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28 noviembre 2009

Domingo 29 de noviembre

DOMINGO I DE ADVIENTO
29 de noviembre de 2009  (ciclo B, año par)





Primera lectura
Suscitaré a David un vástago legítimo
Lectura del libro de Jeremías 33, 14-16
«Mirad que llegan días —oráculo del Señor—
en que cumpliré la promesa que hice
a la casa de Israel y a la casa de Judá.
En aquellos días y en aquella hora,
suscitaré a David un vástago legítimo,
que hará justicia y derecho en la tierra.
En aquellos días se salvará Judá,
y en Jerusalén vivirán tranquilos,
y la llamarán así: “Señor-nuestra-justicia”.»

Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 24, 4bc-5ab. 8-9. 10 y 14 (R.: 1b)

R/. A ti, Señor, levanto mi alma.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza. R/.
Segunda lectura
Que el Señor os fortalezca internamente. para cuando Jesús vuelva
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los Tesalonicenses 3, 12—4, 2

Hermanos:
Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos.
Y que así os fortalezca internamente, para que, cuando Jesús, nuestro Señor, vuelva acompañado de todos sus santos, os presentéis santos e irreprensibles ante Dios, nuestro Padre.
En fin, hermanos, por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos: Habéis aprendido de nosotros cómo proceder para agradar a Dios; pues proceded así y seguid adelante.
Ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.
Palabra de Dios.
Aleluya
Sal 84, 8

Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
EVANGELIO
Se acerca vuestra liberación
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 25-28. 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
Palabra del Señor





COMENTARIO
Se acerca vuestra liberación.
Comenzamos hoy el Tiempo de Adviento, tiempo de esperanza, bajo una doble perspectiva: por una parte, es el tiempo de preparación a la NAVIDAD, en la cual celebramos la primera venida del Hijo de Dios, y, por otra, se dirige nuestra atención hacia la expectación de la segunda venida de Cristo al final de los tiempos. Por esto se presenta el Adviento como el tiempo de la alegre esperanza.
En Adviento la liturgia con frecuencia nos repite y nos asegura, como para vencer nuestra natural desconfianza, que Dios "viene": viene a estar con nosotros, en todas nuestras situaciones; viene a habitar en medio de nosotros, a vivir con nosotros y en nosotros; viene a colmar las distancias que nos dividen y nos separan; viene a reconciliarnos con él y entre nosotros. Viene a la historia de la humanidad, a llamar a la puerta de cada hombre y de cada mujer de buena voluntad, para traer a las personas, a las familias y a los pueblos el don de la fraternidad, de la concordia y de la paz.
Por eso el Adviento es, por excelencia, el tiempo de la esperanza, en el que se invita a los creyentes en Cristo a permanecer en una espera vigilante y activa, alimentada por la oración y el compromiso concreto del amor. Ojalá que la cercanía de la Navidad de Cristo llene el corazón de todos los cristianos de alegría, de serenidad y de paz.
Para vivir de modo más auténtico y fructuoso este tiempo de Adviento, la liturgia nos exhorta a mirar a María santísima y a caminar espiritualmente, junto con ella, hacia la cueva de Belén. Cuando Dios llamó a la puerta de su joven vida, ella lo acogió con fe y con amor (cf. Benedicto XVI, Angelus 3-XII-2006).
La vigilancia a la que te invita hoy la Palabra de Dios no debe entenderse solamente como defensa del mal que te acecha, sino como expectación confiada y alegre de Dios que te salva y libera de ese mal.
La vigilancia es una actitud de atención concentrada hacia el paso del Señor por tu vida, es la actitud del amigo que está pendiente de la llegada del que espera. Hay que estar en vela, porque no sabemos cuándo vendrá el dueño. No se trata de tener miedo a su venida; al contrario, se trata de esperarla con alegría, y, más aún, de pedir a gritos su venida... porque es la venida de Dios, el Amigo. Por tanto, si vives la vida desde Dios, si cada día tratas de ser fiel a Jesucristo y a la Iglesia, la perspectiva de la venida del Señor es optimista, aunque exigente.
El Adviento es un tiempo de esperanza y conversión, tiempo de mirar tu corazón y tratar de descubrir los obstáculos que hay en él para poder recibir al Señor que llega. Por ello, es fundamental que tengas una actitud de humildad para querer acercarte al Señor, para aprovechar esta nueva oportunidad que Él te da y hacer que esté en tu corazón.
También es importante que te hagas un plan de vida espiritual para este tiempo que hoy comenzamos. Que revises tu vida y que te hagas unos propósitos concretos y serios de conversión y de cambio en tu vida. Es necesario intensificar la oración y la escucha de la Palabra de Dios, el sacrificio y el combate espiritual por cambiar aquellas cosas que en tu vida no agradan a Dios. Es necesario, en definitiva, poner a punto el corazón para que en él pueda habitar el Señor. ¿Te animas? ¡No dejes pasar esta oportunidad que el Señor te brinda¡ !Hay que estar siempre en vela¡

Compromiso semanal
Haz un Plan de vida espiritual para este Tiempo de Adviento. Intenta descubrir en qué debes estar más vigilante. Pon los medios necesarios para ello.

