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29 mayo 2009

Domingo 31 de mayo

domingo de PENTECOSTÉS
31 de mayo de 2009 (ciclo B, año impar)



Primera lectura
Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (2, 1-11)

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.

Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban:

«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa?

Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o veprosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 103, lab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34 (R/.: cf. 30)

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R/.

Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.

Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R/.

Segunda lectura
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12, 3b-7. 12-13)

Hermanos:

Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo.

Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.

Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Palabra de Dios.

Secuencia de Pentecostés

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
gula al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Aleluya

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos la llama de tu amor.

EVANGELIO
Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo

+ Lectura del santo evangelio según san Juan (20, 19-23)

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: — «Paz a vosotros.»

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: — «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: — «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»

Palabra del Señor.



COMENTARIO

Recibid el Espíritu Santo.

Celebramos hoy el día de Pentecostés. Celebramos que, cincuenta días después de la Pascua, la Iglesia recibe el don del Espíritu Santo. El Espíritu Santo se nos da para nuestra santificación: para que vivamos identificados totalmente con Cristo, y, para que, así podamos dar fruto abundante.

El Espíritu Santo nos da sus dones para sostener y animar nuestra vida cristiana, nuestro camino de santidad. Estos dones son actitudes interiores permanentes que nos hacen dóciles para seguir los impulsos del Espíritu. Estos siete dones son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Son dones que no podemos conseguir con nuestro esfuerzo, sino que los recibimos gratuitamente, y que hemos de pedir.

Si aceptamos en nuestro co-razón estos siete dones, y vivimos animados por el impulso del Espíritu siguiendo a Jesucristo como único Maestro y único Señor, los dones del Espíritu producen en nuestra vida doce frutos, que son la obra del Espíritu en nuestra vida. Estos doce frutos, según la Tradición de la Iglesia, son: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad (firmeza, perseverancia), bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad (Gálatas 5, 22-23).

Por ello, la Palabra de Dios que proclamamos hoy nos invita a vivir según el Espíritu y no según la carne, es decir: nos invita a aceptar en nuestro corazón esos dones del Espíritu y a vivir la vida nueva de los hijos de Dios, la vida nueva de aquellos que quieren vivir a la luz de Cristo y de la Iglesia, la vida nueva de aquellos que aceptan el Evangelio y los mandamientos como los valores que hay que vivir.

La Palabra de Dios nos invita a rechazar el estilo de vida del mundo, el estilo de vida de aquellos que quieren vivir como si Dios no existiera, de aquellos que rechazan la luz de Cristo y de la Iglesia, de aquellos que quieren vivir según sus instintos y apetencias, convirtiéndose ellos mismos en el “dios” de su vida.

Los frutos de los que viven la vida según la carne están a la vista: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, ambición, divisiones, disensiones, rivalidades, borracheras, comilonas y cosas semejantes (cd. Gal 5, 19s)

¿Qué camino quieres elegir para tu vida? ¿El de la carne o el del Espíritu? El camino de la carne lleva a la amargura y a la muerte. El camino del Espíritu lleva a la felicidad y a la vida eterna.

Es también el momento para preguntarnos qué estamos haciendo con los carismas, con los dones que hemos recibido del Espíritu Santo, y que los hemos recibido para ponerlos al servicio de los demás en la Iglesia. Esos carismas no los podemos guardar para nosotros: no son nuestros. Los hemos recibido para que fructifiquen en favor de los demás.

¡Anímate! Dios te ama y quiere tu felicidad y te da la vida eterna. Ábrele el corazón para que el Espíritu Santo vaya completando en tu vida esa obra del amor de Dios.

Compromiso semanal

Revisa tu vida, mira si se dan en ella los frutos del Espíritu, y pídele al Espíritu Santo que transforme completamente tu corazón para que dé fruto.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Hechos 2, 1-11. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar.

La comunidad nacida en Pentecostés se sabe espiritual y misionera; es decir, comunidad impulsada por la fuerza del Espíritu para llevar la salvación de Jesús al corazón de todos los hombres. Se anuncia el Evangelio, por la fuerza del Espíritu, a todos los pueblos, a toda la familia humana, representada en Jerusalén por las doce naciones nombradas. La Iglesia nace universal.

