “seguir” a Jesús. Pedro no ha visto. Juan y Santiago, no más que el resto de los apóstoles. El joven rico se marchó pesaroso. Ahora Bartimeo, curado por su fe, puede seguir como buen discípulo al Hijo de David hasta la misma Jerusalén. Bartimeo se convierte en modelo de discípulo. Auténtico discípulo es aquel que, como Bartimeo, testimonia y proclama su fe, la traduce en oración perseverante y confiada, se libera de todo lo que le impida un encuentro personal con Cristo, e iluminado por Él, le sigue decidido en su camino.
                    Puedes leer Mateo 9, 28-29



CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 26
Rm 8,12-17. Habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos,
que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre).
Sal 67. Nuestro Dios es un Dios que salva.
Lc 13, 10-17   Mujer, quedas libre de tu enfermedad.
Reza por los enfermos y quienes los cuidan.
Martes 27
Rm 8,18-25. La creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios.
Sal 125. El Señor ha estado grande con nosotros.
Lc 13, 18-21   Creció, se convirtió en árbol.
Pídele al Señor el don de la fe.
Miércoles 28
San Simón y San Judas,

apóstoles
Ef 2,19-22. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles.
Sal 18. A toda la tierra alcanza su pregón.
Lc 6,12-19. Escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles.
Revisa tu vida desde el Evangelio de hoy
Jueves 29

 

Rm 8,31b-39. Ninguna criatura podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo.
Sal 108. Sálvame, señor, por tu bondad.
Lc 13,31-35. No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.
Haz una obra de misericordia
Viernes 30

 

Rm 9,1-5. Quisiera ser un proscrito por el bien de mis hermanos.
Sal 147. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Lc 14, 1-6   Había allí un hombre enfermo.
Pídele al Señor que te libere del fariseísmo
Sábado 31

 

Rm 11,1-2a.11-12.25-29. Si la reprobación de los judíos es reconciliación del mundo, ¿qué será su reintegración sino un volver de la muerte a la vida?
Sal 93. El Señor no rechaza a su pueblo.
Lc 14, 1.7-11 El que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado.
Pídele al Señor el don de la humildad
Domingo 1
Todos los Santos

Ap 7, 2-4.9-14   Una muchedumbre inmensa de toda nación, razas...
Sal 23, 1-6   Éstos son los que buscan al Señor.
1 Jn 3, 1-3   Seremos semejantes a Él.
Mt 5, 1-12a   Dichosos, los pobres, los limpios, los humildes ...
Haz oración por tu familia y por la parroquia

 

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