La Palabra del Señor, luz para cada día
lectura: Jeremías 33, 14-16. Suscitaré a David un vástago legítimo.
                    El profeta asegura que Dios cumplirá su promesa porque es fiel. Se habla del Mesías futuro y de su sede. Será ello cumplimiento de la palabra buena de Dios, que siempre es eficaz, creadora, firme.
Salmo 24, 4-14. A ti, Señor, levanto mi alma.
            El salmo nos invita a la súplica y a la confianza: el que se fía de Dios no conocerá la desilusión, la vergüenza ni el fracaso. Los caminos del Señor son expresión de su amor y su voluntad, que el salmo nos invita a conocerla a fondo para escapar de los peligros y obtener la protección y bendición de Dios.
2ª lectura: 1 Tesalonicenses 3, 12-4, 2.
Que el Señor os fortalezca internamente, para cuando Jesús vuelva.

                    San Pablo pide santidad irreprochable ante Dios; la que nace del amor sacrificado y desinteresado y no la que se gloría de haber cumplido “irreprensiblemente” las obras de la ley: la santidad o justificación viene de Dios y no son obra del hombre. San Pablo exhorta a vivir en clima de amor una vida santa, propia de consagrados a Dios que esperan el encuentro final con Cristo que viene.
                    Puedes leer Romanos 12, 1-2.
Evangelio: Lucas 21, 25-28. 34-36. Se acerca vuestra liberación.
            San Lucas emplea imágenes del género apocalíptico para hablar del final de los tiempos. Pretende con estas palabras animar a los cristianos cuya vida es un caminar, lento y costoso hacia ese final. La venida del Señor, que todos esperamos, es la manifestación plena de nuestra liberación. Una liberación ansiada en medio de tantas dificultades como sufrimos en este mundo. No sabemos cuándo sucederá todo esto, pero antes tenemos que pasar por esta prueba dura. En medio de ella, lo que nos reconforta y lo que funda nuestra esperanza es la misma palabra del Señor. Por ello, el evangelio nos invita a la vigilancia. Debemos estar atentos, alerta en todo momento, luchando contra las preocupaciones, los encantos, prestigios e ilusiones que nos distraen: la bebida, la preocupación por el dinero y el vicio, entre otros.
            Puedes leer 1 Tesalonicenses 5, 1-11.





CALENDARIO LITÚRGICO
Lunes 30
San Andrés, apóstol
Rm 10,9-18. La fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo.
Sal 18. A toda la tierra alcanza su pregón.
Mt 4,18-22. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron
Intenta vivir en confiando totalmente en Dios
Martes 1
Is 11, 1-10   Brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz.
Sal 71, 2.7-8.12-13.17   Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Lc 10, 21-24   Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos y las has revelado a la gente sencilla.
Intenta vivir la humildad y la pobreza de espíritu
Miércoles 2

 

Is 25, 6-10a   El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros.
Sal 22, 1-6   Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Mt 15, 29-37   ¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?
Participa en la celebración de la Eucaristía
Jueves 3
San Francisco

Javier, presbítero.
Is 26, 1-6   Confiad siempre en el Señor; el Señor es la roca perpetua.
Sal 117, 1.8-9.19-21.25-27   Bendito el que viene en nombre del Señor.
Mt 7, 21.24-27   No todo el que me dice: “¡Señor, Señor!…, sino el que cumple la voluntad de mi Padre.
Revisa la sinceridad de tu vida cristiana
Viernes 4
Beato Francisco Gálvez, mártir

Is 29,17-24. Aquel día verán los ojos de los ciegos.
Sal 26. El Señor es mi luz y mi salvación.
Mt 9,27-31. Curación de dos ciegos que creen en Jesús.
Pídele al Señor que te conceda “ver”
Sábado 9
Is 30, 19-21.23-26   El Señor vendará la herida de su pueblo.
Sal 146, 1-6   Dichosos los que esperan en el Señor.
Mt 9, 35-10,1.6-8   Se compadecía de las gentes extenuadas y abandonadas como ovejas que no tienen pastor.
Qué has hecho esta semana por el Reino de Dios
Domingo 10
2º de Adviento

Bar 5, 1-9   Dios mostrará su esplendor sobre ti.
Sal 125, 1-6    El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Flp 1, 4-6.8-11   Manteneos limpios e irreprochables para el día de Cristo.
Lc 3, 1-6   Todos verán la salvación de Dios.
Haz oración por tu familia y por la parroquia

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