Salmo 103. 1. 24. 29-30. 31. 34. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Este salmo es una meditación sobre las maravillas de la creación y la grandeza del Creador; pero estas maravillas dejarían de existir si el aliento del amor de Dios –su Espíritu– no las “recreara” continuamente; por ello, suplicamos que el Espíritu del Señor renueve constantemente la faz de la tierra.

2ª lectura: 1ª Corintios 12, 3-7. 12-13. Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo.

La Iglesia está gobernada por el Espíritu Santo. Toda profesión de fe en Jesús, reconociéndolo como Señor, es obra del Espíritu. Su presencia en la Iglesia se manifiesta por los carismas o gracias especiales que él otorga a algunos cristianos para el servicio de la comunidad. Porque proceden del Espíritu, a pesar de su diversidad, contribuyen a la unidad de toda la Iglesia.

Evangelio: Juan 20, 19-23. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo.

Jesús se aparece a los discípulos. Era domingo. Con el hecho de mostrar las manos y el costado se quiere subrayar que era el mismo Jesús: el que murió en la cruz está vivo para siempre en medio de ellos. Jesús les da la paz y los envía. Los discípulos entran así en la misión del Hijo enviado por el Padre. Continúan la misma obra, Y para ello cuentan con el Espíritu, ya anunciado. El soplo de Jesús sobre ellos evoca el primer soplo de Dios sobre Adán. Aquí también se trata de una creación que hace nacer a la nueva Vida, ya posible al hombre después de la resurrección. Jesús da a la Iglesia el poder de perdonar los pecados. La Iglesia lo ejerce por los Apóstoles y sus sucesores en el ministerio sacerdotal. La conversión y el perdón de los pecados aparecen siempre en la primera predicación apostólica.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 1
San JUSTINO, mártir
Tb 1,3;2,1b-8. Tobit procedía con sinceridad.
Sal 111. Dichoso quien teme al Señor.
Mc 12, 1-12 Agarraron al hijo querido, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
Reza por los cristianos perseguidos
Martes 2
San MARCELINO y San PEDRO, mártires
Tb 2,9-14. Estuve sin vista.
Sal 111. El corazón del justo está firme en el Señor.
Mc 12, 13-17 Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dos, a Dios.
Haz una obra de misericordia
Miércoles 3
San CARLOS LUANGA y compañeros mártires
Tb 3,1-11a.16-17a. El Dios de la gloria escuchó la oración de los dos.
Sal 24. A ti Señor, levanto mi alma.
Mc 12, 18-27 No es Dios de muertos sino de vivos.
Reza por los que no creen en la resurrección
Jueves 4
JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE
Is 52, 13-53, 12 Cargó con todos nuestros males.
Sal 39, 6-11 ¡Cuántas maravillas has hecho, Señor!
Hb 10, 22-23 Fiel es el autor de la Promesa.
Lc 22, 14-20. Haced esto en memoria mía.
Reza por los sacerdotes y por las vocaciones
Viernes 5
San BONIFACIO, obispo y mártir
Tb 11,5-17. Si antes Dios me castigó, ahora veo a mi hijo.
Sal 145. Alaba, alma mía, al Señor.
Mc 12, 35-37 ¿Cómo dicen que el Mesías es Hijo de David?
Vive con espíritu de servicio
Sábado 6
San NORBERTO
Tb 12,1.5-15.20. Bendecid al Señor; yo subo ahora a Dios.
Sal: Tb 13,2-8. Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Mc 12, 38-44 Esa pobre viuda ha echado más que nadie.
Revisa tu vida: mira si estás compartiendo
Domingo 7
La SANTÍSIMA TRINIDAD
Dt 4, 32-34.39-40 El Señor es el único Dios. No hay otro.
Sal 23, 4-6.9.18-22 Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor.
Rom 8, 14-17 Por el Espíritu de hijos que se nos ha dado, podemos decir: ¡Abba!
Mt 28, 16-20 Bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y...
Reza por tu familia y por la parroquia


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